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Se debió al zelo de los pocos individuos que en este tiempo concurrian á la Academia el haber recogido de los copiantes que por disposicion de ella trabajaban en la biblioteca del Escorial, el exemplar arábigo de la historia general ó anales muslímicos de Omad-edin Abu Muhamad Ismail Abulfeda, príncipe de Hamat, compilacion la mas crítica y me tódica que tienen los arabes. Tambien recogió la Academia en estos dias el extracto del primer tomo del viage antiquario del ilustrísimo Señor Don Francisco Perez Bayer á los pueblos de Murcia y Andalucía, y de la última parte del segundo, que contiene antigüedades que reconoció en Extremadura y en Portugal: adquisicion mas feliz y apreciable por haberse tal vez salvado por este medio lo esencial de esta erudita obra del incendio que tres años despues abrasó las dos copiosas bibliotecas públicas de Valencia.

Nuestra coleccion numismática se acrecentó con cincuenta monedas de bronce de municipios y colonias de España, y sesenta y dos de plata consulares y de familias romanas, escogidas por el Señor antiquario de la coleccion que perteneció á los reales estudios de San Isidro, concedidas por S. M. á la real Biblioteca y al museo de nuestra Academia. Ni puede olvidarse que fué tambien de las últimas dignaciones del Rey padre el Señor Don Cárlos IV en este mismo año la ór den expedida á su real imprenta para que entregue á la Academia un exemplar de todas las pragmáticas y órdenes generales que se impriman en aquella oficina: concesion muy importante para las deducciones históricas que de ellas pueden resultar. Debió asimismo en estos dias el museo de la Academia á la generosidad de nuestro decano el Señor Don Casimiro Ortega ciento y setenta y una monedas romanas de varios módulos y metales , y algunas griegas, preciosas y de buena conservacion. Los Señores marques de Valera y Don Nicolas Mañes, regidores de Valencia, presentáron para nuestra biblioteca quatro exemplares de una erudita ilustracion de la lápida romana descubierta en aquella ciudad en 1807 en las obras de la calle del Almodin: y nuestro académi

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co el Señor Don Francisco Marina un exemplar de su docto Ensayo histórico-crítico sobre la antigua legislacion de España.

Varias veces fué forzoso que la Academia suspendiese sus juntas y en los espacios ó intervalos que permitian las agitaciones causadas por la varia suerte de las armas y el imperio de la fuerza, se reunia un corto número de individuos. En una de estas ocasiones el excelentísimo Señor Don Gaspar Melchor de Jovellanos presentó á la real Academia su disertacion sobre diversiones públicas. La direccion de trabajos hidrográficos regalo para nuestra biblioteca una carta del seno Mexicano, otra de las islas Baleares y Pytiusas, otra de Manila y otra de los puertos de Palapa y Sorso en la isla de Luzon. En todo el año de 1809 hasta la primavera de 1810 apénas se hubiera conservado la Academia sin la constancia y zelo de los Señores Ortega, Marina, Navarrete y Flores. La Academia se reunia como permitian las circunstancias: se activó la impresion de memorias para el V tomo; y se recogió de los copiantes del Escorial la segunda parte del suplemento á la historia arábiga de Alcodai, célebre biografo de varones insignes de España, y no continuáron aquellos útiles trabajos por falta de recursos y de comodidad.

El Señor Censor Don Josef de Várgas renovó la idea de recopilar nuestros antiguos cronicones, comunicando á la Academia que en poder de Don Cárlos de Laserna, bibliotecario del departamento del Dila, en Flándes, existia un antiguo manuscrito del cronicon de Idacio con notas marginales, que se creian del P. Escribá. El ilustrísimo Señor Don Félix Amat, arzobispo de Palmira, presentó á nuestra biblioteca un exemplar de su historia eclesiástica; y el mismo Señor Várgas un discurso sobre la importancia de la instruccion pública para la felicidad del estado.

En 26 de Abril de 1811 fué nombrado Director en la forma acostumbrada el Señor Don Vicente Gonzalez Arnao; pero á pesar de su zelo en promover los trabajos y empresas de la Academia, la poca comodidad del tiempo, y la extrema falta de recursos no favorecian sus buenos deseos. El Señor

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Don Juan Cean Bermudez presentó y leyó una obra manuscrita del Señor Don Eugenio Llaguno, secretario que fué de nuestra Academia, sobre la arquitectura y arquitectos de España, acompañada de un erudito discurso preliminar del Señor Cean Bermudez con observaciones muy curiosas sobre las varias épocas de la arquitectura entre nosotros; y habiendo merecido este discurso la aprobacion del Cuerpo, pasó su autor de la clase de correspondiente á la de supernumerario. El Señor Estelio Doria, secretario de la Academia de Corfú y miembro de otras Academias de Italia, dirigió á la nuestra una erudita ilustracion sobre una moneda de Augusto; y esta, informada del mérito y literatura del Señor Doria, le envió el título de académico correspondiente. El Señor Don Juan Antonio Llorente presentó para nuestra biblioteca sus memorias históricas sobre las provincias vascongadas, y otras obras suyas impresas. Tambien adquirió la Academia algunos apuntamientos históricos del P. Mro. Sobreira, y un exemplar de los fueros de Valencia.

