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primera idea de un ejército permanente y la creacion de compañías fijas con que supo enfrenar á la aristocracia, el armamento de las milicias de Castilla y la agregacion del reino de Navarra à la corona de España, son todos hechos de primera magnitud en nuestra historia política, debida á un pobre fraile franciscano, que sobre el humilde sayal vistió la púrpura, con el cordon franciscano ciñó la coraza de guerrero, y á la cruz primacial de Toledo juntó el baston de gobernador del Reino ".

Los flamencos que porteaban al rey Carlos por Castilla, temerosos de que los consejos del Cardenal descubrieran sus codiciosas maquinaciones, lograron desembarazarse de aquel grande hombre, haciendo que los desaires le sirvieran de tósigo. Sus últimas palabras parecieron vaticinar las revueltas de las Comunidades, y al comentarlas su amigo y protegido el célebre teólogo y matemático PedroCiruelo en el sermon de honras ante la universidad de Alcalá, auguró tambien la próxima tormenta que amenazaba á Castilla, y que Cisneros habia logrado contener, pero no conjurar 3.

sino que meditaba una reconquista de Jerusalen, pensamiento atrevido, que solo el idearlo impone. Los documentos que iba reuniendo y que obran en la Biblioteca de la facultad de Jurisprudencia de Madrid, acreditan esta verdad; como tambien las maldades y escandalosa dilapidacion de Pedro Navarro, el cual, por mas que quisieran vindicarle sus encomiadores, fue siempre un bribon de mal género. Él tuvo la culpa de que las conquistas en África no pasasen

adelante.

1 Para la persecucion de foragidos y represion de la aristocracia ideó Cisneros armar á los vecinos honrados de Castilla la Vieja. Las armas se tenian depositadas en las casas consistoriales, y los vecinos se adiestraban en su manejo los domingos por la tarde. Negáronse los de Valladolid á prestar este servicio, y fueron los primeros que lo lloraron despues.

Su epitafio reasume muy bien los hechos y dignidades de Cisneros en estos sencillos versos:

Condideram musis Franciscus grande lyceum

Condor in exiguo nunc ego sarcofago

Praetextam junxi sacco, galeamque galero

Frater, dux, praesul, cardincusque pater

Quin virtute mea junctum est diadema cucullo
Cum mihi regnanti paruit Hesperia.

El tema del sermon de Pedro Ciruelo es ya una invectiva terrible contra los flamencos: Increpa feras arundinis, congregatio taurorum in vaccis populorum, ut excludant eos, qui probati sunt argento. (Álvar Gomez, fól. 216 vuelto).

S CCLXXX.

Décimas exigidas por el concilio V de Letran. - Oposicion del Clero español.

FUENTES. — Álvar Gomez: De rebus gestis (fól. 193). — Gil Gonzalez Dávila: Teatro de las iglesias de Castilla, tomo II, pág. 271.

El papa Julio II al celebrar el concilio V de Letran habia acordado imponer al Clero una contribucion para la defensa del litoral de Italia, amenazado por los turcos: consistia aquella en un diezmo que debian pagar todos los eclesiásticos, entregando la décima parte del haber líquido de sus beneficios. Esta medida fue muy mal recibida dentro y fuera dei Concilio. No eran nuevas estas exacciones en España. Algunos Prelados extranjeros las habian querido imponer ya á sus clérigos con el título de redécimas, y la iglesia de Tarazona habia tenido que pagarlas con harto disgusto á un obispo cardenal, que las exigió en su diócesis para sostener el decoro de su dignidad, á pesar de la prohibicion del Derecho, que lleva à mal que los Clérigos tiren diezmos de los otros clérigos.

