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que no sin inconvenientes se alteran los símbolos que al prestigio de la tradición añaden recuerdos gloriosos. En esta ocasión quedaron subrogados los campos de León y de Aragón primitivos, pero en primer lugar, esos reinos de antiguo se habían amalgamado, y después se mantenía lo esencial que era el color del león y de la cruz, insignias rojas en ambos. Oro y rojo han sido, pues, los colores nacionales de España desde los Reyes Católicos, en ley heráldica; y he aquí por qué lucen y brillan en todos esos estandartes, guiones, pendones, en que se ponían las armas reales, y por qué reyes, príncipes, generales, caballeros, y aun soldados, los mostraban sobre el pecho en las bandas rojas con puntas ó cabos de oro.

Nada más justo, por ello, que se sepa lo que los maestros de la llamada ciencia de Armerías hablan del significado:

«El rojo ó gules es el primer color en heráldica; sim-. boliza de las piedras, el rubí; de los planetas, Marte; de los elementos (sic), el fuego; de los signos, Aries y Escorpión; de los días, el martes; de los meses, Marzo y Octubre; de los metales, el cobre; de los árboles, el cedro; de las flores, el clavel, y de las aves, el pelícano.

» Significa: de las virtudes, la caridad; de las calidades mundanas, la valentía, la nobleza, la magnanimidad, el valor, el atrevimiento y la intrepidez, la alegría, la victoria, el ardid, la generosidad, el honor, el furor y el vencimiento con sangre.

>> El amarillo ú oro es también el primero de los metales que figuran en el blasón, y simboliza: de las piedras, el carbunclo ó topacio; de los planetas, el Sol; de

los signos, Leo; de los días, el domingo; de los meses, Julio; de los árboles, el ciprés; de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los animales, el león, y de los peces, el delfin.

Significa: de las virtudes, la justicia, la benignidad y la clemencia; y de las calidades mundanas, la nobleza, la caballería, las riquezas, la generosidad, el esplendor, la soberanía, el amor, la pureza, la salud, la solidez, la gravedad, la alegría, la prosperidad, la larga vida, el poder, la constancia y la eternidad» '.

VII.

Los colores nacionales en la indumentaria.

Corresponde á los caballeros de las órdenes militares la primacía en España de la invención y uso sobre las ropas de signos distintivos de corporación. Argote de Molina anotó que durante la batalla de las Navas se vió en el cielo una cruz de la figura de la de Calatrava, y á la piadosa ilusión atribuyen otros escritores el origen de la venera; mas si se ha de dar crédito al Romancero, de mucho antes era costumbre el del signo sagrado, y en la batalla misma de las Navas cuenta *.

Duques, marqueses y condes, venian á la porfia

con sus cruces coloradas

en los pechos, por insignia.

1 El Marqués de Avilés, Ciencia heroica, t. I, pág. 192.

2 Romance de la batalla de las Navas, núm. 926.

Sea por ello ó porque el color rojo estuviera en la sanción de la costumbre, rojas fueron las cruces de las cuatro órdenes, y rojas también las que distinguieron á los cuadrilleros de la Santa Hermandad, instituto armado que plantearon los pueblos en defensa de la honra y de la hacienda, y aprobaron los Reyes Católicos.

Entre los materiales reunidos por el Conde de Clonard para la Historia orgánica de las armas de infantería y caballería, hay muchos datos que sirven para conocer la manera con que se fueron componiendo los vestidos uniformes de los ejércitos, manera muy lenta y no determinada en absoluto hasta días cercanos á los nuestros, pero en todos tiempos, aunque se satisfacieran las exigencias en la milicia con alguna prenda de señalada aplicación, como el coleto de ante en el soldado y la caperuza colorada en el marinero, durante los siglos XVI y XVII, había excepcionalmente individualidades ó cuerpos, ya por razón de los cargos, ya porque sirvieran de guarda de las personas reales, ya porque hubieran de hacer papel en zuizas, solemnidades ó casos de aparato, que recibían librea.

El Código de las Partidas, que tantas noticias ha suministrado, ofrece todavía una muy señalada en este particular. Tratando De la guerra que se face por mar y del nombramiento de los cómitres ó capitanes de navío, que eran cotra manera de homes que son cabdiellos de mar so el almirante», previene que el Rey, ó el almirante por su orden, debíanlo vestir de paños bermejos

Ley 3., tit. 24, part. II.

et ponerle en la mano un pendon de señal de las armas del Rey, et meterlo en la galea tañiendo trompas et añafiles, et ponerle en aquel logar do debe seer, et otorgarle que sea dende adelante cómitre.

La ordenanza era extensiva á todos los altos dignatarios de la marina, y se conservó en uso mucho tiempo. Lo que más admiró á los indios del Nuevo Mundo, al aparecer ante ellos gentes extrañas, fué el traje escarlata de Colón.

Se ha escrito, aunque sin pruebas suficientes, que los cuadrilleros de la Santa Hermandad, durante el reinado de D. Fernando y D.a Isabel, vestían calzas de paño encarnado y saya de lana blanca con la cruz de distintivo en el pecho, y que las propias calzas y sayo, aunque sin cruz, llevaron á Italia las huestes del Gran Capitán. También se dice que las milicias de ordenanza ó primeros tercios, con tanta oposición organizados por el Cardenal Cisneros, usaron ya calzas rojas con vivos y cuchillos amarillos, y en lo de estos últimos soldados es conforme el hecho con la razón.

El historiador citado describe y pinta trajes militares de la época del Emperador, consistentes en jubón, calzas y gorra rojas, acuchilladas de amarillo. En tiempo de Felipe II vistió la infantería de amarillo con cuchillos rojos. Así está presentada en la pintura de San Quintín de la sala de batallas del Escorial; y un Cuerpo de arcabuceros á caballo que se creó por entonces, recibió por uniforme hungarina con mangas perdidas de paño amarillo, adornada con cruz roja de Borgoña.

Felipe IV suprimió las calzas acuchilladas, sustitu

yéndolas con gregüescos y medias calzas de lana, cuerpo de jubón con faldetas y sombrero de fieltro á la valona. El jubón y gregüescos eran amarillos, y las medias calzas rojas, según una pintura que poseía en Lorca el general Musso.

Carlos II creó un regimiento de guardias de la persona real, cuyo uniforme era justacor de paño amarillo, llamado comunmente casaca, guarnecido por sus costuras con franja escaqueada de blanco y rojo; calzón gregüesco amarillo, media encarnada, zapato de becerro blanco con lazos rojos, corbata blanca y sombrero chambergo. La infantería del ejército vestía de rojo y amarillo, variando los cuerpos; de forma que el que gastaba medias amarillas tenía gregüescos rojos, y al contrario, sin que se hiciera novedad hasta el año de 1707.

Esto se deduce de los estudios del Conde de Clonard; posteriormente ha hecho otro, que inédito se guarda en la Academia de la Historia, el capitán de caballería don Manuel Jiménez González, con tipos y figurines iluminados que comprenden las banderas de los cuerpos, y en él también se observa que los colores rojo y amarillo han hecho papel en la mayor parte de las combinaciones discurridas; por mi parte añadiré la relación de un testigo de vista del viaje de Felipe II á Inglaterra, para dar á conocer el uniforme de sus guardias":

Titúlase Colección de modelos de las armas y de los trajes usados por las tropas de mar y tierra, desde la más remota antigüedad hasta nuestros dias, con una breve reseña histórica de las mismas y un apéndice sobre los cuerpos de Ultramar, dibujada y escrita en el año de 1862.

2 Andrés Muñoz, ya citado.

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