Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Tales son los objetos que espero tomarán las Cortes en consideracion, para que pueda consolidarse el sistema Constitucional, y acelerar con él la prosperidad y bienestar de la nacion.

He dicho hasta aquí cuanto convenía esponer á la consideracion de las Cortes, en órden á la actual situacion política de la nacion en todas sus relaciones interiores y esteriores, aunque con la precision á que me obligan las circunstancias de un acto tan solemne, y las noticias que tengo sobre los diferentes estremos que abraza mi discurso.

De intento he omitido hablar hasta lo último del de mi Persona, porque no se crea que la prefiero al bienestar y felicidad de los Pueblos que la divina Providencia puso á mi cuidado.

Me es preciso, sin embargo, hacer presente, aunque con dolor, á este sabio Congreso, que no se me ocultan las ideas de algunos mal intencionados que procuran seducir á los incautos, persuadiéndoles que mi corazon abriga miras opuestas al Sistema que nos rige, y su fin no es otro que el de inspirar una desconfianza de mis puras intenciones y recto proceder. He jurado la Constitucion, y he procurado siempre observarla en cuanto ha estado de mi parte. ¡ Ojalá que todos hicieran lo mismo! Han sido públicos los ultrages y desacatos de todas clases cometidos contra mi dignidad y decoro, contra lo que exige el órden y respeto que se me debe tener como Rey Constitucional. No temo por mi existencia y seguridad; Dios ve mi corazon, vela y cuidará de una y otra, y lo mismo la mayor y mas sana parte de la nacion; pero no debo callar hoy al Congreso, como principal encargado por la misma en la conservacion de la inviolabilidad que quiere se guarde á su Rey Constitucional, que aquellos insultos no se hubieran repetido segunda vez, si el poder ejecutivo tuviese toda la energía y vigor que la Constitucion previene y las Cortes desean; la poca entereza y actividad de muchas de las autoridades ha dado lugar á que se renueven tamaños escesos, y si se siguen, no será estraño que la nacion Española se vea envuelta en un sin número de males y desgracias. Confio que no será así, si las Cortes como me debo prometerlo, unidas íntimamente á su Rey Constitucional, se ocupan incesantamente en remediar los abusos, reunir la opinion, y contener las maquinaciones de los malévolos que no pretenden sino la desunion y la anarquía.

Cooperemos, pues, unidos el poder legislativo y Yo, como á la faz de la nacion lo protesto, en consolidar el Sistema que se ha propuesto y adquirido para su bien y completa felicidad.

FERNANDO.

SEÑOR,

Contestacion del Señor Presidente.

¡Qué dia de tanta ventura es este para la heróica Nacion Española ! Qué espectáculo tan grande y sublime ver sentado á Vuestra Majestad sobre un trono, cuyos cimientos son las virtudes del Pueblo mas leal que vieron los siglos! No, no es la reunion de Vuestra Majestad con sus ilustres Representantes una ceremonia pomposa que solo interesa á los sentidos; es sí, un acto augusto que habla al corazon, y que escita los sentimientos de este agente de nuestra conducta, cuyo poder y fuerza no tienen medida; acto mas glorioso y de mas prez, que todos cuantos ademas ofrece la historia de nuestra restauracion política, incluso el del 9 de Julio del año pasado; porque al fin todos juntos presentan la idea de una alianza eterna entre la nacion y Vuestra Majestad, en vez de que el acto de este dia termina á solemnizar su ratificacion con hechos positivos de parte de las Cortes y de Vuestra Majestad.

Yo no hablaré de lo que ha hecho esta nacion, modelo de lealtad hacia su Rey. Lo dirán por mí esos caracteres que, señalando los ínclitos nombres de Daoiz y Velarde, recuerdan muda pero enérgicamente, que estos héroes sellaron con su sangre la profesion de fe política de los Españoles, casi borrada del libro de la ley, pero esculpida con caracteres indelebles en sus corazones. Lo dirá tambien la memorable campaña de 1813, que restituyó á Vuestra Majestad del cautiverio al triunfo, en el que tanto debimos á la invicta nacion Británica nuestra aliada. Pero mejor que nadie lo dijo Vuestra Majestad en la Alocucion Paternal, que se dignó dirigir á los Españoles en el memorable dia 10 de Marzo. Yo no osaré examinarla, porque este buen deseo menguaría la originalidad del magnánimo cuadro que ofrece; sí me parece que puedo tomarla en la mano, considerandola como un clave ó esplicacion de los maravillosos portentos que encierra aquel cuadro.

