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flota francesa, como en Cádiz, ó por torpeza y pusilanimidad del almirante en gefe francés, como en Finisterre y Trafalgar; siquiera en consideracion á que el mismo Napoleon en ocasiones solemnes hizo cumplida justicia y público elogio del valor de los marinos españoles sus aliados, y á que el almirante francés Villeneuve tuvo que oir sin replicar de boca del español Gravina palabras como las siguientes: «Señor almirante; siempre que los españoles han operado con escuadras combinadas han sido los primeros á entrar en fuego.>>

Sochantre.

Capellanes de número.

Id. supernumerarios.

Id. provisionales empleados en el servicio de la ar

mada.

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Se ve en el citado capítulo de Thiers que otros hemos tenido la suerte de poderle coeste historiador, á pesar de los celebredos nocer minuciosamente sin aquellos docudocumentos del Louvre, no conoció el per- mentos. sonal de que constaba nuestra marina. Nos.

CAPITULO XVI.

MOVIMIENTO INTELECTUAL.

ESTADO DE LAS CIENCIAS Y LAS LETRAS.

De 1800 á 1907.

Juicio de dos eruditos escritores contemporáneos sobre esta materia.-Multiplicacion de escuelas y proteccion de maestros.-Adopcion del sistema del célebre Pestalozzi.Nuevos establecimientos de enseñanza. Seminario de caballeros pages.-Regularizacion de carreras facultativas.-Fomento especial de la botánica.-Sistema de escuelas de agricultura práctica.-Estado de la í prenta y libreria.-Publicaciones notables. Providencia sobre las obras por suscricion y por entregas.-Medidas para enriquecer y dotar la Biblioteca Real.-Se hace á la Academia de la Historia inspectora y guardadora de todas las antigüedades y monumentos históricos del reino.-Escritores ilustres, y no'icia de algunas de sus producciones.-Carácter de aquella literatura.-Reformas, correccion de abusos perjudiciales à la civ izacion y á la cultura.-Prohibicion de enterrar en los templos, y construccion de campos-santos.-Abolicion de las corridas de toros y novillos de muerte.-Reforma y regiamento general de teatros.-Proyecto de reformacion de las órdenes religiosas.-Hombres eminentes que se formaron en est reinado.

«A otros corresponde examinar y apreciar los actos políticos del célebre vaalido (el príncipe de la Paz): pero el historiador de la Instruccion pública en «España no podrá menos de considerarle como uno de los hombres que más <han hecho en este pais por derramar en él los conocimientos útiles.»>

Esto dice uno de los escritores de nuestros dias mas entendidos y versados en la historia de las letras españolas, y tambien de los que más han contribuido al desarrollo y mejoramiento de nuestros estudios públicos. Y como fundamento de aquellas palabras añade: «En testimonio de esta verdad, pueden ci«tarse las muchas escuelas primarias que se crearon en su tiempo; el Institu

:

