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sexo, que concurran á recibirle y reconocerle, como una de las personas, en las cuales se reune el voto general de la Nacion para regirla, mientras el Rey, echando de su lado las personas que le seducen, y le tienen engañado, y puesto en entera libertad, jura la Constitucion y convoca á Cortes.

5o. Igualmente se encarga á todos la tranquilidad y la conservacion del orden, mientras la Junta dispone lo demás que sea oportuno, segun las circunstancias, lo cual se publicará.

Coruña, 22 de Febrero de 1820.

N° XII.

1. Ocurrencias en Zaragoza en 5 de Marzo de 1820.

En la Ciudad de Zaragoza á 5 de Marzo de 1820, juntos á presencia de un numeroso pueblo, y conducidos á instancia del mismo, y de toda la guarnicion de la Plaza, á la de la Constitucion, el Exmo. Señor Marques de Lazan, Capitan General de Aragon, el Exmo. Señor Don Martin de Garay, Consejero de Estado, el Exmo. Señor Don Antonio Amat, Teniente General de los Reales Egércitos, el Exmo. Señor Don Antonio Torres, Mariscal de Campo de los mismos, y los Señores Don José Blanco Gonzalez, Intendente y Corregidor de esta Ciudad, el Marqués de Villafranca de Ebro, Don Joaquin Diez de Tejada, Don Pedro García, Don Juan Romeo, Don Francisco Barber, Don Joaquin Gomez, Don Vicente Ibañez de Aoiz, Don Andres Marin, el Baron de Torrefiel y Don Pedro Vidal, Regidores del Ayuntamiento de la misma, Don Bernardo Segura, y Don Pablo Treviño, Diputados del Comun de ella, y Don Agustin Conde, Síndico Procurador General en nombre de esta Capital, y cada uno con sus respectivos representados, instados por todo el pueblo y la guarnicion, con arreglo á la Constitucion, prestaron el juramento que la misma previene, y á su seguida se dieron repetidos vivas, diciendo: "Viva el Rey y la Constitucion Española, promulgada en Cadiz en el año de 1812," quedando desde luego proclamado por el pueblo y la guarnicion como Capitan General, el mismo Exmo. Señor Marqués de Lazan.

El Marqués de Lazan. Martin de Garay. Antonio Amat. Antonio Torres. José Blanco Gonzalez. El Marqués de Villafranca de Ebro. Joaquin Diez de Tejada. Pedro García. Juan Romeo. Francisco Barber. Joaquin Gomez. Vicente Ibañez

de Aoiz. Andres Marin. El Baron de Torrefiel.

Mariano Itu

rralde. Pedro Vidal y Amoz. Bernardo Segura. Pablo Fernandez de Treviño. Agustin Conde, Sindico Procurador General. El Brigadier Coronel de Cantabria, Diego de Vega. El Coronel de Toledo, Felis Carrera. El Coronel Teniente Coronel de Montesa, Francisco Romeo. El Teniente de Rey interino, José de Velisk. El Coronel, Teniente Coronel mayor de Cantabria, José de Aburruza. El Coronel José Montero. El Comandante José Moreno. El Comandante del primer Batallon de Toledo Antonio Carrion. El Comandante Justo German de Luna. El Sargento mayor primer Ayudante del primero de Cantabria Pedro de la Torre. El Comandante del tercer Escuadron de Montesa, Francisco de Alzamora. Juan Camargo.

Es copia del acta original.

JOSÉ BLANCO GONZALEZ, El Gefe Politico interino.

Zaragoza, 5 de Marzo de 1820.

2. A los Aragoneses y tropas de la Guarnicion, la Junta Superior Gubernativa interina de Aragon.

El Reyno de Aragon, ilustre y famoso en la Historia por su amor á la Santa y augusta Religion de nuestros Padres, á sus Reyes y á las cosas justas, por sus costumbres suaves, por su benevolencia hacia los hombres, por sus héroes y literatos, y en fin por sus virtudes Religiosas, civiles y morales, no ha adquirido tan grandes y esclarecidas glorias, para mancillarlas con delitos. Las opiniones de los hombres, las circunstancias de épocas, demasiado difíciles y escabrosas, y la fuerza de vicisitudes á que están espuestas las cosas humanas, le han puesto mas de una vez en movimiento, pero siempre ha resplandecido en sus operaciones aquel juicio, aquella moderacion, aquel respeto á la Religion y al Rey, aquella delicadeza y dignidad de ideas, y aquel cuidado del orden público, que son como el distintivo de los Aragoneses; y la Capital de Aragon, la heroica é inmortal Zaragoza ha dado siempre egemplo de estas cosas, aun á pueblos cultos y religiosos. El campo que tantos y tantos mártires y confesores de la Religion de Jesucristo regaron con su sangre, el plantel de los Santos que nuestra Señora del Pilar se dignó visitar, jamás deben ser bañados sino con el rocío del Cielo; y gracias sean dadas á Dios, que siempre ha conservado á los Aragoneses en el celo por la pureza de la Religion, en el egercicio de las virtudes bienhechoras, y en el amor á su Rey. Vimos el dia 5 de este mes al pueblo de Zaragoza y á su valiente guarnicion,

