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El 4 de enero de 1814, San Carlos tomó contacto con la Regencia, la que, de acuerdo con la organización institucional de España, dió intervención a otros órganos de gobierno. De entre ellos, las Cortes y el Consejo de Estado fueron los que pusieron mayor resistencia, por cuanto exigían que Fernando VII no entrase a ejercer la autoridad real, «hasta que hubiese jurado la Constitución en el seno del Congreso». Esto se hizo público por decreto de 2 de febrero de 1814. Semejante medida, indignó profundamete al Borbón y Bonaparte, que tenía urgencia de deshacerse de él a fin de poder retirar las tropas, se allanó a permitir que aquél se trasladara a España de incógnito y lograra, mediante una acción personal, someter a la obediencia a quienes en su espíritu regio no eran sino vasallos, súbditos, jamás ciudadanos.

Bajo el supuesto título de Conde de Barcelona, salió Fernando de Valençay el 13 de marzo de 1814 con todos los infantes y el séquito; entraba a su Reino, nueve días más tarde, con el ánimo perplejo sobre si debía o no jurar la Constitución, aunque más no fuera aparentemente.

Celebró dos juntas con sus allegados y en la del 15 de abril, en Sagorbe, primó el propósito de que el Rey no jurara la Constitución de 1812. Tomó contacto con la Regencia, mas producida la caída de Bonaparte ya no tuvo Fernando VII temor alguno sobre la exteriorización de sus ocultas convicciones. El 4 de mayo de 1814, en Valencia, expedía el Real

y 3a, que si dominaba en la Regencia y en las Cortes el espíritu jacobino, nada dijese el Duque y se contentase con insistir buenamente en la ratificación, reservándose S. M., luego que se viese libre, el continuar ó no la guerra, según lo requiriese el interés ó la buena fe de la Nación.»

decreto, refrendado por Pedro de Macanaz 1, en donde se fijaban las bases esenciales de la Restauración de los Borbones, decreto que, impreso, llegó a nuestras playas mediante la comunicación de 28 de septiembre, de Gaspar de Vigodet, acompañado de la Real orden circular del duque de San Carlos para toda América, elementos con los cuales iniciamos este corpus documental y sobre los cuales

referiremos en seguida. Fernando regresaba, como se ve, en calidad de Monarca absoluto y en un estado de total incomprensión no sólo de la vida española, sino también de la fuerza invencible de la revolución Americana.

Hemos referido, esquemáticamente, este episodio esencial de la historia diplomática de Europa, para mejor comprensión y empalme del que se contiene en el conjunto documental de estos dos volúmenes, pero más inmediato resulta aún el otro episodio de la intervención que tuvo Lord Strangford, ministro británico en Río de Janeiro. La correspondencia mantenida por éste con Lord Castlereagh, Andrés Villalba y nuestro Gobierno, en la segunda mitad del año 1814, revelan cuanto gravitó en el dinamismo del asunto 2.

1 Villa-Urrutia afirma que lo «escribió don Juan Pérez Villamil en colaboración con D. Pedro Gómez Labrador, colaboración de la que resultaron entre sí reñidos y descompadrados; llevando la pluma, como secretario, el ayuda de peluquero que había sido de palacio D. Antonio Moreno, hombre que hacía á pluma y á pelo y á quien se premió por este servicio con el nombramiento de Consejero de Hacienda (Ibid., t. III, p. 343). Este documento impreso, como así también la consulta y resolución de nuestro Consejo de Estado, fué hallado en el Archivo general de la Nación por nuestro encargado de investigaciones, don Juan Canter.

2 La documentación se publica en: GREGORIO F. RODRÍGUEZ, Contribución histórica y documental, t. I, pp. 59 a 194, Buenos Aires, 1921. Los

