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PROBANZA DE LOS MERITOS Y SERVICIOS DEL CONTHADOR JOAN DE VILLEGAS, EN AREQUIPA, CONTRA EL TIRANO DON SEBASTIAN DE CASTILLA, Y EN COMPAÑÍA DEL MARISCAL ALONSO DE ALVARADO.

CIBDAD DE LOS REYES.-DICIEMBRE 22 DE 1563 (1).

Sacra Cesarea Catholica Magestad.

Antonio de Villegas, Conthador de Vuestra Magestad en el Consexo de las Indias, en nombre de Joan de Villegas, su hermano, residente en la Cibdad de los Reyes de la Provincia del Pirú, dice: que el dicho Joan de Villegas, á mas de diez y seis años que pasó destos Reynos a la dicha Provincia, e luego que allí llegó, estando en la Cibdad de Arequipa, se entendió que en la dicha Cibdad, que Don Sebastian de Castilla se havia alterado e revelado con otros sus secazes contra el servicio de Vuestra Magestad, y él se

(1) Archivo de Indias.

metió con sus armas e caballos debaxo del Estandarte Real en la dicha Cibdad, siendo Corregidor délla Alonso de Cáceres, adonde sirvió, haziendo vela e guardia e corriendo el campo, hasta que se entendió que el dicho tirano e sus secazes heran desbaratados; y de la dicha Cibdad fué al asiento del Potosí a se xuntar con el Mariscal Alonso de Alvarado que hera ido al castigo de los dichos tiranos, a donde sirvió, guardando la persona del dicho Mariscal y ayudando a prender muchos de los culpados para que fuesen castigados, e la tierra sosegada en servicio de Vuestra Magestad, dormiendo en el aposento del dicho Mariscal para guardarle su persona; por lo qual cesaron e no hobieron efecto muchas conxuraciones e motines que por los que estavan presos para ser castigados, e por otros que despues se prendieron, se intentaron de hazer. Y el dicho Mariscal le ymbió con otras personas a prender a Joan de Santa Cruz e a Muñana e a otros delinquentes que estavan retraidos, e se rehacian de gente en la Provincia de los Chiriquanas, tierra de guerra; e por conquistar ochenta leguas poco mas o menos del dicho asiento del Potosí, donde traxeron prexo al dicho asiento a los dichos Santa Cruz e a los demas culpados, de los quales se hizo xusticia que fué cabsa de que se acabase de apaciguar la dicha Provincia. Y en este mismo tiempo se supo en

t

el dicho asiento, cómo en la Cibdad del Cuzco, se havia alzado contra el servicio de Vuestra Magestad Francisco Hernandez Giron, e luego que se supo, el dicho Joan de Villegas se aderezó de armas e caballos e lo demas necesario para ir a servir a Vuestra Magestad en compañia del dicho Mariscal debaxo del Real Estandarte, en la qual gastó gran sumà de pesos de oro porque valia un caballo ochocientos e mil pesos, e una cota quinientos, e una silla de mula o caballo, diezcientos pesos, e todas las otras cosas necesarias a este rrespecto; e siendo aderezado, fué en la compañia del capitan Joan Remon desde el dicho asiento hasta el Valle de Chuquinga, sirviendo con mucha deligencia e trabaxo de su persona, en correr el campo e hazer guardia e centinela a la contina, e fué uno de los que mas trabaxaron, y mas hordinariamente en doscientas leguas poco mas o menos, que fueron en busca del dicho tirano; y estando en una emboscada aguardando a un Joan Cabo Capitan del dicho tirano que venia con cien hombres a rrecoger comida para su campo, fué en prender a un Carmona de los de la compañía del dicho Joan Cobo, por donde se tomó lengua del campo de los tiranos; y en todo el dicho camino trabaxó mucho, ayudando a rehacer las puentes y a pasar las gentes e carruaxes, especialmente en los rios de Guliaca e Velille, poniendose en las partes

peligrosas de los rios para mostrar el vado e socorrer la gente de pie e indios de carga, que no peligrasen; y estando cinco leguas del campo de dicho tirano, se ymbiaron ciento e cinquenta alcabuzeros para tomar aloxamiento para el campo Real, a vista de los enemigos; y sobre tomar el dicho aloxamiento, hubo escaramuza con ellos en que fueron muertos y heridos muchos de ambas partes, y en ellas se halló e peleó el dicho Joan de Villegas como hombre hixo-dalgo e celoso del servicio de Vuestra Magestad; e otro dia siguiente, se dió la batalla al dicho Francisco Hernandez en el Valle de Chuquinga, en la qual entró en compañia del Capitan Martin de Robles, y pasó ansi el rio con otros ciento e cinquenta alcabuzeros, e se ganaron por ellos a los tiranos tres andenes, e se peleó hasta que fué desvaratado el campo del dicho Mariscal por otra parte, en lo qual el dicho Joan de Villegas peleó e trabaxó mucho, e se puso a mucho riesgo; e siendo desbaratados los escuadrones del campo Real, fué forzoso a los arcabuzeros retirarse e huir de los dichos tiranos, como lo hazia todo el campo; y asi salió de la dicha batalla a pie y con solo lo que tenia encima, e la demas hazienda le robaron, que valia mas de mil e quinientos pesos. Y ansi llegó desde el dicho Valle hasta la Cibdad de los Reyes, que son mas de ciento e cinquenta leguas, con gran trabaxo e rriesgo de su perso

na, porque matavan los indios a los que topavan que venian huyendo, y en llegando a la dicha Cibdad de los Reyes, se metió debaxo del Estandarte Real que traian vuestros Oydores en la compañía del Maestre de campo Don Pedro Puerto-Carrero, y se empeñó para tornar a comprar como compró de nuevo, armas e cabalgaduras para servir a excesivos precios; y ansi salió con el dicho Campo Real, sirviendo en la dícha compañia, en todo lo que le fué mandado, corriendo el campo e velando e haziendo centinela, y guardia de noche e de dia con grandes nieves y heladas, en lo qual travaxó mucho, porque se le encargava muchas veces, por ser persona de confianza, especialmente en el pueblo de Tavire estando a tres leguas de los enemigos, donde nevó tanto, que se pasó excesivo trabaxo; y en entrando el campo Real en el asiento de Pucára a vista de los enemigos, huvo muchas escaramuzas con los tiranos, en las quales se halló el dicho Joan de Villegas peleando e haziendo todo lo que devia; y teniendo aviso los Oydores quel tirano queria dar batalla, e faltando en el Campo de Vuestra Magestad, polvora, mandaron apercebir a los capitanes Diego Lopez de Zuñiga e Gomez Arias con doszientos arcabuzeros, por ella, porque no la tomasen los tiranos, que tenian aviso que venian cerca; e uno de los dichos arcabuzeros fué el dicho Joan de Villegas, e fueron veinte

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