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de pelear. Hacía lo mismo en Vizcaya don Juan de Aróstegui; en Guipúzcoa don Gaspar de Jáuregui, llamado el Pastor, del ejercicio á que acababa de estar dedicado; y en Alava ganaba crédito en este género de guerra don Francisco Longa, natural de la puebla de Arganzon. Pero mas que todos los nombrados sobresalia en Navarra don Francisco Espoz y Mina, que descubriendo desde luego dotes especiales para el caso, superiores á las de su mismo sobrino Mina el Mozo, allegó pronto tanta gente, y desplegó para acosar á los franceses tanto arrojo y tan buena maña, que picado ya del amor propio el general Reille que mandaba en aquella provincia, y haciendo cuestion de honra destruir tan hábil, molesto y temible enemigo, reunió en setiembre hasta 30.000 hombres para perseguirle sin descanso. Mina entonces diseminó su gente, enviando parte á Aragon y parte á Castilla, quedándose solo con otra parte de ella, para moverse con mas desembarazo y burlar con mas facilidad al enemigo. La Regencia le envió el nombramiento de coronel, y se hizo de él un pomposo elogio en la Gaceta.

Herido en una de sus escursiones á Aragon, volvió á curarse á Navarra. Tanta era la confianza y la seguridad que le inspiraban sus paisanos. Restablecido de su herida, comenzó nuevas empresas (octubre). Dividió su gente en tres batallones y un escuadron, que componian un total de 3.000 hombres. Corrió de nuevo las provincias de Aragon y Castilla, y en diciembre regresó otra vez á Navarra; com! atió á los franceses en Tiebas, en Monreal y en Aibar, causándoles siempre gran quebranto, y su reputacion de guerrero iba adquiriendo grandes proporciones (1).

Hecha esta reseña de las operaciones militares, y bosquejado el cuadro de la guerra en todas las provincias desde junio á fines de diciembre de 1810, veamos el estado en que se encontraban las desavenencias del rey José y el emperador su hermano, con que terminamos tambien el último capítulo, va

(1) Francisco Espoz y Mina, dice un escitor español, era natural del pequeño pue. blo de Idocin, situado en el valle de Ibargoiti, á tres leguas y media de Pamplona, en el camino de Sangüesa. Sus padres, honrados labradores.... habíanle dedicado á la labranza; y probablemente no habría soltado la esteva sin la inicua invasion de los franceses. Tenia entonces 27 años. Mozo de hidalgos sentimientos, alma ardorosa y corazon intrépido, corrió á las armas como to da la briosa juventud de aquella edad, y acompañó á su sobrino asistiéndole con su consejo tanto ó más que con su brazo. Sirviéronle de provechosa leccion estos prin

cipios, pues conoció que sin cierta discipli na era imposible alcanzar grandes resulta dos eu la guerra y tener el apoyo de los pueblos. Asi su primer acto, apenas tomó la investidura de gefe de guerrilla, fué prender en Estella y fusilar con tres de sus cón plices al cabecilla Echevarria, uno de los que, con la falsa de máscara de patriotas, aprovechaban las circunstancias para cometer saqueos y venganzas personales. En este hecho, si se considera la época en que fué ejecutado, en el primer periodo de la formacion de su partida, cuando todos por lo comun toleraban escesos, se balla ya el temple y la nobleza de su alma.>

liéndonos para ello del diario escrito por el conde de Mélito, que constantemente estaba al lado del rey José.

Sintiéndose éste altamente ofendido y rebajado con la ereccion de los nuevos gobiernos militares de España hecha por Napoleon, con la emancipacion en que habia colocado á los gobernadores, y con la desaprobacion de todas sus medidas administrativas tomadas en Sevilla, no satisfecho con haber enviado al ministro Azanza á París con objeto de que convenciera al emperador de la injusticia con que le trataba, y del desprestigio y menosprecio en que ha cia caer su autoridad para con los españoles, despachó en agosto al marqués de Almenara con carta para su hermano. La situacion de José era desesperada, y no lo ocultaba á nadie (1). En setiembre interceptaron los españoles un correo enviado por Azanza desde París con despachos para el rey José, en que contaba la conferencia que habia tenido con el ministro duque de Cadore (Champagny); en la cual le habia declarado éste que habian sido enviados ya á España 400.000 hombres y 800 millones, y que en lo sucesivo no le asistiría el emperador sino con 2 millones mensuales; que aquél se quejaba de los dispendios y liberalidades de la córte de Madrid, y del armamento de los españoles; que no habia podido arrancarle la menor satisfaccion por las vejaciones de sus generales; en una palabra, que su mision habia fracasado completamente. Con haberse publicado este despacho en la Gaceta de Cádiz, y con haberse sabido al propio tiempo que el tribunal criminal establecido en Valladolid habia prestado juramento de fidelidad al emperador, no al rey, asistiendo á aquella ceremonià el mismo general Kellermann, apuróse el sufrimiento de José, pareció decidido á abdicar, y en este sentido escribió á la reina (2).

