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HARVARD COLLEGE

AUG 21 1919
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Sales fund (2 vols)

PROLOGO.

No vamos únicamente á esparcir siemprevivas y otras galanas flores sobre el blanco mármol que cubre la fosa de un hombre ilustre.

No vamos á rendir apasionados himnos, á entonar ardientes y quejumbrosas elegías junto al sombrío sarcófago en donde reposan los restos de un hombre célebre.

Cúmplenos historiar su vida de una manera imparcial y decorosa.

Nos interesa reproducir la memoria de sus laudables hechos, , porque se hallan enlazados con la vida y la historia de un partido numeroso, civilizador, cuyo patriotismo é hidalguía son á todas luces indisputables.

Este es el fin que nos proponemos al reseñar los actos públicos de D. JUAN ALVAREZ Y MENDIZABAL, Sobre cuyo benemérito nombre se han lanzado las mas feas y repugnantes imposturas, pretendiendo empañar con la negra tiniebla de la hipocresía el esplendor de los principios liberales, que despiden honra limpia y fulgente como los claros y suaves resplandores del alba.

Nadie nos acusará de parcialidad y de apasionadas miras, puesto que de nada somos deudores al insigne autor de la desamortizacion, ni al partido en cuyas filas ha militado.

Prometemos ser inflexibles narradores de hechos impor

tantes, que influyeron poderosamente en la marcha y adelantos de la civilizacion española, sin tener en cuenta mezquinas consideraciones de partido ni el interés bastardo de las personalidades, ateniéndonos de un modo estricto y severo á la historia, sin otras deducciones que las de la razon, las de la verdad, es decir, las rigorosamente lógicas.

El partido progresista, representante de las aspiraciones legítimas del siglo, que tiene por dogma la soberanía de los pueblos, formuló multitud de leyes, que han difundido en el pais, aunque de una manera incompleta, los gérmenes de su futura prosperidad y poderío, y es innegable que á su sombra, durante sus rápidas horas de dominacion, brotaron raudales de doctrina popular, ancha base, firmísimo cimiento de los misteriosos, pero magníficos alcázares de la libertad, ya indestructibles, scan cualesquiera las vicisitudes por las que aun tenga que recorrer en lo porvenir el destino de nuestra adorada patria.

Esta publicacion, que inspira el mas recto propósito, en nada se relaciona con la política de actualidad, ni es un ariete arrojado contra determinadas ideas; prometemos no estralimitarnos de la legalidad que rige, ciñéndonos al órden existente, á las prescripciones bajo las cuales nos es permitido apreciar hechos históricos.

Réstanos decir, que al aceptar complacidos el feliz y patriótico pensamiento de los Editores, hemos protestado cumplir este honroso encargo del modo mas imparcial y conveniente, y si en las páginas de esta nuestra humilde obra resplandecen las altas cualidades del personage que la motiva, y la bondad ó escelencia del régimen constitucional, culpa será de la historia; la verdad será el fallo inapelable que confunda la maledicencia y la envidia de sus rencorosos é hipócritas detractores.

INTRODUCCION.

I.

Es un hecho incuestionable, es un axioma, que en las grandes evoluciones que de época en época verifican los pueblos, surgen hombres privilegiados, aparecen génios que simbolizan una idea, y llegan á ser como la personificacion de un nuevo principio, el móvil, la poderosa palanca, la fuerza impulsiva del sacudimiento que suele trasformar radicalmente las condiciones de existencia que anteriormente poseian.

Abrase la historia de todos los paises, y veráse confirmada nuestra asercion, porque descubriremos que en uno ú en otro sentido, en tal ó cual forma, ha brillado un ser notable, de alma audaz y elevada, que providencialmente vino á realizar una idea, un cambio completo, enlazando su nombre al de la época de su vida, y siendo su gloria ó infortunio el esplendor ó decadencia de la generacion en que lució su aurora.

Cada héroe, cada sábio, cada reformador han dado título á su tiempo, han esculpido á su edad el sello de su reprobacion ó de su digna fama.

Rehusamos citar cien nombres de otros tantos génios insignes que la historia universal nos ofrece, por no herir la ilustracion ó distraer innecesariamente el ánimo de nuestros apreciables lectores.

A este propósito seános lícito preguntar: ¿cuál era el
verdadero estado de la nacion española antes de la última
guerra dinástica?

Preciso es dibujarle, aunque sea de un modo rápido, pa-
ra deducir mas satisfactoriamente la importancia del cam-
bio producido por las instituciones representativas, en cu-
yo afianzamiento se distinguió tan notablemente el hombre
público, el ministro desamortizador, cuyos hechos ó actos
forman el principal asunto de esta obra.

II.

No es posible separar la vista de los reinados sin ven-
tura de Felipe III y Cárlos II, no es fácil retraer la me-
moria de aquellos oscuros tiempos, al menos en la parte
que dice relacion al decaido espíritu de los pueblos, al cua-
dro sombrío que presentaba la Península Ibérica en el len-
to y casi nulo desarrollo de su vida productora, de su pros-
peridad, de su cultura y de su crédito.

Doloroso es recordarlo: España gemia sierva de un po-
der intolerante, rebelde á las ideas civilizadoras, enemigo
de cualquier innovacion por sencilla que fuese; asustadizo
del mas débil destello de inteligencia que brillase; porque
su fin, su objeto impuro y odioso, consistia en que los pue-
blos continuaran en la obediencia pasiva, perpetuando su
oscuridad, para que mas fácilmente sobrellevasen las cade-
nas, y se hiciese menos insoportable su bárbaro cautiverio.

El progreso, generalmente hablando, era negativo, por-
que la muchedumbre desconocia las ventajas de la ilustra-
cion y el goce honroso de su dignidad y de sus derechos.

Si esceptuamos las controversias teológicas, y algunos
talentos que espontáneamente reflejaban en el noble ejer-
cicio de la jurisprudencia, en todos los ramos del saber hu-
mano estaba restringido el derecho de que en ellos versase

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