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presentante de la ciencia pedagógica. Aquí distinguimos entre la ciencia y su representante. En los antiguos tiempos, un pedagogo era un hombre que entendía el arte de la pedagogía práctica. El pedagogo griego era un hombre que tenía un niño á su cuidado.

Comparad ahora esta noción antigua con el fin actual y el alcance de la educación. Hoy la pedagogía se refiere á todo lo que trata de la educación, y comprende los asuntos que se refieren á la educación en la escuela, educación doméstica, educación social, etc. Tal es la pedagogía en su acepción más amplia. En su sentido más estrecho, es decir, en el sentido que generalmente se le dá, pedagogía es la ciencia de la educación escolar. Examinaremos atentamente esta acepción más reducida en relación con la escuela pública primaria.

¿Es ó no una ciencia la pedagogía? Esta pregunta ha sido formulada por todos los educadores prácticos. Herbart, en su "Pedagogía General", trató de construir un sistema de pedagogía; pero su esperanza era demasiado extravagante. Muchos pensadores creen que la pedagogía es una educación “general", "sistemática", "teórica", "práctica", "científica". Todas estas expresiones no representan sino fases diferentes de una ciencia general. En ella no se trata más que de los problemas fundamentales de la educación, pero esto no significa que la pedagogía general es extraña en absoluto á los problemas especiales. Pedagogía sistemática quiere decir pedagogía científica, la cual es algo más que una colección empírica de hechos históricos. Su base está constituída por los hechos científicos y los principios generales. Esta ciencia nos proporciona los conocimientos empíricos que tratan de la recta educación de la niñez. La pedagogía práctica es tan sólo una parte de esta pedagogía sistemática.

¿Es una ciencia la pedagogía? Muchos lo niegan. Tres objeciones generales se levantan contra la denominación de ciencia aplicada á la pedagogía. Primera: la pedagogía no es una ciencia porque no tiene domi

nio propio y toma sus hechos de otras ciencias, v. gr., la psicología, lógica, metafísica, historia natural, ética, higiene escolar, medicina, antropología, fisiología, anatomía, sociología, criminalogía, religión, etc. Segunda: la pedagogía no es una ciencia, porque no puede formular principios generales de carácter universal. Las teorías y prácticas de un pueblo no son las de otro pueblo ni las de una época las mismas que se observan en otro período. Los hechos pedagógicos han de cambiar con las condiciones políticas, económicas, religiosas, sociales, etc. Tercera: la pedagogía no es una ciencia porque se refiere especialmente á actividades ó prácticas y no hay ciencia de prácticas ó actividades. En general toda práctica ó actividad humana debe ser estudiada como tal, pero su estudio no la convierte en ciencia. En pedagogía el factor determinante es la experiencia práctica. La pedagogía se halla bien en el terreno teórico; en la práctica no resulta. ¿Cuál es el fundamento científico de estas afirmaciones dogmáticas?

Examinemos en detalle tales argumentos. Tocante á la primera objeción podemos decir que si bien es muy difícil formular una ciencia pedagógica, eso no quiere decir que lo juzguemos imposible. La afirmación de que la pedagogía ha de tener un terreno propio preciso y claro es muy irracional, porque no es verdad de ninguna ciencia y sobre todo de una ciencia mental. Porque la característica de las ciencias es que están en estrecha relación, es decir, que no tienen una frontera clara y definida. Así, por ejemplo, en geografía se estudian asuntos que se tratan lo mismo, si no mejor, en astronomía, meteorología, climatología, y otras ciencias. La fisiología abarca muchos problemas de carácter psicológico. Y, sin embargo, la geografía y la fisiología son ciencias, no porque estudian ciertos hechos desde cierto punto de vista. La unidad del punto de vista, no solamente la unidad del material, es lo esencial para una ciencia. Meumann y G. S. Hall han aclarado esto.

El punto de vista de la pedagogía es el del

crecimiento y desarrollo del niño bajo la influencia de quien lo educa con un plan y un propósito determinados. Una ciencia empírica no puede ser un sistema de conocimientos, como Herbart creía. En una ciencia empírica es imposible tratar los hechos como se estudian en química, porque nuestros conocimientos y nuestra experiencia no son completos.

La segunda objeción fué formulada por el difunto Wilhem Dilthey. Pero esta objeción es demasiado general y vaga. Los fines de la educación pueden ser históricos, puesto que cambian, pero es indudable que podemos formularlos. También podemos idear los medios con que esos fines pueden alcanzarse. Y esto nos basta porque es posible establecer ciertos principios donde fundar los fines de una edad determinada. También puede sacarse un núcleo de la historia, sobre todo en lo que atañe á la enseñanza elemental. La lectura, escritura y la numeración, por ejemplo, han sido los fines elementales de todas las edades. Es claro que sus métodos y medios de enseñanza varían de cuando en cuando, pero su función es permanente. Los fines más altos permiten asimismo una determinación científica, que puede mantenerse á través de las edades. El fin debe ser el esfuerzo general del mundo hacia cierta perfección ideal. Otro ideal es desarrollar los poderes del niño hasta donde es posible.