·

En octubre recibió despachos del marqués de Almenara, anunciándole el mal resultado de su entrevista con el ministro imperial; que habiendo manifestado á éste la resolucion del rey José de no consentir en ninguna desmembracion del territorio español, ni menos en la cesion de las provincias del Ebro, aun con la compensacion de Portugal, ni con otra mas ventajosa, Napoleon habia hecho romper todas las negociaciones. Un incidente que ocurrió

(1) «Nunca ha sido mas terrible su posiacion, decia el conde de Mélito en sus notas «del 15 de agosto. Faltan todos los recursos, ela guerra interior toma cada dia un carác«ter mas imponente y mas apasionado. Un acorreo no puede cruzar sin una escolta de atrescientos hombres. Las provincias del todo ocupadas militarmente están aun mas infestadas de guerrillas que las otras.» Segun los apuntes del 2 de setiembre,

aquel dia fué nombrado Angulo ministro de Hacienda del rey José, en lugar del conde de Cabarrús, que habia muerto en Sevilla.

(2) «Le roi, decia el conde de Mélito en «sus apuntes diarios, parait décidé á quitter; il a ecrit dans ce sens et de la manière «la plus precise à la reine, et nous tou *chons an moment qui va decider de son «sort.»

en noviembre hizo casi imposible reanudarlas, porque una carta de Urquijo al marqués de Almenara escrita en lenguaje hasta destemplado, tanto que el duque de Cadore la devolvió como un libelo que no podia guardarse entre los papeles de un ministro, y cuya devolucion se cree fuera dictada por el emperador, quitó toda esperanza de solucion favorable. En su virtud despachó el rey José á un sobrino suyo con cartas para la reina, en que le manifestaba su intencion de retirarse á Mortefontaine en caso de no obtener satisfaccion del emperador su hermano.

Vinieron entonces los sucesos de Portugal, la espedicion de Massena y su situacion apurada y comprometida, cuyas consecuencias anunciaban una nueva crisis para España, y confirmaban la idea en que estaban ya muchos de que la guerra española habia puesto un término a las prosperidades de Napoleon, y era el escollo contra el cual amenazaba estrellarse su gloria y su fortuna. En este estado recibió el rey José cartas de Azanza y de Almenara, en que separada y sucesivamente le participaban haber tenido largas conferencias con el emperador, cuyo resultado habia sido darles órden de que partiesen inmediatamente para España. Efectivamente, con la diferencia de cuatro dias llegaron á Madrid, Azanza el 5, Almenara el 9 de diciembre. El 40 tuvo el rey consejo de ministros para tratar del resultado de la mis on de Almenara, que era quien últimamente habia conferenciado con Napoleon. Reducíase á que en sus entrevistas, despues de inútiles demandas, y á veces de recriminaciones más o menos fuertes de una y otra parte, no habia logrado obtener esperanza alguna, ni de socorros en dinero, ni de cambio en el sistema de los gobiernos militares, ni de satisfaccion á las justas quejas del rey sobre la conducta de los generales franceses: que lo único que en la úl◄ tima conferencia habia acordado Napoleon era dejar á su hermano en libertad de intentar un arreglo con las Córtes españolas ya reunidas en la isla de Leon. Hé aqui los términos en que podria procurarse este arreglo.