De una parte veo á la nacion cual cuerpo sin cabeza, y sin mas armas que las de su lealtad, combatir contra el poder mas colosal que vieron estos tiempos, el cual intentaba derrocar el trono augusto en que Vuestra Majestad está sentado. De otra miro á los ilustres Representantes de la misma nacion, colocados en el puesto avanzado del único baluarte de la libertad Española, donde al resplandor de los fuegos con que lo baten leen aquel libro de la Ley, y con voz esforzada animan á sus comitentes, refiriendoles entre otras máximas de salud social, de un Augusto Predecesor de Vuestra Majestad, las siguientes: "Rey y Reino son como alma y cuerpo, que aunque sean departidas, el ayuntamiento las face ser una misma cosa. Los

Españoles deben guardar al Rey, ca guardándole á él, se guardan á sí mismos y á la tierra onde son." El olvido de estas y otras máximas, les añadian, nos han acarreado la calamidad que nos aflije. Continuemos en tan dura lid, proseguian, rescatemos al Rey para colocarle con la Ley en el santuario de la inviolabilidad. Finalmente veo el triunfo de la lealtad Española publicado por Vuestra Majestad con asombro del mundo.

Yo enmudezco, Señor, á la vista de este cuadro. Unicamente me queda ánimo para decir: "Ilustres compañeros, marchemos todos por la senda Constitucional, pues tenemos á nuestro Rey al frente, y marcha el primero."

Al oir los obstáculos de que ha hablado Vuestra Majestad en su discurso, recobro otra vez el ánimo para confortar el suyo; porque ¿ que obstáculos podrán oponerse estando unido tan de corazon con la nacion, segun ha manifestado? Los obstáculos que deban remover las Cortes, los apartarán usando de la facultad que les concede la ley. Para vencer los otros que dependan de Vuestra Majestad basta una sola palabra suya, ¿que digo una palabra? Una sola mirada basta. Vuestra Majestad es parte de la ley antes de publicarla. Despues de publicada es la Ley misma, porque tiene en su mano la voluntad general de todos los Españoles, y no hay poder que sea capaz de contrastarla. Y si la nacion huérfana y desamparada hizo lo que Vuestra Majestad ha publicado ¡ qué no hará unida con su Rey!

Concluido este discurso, Su Majestad salió acompañado de la misma diputacion que le habia recibido.

N° XXXV.

Mensage de Su Majestad de 2 de Marzo de 1821 sobre que las Cortes le indiquen los individuos para desempeñar los Minis

terios.

Queriendo dar á la nacion un testimonio irrefragable de la sinceridad y rectitud de mis intenciones, y ánimo de que cooperen conmigo á guardar la Constitucion en toda la Monarquía, las personas de ilustracion, esperiencia y probidad, que con diestra y atinada mano quiten los estorbos, y eviten en cuanto sea posible todo motivo de disturbio y descontento, he resuelto dirigirme á las Cortes en esta ocasion, y valerme de sus luces y de su celo para acertar en la eleccion de nuevos Secretarios del Despacho. Bien sé que esta es prerogativa mia; pero tambien conozco que el ejer

cicio de ella no se opone, á que las Cortes me indiquen y aun me propongan las personas que merezcan mas la confianza pública, y que á su juicio sean mas apropósito para desempeñar con aceptacion general tan importantes destinos. Compuestas de Representantes de todas las Provincias, nadie puede iluminarme en este delicado asunto con mas conocimiento que ellas, ni con menos riesgo de que el acierto sea cual Yo deseo. El esclarecimiento que cada Diputado en particular, si le pidiese, no me le rehusaría, no me negarán tampoco todos ellos reunidos, pues cuento con que antepondrán la consideracion del bien público á otras de pura delicadeza y miramiento.

