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sus

palabra; porque siendo solo por escrito habrá dudas, y se resolverán por los ministros como les acomode; siendo de palabra, la interpretacion será genuina, y la voluntad de las Cortes quedará esplicada á toda su satisfaccion. El paso es el mas majestuoso; él debe hacer indisoluble la cordial union que ha de reinar entre los dos grandes poderes, él es el que ha de salvar á la heróica Nacion. Porque no basta que sean separados de sus destinos unos Ministros que, por falta de prevision, han llegado á ser engañados por los enemigos del sistema, y á formar por sobra de amor propio, causa comun con ellos. No, Señor, no basta esto; es necesario que Su Majestad comprenda lo mucho que ha ganado en este género de irreverencia de los Pueblos á Su Majestad en sus Ministros: que ese mismo género de irreverencia ha hecho heróicamente la causa de Su Majestad, porque han hecho la causa de toda la nacion, pues removidos ya de empleos y lugares aquellas personas en quien principal y casi únicamente se tenia confianza, si Cadiz y Sevilla hubieran consentido la separacion de sus dignos Gefes, que ya estaba acordada, y si en seguida se hubiera dado una órden á este Regimiento y otra al otro, como ya estaban resueltas entonces, hubieramos quedado ya fuera de combate, como aun así lo estamos viendo en esos seducidos y engañados pueblos de Aragon, capitaneados por el sobrino del Obispo de Tarazona, en esos de Navarra capitaneados, segun se dice, por un sobrino del Obispo de Calahorra, y en esos de Galicia, entre quienes está el que tiene por alcalde á un Obispo ; pues si todo nos está sucediendo sin haber acabado los Ministros las mudanzas que meditaban, ¿que nos hubiera sucedido, si con la obediencia de Cadiz y Sevilla las hubieran concluido? Es pues necesario que esté Su Majestad convencido; lo primero, de que este paso que tanto le han hecho temer, ha sido para que abramos todos los ojos, y conozcamos que los enemigos del sistema le han dado tantos funestos golpes, cuantos se han dado á los que estaban empeñados en sostenerle, y que no les faltaba mas para concluir la obra de nuestra anarquía y feroz esclavitud que esa obediencia de Cadiz, pues perdido como el año 14 el baluarte de la libertad lo hubieramos perdido todo; y lo segundo, de que es de absoluta necesidad para la consolidacion del sistema y la conservacion del Trono, no solo la inmediata separacion de todos los ministros actuales, sino su reemplazo con Españoles, queásus conocimientos y virtudes propias de sus respectivos ramos, junten las calidades de notoriamente amantes de la Constitucion de la Monarquía, notoriamente queridos de la Nacion, y dotados de toda aquella actividad, robustez y firmeza que son menester para desandar luego los malos pasos que se dieron, y ejecutar cuanto indebidamente se ha omitido.

N° XLIII.

Discurso pronunciado por S. M. al cerrarse las Sesiones de las Cortes estraordinarias de 1821, el dia 14 de Febrero de 1822.

SEÑORES DIPUTADOS,

Me es de la mayor complacencia poder anunciar en este augusto recinto, que las medidas legislativas adoptadas en el periodo de estas Cortes estraordinarias, han adelantado tanto la obra admirable de nuestra regeneracion política, que á pocos esfuerzos de esta naturaleza, llegará en breve al colmo de su perfeccion.

No me detendré en el arreglo de habilitaciones de Puertos y Aduanas, y en las mejoras hechas en los Aranceles de Comercio, que ensanchando sus límites ahuyentan el contrabando, y ofrecen á nuestra industria todos los estímulos para su incremento.

Lo que no es posible dejar de encarecer con particular elogio, son las dos grandes empresas de la division del territorio Español, y la del Código penal, que aun es mas ardua y sublime, cuya ejecucion se ha debido en esta época á la sabiduría y celo de las Cortes. Sus nombres solos dan bien á conocer la importancia de estas obras capitales, cuya necesidad era notoria, y cuya suma conveniencia, reservada á la sucesion del tiempo, no puede todavia ser manifiesta.

Yo me congratulo al recuerdo de estos monumentos del caracter Español, que, constante en su propósito, lleva siempre á cabo lo mas dificil y glorioso, que es su verdadera divisa.

