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diera remedio para que alguna de tan innumerables ánimas que se perdieron se salvara, ó que quiera ó como quiera que la cosa acaeciera á él no se le demandara. Cuando Espinosa determinó de se volver al Darien, mandó al capitan Hernan Ponce, que con 40 hombres entrase en los dos navíos, y fuese la costa abajo descubriendo lo que pudiese, el cual, partido de donde estaba, llegó en par del golfo de Ossa, que distaba 90 leguas de Natá, y llegó á cierta tierra de gentes llamados los cuchires, y hallólos aparejados con mucha gente armada para se defender, y los españoles no osaron en tierra saltar. Anduvieron más de 50 leguas la costa abajo, y hallaron un golfo de más de 20 leguas lleno de islas, y es puerto cerrado admirable, llámanlo los indios Chira, y ellos lo llamaron San Lúcar; este es el puerto que dicen de Nicoya, que es una provincia muy fértil y graciosa de Nicaragua. Allí cercan los navíos gran número de canoas, llenas de gente armada, y otra mucha gente que apareció en la costa con sus trompetillas ó cornetas haciendo grandes fieros y amenazas, pero tirados algunos tiros de pólvora, no quedó hombre en la mar ni en la tierra que huyendo no volase. Viendo Hernan Ponce que por allí no podia ganar nada, y que la costa iba adelante, tornóse á juntarse con Espinosa, el cual, ó era ya ido para el Darien, ó alcanzándole lo dejó por mandado de Pedrárias en Panamá.

CAPITULO LXXIV.

Entre tanto que Espinosa andaba obrando las hazañas que habemos contado, Vasco Nuñez estábase en el Darien, no poco desfavorecido de Pedrárias y cuasi como preso, porque no se debia fiar dél y porque no se saliese de la mano, como ya fuese con título de Adelantado y admitido á la gracia del Rey. Habíase llegado á la conversacion frecuente del Obispo, don fray Juan Cabedo, y trabajado mucho de ganalle; ó por induccion propia del mismo Vasco Nuñez, ó que el mismo Obispo se moviese á ello de sí mismo, entendió en que Pedrárias perdiese los resabios que tenia contra él, y lo honrase y atrajese á sí é se ayudase dél, y finalmente de él se fiase como de los demas, pues más que otro, así por la experiencia de la tierra, como con las fuerzas y autoridad de ser Adelantado, más que ninguno podia servirle y ayudarle; y para lo atraer á lo que pretendia, como era el Obispo elocuentísimo, representóle lo que Vasco Nuñez habia trabajado y padecido en descubrir, diz que, y poblar aquellas tierras y sujetar aquellas gentes al señorío del Rey, é dado la vida á los primeros españoles que en Urabá llegaron, sobre que se habia fundado su catedral iglesia, todo lo cual encareció, como él lo sabia encarecer, por grandes y señalados servicios, y certificándole que, segun á él parecia, nunca descubriria la tierra, ni sabria los secretos della, si de Vasco Nuñez no hacia fiel amigo. Estas y otras razones le trujo el Obispo á Pedrárias para persuadirlo, el cual, finalmente, se persuadió serle provecho ayudarse de Vasco Nuñez y tenerle por amigo, aunque reconciliado como dicen, y, ó fingia, ó realmente para tenerle más obligado y más á la mano en lo que cometerle y mandarle quisiese, tractó de casarlo con la hija mayor, de dos que en

España tenia, llamada Doña María. Hízose el desposorio con autoridad del Obispo y las demas ceremonias que se requerian. En breve determinó Pedrárias de enviar á Vasco Nuñez á que asentase una villa en el puerto de Acla, y que de allí adelante procurase de poner por obra en la mar del Sur algunos bergantines para descubrir por ella las riquezas grandes que haber por aquellas tierras tenian concebido. Tomó Vasco Nuñez 80 hombres de los que allí habia, y en un navío fué la costa abajo; y, llegado á Acla, halló la fortaleza, que Gabriel de Rojas habia hecho, vacía, por haberla desmamparado por temor de los indios. Allí constituyó Alcaldes y Regidores, y pu sóle nombre la villa de Acla; está sobre la mar, el puerto es muy hondable, pero, por las grandes corrientes que en él entran y salen, las naos que en él están ó entran, por echallas á la tierra, padecen gran peligro. Mandó Vasco Nuñez á todos sus compañeros, nuevos vecinos, que, pues ya los indios de aquella provincia eran acabados, y no habia ya qué ir á saltear, que cada uno, con los esclavos que tenia, que no andaban sin muchos dellos, y con sus mismas manos hiciesen sus sementeras para tener comida. En ésto él era el primero, porque era hombre de muchas fuerzas y sería entónces de cuarenta años, y siempre en todos los trabajos llevaba la delantera. En este tiempo llego allí á Acla el licenciado Espinosa, con la victoria, y riqueza y esclavería, que de la tierra de Paris, robado traia, y hecha por todos grande fiesta, por las buenas nuevas, Espinosa con sus satélites se partieron. Vasco Nuñez, como hombre de experiencia, sintiendo que despues de llegados al Darien, y repartido entre todos el oro y despojo que traian, no podian sufrirse allí ociosos muchos dias, metióse en un bergantin y fuése tras ellos con intencion de traer consigo la más gente que pudiese para engrosar su nueva ó negra villa, y para desde allí entender en hacer navíos en la mar del Sur, que era por entonces de todos el principal y último fin; holgóse Pedrárias con él y tratándole en lo exterior, y quizá en lo interior tambien, como á hijo, dióle 200 hombres y proveyóle de todo lo que le pidió y convenia

