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NOTICIA BIOGRAFICA

DEL

EXCHO. SR. D. JAVIER DE BURGOS. (1)

Nació don Javier de Burgos en la ciudad de Motril, el 22 de oc—

tubre de 1778. Sus padres, nobles y acomodados, le destinaron á la iglesia, y le hicieron entrar, á la edad de 11 años, en el colegio, célebre entonces, de San Cecilio de Granada, donde cursó, con notable aprovechamiento las ciencias eclesiásticas, y comenzó á distinguirse por los conocimientos en que tanto sobresalió despues, mostrando desde luego una decidida aficion por la elocuencia y la poesía. Concluidos sus estudios, sus padres le enviaron á que los completase con el conocimiento del mundo y el trato de los hombres de letras; y, contando solo 19 años de edad, pasó á la corte en 1798.

Era á la sazon el esclarecido poeta don Juan Melendez Val

(1) Muchas de las noticias que aqui damos, están sacadas de la escelente biografia publicada por el Sr. D. N. P. Diaz en 1842.

TOMO I.

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dés, fiscal de la sala de alcaldes de casa y córte, y deseando Burgos conocerle, y no permitiéndole su impaciencia buscar quien le acompañase, se presentó en casa del ilustre magistrado, que se hallaba á la mesa. Manifestáronlo asi los criados al jóven que se obstinaba en entrar, y oyendo Melendez el ruido, y preguntando «¿Qué es eso?-Nada ya, le contestó Burgos adelantandose. Por ahora he conseguido el objeto que me habia propuesto, que era el de conocer á vd.-¿Vd. es poeta?-Quiero serlo.—En-tonces siéntese vd.» De este modo empezaron relaciones que tan íntimas se hicieron despues, y que duraron hasta la muerte del magistrado poeta. Este, interesado en dar carrera á Burgos, habló de él á su amigo Jovellanos, y le hizo al mismo tiempo estudiar la jurisprudencia con un célebre abogado. Cayó á poco el ilustre ministro asturiano, Melendez fué envuelto en su caida, Burgos no pensó mas en cambiar sus matrículas, y escitado por su padre á volverse á su pais para disfrutar de su patrimonio, lo verificó asi dos años despues. Alli ejerció su cargo de regidor perpétuo, y fué nombrado á 21 años secretario de la sociedad económica. Estos destinos no le distrajeron del cultivo de las letras, é inspirado por un hombre ilustre, se dedicó ademas al estudio de las ciencias, nuevas entonces, de la economía política y de la administracion. Los resultados que hemos visto despues, acreditan el ardor y el aprovechamiento con que emprendió esta nueva y gloriosa carrera.

En ella comenzaba á distinguirse cuando sobrevino la invasion francesa. Ocupadas las Andalucías, creyó Burgos que todos los hombres de valer á quienes no era dado abandonar con su domicilio el manejo de sus bienes, podian aceptar sin mengua, y aun con gloria, la patriótica mision de mediadores entre los invasores y los invadidos; y en consecuencia admitió el encargo, con que se le brindó, de subprefecto de Almería, y sucesivamente los de presidente de la junta general de subsistencias de la provincia de Granada y corregidor de su capital. Hizo en el desempeño de estos

destinos bienes inmensos, que resultaron completamente justificados despues, en su espediente de purificacion.

En 1812, hubo de dejar su pais, á pesar de las seguridades é instancias de cuantos habian esperimentado los beneficios de su administracion. Marchando, dejó depositado su tesoro de manuscritos y su biblioteca, y un ex-fraile, á quien habia colmado de beneficios, denunció villanamente la existencia del depósito, que fué invadido, sirviendo los papeles y demas efectos de botin á empleados infieles. Alli perdieron las letras, entre multitud de composiciones dramáticas, líricas y didácticas, un poema épico de la conquista de Granada, y las traducciones del poema de Lucrecio de Rerum natura, y de las Geórgicas de Virgilio.

Compensada fué en parte tan sensible pérdida, gracias á la infatigable laboriosidad de Burgos; pues á su emigracion debemos el comienzo y conclusion de la árdua 'empresa de traducir en versos castellanos todas las obras de Horacio; empresa que constituye el mas bello floron de su corona literaria.

En 1817, fijó Burgos su residencia en Madrid; y, deseoso de dar á luz este importante trabajo, dedicóselo por consejo de algunos amigos suyos, al rey, que aceptó gustoso, no sin que el ministro don Juan Lozano de Torres, cuya administracion ha calificado muy bien un contemporáneo escritor, hoy diputado, de caprichosa é irracional, detuviera la obra en su gabinete cerca de dos años.

Mientras esto sucedia, entreteníase Burgos en publicar la Continuacion del Almacen de frutos literarios, donde dió á luz, entre buen número de apreciables obras inéditas, los Aforismos del secretario de Felipe II, Antonio Perez; publicacion que le acarreó un principio de persecucion por parte del Santo Oficio.

En 1819, empezó Burgos á publicar con el título de Miscelánea de comercio, artes y literatura, un periódico de que él

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