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necesidad de su gobierno fué el arreglo financiero del pais, que se hallaba en el estado mas lastimoso.

Al efecto MENDIZABAL se vió investido con la mision de agente estraordinario en Londres, autorizado con las mas ámplias facultades en todo aquello que fuese preciso para consolidar el crédito nacional.

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Véanse los dos adjuntos decretos, que traducimos é insertamos para esclarecer la verdad histórica y desmentir de un modo solemne las impuras diatrivas de oscuros calumniadores; véanse estas disposiciones, y las que sucesivamente trascribiremos, porque ellas revelan el fundamento sobre el que se basa la gloria de un español ilustre:

«Tomando en consideracion las repetidas pruebas que J. A. Y MENDIZABAL, miembro de la comision de aprestos en Londres, y actualmente allí facultado para importantes transacciones financieras por cuenta del gobierno de S. M. Fidelísima, tiene dadas constantemente, así de su indispu table inteligencia en los negocios mas graves y difíciles, como de su decidido amor por la causa constitucional de la Reina: no pongo límites á la confianza que en él deposito, porque la esperiencia de su celo y fidelidad desvanece toda sospecha: conociendo además ser absolutamente necesario que en las actuales circunstancias exista en Lóndres un agente del gobierno portugués, ámpliamente facultado para concluir las transacciones de crédito pendientes, y las que hayan de realizarse con objeto de promover las remesas de fondos para este pais, y toda clase de negociaciones que tiendan á favorecer el crédito del gobier→ no, porque de él se derivan las mas ventajosas consecuencias por esta razon, vengo, á nombre de la Reina, en autorizar á J. A. Y MENDIZABAL para hacer cualquier operacion financiera, de la cual resulte conocidamente el progresivo aumento del crédito del gobierno de S. M. Fidelísima, así como la utilidad que pueda resultar cuando las cir

cunstancias obliguen á valerse de aquel, y confio que en las cuentas, que ha de dar de sus gestiones, hallaré nuevos hechos de su inteligente celo y fidelidad en favor de la causa por la que tanto se ha sacrificado.

>>El ministro y secretario de Estado de los negocios de Hacienda tendrálo entendido, y lo hará cumplir.

» Palacio de las Necesidades 5 de noviembre de 1833.D. PEDRO, duque de Braganza.—José da Silva Carvalho. »

Conviniendo estender en diferentes plazas los fondos portugueses, para facilitar la mas ventajosa negociacion de estos, asegurando la estabilidad y aumento del crédito y mayor número de intereses particulares, y recibir el fruto que necesariamente debe resultar; tengo á bien quede autorizado el agente financiero del gobierno en Londres, J. A. Y MENDIZABAL, para tomar todas las medidas que juzgue adecuadas para establecer dichos fondos en los mercados de Europa donde no lo estuvieren, si le pareciese que así cumplia al crédito de los intereses nacionales que están á su cargo, y confio que esto le servirá de norma en el desempeño de las importantes funciones cometidas á su celo habilidad y pureza.

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» Palacio de las Necesidades 9 de enero de 1835.-LA REINA. José da Silva Carvalho. >>

Revestido de estas facultades, procedió MENDIZABAL á emprender las operaciones que creyó convenientes sobre los fondos portugueses, tanto en los mercados de Londres y Paris, como en otros, en los cuales no eran entonces conocidos estos valores, realizando á la vez la venta y circulacion de los bonos de un empréstito de 2.000,000 de libras esterlinas que habian sido emitidos, y la elevacion del precio á una altura que jamás tuvieron antes, ni despues que dejó la agencia que le estaba confiada.

Rehusamos penetrar en el exámen de los empréstitos que MENDIZABAL realizó en favor y con positiva utilidad y

ventaja de los intereses y crédito de Portugal, porque necesitaríamos muchas páginas; pero bastará la insercion de varios documentos oficiales, pues ellos demuestran claramente su inteligencia, servicios y honroso comportamiento.

Si se considera el estado en que hubo de quedar la nacion portuguesa despues de una usurpacion y una guerra civil tan prolongada, como consecuencia del desórden que introduce siempre la perturbacion en todos los ramos de la riqueza pública, y se recuerdan las desgracias que sobrevinieron, parecen casi fabulosos los importantes resultados que se obtuvieron.