que escitados de las circunstancias en que se hallan tantos pueblos de España, y confiados de su bondad y del deseo por la felicidad de estos Reynos, de que piensan está animado el Rey, se movieron á publicar la Constitucion Política de la Monarquía Española, promulgada en Cadiz en el año de 1812: vimoslos dar muestras de respetar las opiniones de los hombres, y vimoslos dirigir sus miras al mismo tiempo á la conservacion del orden público. Ni siquiera una lágrima turbó la paz de las familias; espíritus díscolos y malhechores estuvieron lejanos de nosotros, y todo el obgeto del pueblo y de la tropa se ha enderezado á inclinar el ánimo del Rey á hacer feliz á la España, como sin duda ninguna lo desea.

En esta mudanza de cosas pensó el pueblo de Zaragoza en cuidar de su bien y tranquilidad, y al efecto se convocó por parroquias, y por medio de sus electores, nombró personas de confianza y probidad, que para llenar aquellos objetos compusiesen una Junta Superior gubernativa interina de Aragon, entre tanto que no se provea por otro medio á la conservacion del orden y de la tranquilidad pública, cuyo nombre ó título instituyeron los mismos electores. En el dia 7 de este mes se instaló la Junta, bajo la presidencia del Exmo. Señor Capitan General de este egército y reyno, el Marqués de Lazán; y mientras que se ocupa en procurar el bienestar de la tropa y del pueblo, no debe prescindir de recordarles sus obligaciones, de no turbar la paz de familia alguna, cualquiera que sea, que no desconocen. A todos habla la Junta en general, y á todos recuerda que los genios turbulentos y exaltados, serán castigados, con arreglo á las Leyes, por las autoridades á quienes toque; y á fin de que no haya olvido de las obligaciones que ligan á los hombres unidos en Sociedad, y los espíritus inquietos, si alguno hay, se contengan dentro del círculo de las cosas justas, la Junta se dirige á estos, y les previene, que segun sus idéas, no es digno de las dulces ojeadas de los hombres de bien y amantes de la Patria, el que no respeta al Rey, á la Religion, á los Ministros del Dios de paz y consolacion, á las Autoridades y á todos los hombres. Los vínculos que nos unen con el Rey, sean los que fueren, ni están rotos, ni nosotros los podemos romper: sin Religion ni hay bien sobre la tierra, ni quietud, ni buen orden; sin autoridades no hay administracion pública, ni por consiguiente Sociedad; y cuantos hombres vemos no son enemigos, sino hombres que debemos amar. Lejos pues de nosotros el genio de inquietud y de malevolencia, y cualesquiera que sean las opiniones de otros, mientras que no alteren el orden, sean respetadas. La Religion sola es la que nos anuncia verdades á cuya voz debemos ser dóciles en materias agenas de ella es dado opinar, pero nunca es permitido turbar la quietud pública. El espíritu de estravío de las nociones recibidas, y el genio de maledicencia, deshonran solo al que los tiene, y

mil y mas veces se ha observado, que hombres faltos de idéas bien rectificadas, hablan en nombre de la razon sin ser procuradores de ella; jamás pierden de vista esta máxima, en particular los escritores y los que son literatos ó se precian de ello. La imprenta es una institucion para ilustrar y propagar las luces bienhechoras; mas no está establecida para pervertir las costumbres, denigrar las personas, escitar turbaciones, y difundir idéas cínicas, infames, incendiarias y anárquicas. Estos abusos de ella son efecto de una inal entendida libertad, y solo pertenecen á la licencia, al libertinage y desenfreno, los cuales deben ser y serán irremisiblemente reprimidos bajo el imperio de las Leyes. Guardense pues de abusar los escritores é impresores. La templanza en hablar, las costumbres decorosas y la buena armonía entre unos y otros, producen un bien efectivo y real: no como Españoles y hombres sociales para despedazarnos, sino

al

para ayudarnos mutuamente. Así que la Junta reencarga á la tropa y pueblo, la quietud, la paz, y el amor y auxilio recíproco; y desde luego se lisongea la Junta con la alhagüeña esperanza, de que sus ideas serán adoptadas y observadas con tanta mas razon, cuanto los Gefes y las personas honradas de Zaragoza, velan y velarán continuamente sobre el orden y sosiego público.