Así, al retirarse á sus Provincias los Señores Diputados, les acompaña el testimonio de la gratitud Nacional y la mia, y Yo confio de sus virtudes patrióticas y sanos consejos, que contribuirán á mantener en ellas, el orden público y el respeto á las Autoridades legítimas, como el mejor medio de consolidar el Sistema Constitucional, de cuya puntual observancia depende el bien estar y la prosperidad de esta Nacion magnánima.

SEÑOR,

Contestacion del Señor Presidente.

FERNANDO.

Las Cortes que tuvieron la gloria de ver á V. M. jurar en su seno la Constitucion Política de la Monarquía, tienen hoy la de haber oido los augustos sentimientos manifestados por V. M. en el acto solemne de cerrar sus Sesiones. Convocadas despues del restablecimiento del Régimen

que

Constitucional, conocieron desde luego la importancia del grave encargo la Nacion les habia confiado. Remover obstáculos, allanar el terreno, plantear reformas útiles, poner en concierto los varios ramos de la Administracion pública; echar las bases de la futura prosperidad, organizar la fuerza armada, establecer un plan general de enseñanza; cuantos objetos, en fin, pueden llamar la atencion de un Legislador, todos se presentaron á la vista de las actuales Cortes, y en todos han trabajado con incansable afan, y con el mas vivo deseo del acierto. No bastaron á entibiar su celo ni á rendir su constancia las dificultades de tamaña empresa, ni los obstáculos que debian añadir las circunstancias accidentales, las pasiones de los hombres, y los males que necesariamente produce todo trastorno político : antes por el contrario, la eficacia y energía de las Cortes crecieron á la par de las dificultades, y sin desviarse de la senda Constitucional que emprendieron, han procurado conciliar en todas las ocasiones, el mas ardiente celo por la libertad, con la mayor firmeza para sostener el orden público, que es su apoyo у cimiento.

Así es que V. M., cuando se dignó concurrir á este recinto, al terminar las Cortes su segunda legislatura, recibieron de V. M. el testimonio mas satisfactorio, que pueden merecer de un Monarca los Representantes de la Nacion; y cuando se han visto reunidos en Cortes estraordinarias, para ocuparse de los graves asuntos que V. M. ha juzgado por conveniente someter á su deliberacion, no han omitido conato ni tarea, para corresponder á tan augusta confianza, y á los justos deseos que la Nacion habia manifestado.

Durante este último periodo, las Cortes se lisongean de haber contribuido á restablecer la tranquilidad del Estado, y á libertarle de la terrible crisis á que desgraciadas circunstancias le habian conducido; de haber dado Leyes benéficas, conservadoras de la verdadera libertad; de haber facilitado la accion del gobierno, y la mejor administracion de los pueblos con la division provisional del territorio; y de haber dejado una memoria grata á los Españoles en el Código penal que han concluido, y en los demas proyectos que la escases del tiempo les ha impedido discutir, y que dejan encomendados á la sabiduría y prudencia de las próximas Cortes ordinarias.

Tal es, Señor, la suma ventaja del Régimen representativo, tan util á los Tronos como á los Pueblos. Los hombres se mudan, pero la institucion permanece, y el Estado logra los beneficios de un Sistema constante de adelanto y mejora en los varios ramos de la Administracion, sin que esten espuestos á los caprichos de la arbitrariedad, ni á continuas mudanzas sin plan y sin concierto. Nuestros sucesores, elegidos por la Nacion,

enterados de las necesidades de los Pueblos, y fieles intérpretes de la voluntad general, van á ocupar este Santuario de las Leyes para promover el bien y felicidad del estado. A ellos está reservada la inapreciable dicha de consolidar obra tan majestuosa, sin dejarla espuesta á los embates del Poder, ni á los vaivenes de las pasiones; y animados de nuestros mismos deseos, amaestrados con nuestra inesperiencia, van á asegurar para siempre la felicidad de la Nacion. Gloríese V. M. de la gran parte que tiene en ella, y de hallarse en ese Trono apoyado y sostenido por la Constitucion y las Cortes, desde el que hará la dicha de su augusta dinastía, y la de todos los Españoles; mientras nosotros, desnudos ya de la investidura con que nos había condecorado la Ley, dirigimos constantemente nuestros votos por la prosperidad de nuestra Patria, y damos lecciones, con nuestra persuasion y nuestro ejemplo, de fidelidad inalterable á la Constitucion Política de la Monarquía, de obediencia á las Leyes, y de respeto á la Sagrada Persona de V. M.