para aquel gran viaje, que todos estimaban ser provechoso, con todo lo cual, embarcado en tres navios pequeños, dió á su Acla la vuelta. Llegados á Acla, halló Vasco Nuñez haberse venido á esta isla Española Diego Albitez, á quien debia de haber dejado en su lugar en la villa; vino á esta isla Diego Albitez, con intencion de pedir á los religiosos de Sant Hierónino, que la gobernaban, licencia para hacer un pueblo en el Nombre de Dios, y de allí tratar del descubrimiento de la mar del Sur. Todos aquellos que se sentian ricos de los grandes robos que habian perpetrado, y destruido aquella tierra, siempre aspiraban y sospiraban por ser cabezas por sí, é no tener á quien acatar sobre sí, y de éstos era Diego Albitez; los Hierónimos no quisieron entrometerse en hacer mudanza, por lo cual lo remitian á Pedrárias, pero no andaba por eso, sino por salírsele de las manos. Diego Albitez, visto ésto, fletó un navío, y halló hasta 60 hombres que con él á ganar aquellos perdones quisieron ir; fué derecho al Darien, y fingió que habia ido por gente y bastimentos, de lo cual Pedrárias mostró rescibir de su ida y vuelta placer, ó de verdad ó fingido, porque era hombre muy recatado y entendido, y tambien como á él le viniese gente y cosas de bastimento, todo lo demas bien lo sufria. Descansando Diego Albitez algunos dias, quiso sacar á ejercitar en la religion que habia profesado á sus novicios, y así, pedida licencia á Pedrárias, salió á saltear y robar las gentes de Veragua, que tenian sobre todas la fama de muy ricas. Vasco Nuñez no poco sintió la presuncion de Diego Albitez, pero todos disimulando para en su tiempo derramar la ponzoña que del descubrimiento de otros conciben, costumbre muy ordinaria de los mundanos que andan fuera de camino, envió á Compañon, así llamado, sobrino, segun creo, del mismo Diego Albitez, á que viese si en el rio de la Balsa, que ya dijimos salir á la mar del Sur, habria dispusicion para hacer navíos. Fué Compañon y vido el rio y halló todo buen aparejo en todo él para hacer los navíos y naos que quisiesen, y de camino á la tornada fué á saltear y robar y hacer esclavos las gentes que

por aquella tierra vivian, las cuales le resistieron cuanto les fué posible, donde no padesció poco peligro; no entendí que él á los indios, ni los indios á él hobiesen muerto alguno ó herido. Entre tanto que Compañon iba y venia, comenzó Vasco Nuñez á cortar, por su persona primero, madera para principiar los bergantines, y así lo hicieron los que estaban con él; donde labraron toda ó la mayor parte de la madera de cuatro bergantines, pára llevalla despues así labrada, al dicho rio de la Balsa, y allí formar los bergantines y por él sacarlos á la mar, como al cabo se hizo. Tornó luégo Vasco Nuñez á enviar á Compañon con ciertos españoles y 30 negros á la cumbre de las sierras, de donde ya las aguas á la mar del Sur vertian, para que hiciese una casa donde descansasen los que habian de llevar á cuestas la madera labrada, y las anclas y jarcias de los bergantines, y se tuviesen los bastimentos y comida y armas y lo demas para su defensa. Y es de saber aquí, que nunca salian los españoles de una parte á otra que no llevasen muchos indios cada uno, que les llevaban las cargas de su ropa en que dormian, y sus armas y la comida, y hasta los negros esclavos eran de los indios servidos, y llamados perros aporreados y afligidos. Hecha la casa en lo alto de la sierra, puso por obra luégo Vasco Nuñez de subir la madera que estaba ya labrada de los bergantines, hasta ponella en la casa, que habria sus 12 leguas de sierras y rios, que ya se bajaban ya se subian, hasta llegar á la sierra muy alta donde se asentó aquella guarida. Esta madera se cargó sobre los indios que tenian-por esclavos, y los que iban á saltear cada dia, y su parte llevaron los negros que no eran sino obra de 30, y tambien cada uno de los españoles llevaba la que podia. Los trabajos que aquí llevando y subiendo esta madera, y clavazon y herramientas, y despues las anclas y la jarcia y todos los demas aparejos necesasios á los bergantines, y depues bajándola hasta el rio, que por todos se padecieron, no pueden ser creidos, pero no se halló que negro ni español muriese dellos, más de los infelices indios no tuvieron número los que perecieron y concluyeron sus tristes dias; yo ví firmado de su nombre del mis

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