La prolongacion de la guerra civil hasta el tratado de Evora-Monte; el cólera, que diezmaba la poblacion; la pérdida del ilustre D. Pedro, en cuya inteligencia y nobles cualidades se hallaba fija la esperanza del pais, y la de todas las personas que tenian intereses con él mismo; la guerra civil de España, y por último, otra multitud de accidentes, produjeron un pánico en los mercados de Europa, contribuyendo poderosamente á tal situacion la caida antiparlamentaria de un ministro en quien los acreedores ingleses tenian depositada su confianza.

A pesar de todo, MENDIZABAL sacó inmenso fruto en favor de los intereses de Portugal, evitando por su recomendable pureza la ruina total de los fondos de un pais por cuya suerte y prosperidad tanto se interesaba.

Para llevar á cabo las graves operaciones financieras que se le habian conferido, fué solemnemente autorizado por decretos y cartas régias, que tenemos á la vista y que por no ser difusos no insertamos, y en las cuales, con frases las mas lisonjeras y dignas, se reconocia el mérito de sus servicios y se solicitaba su continuacion.

Véanse algunas, que dan suficiente luz en favor de la no desmentida probidad de MENDIZABAL, y que esclarecen tam

bien el ruidoso negocio de las cuentas con el gobierno supremo de Lisboa.

Ocurrida la muerte del memorable D. Pedro, la Reina dirigió á MENDIZABAL esta comunicacion, por mas de un título satisfactoria:

JUAN ALVAREZ Y MENDIZABAL.

«Yola Reina, os saludo: Habiendo vos, en el cumplimiento de las importantísimas comisiones de que estábais encargado, durante la regencia de mi augusto padre (Q. S. G. H.), manifestado el mas laudable celo en favor de la libertad portuguesa, y de mis derechos á la corona, y contribuido por vuestra actividad y grande conocimiento de los negocios á elevar el crédito nacional á la altura en que hoy se encuentra con tanto provecho de la Hacienda pública y del estado: tengo á bien agradeceros tan valiosos servicios, y especialmente aquellos, que por noble desinterés vuestro, y por efecto de vuestra bien calculada economía, resultó á la nacion la utilidad de considerables sumas en las diversas transacciones que habeis realizado; y confio que desplegareis el mismo celo, honra y desinterés en la continuación del desempeño de las interesantes funciones que se os cometieron durante la regencia de mi augusto padre, de dolorosa memoria, y de lo cual teneis dadas pruebas en mi reinado.

» Lo

que me parece participaros para vuestra inteligencia y satisfaccion.

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>> Escrita en el palacio de las Necesidades á 8 de octubre de 1834. LA REINA.-José da Silva Carvalho. »

VII.

Habiendo ya por aquella época tomado la guerra civil de España un incremento aterrador, y desbordadas todas

TOMO I.

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las pasiones políticas, viéndose la autoridad real comprometida hasta el punto, como dijo en la tribuna de las Córtes un célebre orador, «de no tener mas jurisdiccion que sobre el terreno que alcanzaba la vista desde una de las torres de Madrid,» la Reina gobernadora se dirigió á MENDIZABAL, que acababa de salvar la dinastía y el crédito de Portugal, para que formase parte de su Consejo.

Aceptado tan honroso, pero difícil cargo, tuvo que hacer dimision de la Agencia del gobierno portugués, liquidando sus negocios á fuerza de sacrificios para emprender su viaje de Londres á España pasando por Lisboa.

La Reina doña María de la Gloria se dignó aceptar en estos términos su renuncia:

« J. A. Y MENDIZABAL, agente financiero del gobierno en Londres.-Yo la Reina, os saludo: Tomando en consideracion lo que me habeis espuesto acerca de la imposibilidad de continuar en el desempeño de los negocios que habia confiado á vuestro celo é inteligencia, en razon de haberos conferido S. M. Católica el importante cargo de ministro y secretario del despacho de Hacienda: tengo á bien relevaros de la agencia financiera de mi gobierno en esa plaza de Londres, la cual, por la real carta de esta fecha, de que os envio copia, la confio al consejero José Joaquin Gomez de Castro, autorizándoos para darle en este sentido las instrucciones que juzgueis á propósito, á fin de que pueda confiar en persona que reuna las necesarias cualidades para tan grave negocio. Y confiando en que, tanto en esta diligencia, como en todo lo que sea favorecer la Hacienda y el crédito público, coadyuvareis ínterin permanezcais en esa, os aseguro del verdadero pesar con que me veo privada de vuestro consejo y de vuestros tan largos como constantes servicios, reservándome para en otra ocasion daros pruebas de mi sincera gratitud, conforme á la dignidad de la corona y á vuestros estraordinarios merecimientos.

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