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reina, señalada para el 24, espidiéndose á la vez por todos los ministerios, decretos benéficos; y, discutidos el 22, salieron reunidos en la Gaceta del 24. Entre ellos figuraba el espedido por el ministerio de Estado, ampliando la amnistía anterior, y estendiéndola á los Argüelles, Bausá, Lagasca, Valdés y otros diputados de las antiguas Córtes, con restitucion de sus bienes, derechos y honores. En los mismos dias, se decidió el desarme de todos los voluntarios realistas del reino, y en el 27 quedaron, despues de vencida una vigorosa resistencia, desarmados los de Madrid, y en seguida los de las provincias. En los mismos dias, en fin, se decretó una quinta de 25,000 hombres para cubrir las bajas del ejército, y quedó en el pleno ejercicio de sus atribuciones el consejo de gobierno, no sin que, para facilitar su accion, hubiese sido necesario superar obstáculos gravísimos.

Asi, ademas de la parte que tomó el nuevo ministro en la discusion y ejecucion de todas estas importantes medidas, publicó él en los primeros seis dias de su administracion doce decretos, tres de los cuales proporcionaron desde luego grandes beneficios á los pueblos, y los otros nueve prepararon y llevaron á efecto la reforma de leyes perjudiciales, mostrando por las sanas doctrinas proclamadas en ellos, y de que los pueblos se apresuraron desde luego á hacer la aplicacion, que era llegado el momento de estirpar los abusos que impidieran hasta entonces el desarrollo de la prosperidad general. En los mismos dias y en los siguientes, se distribuyeron cuantiosos socorros pecuniarios á los pueblos de varias provincias, que sufrian el terrible azote del cólera, se enviaron médicos hábiles á aquellas en que el mal hacia temer mayores estragos, se disminuyó el exorbitante rigor de viejas y empíricas precauciones sanitarias, se atenuaron en cuanto era permitido los efectos de aquella plaga, y nada quedó por hacer para dar á la máquina administrativa todo el impulso que cabia en los estrechos límites de tan corto neriodo. Pocas veces se habian visto en parte alguna ejemplos

de semejante actividad. Las Córtes mismas de Cádiz que, aisladas en un recinto estrecho, y revestidas de todos los poderes, jamás hallaron obstáculos para nada de lo que estimaban conveniente, no habian en sus mejores tiempos caminado tan aprisa.

Asi lo reconocieron desde luego los pueblos; y, á los pocos dias, la Gaceta del gobierno, llena siempre de disposiciones benéficas, era por donde quiera esperada con impaciencia y leida con entusiasmo. A centenares llegaron á poco esposiciones de todos los puntos de la monarquía, dando gracias á la reina gobernadora por los bienes, que ó derramaban desde entonces, ó dejaban columbrar como inmediatos, las medidas de su gobierno. Solo dejaron ellas de entusiasmar á los que, en el manifiesto del dia 4, habian creido ver una amenaza irremisible de despotismo perpétuo, y que, en su alucinacion, desconocian que las medidas que diariamente se iban dictando, echaban sin estrépito ni perturbacion los cimientos de un nuevo régimen. En opinion de este partido, á quien no permitia su impaciencia esperar del tiempo este beneficio, debia dispensarse desde luego y sin preparacion, como si se pudiesen cambiar, de otro modo que por trámites pausados ó lentos, los hábitos antiguos, ó como si á los suyos renunciasen mas fácilmente las naciones que los individuos. Apoyándose en ejemplos, que creian de fácil imitacion, citaban algunos la Francia y la Inglaterra, donde el régimen constitucional habia promovido una prosperidad inmensa; como si esta fuese efecto tan solo de la influencia de aquel régimen; como si á él se hubiese llegado en ninguna de las dos naciones, pronta é inmediatamente, ni de otro modo que caminando por entre rios de sangre y sobre montones de cadáveres; como si la forma de gobierno fuese un fin, y no un medio; como si, entre todas las formas de gobierno que se conocen, no fuese por de pronto la mejor para un pais empobrecido y atrasado, la que desde luego produjese mas bienes, y promoviese mas rápidamente las mejoras y los progresos sociales; y como si el respetar durante algun tiem

po los usos antiguos, y querer caminar por grados á la reforma de un sistema político fuese un indicio de apego á las viejas rutinas, y no una precaucion indispensable para desarraigarlas, y asegurar asi la duracion de un sistema nuevo.

A fin de dar unidad y convergencia á los esfuerzos que, para la realizacion de sus intènciones, se proponia hacer el partido. que se llamaba liberal, se afilió en reuniones que, poco numerosas al principio, se recataban circunspectas, pero que, robustecidas en breve por agregaciones diarias, y creyéndose por ello bastante poderosas para no necesitar el disimulo ú la connivencia de la policía, trataron de infundir miedo por el alarde de sus medios. Asi la oposicion salió de las casas á las calles, y, en la de la Montera y en la Puerta del Sol, se habló del gobierno con mas libertad que en Londres ó en París. Ufanos de sus progresos, los afiliados mostraron un desden constante por las medidas benéficas que se dictaban, como si hubiesen de ser de otra especie las que pudiese adoptar el gobierno mejor constituido; ó como si todo el bien que se hiciese entonces, no fuese otro tanto camino andado para cuando llegase la época de la regeneracion política. En fin, creyendo que el desden que afectaban no bastaria á desacreditar disposiciones que los pueblos recibian con entusiasmo, inventaron para calificar la índole del gobierno, la denominacion de despotismo ilustrado, sin notar que estas dos palabras espresaban ideas contradictorias.