«to pestalozziano, las enseñanzas de matemáticas, comercio y economía polít:«ca que se erigieron en las principales poblaciones del reino; la reforma do alos colegios de cirugía de Madrid, Barcelona y Cádiz, y la creacion de los «de Santiago y Burgos, con las clínicas para el estudio práctico, y las cátedras «de física, química y botánica aplicadas á la medicina; la escuela de veterina«ria; la de ingenieros cosmógrafos del Estado; la de ingenieros de caminos y «canales; la de caballeros pages; la de sordo-mudos; la enseñanza de la ta«quigrafía; la escuela y taller de instrumentos astronómicos y fisicos; los esta«blecimientos de igual clase para el arte de tornear y para la maquinaria, la «relojería, el papel pintado, el grabado en piedra y otras varias industrias, co«teados ó protegidos por el gobierno; el real gabinete de instrumentos y má«quinas del Buen Retiro; el jardin de aclimatacion de Sanlúcar de Barrameda, «y las enseñanzas de agricultura que empezaron á plantearse; la proteccion <«<concedida á la real Academia de Nobles Artes, y los muchos trabajos en pin<«tura, arquitectura y grabado mandados ejecutar; las espediciones marítimas «para objetos cientificos, y la publicacion de sus resultados; la de Malaspina «al rededor del mundo; la de Balmis para la propagacion de la vacuna; las en«viadas al Nuevo Mundo para diferentes objetos de historia natural; los via«ges por el reino para la adquisicion de noticias, documentos y antigüedades; ala publicacion del viage pintoresco por España; la de infinidad de obras sobre todas las facultades, ciencias y artes, unas traducidas y otras originales; «el envío al estrangero de numerosos pensionados para traer á la península todos los conocimientos útiles; y finalmente, los premios, estímulos y protec«cion concedidos á los escritores, y cuantas personas sobresalian en letras, «ciencias y artes. Estas fueron muchas, gozando las más de justa celebridad; «y aunque casi todas empezaron á formarse en el reinado anterior, alcanzaron «su mayor gloria durante el de Cárlos IV., dejando una nueva generacion, que «al estallar la guerra de la Independencia, prometia ya las mas brillantes es«peranzas. El porvenir de España se mostraba lisonjero en el campo de la ci«vilizacion y de la cultura, cuando tristes acontecimientos vinieron á inter<rumpir la marcha emprendida, y á retrasar por muchos años el feliz término «á que tantos esfuerzos aspiraban (4).»

Otro de nuestros mas eruditos contemporáneos y de nuestros mas juiciosos pensadores, traza tambien en excelentes cuadros el impulso y fomento que en este reinado recibió de parte del gobierno la ciencia y la literatura, «Auxiliá– <<banla, dice, como á porfia las disposiciones del gobierno, tolerante y confia«do, los intereses de la época y los esfuerzos de los particulares. Mas variada

(1) Gil de Zárate; De la Instruccion pública en España, tomo I. cap. 4

«y general, mas libre y espansiva, sin someterse al espíritu de escuela y á los «métodos esclusivos y rutinarios, no la encadenaban muchas de las trabas que «hasta entonces la habian comprimido.» Menciona los varios establecimientos literarios que de nuevo se crearon, indica las distinciones, los altos puestos con que se premió á los hombres eminentes y amigos de las reformas, observa cómo el gobierno iba muchas veces delante de la opinion y la guiaba, arrostrando la animadversion de los enemigos del progreso, y continúa: «No los halaga<<ba ciertamente quien permitia á la imprenta descubrir las miserias y com«batirlas de frente. Donde se publicaban y encarecian el Tratado de la Regaalía de Amortizacion, el proyecto de la Ley Agraria, el Ensayo sobre la an. «<tigua legislacion de Castilla, las Cartas de Foronda, las doctrinas económi⚫ «cas de Cabarrús, las obras de Asso y de Manuel, de Sempere y Villamil, de Salas y Mendoza, de Garriga y Camino; las traducciones de Domat y de «Watel, de Filangieri y Pastoret, de Smith y Canard, Millot y Mably, Be<<rardi y Cavalario, no se aherrojaba ciertamente el pensamiento, ni se pre«tendia imponerle silencio ó reducirle á estrechos limites (1).

Plácenos ver el juicio de personas tan competentes en completo acuerdo y perfecta conformidad con el que nosotros dejamos ya consignado en el cap. VI. del presente libro acerca del movimiento y progreso intelectual en este reinado. El exámen que alli hicimos comprendia solamente el período del primer ministerio del príncipe de la Paz. Cúmplenos ahora examinar el segundo, en que lejos de paralizarse ó suspenderse aquel movimiento, se le ve recibir nuevo y aun mas eficaz impulso.

Comenzando por las escuelas públicas de primeras letras, fundamento y base de la instruccion y de la moralidad social, se aumentan y multiplican, se exigen condiciones á los maestros, se los sujeta á exámen y concurso, se les imponen deberes, pero se les dan tambien consideraciones de que carecian, y se uniforma y retribuye la enseñanza todo lo que permitian entonces las circunstancias y el estado del reino (2). De aplaudir es el empeño que formó el príncipe de la Paz en establecer y aclimatar en España el método y sistema del célebre Pestalozzi para enseñar la religion, la moral, la historia, las leyes patrias, la economía política y los principios higiénicos, para lo cual consultó á una junta o comision de hombres sábios y celosos, hizo traducir varias de las

tro propósito, á fin de no desvirtuar sus ideas propias y sus luminosas observaciones antes que él las entregue à la consideracion y al juicio público.

