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terminará cuánta seda será menester. Si tendrá de largo quince cuartas y catorce de ancho, es necesario de seda veintiocho varas, si acaso fueren piezas reportadas unas con otras; y si acaso fuere vaciada y reportada, piezas unas encima de otras, según fuere, será menester juzgar lo demás que entrará en ella, porque á mí me ha sucedido hacer banderas que me han entrado 24 varas, y en otras 26, y en otras 34, y en otras 36 y hasta 40. Adviértese que las banderas que van trepadas con piezas reportadas encima, entra mucha más seda; y si acaso fnere cada cuarto de la bandera diferente de obra, se ha de hacer cada cuarto de por sí. Y es necesario para tomar la medida y traza de los dichos cuartos, trazar primero una bandera en el suelo del largo y ancho que ha de ser, y de esquina á esquina se dará un jabón á modo de cruz, y partirse la seda de la bandera por medio, dejando aparte una ochava para los bastones y tenderse á la seda encima de aquella cruz de medio á medio de las señales, y se cortará la encrucijada de la cruz en medio de la bandera y se acosturará y ajuntará la dicha cruz nnos brazos con otros, y por ahí se formarán los cuartos de dicha bandera, y desta suerte se sabrá cuáles son lados y cuáles cabos, porque los cabos son más largos y los lados más anchos. Y si acaso llevase orla al rededor se habrá de tener cuenta en cortar los cuartos más cortos para que vengan á corresponder con la orla, porque no salga la bandera más larga ó más corta de lo que se pidiere. Y si caso fuesen todos los cuartos de la misma obra, ajustarse ha toda la bandera junta, y después se tenderá á lo ancho y largo en el suelo, y se

dará un jabon de esquina á esquina, y después meterse han los paños de la cruz encima y se señalarán las esquinas de los brazos de la cruz, y se cortarán después los cuartos por aquellas señales y se pegarán cada uno en su brazo de cruz muy flojos, porque los sesgos del tafetan dan mucho de sí.

La figura que acompaña tiene cruz de Borgoña y orla.. El segundo libro está escrito por Juan de Albayceta. con título parecido:

Geometría y trazos pertenecientes al oficio de sastres, donde se contiene el modo y orden de cortar todo género de vestidos españoles y algunos extranjeros, etc., año 1720, en Zaragoza, por Francisco Revilla, impresor. En 4.o

NÚMERO 11.

BANDERAS HISTÓRICAS NO MENCIONADAS EN EL TEXxto.

Insignias del conde Fernán González.

Después de la batalla en que auxiliando Ramiro II al conde Fernán González, fueron vencidos los árabes cerca de Osma, el año 933, perseguidos en la retirada, llegó el referido Conde hasta la Mota de Toro, y queriendo dar gracias a Dios por el feliz resultado de la campaña y á la Virgen María por su singular patrocinio, hizo colocar en un santuario medio arruinado por los infieles, que halló á la entrada de la villa, la seña de su hueste, en que estaba pintada la imagen de Nuestra Señora, y cele

bró la solemnidad religiosa. Querían los de la villa que al regresar el Conde á Burgos les dejara el estandarte en memoria del suceso; mas no decidiéndose el caudillo á privar á sus soldados de una insignia tan querida, mandó sacar copia de la imagen y la ofreció á los moteses juntamente con la cantidad necesaria para reedifi. car el santuario, que por esto se llamó, y sigue llamándose, Nuestra Señora de Castellanos'.

El P. Berganza refiere en su obra de Antigüedades de España, con testimonio de los documentos del Monasterio de San Pedro de Cardeña, que la batalla de Cascajares, ganada á los moros el año 911, se empezó ordenando el conde Fernán González á su alférez Orbita Fernández que avanzase con el estandarte de la cruz a.

A los pies del sepulcro del Conde en el monasterio de Arlanza se ponía en las festividades el guión que llevaba á las batallas, que es una cruz grande, guarnecida de planchas de plata. Esta cruz tiene la imagen de nuestro Redentor crucifijado con cuatro clavos. Debajo del crucifijo está la efigie de Adan representando que se levanta del sepulcro. Tiene de largo esta cruz cerca de dos varas: el remate es puntiagudo y una argolla con que el alférez la aseguraba al arzón de la silla. Además de esta cruz grande, llevaba el Conde á las batallas otra muy preciosa, fabricada de la madera de la Santa Cruz en que murió nuestro Redentor. Tiene dos dedos en ancho y palmo y medio de largo.

Erro, Zamora ilustrada, Revista.
Lib. IV, cap. II, párr. 9.

El Rey D. Fernando III el Santo tuvo en gran estimación las prendas del Conde castellano: disponiéndose á la conquista de Sevilla, determinó llevar la espada y el guión que le habían servido, confiando alcanzar, como alcanzó, victoria '.

Insignias del Cid Campeador.

Las crónicas conforman en que el estandarte particular usado por Rodrigo Diaz de Vivar para acaudillar su gente era de color verde. Por los años 1719 en que escribió el P. Berganza las Antigüedades de España, se conservaba en el Monasterio de San Pedro de Cardeña el estandarte; pero el tiempo y la humedad de la iglesia habían consumido el color por completo. Allí estaba también el escudo del guerrero, aforrado con pieles crudas ya tan deslucidas que no se conocía en él insignia ó divisa.

La prenda más preciosa del Cid que se guardaba en el Monasterio era la cruz que traía al pecho al entrar en batalla. Era de plata llana, de cuatro brazos iguales, cada brazo cubierto con tres planchas de oro y en los planos de cada uno cinco encajes esmaltados de piedras preciosas algo grandes y de otras pequeñas blancas. En medio una labor á manera de alcachofa con remate de esmalte blanco y verde, ocultando un pedazo de madero de la Santa Cruz. Indicábalo un letrero de que sólo se entendía: CRUCIS SALVATOR..... SANCTI PETRI..... PORTO. Medía la cruz de punta á punta poco más de una cuarta.

1 Lib. IV, cap. VII, párr. 36 y 37.

El Rey D. Alfonso XI pedía esta cruz al emprender sus campañas, según atestiguan las cartas publicadas por el referido P. Berganza '.

Banderas de Alfonso VII de León.

El poema latino escrito en loor de la conquista de Almería y conocido gracias á la Crónica del inclito emperador de España, que publicó Fr. Prudencio de de Sandoval (Madrid, 1600, fol.), ofrece noticias de las banderas de gran interés por ser tiempo tan añejo. El cronista refiere que en la toma de Alcocer «se entregó el castillo y se pusieron en él los pendones imperiales con la señal de la cruz, de que siempre usó el Emperador en sus estandartes y banderas y en los privilegios que concedía.

El Prefacio de Almería reza:

«Portans vexilla, prorumpit more Leonis
Hæc tenet Hispani totius culmina Regni,
Regali cura scrutatur Regia iura,
Eius indicio patriæ leges moderantur,
Illius auxillio fortissima bella parantur,
Ut Leo devincit animalia, utque decore,
Sic cunctas urbes hoc vincit prorsus honore,
Lex fut antigua, sunt eius prælia prima,
Sunt in vexillis, et in armis Imperatoris,
Illius signa tutantia cuncta maligna,

Auro sternuntur quoties ad bella geruntur,
Cætus Maurorum visu prosternitur horum,
Nec valet in parvo consistere territus anro,
Ut Lupus urget oves, maris ut premit corda Leonis,
Hæc lux vitatos sic pertenuit Hismaelitas,
Aula primo pice consulta voce Mariæ.»

'Lib. v, cap. XL.

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