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Copia de otra de carta de Sancho de Avila al duque de Alba, á que se hace referencia en la anterior.

IL.mo Y EXMO, SEÑOR:

En 29 deste escribí á V. E. con Nuño Orejon, y dél habrá entendido lo que habrá acá de que poder avisar; despues he recibido una carta de V. Ex. de 25, con otros duplicados que no habian podido pasar; ahora no hay cosa de nuevo, ni de momento que poder escribir, aunque se han prendido hoy algunos de los de D. Antonio, que salen al sol como caracoles, entre ellos se prendieron en casa de un capitan de los de la tierra, dos criados de cámara de los de D. Antonio, y un auditor que traia cerca de su persona, y examinados no dicen cosa de momento, sino que saltó de la nao, donde estaba viendo los caballos en Viana, habiendo dado á 20 y 30 rs. á todos, y que luego se fué, pero que no saben cómo ni por dónde se pudo escapar, porque luego estuvieron sobre él los caballos, y lo mismo sobre el conde de Vimioso y el obispo de la Guarda, sino que á todos les debieron desbalijar como á los demás, y que dinero se entiende que tenian muy poca plata ni oro, sino que en una ó dos canastas debieron de sacar. Piezas del arreo no han parecido sino hasta seis, y estas de poco momento, porque no tie nen pedrería ninguna, aunque mas valiera que estuvieran perdidas entre los soldados que ganadas en poder de D. An tonio; con todo esto haré diligencia para entender lo que hubiere. Dice este mismo hombre, que tenia los presos en su casa, que le encontraron el juéves por la noche diez y scis leguas de aquí en el arco de Bareles, que es á la vuelta del castillo de Hervedo ó de Chaves, ques el camino para en

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trar en Castilla, y que iban tres hombres y una guía en machos de albarda. Yo no lo tengo por cierto, aunque será menester poner guarda en todos los puertos de España: yo tengo avisado á todas partes lo que he podido por estas fronteras. Tambien me ha dicho un doctor Pereira, que vive junto de Viana, que le he hecho venir aquí para informarme, que no puede pensar sino que ha de volver por los montes de Coimbra, y irse å embarcar á un lugar, que está trece leguas de Lisboa, que es de un gobernador de los que están en la India, que allí hallará acogimienio, porque son muy deudos y amigos del Botello. A Guimaranes he enviado á que entretengan la muger deste Botello, que me han dicho que está allí en un monasterio con una hija de D. Antonio; si así es, por aquí se podria entender algo. Tambien se ha prendido hoy á un caballero que estaba con D. Antonio ahí en Lisboa, que se llama Ursino, con otros dos criados; hán!os preso unos mosqueterosque tengo puestos en unas barcas, y estos estaban tambien embarcados con D. Antonio, aunque dicen que venian á buscarnos y habian sido desbalijados aquel dia por nuestros caballos. V. Ex. sea servido enviarme á mandar lo que se ha de hacer dél, porque aunque hago soltar cien mil gentes, están muy embarazadas las cárceles destos presos, que se podrian muy bien poblar las galeras ó soltarlos, y aunque tengo gana de ahorcar al

gunos, hasta agora no lo he hecho, y conozco que lo me recen muchos.

El villanaje por aquí es muy bellaco, porque ya han muerto tres ó cuatro soldados y un trompeta, aunque la causa son ellos, porque van haciendo mil desórdenes; pero con todo me pesa que los maten ellos, aunque merecen ser ahorcados, pero con esta bulla de buscar á D. Antonio en cuadrillas no podrá dejar de haberse hecho alguno desórden.

Como tengo escrito á V. Ex.a pienso entretener la gente aquí y en Ponte de Lima, Braga, Gumaranes, Viseo y Lamego hasta que venga la órden de V. Ex.", si no se ofreciere otra cosa de momento, y si hubieren de estar por acá un mes ó dos estaban mejor en Montemor el Viejo y Coimbra, que lo han merecido bien y es mas gruesa tierra, y tambien el conde de Lemos querrá entrar luego confiscando y haciendo mercedes por estas tierras; y si fuese cierto esto, me parece que podria decir que no convendria, y que recibirian mas disgusto estos que los gallegos vengan á santiguarlos, que nosotros á maldecirlos; y yo tengo gran deseo de irme á que S. M. y V. Ex.a me hagan merced.