(1) Caveda, Estado político, económico é intelectual del reinado de Cárlos IV.-Es un capítulo que forma parte de una obra, la cual aun no ha sido dada á luz: por lo mismo y porque el autor ha tenido la bondad de confiárnosla privadamente, no copiamos mas marzo de 1804. cuadros de los que pudieran hacer á nues¬

(2) Provisiones de 11 de febrero y 19 do

obras del profesor suizo, y logró ver creados institutos pestalozzicnos en las primeras capitales, fundar el central y normal en Madrid (4), introducir el sis tema dentro del Real Palacio, y que se celebráran exámenes que permitieron ya ver los adelantos de los alumnos educados por el método del ilustre institutor de Stantz y de Iverdun (2).

A los establecimientos científicos de que dimos cuenta en el citado capítulo siguieron otros, dedicados principalmente al estudio y cultivo de las ciencias exactas y de las nobles artes. Santander funda una escuela de matemáticas, arquitectura y dibujo. Otra corporacion científica se crea en Granada en 1802; al año siguiente erigen en Cádiz el canónigo Blanco y el literato Lista una academia y una cátedra de humanidades; Barcelona, Alicante, Sevilla, la Coruña y V Hladolid establecen enseñanzas de matemáticas que d'an saludables frut. 3. Del Seminario de Caballeros pages empiezan á salir jóvenes que van á lucir en el ejército sus conocimientos. En el pueblo de Comillas se instituia de real órden un colegio, aunque á propuesta y à espensas de un generoso particular, modelado por el Seminario de Nobles de Madrid y ajustado à sus mismas constituciones. Y en Casarrubios del Monte costeaba el arzobispo de Toledo don Luis de Borbon la fábrica de otro colegio fundado para niños nobles,

Las carreras y profesiones facultativas recibieron cierta regularidad que hasta entonces no habian tenido. Al modo que se determinaron circunstancias y requisitos para obtener el titulo y el ejercicio legal de la arquitectura, se un en otra parte indicames, y se prescribieron las reglas que habian de preceder á la aprobacion de los planos y diseños de las obras públicas (3), poniendo remedio al anterior desórden, asi tambien se restableció el proto-med ato; so confirmó la junta superior gubernativa de Farmacia, se prohibió rigurosamente

(4) El instituto normal de Madrid se abrió on gran solemnidad en las Casas consistoriales el 4 de noviembre de 1806.

(2) Los exámenes se celebraron en noviembre de 1807, época ya bastante turbada para España.

«Toda enseñanza era verbal (dice Raymond de Vericourt, hablando de método Pestalozzi), apenas se encontraba un libro en la institucion de Iverdun. Las matemáti cas eran tratadas menos como ciencia que como instrumentos propios para desenvolver y fortificar el espíritu. Los niños marchaban con paso seguro, aunque abandonados, en general, á sí mismos; seguian todos los grados intermedios que se suprimen en la enseñanza ordinaria; asi el entendimiento se estendía en profundidad mas que en super

ficie, y el método de Pestalozzi merece ser considerade bajo este concepto, como un metolo de invencion, de construccion de ciencias, Añadid à esto una educacion fisica y moral admirable. Su principio era dejar marchar, dejar hacer, mostrar, ó mejor dicho, dejar parecer al niño tal como es; verle venir para mejor conocer sus inclinaciones, y no oponerse á sus disposiciones naturales sino cuando se las viera tomar una direccion falsa ó viciosa; no impedir el mal sino cuando se anuncia, en lugar de provocarie, como se hace muchas veces en la educacion ordinaria, por los esfuerzos mismos indiscretos y peligrosos, destinados á prevenirle; principios fecundos en resultados, que bau bajado à la tumba con su creador.»

(3) Real provision de 5 de enero de 1827.

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