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blica Veneta inito, Marcum-Antonium Columnam Pontificiæ classi præficiens, ad æquinadas hostibus xxx mill. cætis, x mi!l. in potestatem reductis, triremibus CLXXX captis, cx demersis, XV mill crhistianis a servitute liberatis, precibus ac armis devicit.»

Se grabaron retratos de los caudillos y láminas de la batalla, de algunas de las cuales pongo indicación en apunte bibliográfico adjunto, el más copioso que hasta ahora se haya formado, y para concluir con Roma es de consignar que el 7 de Octubre de 1871 se celebró con gran solemnidad en la iglesia de Santa María la Mayor, donde está el sepulcro de Pío V, el tercer centenario de la batalla de Lepanto, asistiendo las altas dignidades y cardenales del Sacro Colegio. Se expuso la imagen de la Virgen Salus infirmorum, pintada por Fra Angelico de Fiesole, perteneciente á la iglesia de la Magdalena y que, según tradición, es la que tenía en su cámara San Pio V cuando tuvo revelación de la victoria.

La ciudad de Mesina erigió á D. Juan de Austria una estatua colosal de bronce dorado, obra maestra de Andrea Calamech, exornando el pedestal con relieves de la batalla y varias incripciones, la principal, de memoria histórica, así redactada 1:

«Philippus Hispaniarum et Siciliæ Rex invictus juxta ac catholicus, Pio V. Pont. Max. S. Q. Venet., in Selim Turcarum Princ, orientis tyrannum Christiani nominis hostem immanissimum foe-. dus componit.

>>>Joannes Augustus Caroli V imp. filius, Philippi regis frater totius classis imperator, summa omnium concesione declaratur, is in hoc portu Mamertino ducentarum septem longarum navium,

Buonofiglio, Mesina città nobilissima.-Venetia, 1606. También la copió Vander Hammen.

sexque majorum totius foederis classe coacta ad XVI cal. Octob. e freto solvit ad Echinadas insulas, hostium Turcarum naves longas ccxc, animo invicto non, Octob. aggreditur inaudita celeritate, incredibile virtute triremes ccxxx, capit, viginti partim flammis assumit, partim mergit, reliquæ six evadere potuerunt, hostium ad xv millia cædit, totidem capit, Christianorum captivor, ad xv millia in libertatem asserit, et metu quem hostibus immisit Christo semper auspice remp. Christ. liberavit ann MD.LXXI.

>>Messanem III. non. Novemb. victor revertitur ingentique omnium lætitia triumphans excipitur, ad gloriam ergo et æterni nomin. Philippi regis, tantæque victoriæ memoriam sempiternam Joanni Austrio Frati B. M. fort felicissimoque princ.

S. H. Æ.

S. P. Q. MESSANENSIS P.
PATRIBUS CONSCRIPTIS

CHRISTOPHORO PISCI, IO. FRANCISCO BALSAMO, D. GASPARE LUCANIO, ANTONIO ACCIARELLO, D. THOMA MARCHETTO, FRANCISCO REGITANO MD.LXXII.>>

Volviendo á nuestra España, aunque Ticiano no quisiera pintar el cuadro de la batalla de Lepanto para el Senado de Venecia, no tuvo inconveniente en hacerlo para D. Felipe II. En el Museo del Prado existe representando al Rey de rodillas ante el altar, levantando hacia el cielo á su hijo D. Fernando. La figura de la Fama ó de la Victoria desciende de las nubes y pone en manos del Infante una palma con cinta en que se lee: Majora tibi. En el suelo aparece un cantivo turco y en lontananza la escuadra incendiada '.