N° XLIV.

Discurso pronunciado por S. M. en la apertura de Cortes de 1o de Marzo de 1822.

SEÑORES DIPUTADOS,

El acto de abrir solemnemente esta nueva Legislatura, es en sumo grado satisfactorio para mí, y me persuado que lo será tambien para la Nacion toda, á quien dichosamente representais. El ofrece un nuevo testimonio de firmeza del Régimen Constitucional, y una nueva prueba de la seguridad y confianza con que marchamos por la senda que nos hemos propuesto.

En los primeros pasos de toda mudanza política hay siempre circunstancias difíciles, por la alteracion que es consiguiente sufran las fortunas, las esperanzas y las opiniones. En los dos años que han mediado desde la restauracion Constitucional, no han dejado de ofrecerse ocasiones en que el orden y la tranquilidad han sido amenazados por los esfuerzos temerarios de imprudentes que desconocen la fuerza del tiempo y de las cosas; pero la Nacion Española, tan distinguida por sensatez y constancia, puede justamente gloriarse de haber desconcertado tan vanas tentativas, ofreciendo un ejemplo poco comun en la historia de las Naciones.

Nuestras relaciones con las demas Potencias presentan el aspecto de una paz duradera, sin recelo de que pueda ser perturbada, y tengo la satisfaccion de asegurar á las Cortes, que cuantos rumores se han esparcido en contrario carecen absolutamente de fundamento, y son propagados por

la malignidad que aspira á sorprender á los incautos, á intimidar á los pusilánimes, y á abrir de este modo la puerta á la desconfianza y á la discordia.

El estado interior de la Nacion no puede todavia ofrecer notables adelantamientos, porque el tiempo transcurrido desde que empezó la nueva época, es todavía muy corto para que puedan esperimentarse; y por otra parte, los obstáculos tan grandes como notorios que han sobrevenido, han entorpecido considerablemente los progresos y mejoras; sin embargo, en cuanto lo han permitido el tiempo y los medios que ha tenido el Gobierno á su disposicion, se ha procurado animar la agricultura, fomentar la industria, librar de trabas al Comercio, y dar facil y espedito curso á todas las fuentes de la prosperidad pública. Las memorias que los Secretarios del Despacho presentarán inmediatamente á las Cortes, darán idea del estado en que se hallan los diversos ramos de la Administracion, y enterarán al Congreso de todo cuanto se haya hecho para llevar á debida ejecucion las benéficas leyes y decretos dados en la anterior Legislatura.

A mí me resta solo, manifestar á las Cortes la firme esperanza que me anima, de que con su sabiduría y su celo consolidarán la obra de la felicidad pública, estrecharán los vínculos de union entre todas las clases del Estado, y asegurarán por todos medios la tranquilidad y confianza.

Para lograr tan importantes fines, mi gobierno contribuirá por su parte con todo el poder que le da la Constitucion, y la eficaz cooperacion de las Cortes; y la fortaleza y cordura que caracterizan al Pueblo Español, lograrán al cabo coronar tan constantes esfuerzos, afianzando para siempre la libertad y gloria de la Patria.

SEÑOR,

Contestacion del Presidente.

Al oir de la boca de V. M. mismo la situacion en que se hallan las fuentes de la riqueza pública, el orden interior del Estado, y sus relaciones esteriores, parece que todos deberíamos entregarnos á las mas alhagüeñas esperanzas de un porvenir venturoso.

Las dificiles circunstancias, empero, que nos rodean, las maquinaciones repetidas de los enemigos de la libertad, y la resistencia que constantemente se encuentra en todo cambio de cosas, aun de parte de los que no odian las reformas, reclaman el mayor teson y energía para consolidar el actual Sistema político. Para llevar á efecto las mejoras ya establecidas, es necesario apartar con mano fuerte los obstáculos que puedan oponerseles.

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