Contra Burgos era por entonces menos violenta la oposicion, ya porque sobre él no pesaba la responsabilidad del manifiesto de 4 de octubre, origen de tantos enconos, ya porque algunos de sus enemigos recordaban la energía con que, en su célebre esposicion de 24 de enero de 1826, habia defendido los intereses de los proscriptos de los dos años anteriores, y combatido la reaccion durante ellos verificada, ya en fin porque los actos de su administracion favorecian de tal manera los intereses de las masas populares, que habria sido tan injusto como impolítico rechazar

los ó zaherirlos. Parecia en efecto liberal su tendencia aun á los liberales mismos, y momentos hubo en que pensaron ellos apoyarle eficazmente, con la condicion de que él los apoyase á su vez. Cónstanos que sobre esto mediaron, si no negociaciones directas, indicaciones oficiosas que, por demasiada fé en sus principios, ó por escesiva confianza en sus medios, desatendió el ministro, no sin hacerse por ello blanco de una animadversion, limitada hasta entonces á los principales de sus cólegas. Con algo mas de deferencia y de conocimiento de la situacion y de la fuerza de los partidos, Burgos habria sido el ídolo de los liberales, como lo fué en breve de cuantos, sin miras privadas, se inte→ resaban en la realizacion de mejoras de que á todos tocaba una parte.

Por su ministerio se adoptaron tantas en breve, que su aglomeracion daba apenas lugar para examinarlas. Al régimen vejatorio que, sancionado por las ordenanzas, habia contribuido á la degeneracion y amenguamiento de nuestras antiguas razas de caballos, se sustituyó un sistema de libertad mas conforme con los buenos principios, y mas favorable á la proteccion de aquella preciosa grangería; se anularon empíricas disposiciones, relativas á los tanteos de lanas, y los privilegios que, en perjuicio de la produccion, habian concedido a los compradores diferentes leyes recopiladas. Se anuló asimismo la incalificable disposicion que, con el fin de impedir la esportacion del ganado merino, obligaba á los dueños á la castracion de sus moruecos; se decretó y llevó á efecto la instalacion y apertura de muchas cátedras de aritmética, geometría, mecánica, física, química y delineacion; se erigieron en Madrid dos escuelas primarias gratuitas de adultos de ambos sexos, por el método de Vallejo, y se mandó generalizar el mismo método en las provincias; se fijaron reglas para las elecciones de ayuntamientos, encargando á los gefes de la administracion la dirección de este ramo, sujeto antes, bajo la inspeccion de los acuerdos de los tribunales superiores, á lentos,

TOMO I.

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complicados y dispendiosos trámites; se dispuso redactar una ley que evitase los perjuicios de los montes píos y hermandades de viñeros, que se habian abrogado un ruinoso monopolio; se suprimieron las exorbitantes precauciones sanitarias, á que estaban sujetas las procedencias de la isla de Cuba, y las de los puertos franceses del Mediterráneo; se derogaron los reglamentos municipales que imponian á los labradores restricciones absurdas para la recoleccion de sus cosechas y la fintroduccion de sus ganados en sus propias heredades; se sometieron á un nuevo exámen las rutinarias leyes de caza y pesca; se ordenó arreglar la policía de los espectáculos, revocar las leyes que infamaban la profesion de actor, determinar los derechos de los escritores dramáticos, establecer escuelas de declamacion, socorrer á los actores, perjudicados por haberse cerrado los teatros de resultas de la muerte del rey, y abrirlos de nuevo á los dos meses de aquel suceso, aunque, en ocasiones semejantes, estuvieron siempre cerrados durante un largo periodo; se dispuso la libre venta de la seda, sosa, barrilla, trapo, lino y cáñamo, á la cual leyes recopiladas imponian trabas insoportables en favor de los fabricantes de seda, papel, jabon y tegidos de lienzos; nuevas y completas ordenanzas de montes, tan benéficas y protectoras como permitia la situacion, reemplazaron á las viejas que, hasta entonces, habian contribuido eficazmente á destruirlos; se fijó la clase y categoría de los subdelegados de Fomento; se suprimió para todas las obras literarias y científicas la censura prévia; y, por primera vez bajo el régimen absoluto, se dieron á la prensa ensanches, que nadie se habria atrevido à sospechar en aquella época, y que, solo despues de muchos años de gobierno representativo, se trató mas tarde de ampliar.

Pero, ni estas disposiciones altamente liberales, ni muchas otras, de mas o menos importancia, que se dictaron al mismo tiempo ú en seguida, contentaban completamente á su autor, que no creia definitivamente asegurados los beneficios que de ellas

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