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Escarmentados con esto los de Aragon al ver aquel mandato, se reunieron en concilio provincial con el arzobispo virey de Zaragoza, que lo era D. Alfonso de Aragon, hijo del Rey Católico, y convinieron en no pagar tales décimas. El Arzobispo se dirigió á Cisneros para ponerse de acuerdo con él, y suplicar al Papa no llevase adelante aquella medida. El Arzobispo de Toledo habia procurado por su parte que en Castilla no se pagase, y aconsejó al Arzobispo de Zaragoza que disolviera la Junta y esperase el resultado con tranquilidad, confiando en las gestiones que tenia entabladas con el Pontífice. Para ello escribió al agente que tenia en Roma, que ofreciese al Papa no solamente las décimas, sino las rentas todas, y si necesario fuese hasta la plata de las iglesias para un caso de apuro; pero que esto seria si la guerra fuese inminente y se hiciera con formali

No se hallan en las Colecciones las actas de este Concilio provincial, pero Álvar Gomez dice expresamente: «Aragonii sacerdotes, quibus et Caesarau« gustanus Antistes Aragoniae prorex, et libertas qua jure illius regni omnes « fruuntur, animos faciebat Provincialibus synodis convocatis, de non pendenda Pontifici max. decima egerunt. »

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TOMO II.

dad, pues de otra manera no consentiria que se hiciese tributario al Clero español, que siempre habia sido libre los cardenales Puzi y Médicis, que eran los mas allegados al Papa, manifestaron que este no cobraria las décimas, sino en caso de extrema necesidad, y que habia sido una imprudencia del nuncio Juan Rufo, obispo de Cusanza, alarmar á las iglesias de España con aquella noticia. A pesar de eso Cisneros hizo reunir en Madrid á los comisionados de las iglesias de Castilla, y se convino allí en no pagar las décimas. No fue esta la única décima que se impuso al Clero durante aquel siglo. Paulo IV impuso dos décimas á toda la cristiandad (1556) para el reparo de los muros de Roma, y Gregorio XIII impuso otra (1579): pero ninguna de las dos se consintió en España, ni la pagó el Clero, Bien es verdad que lo mismo sucedió en Francia y Alemania.

Finalmente, un siglo despues (1621) se renovó una cuestion análoga, pues viendo el papa Paulo V los grandes apuros del Emperador de Austria, agobiado de los turcos, mandó á los Obispos de España por conducto del Nuncio, que hiciesen cuantiosos donativos para socorrer al Emperador, enviando el dinero por conducto del mismo Nuncio. Dudando los Obispos si deberian obedecer en esta materia, consultaron al Rey, el cual mandó respondiesen al Nuncio, que S. M. como patron de las iglesias de España socorria al Emperador con grandes sumas; añadiendo que si algun prelado se hallaba en disposicion de dar para dicho objeto, lo hiciese por conducto del Tesorero general de S. M. y no de otro alguno3.

Entre los cardenales que tomaron parte contra Julio II en el con

1 Aun para entonces noj se habia admitido en España la doctrina moderna de que el Papa es dueño de los beneficios y de los bienes de las iglesias particulares.

2 Mayans (en sus Observaciones al Concordato de 1753), cita al maestro Álvar Gomez, como testimonio de que no se admitió el concilio de Letran; pero de la relacion anterior, tomada de aquel, se echa de ver que la oposicion fue, no al Concilio, sino á esta medida parcial. El Rey Católico despidió vergonzosamente á los enviados del conciliábulo de Pisa, y tuvo embajador en el concilio de Letran; por consiguiente no es cierto que este Concilio dejara de admitirse en España.

3 El ministro Calomarde tuvo una cuestion de este género con el Nuncio Mons. Tiberi, que circuló una bula pidiendo dinero para la reparacion de la basílica Lateranense.

ciliabulo de Pisa fue uno de los principales el cardenal D. Bernardino de Carvajal, obispo de Sigüenza y embajador de España, principal motor de aquel cisma. El Papa le depuso como á los demás con acuerdo del concilio de Letran ; mas como los motivos que tenian para negar la obediencia á Julio II eran personales, y fundados en el carácter duro del Papa, no quiso ceder mientras este vivió. Llevado al solio pontificio, Leon X, se presentó al nuevo Pontifice, y en la sesion 7. del Concilio consta la abjuracion de Carvajal y del Cardenal de San Severino. Pocos dias despues de la abjuracion, el Papa los admitió al consistorio secreto, vestidos con traje morado, y despues de haber abjurado nuevamente los reconcilió, vistiéndoles en seguida la púrpura 2.

S CCLXXXI.

Poliglota Complutense. — Influencia de la Iglesia de España en el fomento de la tipografía.