N° XXXVI.

Discurso del Ex-Ministro Argüelles en la Sesion de 4 de Marzo de 1821.

El Señor Argüelles contestó entre otras cosas, que cualquiera que fuese la situacion en que el Señor Calatrava concebia que se hallaban las Cortes, de ningun modo podía compararse con la suya y la de sus compañeros. Que exonerados de los cargos que habian ejercido por un decreto del Rey, que veneraban, nada les era posible decir sobre los asuntos que habian corrido á su cuidado, pues desde el momento en que fueron reducidos á la clase de meros ciudadanos, ni aun memoria les quedaba de lo que habian hecho como funcionarios públicos. "Todas las dudas, añadió, sobre que el Congreso querrá consultarnos, todas las contestaciones que pudiera pedirnos, las hallará satisfechas en los documentos existentes en las Secretarías del Despacho, donde encontrará abundantes pruebas de las noticias de los hechos que el Señor Calatrava ha indicado. Aun cuando nosotros intentasemos dar alguna idea sobre tales asuntos, siempre serían noticias muy inexactas, incompletas y mal coordinadas en comparacion de lo que resultará de los documentos citados. Si despues de esta manifestacion todavía se quisiere exigir de nosotros aclaraciones, que son enteramente incompatibles con el estado en que nos hallamos, no se lograría mas que aumentar nuestra amargura, la cual crecería de momento en momento, al paso que los Señores Diputados insistiesen en un empeño tan imposible de satisfacer por nuestra parte."

N° XXXVII.

Informe presentado á las Cortes en la Sesion de 20 de Marzo por la Comision encargada de examinar el estado de la Nacion.

El Señor Calatrava leyó el informe de la Comision especial, encargada de tomar cuantas noticias tuviese por conveniente sobre el estado de la Nacion con respecto á su seguridad interior, en el cual se decía entre otras cosas, no haberse perdonado medio alguno para llenar cumplidamente un encargo de tanta trascendencia, y podía lisonjearse de que su informe descansaba sobre los documentos que había recojido y acompañaban al Espediente. Dando una ojeada sobre las diversas conspiraciones y tramas que se han notado desde el año de 1820, viene á proponer la mas esencial de todas las medidas, que es la de indicar aquellas que le parecen mas oportunas para atajar el mal, y evitar que continúe.

La Comision se detiene particularmente sobre los sucesos de la última época, y se ve obligada á reconocer con dolor la poca eficacia de un remedio aplicado con tibieza. Acerca de los insultos cometidos contra la persona del Rey, dice, que segun los documentos que se han presentado á la Comision, un solo individuo ha sido acusado de tan criminal esceso, y á pesar de algunas circunstancias que parece le favorecen, el Fiscal ha pedido contra él la pena de muerte. La Comision divide en tres épocas principales los alborotos y tramas de que habla en su informe.

1a. Los de fines de Junio y principios de Julio del año pasado, cuyo objeto era impedir la reunion de las Cortes.

2a. Cuando estas iban á cerrar sus Sesiones, y S. M. se fue al Escorial. 3a. Cuando los enemigos del actual sistema se propusieron impedir la reunion de la presente legislatura, descubriendo desde luego su objeto, que era destruir un Ministerio que tanto celo é interés había mostrado por el sostenimiento de las nuevas instituciones, y así se observó, que todos sus tiros fueron dirigidos á derribar aquel baluarte.

De las declaraciones recibidas dice, que resulta una Junta Suprema á quien se da cuenta de los progresos que hacen las diferentes ramificaciones de esta conspiracion secreta. Que dicha Junta existía ya ántes de la reunion de las Cortes, y que tiene relaciones en todas las provincias de España, y tambien en el estrangero, principalmente en Francia. Que en Paris hay una reunion, dirigida por un prófugo, para fomentar el descontento entre nosotros y sublevar las Provincias, reunion que tiene su resi

« AnteriorContinuar »