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IV.

La Banda.-Pendón de la divisa, distintivo real.-Armas reales ó de la nación.-Guión real.-Estandarte real.-Pendón real.

Doña Isabel la Católica ornó el escudo de armas con el águila nimbada del evangelista San Juan, cual se ve en las monedas de oro llamadas excelentes, en los escudos de San Juan de los Reyes de Toledo, en los de Granada y otros varios. Doña Juana, por amor ó influencia de su marido, agregó otro signo exterior ; el de las aspas de San Andrés, que algunos autores, entre ellos el Marqués de Avilés y Soto y Aguilar, han supuesto ser de origen español, adoptado por la batalla de Baeza, que se ganó á los moros el día de San Andrés; mas el nombre de Cruz de Borgoña con que desde un principio fué designada, indica la verdadera procedencia, sentada por otros escritores, como Lechuga.

Las aspas ó cruz de San Andrés son de tan remota ostentación en el ducado que aportaba Felipe el Hermoso, que se afirma fueron adoptadas por el rey Esteban de Borgoña en memoria del milagro hecho por la Magdalena catorce años después de la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo '.

Esta divisa llegó á ser predilecta en España hasta el

Memoires d'Olivier de la Marche, Capitain des gardes de Charles le Téméraire.

punto de figurar sola en las banderas y constituir el simbolismo de la nacionalidad; mas no en tiempo de D. Carlos el Emperador, que añadió al escudo el águila de dos cabezas, la corona del Imperio, el Toisón de oro y las columnas de Hércules.

A cambio de las alteraciones accesorias que introducían en las armas de la nación cierto carácter personal, vino á implantarse una costumbre que por otro lado las alejaba de la personalidad con la creación del distintivo especial y propio del monarca, que fué el guión. Gonzalo Fernández de Oviedo lo define así 1:

« Un oficio hay en la Casa Real, que se dice guión, el enal sólo el Rey usa, e en su lugar e ausencia en su ejército real los capitanes generales, e no otro alguno. Un caballero, criado de esta Real Casa, lleva una lanza encima de su caballo, cuando las personas reales cabalgan de camino ó cuando están en la guerra; en la dicha lanza está una bandera cuadrada de cuatro ó cinco palmos en cada parte ó cuadro, con la divisa de la Banda Real de Castilla. El que la lleva donde se halla la persona del Rey en el ejército, es el alférez real, oficio de grande autoridad y honor.»

En otro lugar explica ser la Banda roja, teniendo en los extremos dos dragantes ó cabezas de sierpe de oro; mas como el Libro de la Cámara es de publicación reciente y estuvo tantos años oculto, ó fuera del alcance de los estudiosos, se ha disputado mucho si la insignia de la Banda era sólo roja ó si tenía ribetes de oro ú amarillo.

1 En el citado Libro de la Cámara del príncipe D. Juan.

D. Manuel de la Corte, compilando las noticias contenidas en las Crónicas, sostuvo en el Semanario Pintoresco Español (t. iv, pág. 261, año 1839) que «era encarnada en sus cantos-que servían de orilla y ocupaban dos quintas partes de su ancho total-y el centro amarillo fuerte. » Hay numerosas pinturas y representaciones que no dejan lugar á duda de haber usado la Banda los reyes que siguieron á los Católicos D. Fernando y D. Isabel, tal como la describe Fernández de Oviedo, es decir, una faja roja puesta diagonalmente en la bandera, mordida en los extremos por dos cabezas de sierpe, doradas. Difícil es saber dónde leería el historiador D. Modesto de Lafuente que la Banda era negra.

Fué D. Alfonso XI el que instituyó la Orden de Caballería de la Banda, rodeándola de grandísimo prestigio y usándola en el guión, llamado desde entonces pendón de la Divisa, porque vino á ser la privativa del Monarca y designación de su presencia. Usaron después este mismo pendón sus hijos D. Pedro y D. Enrique en la gnerra fratricida; de modo que se arbolaba en los dos campos, según refiere, haciendo fe, Pero López de Ayala, pues que lo llevaba, y también Floranes. Después usaron sin intermisión del pendón de la Banda los reyes sucesivos, incluso el emperador Carlos V, y aun algunos reyes moros'.

La Banda roja, que en principio era además distintivo preciado y raro de caballeros de alta alcurnia, llevándola del hombro derecho al costado izquierdo, por concesión

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real, como hoy las grandes cruces, andando el tiempo se vulgarizó, poniéndosela primero los caudillos, más adelante los capitanes, después los soldados, hasta venir á ser signo militar y gala guerrera, que por el color, en ausencia de otras diferencias de vestido, distinguió á los españoles cuando se vieron frente á otros ejércitos en Italia, Francia y Alemania. Don Juan I inició el distintivo, otorgando, según se dice, el uso de la banda á las matronas de Palencia por haber defendido bizarramente la cindad, estando ausentes en la guerra sus esposos y hermanos; fué extendiéndose después tanto, que el Diccionario de Autoridades, al definir la Banda, consignó ser adorno de que comunmente usaban los oficiales militares, de diferentes especies, hechuras y colores, y que servía también de divisa para conocer de qué nación era el que la traía, como carmesi el español, blanca el francés, naranjada el holandés », etc.

En el sitio de Cambray, cuando el Conde de Fuentes disponía el asalto, bastó que 300 hombres de la guarnición tiraran las bandas blancas, poniéndoselas rojas, para decidir la entrega y cambiar de nacionalidad, repitiéndose á cada paso de aquellas guerras los hechos de las encamisadas ó sorpresas nocturnas, en que nuestros soldados vestían la camisa sobre las armas y terciaban encima la banda roja para reconocerse en la obscuridad.

El Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo recogió no pocas noticias de la especie, en prueba de la predilección del color que considera el nacional, y cita entre ellas la carga de caballos de Carlos de Lanoy en el glorioso par

que de Pavía, llevando los jinetes colorados tafetanes sobre las camisas '; aparte el hecho de entrar en Mhulberg el emperador D. Carlos sin llevar sobre las armas. otra cosa que una banda muy ancha de tafetán carmesí listada de oro, distintivo llevado también por el Gran Duque de Alba, y que en los retratos del Museo del Prado se ve sobre el pecho de monarcas, generales, caballeros y capitanes, tales como Fernando V, Carlos V, Felipe II, Felipe IV, el príncipe Baltasar, el CondeDuque de Olivares, D. Fernando Girón, el Duque de Feria, Gonzalo de Córdova, Ambrosio Espínola, el Marqués de Leganés, D. Juan de Austria, con muchos más; generalidad y aplicación que había de ejercer y ejerció realmente influencia.

La Banda en el guión la tuvo por otro lado en la separación de divisas de la realeza y de la nación, pues si guión-ó bandera cuadrada como hoy diríamos-llevaban por signo los Capitanes generales del ejército en ausencia del Rey, no podían dar al viento aquel símbolo reservado al Monarca, sino ostentar el de las armas reales ó el de la nacionalidad, y esto en razón á la variedad

Esta costumbre de las camisas es antiquísima En el Memorial histórico español, tomo VIII, pág. 410, puede verse que yendo para Córdoba el rey D. Enrique IV, año 1469, «llegaron ciento cincuenta le caballo de la ciudad de Andújar y trescientos peones, los cabaHeros todos vestidos de camisas blancas y cruces coloradas, y muy bien aderezados de caballos y armas. » Cuando D. Fernando el Católico se dispuso á combatir con el Rey de Portugal, al romper la marcha el ejércit› mandó pregonar que todos, infantes y jinetes, pusieran las camisas por encima de las armas. Véase Apéndice número 11.

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