El arte tipográfico acababa de nacer en Alemania, y la Iglesia se apresuró á fomentar tan útil invencion, atravéndola á sus intereses. Varios alemanes ambulantes iban por España recorriendo las ciudades literarias, imprimiendo en ellas las obras que se les presentaban. Apresuráronse los Prelados y eclesiásticos mas notables á valerse de aquel descubrimiento para la publicacion de sus obras, ó la reproduccion de otras antiguas de utilidad para la Iglesia, y en especial para la renovacion de los libros del oficio divino, muy deteriorados por

1 Otro de los cinco cardenales cismáticos fue D. Francisco de Borja, del título de Santa Cecilia, que falleció en Pisa á 4 de noviembre de 1111. Véase sobre este cisma y lo que trabajó el Rey Católico para cortarlo, á Fr. José Alv. de la Fuente, tomo VI de la Sucesion pontificia, pág. 240 y sig.

2 Gil Gonzalez Dávila, tomo I del Teatro eclesiástico de Castilla, pág. 180. Las primeras obras que se imprimieron en Alemania fueron las de Lactancio Firmiano y de Civitate Dei de san Agustin. La primera obra impresa en España se cree que fuera la titulada: Obres, o troves en llaor de la Virge Maria, impresa en Valencia en 1474, y de la cual habia un ejemplar en la biblioteca de Dominicos de Valencia, segun el P. Villanueva (tomo II, pág. 114 de su Viaje literario). Mas esta opinion no es corriente, y los barceloneses pretenden que allí se imprimiera la primera obra que se dió á luz en España por aquel nuevo método.

el uso continuo y preciso, y por la dificultad en renovarlos. Las iglesias de Barcelona, Valencia, Vich, Zaragoza, Toledo y Salamanca se apresuraron á utilizar tan precioso invento, y en cási todas las obras incunables, ó de aquel tiempo, se echa de ver la mano de varios eclesiásticos, ó como escritores, ó costeando las ediciones.

Pero quien mas se hubo de señalar bajo este concepto fue el imponderable Cisneros. A sus expensas trajo á Toledo un impresor aleman llamado Arnaldo Guillermo Brocar, para la edicion de los Breviarios mozárabes. Imprimió además otras muchas obras de utilidad pública y religiosa. Hé aquí la série de ellas cual la describe uno de sus mas minuciosos biógrafos : «Hizo nuestro venerable Cardenal imprimir á su costa, y divulgar, parte en latin, y parte traslada«dos en lengua castellana, algunos libros de piedad, y de devocion; « con los cuales el Siervo de Dios se solia deleitar, y aprovechar, para « alentar el espíritu en la oracion y para seguir sus santos consejos. «Que son las obras que dió á la estampa á sus expensas, las Epis« tolas de santa Catalina de Sena, religiosa dominica. En lengua cas<< tellana las obras siguientes: Las Epístolas de santa Angela de Fulagino, y santa Metilde; Grados de san Juan Climaco; Instrucciones de «san Vicente Ferrer; Vida de santo Thomás arzobispo Cantuariense; «Meditaciones de la vida de Christo nuestro Redentor de Landulpho Car«luxano; el Obispo de Ávila, Tostado, sobre Eusebio; y las Instruc«ciones de santa Clara, y las Constituciones synodales de su arzobis«pado, todas en diversos cuerpos y obras. Y las repartió por todos «<los conventos de monjas, para que se leyesen en el coro, y en el «refetorio, y atendiesen á su obligacion, y para desterrar la ociosi«dad, y ocupar con santo celo á los fieles con la leccion de libros es«pirituales, y de que no habia memoria en España, ni estaban en <«<lengua que todos pudiesen gozarlos.»>

« Considerando el siervo de Dios Fr. Francisco Ximenez de Cisaneros, y viendo que en las iglesias de su diócesi, y otras fuera de ella, «no habia mas del Breviario y Misal, sin tener otros libros que lla«man oficios, con punto por donde en las iglesias catedrales se ce«lebraban los divinos oficios á canto llano; mandó hacer, y se la<«braron á su costa tres géneros de libros, de seis palmos de alto y «dos tercias de ancho, todos de costosos pergaminos, y adornados Quintanilla, lib. III, cap. x.

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