El rey, decia, puede proponer á estas Córtes que le reconozcan por rey de España conforme á la constitucion de Bayona, y en cambio S. M. las reconocerá como la representacion verdadera de la nacion. En virtud de este concierto Cádiz entraria en la obediencia del rey, y la integridad del territorio español seria mantenida. Napoleon declaraba que esta proposicion era oficial, y escribia sobre ella á su embajador en Madrid: pero añadia que si no se llevaba á cabo se consideraba libre de todo compromiso con la nacion española; que José podria por su parte convocar otras Córtes, y arreglar con ellas los intereses de sus Estados, pero entendiéndose que no habia de convocar á ellas los diputados de las provincias de allende el Ebro, porque no consentiría que concurriesen.

A pesar de la poca ó ninguna probabilidad de que semejante transaccion pudiera realizarse, los ministros del rey José la habrian intentado, siquiera por declinar toda responsabilidad si de no procurarlo habia de venirse mas adelante á alguna desmembracion de territorio. Pero era menester asegurarse del concurso y de la garantía de la Francia para este arreglo, pues habia el convencimiento de que sin su ayuda y sin su aprobacion oficial no era posible concertar nada estable. No se hizo esperar el desengaño; puesto que habiendo hablado el ministro Urquijo con el embajador de Francia, éste declaró que si bien habia recibido autorizacion del emperador para hablar de este negocio, tenia órden formal de no escribir nada sobre él. Semejante respuesta cambiaba enteramente el estado de la cuestion, y por unanimidad se convino en que era inútil ya deliberar sobre tal objeto. Más y más disgustado el rey José con los nuevos obstáculos que cada dia se le presentaban, volvió á manifestar deseos de alejarse de un país en que no esperimentaba sino amarguras y sinsabores.

Tál era la situacion de las cosas, bajo los puntos de vista en que las hemos examinado, al espirar el año 1810.

CAPITULO XII.

CÓRT

SU INSTALACION.-PRIMERAS SESIONES.

1810.

(De junio à fin de diciembre.)

Progresos de la opinion pública respecto á este punto.~Impaciencia general.—Consulta de 1. Regencia sobre una cláusula de la convocatoria.-Acuérdase la reunion en una sola cámara ó estamento.-Decreto de 18 de junio.-Método de eleccion.-Diputados suplentes. -Representacion que se dió en las Córtes á las provincias de ultramar.-Número de sus representantes y modo de nombrarlos. -Restablécense los antiguos Consejos.-Cuestion sobre la presidencia de las Cortes: cómo se resolvió.-Solemne apertura é instalacion de las Cortes generales y extraordinarias en la Isla de Leon.-Jura➡ mento.-Salon de sesiones.-Sesion primera.-Discurso.-Nombramiento de mesa.Primeras propesiciones y acuerdos.-Célebre decreto de 24 de setiembre.-Declaracion de la legitimidad del monarca.-Soberania nacional.-Division de poderes -Oradores que comenzaron á descollar en este debate.-Consulta de la Regencia.-Resolucion.Sesiones públicas.-Felicitaciones.-Notable proposicion y acuerdo sobre incompatibilidad entre el cargo de diputado y los empleos públicos. - Sesiones secretas.—Incidente del duque de Orleans.-Idem del obispo de Orense sobre su resistencia á reconocer y jurar la soberania nacional -Marcha y terminacion de este enojoso conflicto.—Renuncia de la Regencia.-Nombramientos de nuevos regentes.-Su número, nombres y cualidades.-Conflicto producido por el marqués de Palacio.-Su arresto, y causa que se le formo.-Destierro de los ex-regentes.-América: principio de la insurreccion de aquellas provincias.-Causas remotas y proximas.-Medidas de la Central y de la Regencia para sofocarla.-Movimiento en Caracas.-En Buenos-Aires.-En Nueva Granada. Trátase este punto en las Córtes.-Providencias.-Derecho que se concede á los americanos.-Debate y decreto sobre la libertad de imprenta.-Partidos políticos quo con motivo de esta discusion se descubrieron en la asamblea.-Oradores que se distin guieron. Establecimiento y redaccion de un Diario de Córtes.-Varios asuntos en que éstas se ocuparon.-Monumento al rey de Inglaterra.-Dietas á los diputados.-Rogativas y penitencias públicas.-Empréstitos.-Suspension de provisiones eclesiásticas.Reduccion de sueldos á los empleados.—Declaracion sobre incompatibilidades.-Mocion

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