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obediencia, no podia sino ficiencia é inhabilidad. In mandase sin admitille sus supuestas las fuerzas y a manifiestamente justa y san de sí tesoro que Dios le ofr dad. Finalmente se lo man se contentó y alegró, no d feas que hombre tuvo, sino dél estimaba. Platicaron sol referidas las calidades de un fuese uno el Prior de la Me Figueroa, y el otro el Prio Pidió el Clérigo las obediencia Mejorada envióla luego con u fuese á Madrid luégo á juntar y la otra dejóla para llevarla sen. Y por cumplir con lo que con el primero de los frailes o Madrid, partiéronse luego otr alegre y regocijado, el cual gocio adelante. Fué luégo á vando al religioso consigo y ofreciese su persona para Dióle cuenta el Clérigo de lo dos personas, segun la relaci y cómo habia despachado la Mejorada, al cual en breve l mucho de ver cuán en breve recaudo, y mandó luégo ente Clérigo al fray Bernardino á cuanto le era posible al dicho Mejorada, y trujólo el Clérigo si la salvacion ellos le hubier no era demasiado, los susten cuanto tuviera los sustentara.

Rabios, tanto dijeron en favor de los españoles contra los tries y desemparados indios, que les respondio el doc tor. A la mik, padres, poca caridad me parece que teneis para tractar este negocio de tanta importancia á que el Rey os envia el cual, desde aquella hora, tuvo estima dellos qu

alego en sus manos perdido, y determinó de inpedir en cuanto pudiese su ida. Y porque le daban priesa del Casejo Real (y segun se sospechó de industria, los que

perta o arte en los intereses de estas Indias, le pesaba del bien y reformacion que el Cardenal enviaba par remedio de los indios), que el dicho doctor fuese á la Mesta se be a Berlanga por Agosto el dia de Sant Bar acordo de ir a bablar al Cardenal para decille que por dig na manera convenia que aquellos frailes fuesen con aquel c Alas Indias, porque no habian de hacer cosa buena, segal mala disposicion que por estar imbuidos de los seglars concebida habian contra los indios. Fué pues el doctor

Rubios al Cardenal, puesto que con gran trabaj estar de gota may tollido, y, porque el Cardenal i estaba de cámaras enfermo y en mucho peligro, tardi ga horas esperando en su Cámara hablalle y nunca pada Im otro dia y fue lo mismo, y por no poder más esperar pare harto

triste, y el Clérigo, por sentir el daño que podrian har con su venida de aquella manera dispuestos, queditin Plags á Thios que convalesció el Cardenal y mando chair las provisiones y despachos para que los frails

parejasen su partida, los cuales fueron: lo primer, despacho Cédulas para que en llegando se quite las indasi las del Consejo del Rey y á todos los que resiliane Casilla, como fué al secretario Conchillos que tenia, segun en plan, 1.400 indios, y al obispo de Burgos 800, y á Herada de Tega otra multitud dellos, al licenciado Moxica que debian ser menos de 200, y a otros que se sospechaha tenere aba agena indios. Desde entonces nunca los del Consejo in en las Indias, al menos públicamente, si quizá no sea cautela, indios; de aqui quedó el Clérigo un po

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as de todos aquellos señores poderosos mal tra Cédula, que luégo, en llegando los os indios que tenian muchos los Jueces y omo arriba queda dicho, que tenian, y nás cruelmente los trataban, como tamoveyóse tambien que á todos éstos se les orque habian vivido como moro sin Rey, ente despues que fueron causa que ancasa el Almirante, habiendo ido á Casgial del colegio del cardenal de Vallacenciado Zuazo, hijodalgo natural de la tomase, por Juez de residencia, y tuion entre tanto desta isla. Los frailes no lores segun algunos creian, sino solajecutar lo que se habia ordenado tocante

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obediencia, no podia sino ficiencia é inhabilidad. Ins mandase sin admitille sus e supuestas las fuerzas y ay manifiestamente justa y san de sí tesoro que Dios le ofre dad. Finalmente se lo mand se contentó y alegró, no de feas que hombre tuvo, sino dél estimaba. Platicaron sob referidas las calidades de un fuese uno el Prior de la Mej Figueroa, y el otro el Prio Pidió el Clérigo las obediencia Mejorada envióla luego con u fuese á Madrid luégo á juntar y la otra dejóla para llevarla sen. Y por cumplir con lo que con el primero de los frailes qu Madrid, partiéronse luégo otro alegre y regocijado, el cual n gocio adelante. Fué luégo á b vando al religioso consigo p y ofreciese su persona para Dióle cuenta el Clérigo de lo dos personas, segun la relacio y cómo habia despachado la Mejorada, al cual en breve lo mucho de ver cuán en breve recaudo, y mandó luégo enter Clérigo al fray Bernardino á cuanto le era posible al dicho Mejorada, y trujólo el Clérigo si la salvacion ellos le hubiera no era demasiado, los sustent cuanto tuviera los sustentara. P