En resolucion, las opiniones exaltadas, los vuelos y raptos de una envenenada imaginacion, y en menos palabras, el loco furor de la demagogía no son conformes al decoro y bien de los Españoles, y tienden en derechura á subvertir el orden y destruir la Sociedad. Muchos son los pueblos de España que han manifestado sus deseos de que se establezca el gobierno de la Constitucion; y los buenos Españoles deben esperar de la bondad del Rey, y de la rectitud de intenciones de los Procuradores de los Reynos, cuando se convoquen, que se establezca lo que mas conviniere al bien de ellos y á los derechos del Rey; porque la buena voluntad del Rey y de los Reynos labrarán sin duda la felicidad pública. Evitemos pues la exaltacion de idéas, y el ánimo de las opiniones capaces de producir guerras civiles, intestinas, desoladoras, y hasta la anarquía misma, y esperemos el bien del Rey y de la Nacion, que sin duda apartarán de nuestros ojos la espantosa perspectiva de tan grandes males.

Zaragoza, 9 de Marzo de 1820.

EL MARQUES DE LAZAN.

MARTIN DE GARAY.

JOSÉ ANTONIO MARCO.

AGUSTIN CAMINERA.

HILARIO GIMENEZ.

RAFAEL JOSÉ CRESPO.

MANUEL MARIA ALZAY BAR, Vocal Secretario.

N° XIII.

1. Partes del Teniente General Don Pedro Villacampa.

EXMO. SEÑOR,

A la una del dia del Viernes 10 del corriente se presentó en la plazuela del Palacio del Capitan General de esta Ciudad, la mayor parte del pueblo, pidiendo al Señor Don Francisco Xavier Castaños se publicase la Constitucion, y aunque dicho General tenía preparada y anunciada la reunion de una Junta, compuesta de las autoridades, representantes de las diferentes corporaciones gremiales, y otros sugetos para verificarlo, sin embargo, creciendo la multitud, creyó prudente partido manifestar al pueblo, que estaba pronto á hacerlo, y á consecuencia salió al frente de la Casa lonja aclamando la Constitucion, y dando repetidos gritos de "Viva el Rey ; Viva la Constitucion." En seguida el pueblo prorrumpió pidiendome por aclamacion, como Capitan General; y habiendome despachado el Gefe Político (que igualmente aclamaron) el Brigadier de Ingenieros Don José de Castellar, diversos avisos al pueblo de Arens de Mar donde me hallaba, y que fueron sucesivamente repitiendose por las instancias egecutivas de particulares y Oficiales, especialmente comisionados y aun con partida de Caballería que debía escoltarme, á fin de que me presentase en esta Capital á encargarme del mando. Deseoso del acierto, é ignorando la verdad de estos acontecimientos, me dirigí al Exmo. Señor Don Francisco Xavier Castaños, como autoridad superior de este Principado, á fin de que me instruyese acerca de lo que debía practicar, cuyo Gefe me manifestó debía venir inmediatamente á tomar posesion del encargo conferido, pues así interesaba á la conservacion del orden público.

En consecuencia dispuse inmediatamente mi venida á esta Capital, adonde llegué el Sabado al anochecer, é informado por el Gefe Político de la certeza de cuanto se me había dicho, y llevo manifestado, asistí con él á las Casas Consistoriales de esta Ciudad, donde se verificó el nombramiento de una Diputacion Provincial, provisional, que está egerciendo las funciones señaladas por la Constitucion. Tambien me informó el referido Gefe Político, que el pueblo aclamó la tarde del Viernes, y al tiempo de pedir la Constitucion, por Gobernador de esta Plaza al Mariscal de Campo Don Joaquin Ruiz de Porras, destituyendo al Teniente General Don Francisco de Copons y Navia, como igualmente al Mariscal de Campo, Gobernador de esta ciudadela Don Pedro de Grimarest, substituido este por el Coronel del regimiento Infantería de Murcia Don Fermin Escalera, y así mismo

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