El año 1812 no fué mas feliz ni favorable para las empresas de la Academia que los anteriores: en el corto número de sus concurrentes estaba el ilustrísimo Señor Don Félix Amat, arzobispo de Palmira, el mariscal de campo Don Antonio de Alcedo, y los Señores Don Juan Sempere y Guarinos y Don Josef Garriga. Propuso la Academia algunos asuntos que debian prepararse para quando celebrase junta pública; y eligió el elogio del famoso arquitecto Juan de Herrera, de que se encargó el Señor Cean Bermudez; y una disertacion ó memoria sobre el nacimiento y curso del rio Tajo y de los pue. blos mas distinguidos que exîstian en sus orillas en el tiempo de la dominacion romana, de la que se encargó el Señor Salcedo.

Con efecto, pocos dias despues leyó el Señor Cean Bermudez en la Academia la vida de Juan de Herrera llena de curiosas y apreciables noticias, y pareció digna del objeto para que se destinaba; por cuyo mérito fué admitido en la plaza de académico de número. La clase de historia y literatura antigua del instituto de Francia, por medio de Tom. V.

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su presidente el célebre orientalista Mr. Silvestre de Sacy, escribió á la Academia remitiendo el tomo VIII de la coleccion de noticias y extractos de los manuscritos de la biblioteca de Paris, continuacion de la obra principiada por la Academia de inscripciones y bellas letras como expresion de la buena correspondencia que siempre hubo entre ámbos cuerpos. El Señor Llorente leyó á la Academia una memoria sobre el proceso hecho al príncipe Don Carlos hijo de Felipe II; y el Señor Alcedo un escrito sobre la continuacion de la historia de Indias de Antonio de Herrera. El Señor Don Juan Lopez regaló á la biblioteca de la Academia su mapa de España y un plano de esta capital; y el Señor Sans de Barutell leyó una memoria sobre el orígen de las barras en el escudo de armas de Aragon.

La alternativa de los acontecimientos militares obligó á la Academia á suspender sus juntas en los últimos meses de 1812 y primeros de 1813. Era censor el Señor Don Casimiro Ortega, y el Señor Don Antonio de Síles servia la plaza de secretario. La ausencia de varios académicos y el fallecimiento de otros habian reducido al Cuerpo á una sombra de lo que era, y en este estado de languidez se acabó el año de 1813.

Las pérdidas que el Cuerpo habia experimentado en el sexênio desde fines de 1807, por muerte de muchos de sus individuos, unidas á las de los años anteriores, eran tan sensibles y tantas, que á no haberse mudado la situacion de las cosas, dando lugar á que se llenasen en parte los vacíos del catálogo académico, esta sola causa bastára para que menguase notablemente su esplendor y aún para que peligrase su exîstencia.

De la clase de número, falleció á 27 de Noviembre de 1811 en el puerto de Vega, principado de Asturias, el excelentísimo Señor Don Gaspar Melchor de Jovellanos, modelo de magistrados, de patriotas y de sabios. No es posible reducir á breve suma los títulos que tiene la memoria de este grande hombre á la gratitud de la nacion y de las

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letras asunto que la justicia exîge se trate de propósito, y que es de esperar tenga lugar algun dia entre las memorias de la Academia, de quien fué particular lustre y ornamento.

A 16 de Febrero de 1812 falleció en Madrid el Señor Don Joaquin Juan de Flores, dignísimo secretario de la Academia, dexando en esta el sensible recuerdo de sus virtudes personales, acreditadas en el exercicio de la magistratura, de la amenidad de su ingenio, de su erudicion varia y escogida, y de su expedicion en el despacho de los negocios del Cuerpo circunstancias todas que agraváron el dolor de su inmatura é inesperada muerte.

En el mes de Febrero del año siguiente de 1813 murió tambien en Madrid el excelentísimo Señor Don Antonio Porlier, marques de Baxamar, individuo nuestro y de las reales Academias de la Lengua y de San Fernando tan respetable por su ancianidad como por los elevados empleos que habia obtenido en el discurso de su larga carrera, y autor de una apreciable memoria histórica de las islas de Canaria.

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En Abril del mismo año falleció en esta corte el excelentísimo Señor Don Vicente María de Vera, duque de la Roca, grande de España de primera clase, ayo que fué de S. M. siendo príncipe de Astúrias, y director de la Academia. Obtuvo en recompensa de sus méritos los puestos supremos de la carrera militar y política; y en su agregacion y asistencia á varias academias y cuerpos doctos dio testimonios de su amor á las letras y bellas artes.

En el propio año de 1813 murió en Cádiz á 14 de Noviembre el Señor Don Antonio Capmany, secretario jubilado de la Academia, persona acreditada en la república de las letras por sus muchos escritos, señaladamente por la Filosofía de la eloqüencia, el Diccionario frances y español, y las memorias históricas sobre la antigua marina, comercio y artes de Barcelona.

De la clase de individuos supernumerarios, perdió la Academia al R. P. M. Fr. Liciniano Saez, monge de Santo Domingo de Silos, donde falleció en el mes de Abril de 1809:

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