Durante este año 1814, con poca distancia de meses, acaecen en diferentes lugares hechos destinados a relacionarse entre sí. Fundemos el aserto. Poco tiempo antes de que capitule Montevideo, Fernando VII, como se ha visto, expidió el citado Real decreto de 4 de mayo, en virtud del cual, después de hacer el proceso de la caída de los Borbones en España y su restauración, fijaba las bases sobre que debía asentarse la Monarquía, y el duque de San Carlos enviaba la recordada circular de 24 de mayo, a fin de que los súbditos rebeldes de América se reconciliaran con el Rey. Vigodet, desde Río de Janeiro, el 28 de septiembre oficiaba a nuestro Director Supremo remitiéndole los antedichos documentos 1. En junio había capitulado Montevideo, pero la situación política externa e interna del país era poco halagüeña. Lord Strangford, en julio 24, escribe a Lord Castlereagh diciendo que, valiéndose de la <influencia y crédito que la legación de Su Majestad parece tener con el Gobierno de Buenos Aires, con el propósito de persuadir a aquel Gobierno que debe aprovechar la crisis que se ha presentado por la restauración del Rey de España en el trono de sus antepasados, enviando diputados a aquel Monarca para manifestarle la expresión inequívoca del deseo de volver a su obediencia y la viva esperanza que toda la pasada resistencia a los depositarios de su autoridad durante su cautiverio sea olvidada.»

«De acuerdo con esto, he despachado a Buenos

elementos recogidos en este volumen son de capital importancia para la relaciones exteriores de los años 1814 y 1815.

1 Documento No. 1, en t. I, pp. 3 y sigs. Adoptamos esta forma de citar toda vez que utilizamos las fuentes de los dos volúmenes a que sirven de introducción estas páginas.

Aires al doctor Peña "ry nombre su Señoría recordará, con una nota pare ex Gobierno, de la cual tengo el honor de adjuntari una copia con su traducción.

Esta nota ha sido escrita, noso con el consentimiento, sino, hasta cierto punto, a instancias del Chargé des affaires Español, teniendo la satisfacción de saber que, respecto de elia, s ha dirigido a su Corte en términos de la más calurosa aprobación y gratitud.

Espero vivamente que Su Señoría se dignará aprobar mi conducta en este asunto, y que considerará que he procedido así, únicamente por el anhelo de que se realicen los deseos que tiene Su Alteza Real por la restauración de la paz y de la armonía entre España y sus Colonias.

Conviene advertir que dias antes, el 15 de julio de 1814, Lord Strangford habia escrito al Director Supremo de nuestro pais como esperaba de que la época de la reunión de los Españoles, aunque retardaba, no está con todo distante, y que V. E. se halla sinceramente dispuesto a celebrar su feliz llegada 2. Con desalentador pesimismo, le vaticina que la guerra de la independencia será infructuosa y le aconseja retirarse de la contienda con honra y dignidad. Para dar término a este programa. le indica tome en su consideración, sin pérdida de tiempo, la saludable resolución de mandar inmediatamente Diputados a su Soberano, para presentarle los votos de felicidad de sus súbditos de este hemis

1

1 GPEGORIO F. RODRÍGUEZ, Contribución

1 I. pp. 61 65.

say documental, cit..

- Id.. t. I. p. 66.

ferio, y para recibir de su real mano, el deseado don de una pacificación sólida y equitativa.»

«La restitución actual de la autoridad de S. M. C. y el ejercicio de ella en su Real Persona, debe ahora hacer desvanecer todas las dudas e incertidumbres sobre la legitimidad de los depositarios de ella, durante el infeliz cautiverio del Soberano, y por consiguiente, ya no existe sombra de justificación (fundada sobre aquellas dudas) para que esas Provincias le resistan.>>

1

En cuanto a la opinión que Lord Strangford tenía sobre la posible actitud de nuestro gobierno, la hallamos expresada por éste al ministro portugués en Río, el Marqués de Aguiar, cuando le dice: «Je connais trop bien les sentiments de ceux qui sont actuellement á la tête des affaires la bas, pour ne pas me persuader qu'ils cherchent avec avidité l'occasion de s'accomoder avec l'Espagne.» 2 Al mismo tiempo tuvo lugar un cambio de notas entre el Encargado de negocios de Fernando VII, en Río, Andrés Villalba, y Lord Strangford, conducentes a facilitar el plan, que está claramente expuesto por el segundo a Lord Castlereagh en 13 de septiembre de 1814, en donde le significaba que el «Jefe del Gobierno de Buenos Aires [siente] deseo por una reconciliación segura y honorable con la Madre Patria y de su convicción y vehemente esperanza que esto pueda todavía conseguirse mediante la intervención y buenos oficios de la Gran Bretaña.» 3.

Ese mismo día, sincronismo claro entre los proce

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