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Lo primero que deben hacer los Padres que fere
Indias par las reformar, en llegando á la isla Espaini
garante si los principales cristianos, viejos pobles
y decirles que la casa principal de su ida es los grands é
mus que se han hecho contra ellos y contra la
pobladores, especialmente contra los que han tenido
indios encomendados, que los han maltratado y ha
chas males, matando à muchos dellos sin causa yam
tomindoles sus mujeres é hijas y haciendo dellas b

haciéndolos trabajar demasiadamente y dind
mant, compeliendo à las mujeres y à la nisi
que trabajasen, y haciendo a las mujeres malaty

las criar sus criaturas, y otras muchas femin
da que se dieron grandes memoriales al reverentia
Cardinal, los cuales levan los dichos Padres is
Alas y el reverendisimo señor Cardenal y el sirla
deren saber la verdad de todo ésto como
prey remediar porque las islas no se pierdan li
mann á los dichos Padres que de todo elle se

que se proveyese y remediase; que los dis
blads digan lo que saben de como ésto ha pasado y p
si vieren las Padres que conviene, tomalles jurament
di la verdad, y por otra parte tambien ellos se infor
Hagales entender como todo ésto se hace para la
i dellos, y de los indios, y de las dichas islas, y qu
voluntad y consentimiento de partes se pudiere ballary

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, con que Dios y Sus Altezas sean dios aprovechados, y las islas remeará. Por tanto, que ellos y los otros bladores, se junten y hablen y platimás sobre ello, y con lo que acorres y se lo digan; ésto y todo lo que ere díganlo á las personas princilos pricipales Caciques de la isla, y zas, y al reverendísimo señor Carde

ha sido hecha relacion de su parte, dos han sido muy opresos y agraque allá han ido, y están en muchas iertas peticiones y memoriales, que por ciertos religiosos y clérigos, y s Altezas y del reverendísimo señor ajador ha sido y es de remediar y 5, y proveer en lo venidero para que adelante, sean bien tratados, pues súbditos de Sus Altezas, mandaron á sen allá, y se informasen de todo ello, cómo ha pasado, para que se provede lo pasado, como en el remedio de ue ellos lo debian hacer saber á los ios, para que entre sí platicasen sobre e se podia y debia hacer, así en lo lero; y que si algun buen medio se partes, para que Dios y Sus Altezas iques y sus indios fuesen bien tratambres libres, pues lo son, y ellos los justamente ser aprovechados, que tal aquel se tomaria, que pensasen rtos que la voluntad de Sus Altezas Cardenal y del señor Embajador es mo cristianos y hombres libres, y ipal, porque mandaron á los dichos que los Caciques y los indios crean

obediencia, no podia sino obedecer referida primero su insuficiencia é inhabilidad. Insiste mucho el Clérigo que se lo mandase sin admitille sus excusas, añidiendo que el negocia, supuestas las fuerzas y ayuda que Dios daria en obra tan manifiestamente justa y sancta, sería fácil, é que no desechase de sí tesoro que Dios le ofrecia tan señalado, por pusilanimidad. Finalmente se lo mandó, y él lo aceptó, y el Clérigo se contentó y alegró, no de la cara, porque la tenia de las feas que hombre tuvo, sino de la religion y virtud que tener dél estimaba. Platicaron sobre quién serían los otros dos, y referidas las calidades de una y de otra parte, acordaron que fuese uno el Prior de la Mejorada, nombrado fray Luis de Figueroa, y el otro el Prior de San Hierónimo de Sevilla. Pidió el Clérigo las obediencias para los dos, y la del Prior de la Mejorada envióla luego con un mensajero, y escribióle que se fuese á Madrid luégo á juntar con él y con el fray Bernardino, y la otra dejóla para llevarla él cuando para Sevilla se partiesen. Y por cumplir con lo quel Cardenal le habia mandado, de con el primero de los frailes que nombrase se fuese luégo para Madrid, partiéronse luégo otro dia, el Clérigo, al menos, muy alegre y regocijado, el cual no veia la hora que llevar su negocio adelante. Fué luégo á besar las manos al Cardenal, llevando al religioso consigo para que tambien se las besase y ofreciese su persona para ir á servir en lo que mandaba. Dióle cuenta el Clérigo de lo hecho, y cuáles eran las otras dos personas, segun la relacion que el General le habia dado, y cómo habia despachado la obediencia para el Prior de la Mejorada, al cual en breve lo esperaba; el Cardenal se holgó mucho de ver cuán en breve y cuán bien el Clérigo traia su recaudo, y mandó luégo entender en sus despachos. Llevó el Clérigo al fray Bernardino á su posada, y en ella recreaba cuanto le era posible al dicho Padre. Vino luego el Prior de la Mejorada, y trujólo el Clérigo tambien á su posada; y como si la salvacion ellos le hubieran de dar, de lo que tenia, que no era demasiado, los sustentaba, y hasta gastar con ellos cuanto tuviera los sustentara. Pero como los españoles destas

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