cartas cambiadas con Manuel J. García y Mariano Sarratea, en este período de 1815 a 1820, que tienen fuerza aclaratoria. Las hemos reunido bajo el título de Quinta parte 1. Constituye algo así como una miscelánea de asuntos, aunque se advierte, por su lectura, la constante preocupación política. Así, a Manuel J. García, le participa y censura duramente la actitud de Manuel de Sarratea que, como se ha visto, en el parágrafo precedente, procuró perjudicarlo mediante la creación de una atmósfera de descrédito. Al mismo tiempo, lo tuvo al corriente de la política cambiante de Europa con referencia a los asuntos americanos. Mucho de lo expresado a los funcionarios del Directorio, lo precisa y aclara en esta correspondencia, de tal manera que ella debe ser considerada como parte integrante de la documentación principal. A la vez, se percibe por las respuestas de Manuel J. García, cómo estuvo al corriente de los sucesos del Plata y del resultado de sus gestiones ante la Corte Portuguesa en Río de Janeiro. De paso se conoce algo más de la misión García y se descubre el punto de contacto que pudieron tener, aunque más no sea de noticias, ambos negociados. La correspondencia con Mariano Sarratea es más personal y no sólo se relaciona con los asuntos mismos de la misión, sino también con la marcha de los sucesos aquí, en Chile, la actitud de San Martín hacia el Directorio, en 1819, etc., etc. Por último, mediante carta de 17 de abril de 18202, aquél le enteraba a Rivadavia de la situación de Buenos 1 Documentos Nos. 255 a 276, t. II, pp. 162 a 217. 2 Documento No. 276, t. II, p. 217. Aires después del sacudimiento de febrero y de como se llevaban a la práctica las persecuciones políticas contra los hombres del Congreso y del Directorio, noticia que haría comprender cuan peligrosa podía volverse su situación hasta el punto de hacérsele pasible de graves responsabilidades. VIII Otros aspectos que revela la documentación publicada. Lo más destacado de este conjunto se halla en el tan discutido proyecto de Constitución monárquica que, extrayéndolo de El Diario, lo habíamos reproducido en el tomo I 1. El fantaseado documento monarquista, que como una transacción planearan Belgrano, Sarratea y Rivadavia en forma que ya no cabe duda, estaba destinado a obtener que Carlos IV renunciase a favor de su hijo, el infante don Francisco de Paula de Borbón el alto dominio y señorio que he recibido de Mi Augusto Padre (que de Dios goza) decía de todas las Ciudades, Villas, y Lugares con todas sus dependencias y territorios que formaban el Virreynato de Buenos Ayres, la Presidencia del Reyno de Chile, y Provincias de Puno, Arequipa, y Cusco con todas sus Costas è Islas adyacentes, desde el cabo de Horn, hasta el Puente de Apurima, cuyo territorio lo creo indispensable, atendida su poblacion, para mantener la dignidad de Rey, é importancia de una 1 Documento No. 8, t. I, p. 29. El texto impreso se halla entre las pp. 38 a 44. Entre lo impreso y el arquetipo hay variantes de alguna consideración. Monarquía. En conseqüencia instituyo à Mi nominado hijo por Rey y Soberano independiente de dichos Reynos y Provincias» 1. El nuevo estado monárquico se denominaría Reino Unido del Río de la Plata, Perú y Chile y hasta tendría un escudo cuyo dibujo reproducimos facsímile 2. La descripción del escudo y colores se detallan en la forma siguiente: <un escudo que estarà dividido en campo asur y plata: en el asur, que ocupará la parte superior, se colocara la imagen del sol, y en el plata dos brazos con sus manos que sostendrán las tres flores de lis, distintivo de Mi Real Familia: llevará la Corona Real, y se apoyará sobre un tigre y una vicuña: su pabellon será blanco y azul celeste». En cualquier forma, Rivadavia y Belgrano no se excedieron de sus instrucciones públicas y secretas, que insertamos en esta colección y en donde expresamente disponían que el negociado debía asegurar un estado de independencia. Este episodio, como se sabe, se vincula a aquella negociación en que se vieron envueltos Rivadavia y Belgrano mediante el engaño de Cabarrús, tema que ya ha sido tratado por nuestros historiadores con extensión y entre ellos, en forma monográfica, por Carlos Correa Luna 3. Para nosotros ésto no representa sino un síntoma de la desorientación política en materia de gobierno, traducido en las ideas de monarquía expuestas por Belgrano y otros ante el 1 Apéndices, documento No. 7, t. II, pp. 337 a 340. 2 Apéndices, documento No. 7, t. II, p. 343. 3 CARLOS CORREA LUNA, Rivadavia y la simulación monárquica de 1815, Buenos Aires, 1929, en Junta de historia y numismática americana, Biblioteca de Historia Argentina y americana, III, director: RICARDO LEVENE. Congreso de Tucumán y en la misión Valentín Gómez, ya referida. Los hechos resultantes del sentir de los pueblos fueron más poderosos que la gestión política de los dirigentes: la revolución liberal española, sincrónica con nuestros movimientos sociales de 1820, aventaron por completo las utopías monárquicas en el Plata, y la idea republicana intuída, más que comprendida con exactitud por los caudillos, concluyó por imponerse definitivamente. Aunque no hace directamente a la misión, Rivadavia realizó una serie de gestiones sobre materia de gobierno. Así, vemos desfilar los asuntos más variados, como ser: envío de profesores de matemáticas y ciencias naturales al Plata, explotación de la pesca de ballena, formación de una sociedad para la explotación minera, inmigración europea de artesanos, labradores y demás profesiones útiles para la industrialización de nuestras riquezas, gestión de empréstitos, etc. etc. Esta ligera relación quedaría incompleta si no hiciéramos notar como en la Sexta parte, hemos agregado fuentes que documentan el gasto que importó para el erario el viaje y estada de Rivadavia en Europa, las angustias y dificultades que experimentó y cuanta preocupación se tuvo por que no se incurriera en una misión dispendiosa a costa de las castigadas fuentes rentísticas del país, empeñadas en la espartana guerra de la emancipación. Así entendieron nuestros próceres servir a su patria en estado de formarse. Creemos que los estudiosos de nuestro pasado podrán encontrar en estas fuentes prístinas y des 1 Documentos Nos. 277 a 297, t. II, pp. 220 a 249. |