Tambien tengo escrito á V. Ex. y suplicado sea servido de acordarse de todos los cabos que aquí hay, particularmente á los principales que se les haga merced que les debe por lo que han servido y trabajado, y principalmente al comisario general Sandoval, y al maestre de campo D. Rodrigo Zapata, que la merece mucho mas que á mí, y escribille y regalalle, porque cierto él ha llevado con mucho cuidado y contento el trabajo y peso desta jornada. En los alojamientos se socorren los soldados y comen de sus dineros, y ya no los hay si V. Ex. no los socorre, y creo que sonaria mal que se dijese que se les diese de comer en los lugares, y así procuraré siempre, hasta que V. Ex. lo

a

provea, tomar dineros de los que lo tuvieren para esto, si no dura. Nuestro Señor la Ilma. y Excma. persona de V. Ex.* guarde con acrecentamiento de mayores estados. De Barcelos y octubre 30 de 1580.

Don Gerónimo de Ayanco vino aquí á servir á S. M. Suplico á V. Ex. por ser cosa del condestable y merecerlo sea servido se le haga merced.

Copia de minuta de respuesta del rey al duque de Alba, fecha en Badajoz á 10 de noviembre de 1580.

Le agradece el cuidado que tuvo por su salud-Contento de S. M. por la entrada de Sancho de Avila en Oporto-D. AntonioIda del rey á Lisboa-Jura del príncipe de Asturias- Escolta y comitiva de S. M.-Plantas de los palacios reales-Despacho de la India-Castigos-El señor de Cascaes-Los duques de Braganza -Diego Lopez de Sousa y Manuel de Sousa-El P. Alonso Pacheco, jesuita.

y

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado, legajo núm. 425.)

Al duque de Alba.-Por relacion de Zayas he ido entendiendo las particularidades que le habeis escrito estos dias, señaladamente el cuidado, pena y sentimiento que habeis tenido de los trabajos que Nuestro Señor ha sido servido de enviarme desde el dia que adolescí, y D. Antonio de Toledo me visitó y dió de vuestra parte el recaudo que le ordenastes, y aunque nada de aquello me ha sido nuevo, por tener tan conoscido el amor con que me servís, todavía os lo agradezco cuanto es razon. Yo, á Dios gracias, voy convalesciendo, y conformándome cuanto puedo con su divina voluntad, y atendiendo á cumplir con lo que es á mi cargo cuanto las fuerzas dan lugar.

El buen suceso de lo de Oporto, y la buena órden con que Sancho de Avila procedió en aquella faccion, me dió el contentamiento que se deja considerar, aunque me le ha aguado mucho no haber salido cierta la nueva que Manuel de Sousa os escribió de la prision de D. Antonio, segun lo he visto por la copia de la carta de Sancho de Avila de 28 del pasado, que me enviastes, si bien espero que despues se habrá habido á las manos, segun la buena diligencia que es de creer que para ello se pornía, así en buscarle por todas partes, como en lo de los edictos, promesas y amenazas que por órden vuestra habia de hacer Sancho de Avila para quien le descubriese ó entregase vivo ó muerto; y pues veis lo que importa acabar con él de la una manera ó de la otra, y no dejarle así por mas desbaratado que vaya, por sin duda tengo habreis ordenado que se use de los medios posibles hasta cogerle, y así lo volvereis á ordenar de nuevo á Sancho Dávila, de manera que no se alce la mano del negocio hasta haberle vivo ó muerto, como está dicho, que pues no se embarcó, al fin no se podrá esconder tanto que no se halle, concurriendo con esto las diligencias que por su parte irán haciendo todos los fronteros, en conformidad y cumplimiento de las órdenes que cerca desto les he mandado dar diversas veces, y agora últimamente.

Y por respecto de lo que Sancho Dávila apunta, del recelo que tenia de que no se atravesase con el conde de Lemos, ni se deje de hacer por puntillos lo que cumple á mi servicio, he acordado que lo de Viana quede á cargo del conde, y que lo encomiende á D. Diego Enriquez, y así se le escribe, y que Sancho Dávila tenga lo Doporto y de toda aquella comarca, de manera que cada uno atienda separadamente á lo que le toca con buena correspondencia, porque desta manera buscándole por mas partes, es de creer

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