Para el Monasterio del Escorial pintó seis grandes cuadros de la batalla Lucas Cambiaso. Representan la salida de la armada del puerto de Mesina, la armada en la mar, las dos armadas á la vista, la batalla, la huída

1 Catálogo del Real Museo, 1858, pág. 202, núm. 854.

de Uluch-Ali, la vuelta á Mesina. Otras pinturas hicieron en el palacio del Viso los hermanos Perola por encargo de D. Álvaro de Bazán, y muchas de autores

desconocidos se colocaron en los conventos de la Orden de Predicadores. La más notable, aunque algo dejara que desear en la verdad histórica, era la que poseyó la iglesia de San Pablo de Sevilla, y al número de éstas corresponden probablemente las que han ido á parar al archivo de Alcalá (colocada en la escalera) y al Museo Naval 3.

Medallas se acuñaron varias, en otra parte descritas, y no viéndose en tantas memorias alusión alguna á la protección ó invocación de la Virgen del Rosario, debe acogerse, como va dicho, con reserva la repetida tradición mientras no aparezca documento que la justifique, y rectificar, esto de una manera positiva, la afirmación de D. Fernando de Hermosa de Santiago: «Que desde el momento que el Príncipe invicto donó la peregrina imagen á la hermandad y basílica de San Juan de Letrán, se consideró como singular Patrona de la Marina española.»

1 Poleró, Catálogo de los cuadros del Monasterio del Escorial. Madrid, 1857, pág. 120.

Alcalá Galiano, El palacio del Viso.-Madrid, 1888.

3 Catálogo del Museo naval. Segunda edición.

▲ Disquisiciones náuticas: Medallas navales.

VII.

El estandarte de la Liga.—Forma, tejido, colores.— Otros estandartes y banderas. — Bastón, espada, birrete, rosa de oro enviados por el Papa á don Juan de Austria.

Uno de los capítulos convenidos en el Concierto ó Tratado de la Santa Liga estatuía que en las jornadas que hicieran las fuerzas unidas no había de usarse de estandartes particulares, sino del común de la referida Liga, en el cual figurarían juntas las armas de las tres naciones que la componían, según el simbolismo que por entonces las diferenciaba. El Papa Pío V se encargó de componer, bendecir y enviar esta enseña principal, como lo hizo, acompañando un breve que llevó á Nápoles el Conde Gentil Saxatelo, con delegación en el Cardenal Granvela para hacer la entrega con solemnidad.

Se verificó la ceremonia el 14 de Agosto de 1571 en la iglesia de Santa Clara còn gran fiesta religiosa, durante la que recibió también el príncipe D, Juan el bastón de mando general con que le investía el Pontífice. Acabada la entrega se trasladó el estandarte con gran comitiva militar desde la iglesia hasta el puerto y

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se arboló en la galera Real haciendo salva todas con artillería, mosquetería y arcabucería. Al portador conde Gentil obsequió el General con una cadena de oro de valor de cuatrocientos escudos, dándole respuesta al breve y testimonio de reconocimiento por la confianza que en él depositaba, y al rey D. Felipe cuenta de todo, acompañando diseño del referido estandarte '.

Los historiadores españoles escriben de conformidad que el estandarte bendecido por San Pío V era de damasco azul, mostrando la imagen de Cristo crucificado; al pie, las armas del Pontífice; á la derecha de éstas las de España, á la izquierda las de Venecia, ligadas las tres por una cadena de que pendían las de D. Juan de Austria. Bastaría, al parecer, el testimonio de estos autores contemporáneos; pero insensiblemente se ha ido formulando una tradición contraria, y no quedara destruída de no acudir al método prolijo y cansado, si bien necesario, empleado en el examen de las anteriores. Volviendo, pues, al texto de los que presenciaron los sucesos ó tuvieron participación ó noticia inmediata de ellos, dicen:

2

«Antonio de Herrera y Luis Cabrera de Córdova, sin discrepancia, que el estandarte era de damasco azul bordado, con un crucifijo, y á los pies las armas del Papa en medio de las del Rey y de venecianos, y debajo las de D. Juan.»

El diseño no está en el archivo de Simancas con el documento (núm. 4) á que acompañaba.

Historia general del mundo.-Madrid, 1601, lib. xIII, cap. VI.
Felipe II.-Madrid, 1876, t. 11, pág. 97.

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