Volviendo ahora á la tercera objeción, podemos afirmar que ninguna ciencia puede establecer un conjunto de reglas capaz de ayudarnos en su aplicación, tales como la experiencia práctica y la habilidad. Esto es también verdad respecto á otras ciencias. En un sentido la experiencia práctica y la habilidad son las fuentes de todo principio científico. Pero, á la inversa, podemos adoptar ciertos principios científicos para aplicarlos prácticamente. Pestalozzi dió á este método un valor exagerado. Según su teoría, cualquier persona, con un mínimo de inteligencia, puede ser un buen maestro si conoce bien el método.

El fin último de la ciencia pedagógica es formular

un conjunto de reglas para su aplicación práctica. En pedagogía, lo primero es la comprensión teórica de su práctica. Esto sirve de guía á los maestros y les permite entender lo que han de hacer. La comprensión teórica de la práctica les proporciona material científico, les familiariza con las peculiaridades mentales, emotivas y volitivas de sus alumnos en diferentes etapas de su desarrollo, y les permite comprender porqué escogemos para la instrucción ciertas materias, y porqué rechazamos las demás. Tendrá opiniones decididas sobre el valor de ciertas materias, v. gr., son los estudios matemáticos más valiosos que los lingüísticos? También sabrá si la escuela pública ha de dar una educación general ó especial. En una palabra, la teoría de las normas de la práctica. Y el maestro debe entender estas normas, poniéndolas en relación con otros problemas modernos. Una ciencia siempre es algo más que un simple inventario de los hechos; es la combinación de estos hechos en un sistema de tal modo que cada sistema aroje luz sobre los otros. Y como esta conexión no puede hacerse sin un principio general, los principios pedagógicos son tan necesarios como los hechos para formar una ciencia.

¿Cuál es, pues, la misión de la pedagogía científica? La pedagogía es una ciencia experimental, que tiene su material y sus principios propios. El alcance de estos hechos es tan grande como el de la acción humana. La pedagogía científica y experimental, no sólo ha de explicar y describir los hechos pedagógicos, sino que ha de trazar el sendero que la educación debe seguir. Además, constantemente se halla investigando si la educación práctica realiza sus fines. La pedagogía prescribe ciertas normas: es, por tanto, una ciencia normativa.

La pedagogía es una ciencia independiente, porque tiene sus fundamentos propios. El punto de vista. es exclusivamente pedagógico. Ninguna otra ciencia ocupa este punto de vista. Ninguna otra estudia, pues, como ciencia la pedagogía. Es imposible escribir una pedagogía como una psicología ó una ética apli

cada. Tampoco se le puede considerar como lógica aplicada. Hay muchas ciencias que toman sus hechos de otras ciencias afines ó no afines, como la psicología, la ética, la lógica, la estética, etc. Y, sin embargo, ninguna de esas ciencias se confunde con la psicología, la moral ó la lógica aplicadas. ¿Porqué, pues, llamo frecuentemente á la pedagogía la aplicación de ésta ó de aquella ciencia, cuando se limita á tomar hechos, como lo hacen otras ciencias? No hay, al parecer, respuesta plausible á esta pregunta. Sí, la pedagogía es una ciencia independiente. Ninguna regla pedagógica procede de la psicología ó de la lógica. Los hechos de la pedagogía experimental demuestran claramente que la psicología es una ciencia con sus hechos y material propios, y su propio punto de vista.

Muchos aceptan la fórmula, bien conocida, de Herbart, según la cual la pedagogía depende de sus ciencias hermanas, la moral y la psicología. La moral formula el fin, la psicología los medios de la educación. Pero ésto no es suficiente. La pedagogía tiene como auxiliares, no sólo la moral y la psicología, sino también la filosofía, antropología, fisiología, sociología, estética, historia de la cultura, etc. La ética no puede formular todos los fines de la educación porque la moral no es todo lo que el niño ha de adquirir en la escuela pública. No hay que olvidar que el fin primario de la educación es la instrucción intelectual ( es decir, conocimiento y destreza), y que la disciplina moral es sólo uno de los fines secundarios.

La pedagogía como ciencia ha de abarcar los problemas que se expresan á continuación:

A. La naturaleza psicológica del niño y su desarrollo (psicología individual). Aquí necesitamos un concepto amplio de la niñez, Como el estudio del niño, ó mejor, el del alumno "señala la introducción del pensamiento evolutivo en el campo del alma humana" (G. S. Hall), ó, como dice Lay en su "Experimentelle Paedagogik (1905, p. 105)", sie muss die naturale und soziale Seite der biologischen Lebensgemeinschaft gleichzeitig und gleichmaessig beachten. Así, pues, la

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