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paña en el siglo XIX, que no traiga su origen de aquella época. Aquella corte enervada, corrompida, hipócrita y dilapidadora, fue una calamidad para la Iglesia de España. Los jóvenes educados en las doctrinas de la revolucion francesa culparon á la Iglesia de aquellos vicios de que ella no tenia culpa. Cuando los vicios llegan al extremo en un país, la indignacion de Dios está sobre él: Napoleon fue el azote de Dios para las dinastías caducas de Europa, como lo fue Átila para la degenerada Roma. ¡Oh! ¡si los Reyes hubieran aprendido y olvidado!... Pero llegamos á una época, respecto de la cual nos hemos propuesto narrar, sin apreciar mas que aquellas cosas que han pasado ya á la historia.

PRIMERA ÉPOCA.

ESTADO DE LA IGLESIA DE ESPAÑA BAJO LA DOMINACION DE LA CASA DE AUSTRIA.

SECCION PRIMERA.

DESDE LA MUERTE DE ISABEL LA CATÓLICA HASTA LA DE FELIPE II. COMPRENDE UN SIGLO DE MUCHO ESPLENDOR PARA LA IGLESIA Y EL ESTADO.

CAPÍTULO I.

REGENCIA Del cardenal CISNEROS: SU BENÉFICA INFLUENCIA EN LA IGLESIA DE ESPAÑA.

$ CCLXXIX.

Importancia de Cisneros en la historia eclesiástica y civil de España. FUENTES. - Álvar Gomez: De rebus gestis à Francisco Ximenio Cisneros (Compluti, 1569).—Quintanilla (Fr. Pedro de): Archetypo de virtudes y espejo de Prelados: Palermo, 1653. - Documentos inéditos, correspondencia de varios personajes ilustres con el cardenal Cisneros, papeles relativos á la reforma de Regulares en España y otros relativos á la causa de la beatificacion del santo Cardenal, clasificados y colocados en la Biblioteca de la facultad de Jurisprudencia de Madrid por el autor de esta obra.

Hemos concluido el período anterior con uno de los nombres mas gratos á los oidos de los españoles, y vamos á principiar este con otro no menos halagüeño; el del célebre cardenal Cisneros. Su biografía es harto conocida por España y aun en el extranjero para que necesitásemos descender á ella, aun dado caso que fuera nuestro objeto amontonar biografías.

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El célebre Flechier, obispo de Nimes, escribió una curiosa biografía del cardenal Cisneros, que fue traducida en el siglo pasado por Franco de Villalba

Noticiosa la Reina doña Isabel la Católica de las virtudes de un fraile del convento de la Salceda, llamado Fr. Francisco Jimenez, solicitó que se le mandase venir á su lado para director espiritual suyo, Aquella piadosa Reina no tenia el confesor por objeto de lujo. Habiendo vacado la dignidad arzobispal de Toledo por muerte del cardenal Mendoza (1495), la Reina, sobreponiéndose á los empeños de su marido y á la ambicion de varios magnates prefirió cumplir con su deber dotando á la iglesia primada de un digno Prelado. El Rey Católico anhelaba aquella dignidad para su hijo D. Alfonso, el arzobispo de Zaragoza; pero la Reina, mas piadosa y cristiana, ni queria que los obispados fuesen patrimonio de la grandeza, que tantos perjuicios habia traido en el siglo XV, ni menos que en la primera iglesia de España se pusiera un bastardo del Rey, y por tanto objeto de escándalo para todos. Conociendo la Reina el carácter rígido de su Confesor, no contó con él para la presentacion, ni tuvo este noticia de ello hasta que la Reina le puso con gran regocijo las bulas en la mano. Enterado de su contenido, las tiró encima de la mesa, diciendo con dureza: Tal disparate solamente se le ocurre à una mujer; y saliendo á toda priesa de la corte, marchó á su convento, decidido á no volver a pisarla. A duras penas se pudo recabar de él que aceptara el arzobispado: á muchos pesó despues la aceptacion.

En su juventud se habia dedicado al estudio del Derecho canónico, y aun se dice que en Sigüenza tuviera un cargo con jurisdiccion. Dejándose llevar de las ideas de su tiempo, fué à Roma para obtener un mandato de providendo. Presentóse con él al arzobispo Carrillo, el cual le hizo encerrar en el castillo de Uzeda. Los Obispos de España llevaban muy á mal el escandaloso tráfico que hacian los curiales en Roma, durante el siglo XV, con los mandatos y demás provisiones de igual género, llenando las iglesias de España de gente holgazana, ignorante é inmoral, que en vez de estudiar, preferian ir allá á negociar un beneficio. De esta manera á los Obispos nada les quedaba que dar, abatíanse los buenos é instruidos, y la simonía tiranizaba las iglesias. Por eso no es de extrañar que el arzobispo Carrillo se mostrara tan duro con el Clérigo de Torrelaguna, á quien tuvo preso dos años. Otros muchos Prelados procedieron lo mismo 1;

1 Véase la carta de D. Fernando de Aragon al cardenal Cisneros en el apéndice n. 1.

y no fue Cisneros quien menos desapiadado se mostró despues con los que le presentaron letras expectativas y mandatos, con algunos de los cuales hizo lo mismo que con él habia practicado su antecesor Carrillo.

El encierro produjo en él la hipocondría y aversion al mundo, esta segunda le condujo al claustro, y el claustro convirtió en teólogo y místico al antiguo canonista. A pesar de eso conservó siempre aquel deseo de pureza en la disciplina, odio á los abusos, y actividad en el ejercicio de la jurisdiccion, que solia caracterizar á los que se hallaban versados en el estudio y manejo de los cánones. Por eso tan pronto como tomó posesion de su obispado trató de empezar la reforma por su Cabildo, que harto la necesitaba. ¡Cómo corregir al Clero, sin reformar el Cabildo, y cómo corregir á los seglares, sin reformar el Clero! Se opuso el Cabildo, escudado en privilegios y exenciones, de los que habian tenido cuidado de pertrecharse los Cabildos en los malos tiempos, para continuar en los abusos. Largos pleitos y no pocos disgustos hubo de soportar; su teson venció en unos, su prudencia hubo de transigir en otros, que no siempre se puede hacer todo el bien que se debe.

¡Quién podrá enumerar los beneficios que la Iglesia de España, y en especial la de Toledo, deben al gran Jimenez de Cisneros! La fundacion del colegio mayor de San Ildefonso, universidad de Alcalá, la de otra multitud de colegios para estudiantes pobres, la reforma parcial de los Regulares en España, el envío de los primeros misioneros al Nuevo Mundo, la ereccion de una multitud de edificios religiosos en Toledo y Alcalá, la restauracion del culto mozárabe y construccion de capilla para aquella liturgia en la catedral de Toledo, la fundacion de las cofradías de la Inmaculada Concepcion en Toledo y en toda España, declarándose patriarca de ellas, beneficios son todos que se deben á tan gran varon.

No son menores los que le debe la nacion antes y despues de su regencia. La conquista de Oran, empresa digna de un príncipe, la

• Confirmóla el papa Adriano VI, autorizando las erigidas, ó que se erigiesen en lo sucesivo, y dotándolas de muchos privilegios, é indulgencias. Véase tan curiosa bula en el archivo Complutense, que trae el P. Quintanilla á continuacion de su Archetypo de virtudes, pág. 67.

2 Cisneros se proponia no solamente conquistar el litoral del Mediterráneo,

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