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INTRODUCCIÓN.

GENERAL NOTICIA DE LA HISTORIA DEL DERECHO ESPAÑOL.— DIVISIÓN DE ESTA EN PERIODOS Y ÉPOCAS (1).

La hoy península española era un accidentado territorio situado al extremo occidental del continente europeo, cerrado natural y providencialmente por la gran cordillera pirenáica y los mares atlántico y mediterráneo, surcado por rios y lagos que le dividían en fértiles comarcas en las que, en variedad de temperaturas, se ofrecían ricas y abundantes producciones en suelo y subsuelo que, una vez conocidas, habrían necesariamente de despertar la codicia humana. Las sucesivas alteraciones que ha experimentado la tierra en el transcurso de los siglos ofrecieron en España condiciones especiales para el establecimiento de varias tribus que, unidas algun dia, constituyeran una nación que alternar pudiera con las ya existentes en el mundo habitado.

Apesar de lo dificil que es el fijar los aborigenes de nuestra nación, y haciendo caso omiso de cuanto es hoy tenido por fábula, parece indudable que los Iberos, pueblos de raza indo-escita de las regiones asiáticas fueron los primeros pobladores de la región peninsular que, pasando el

1) A este estudio precede el de las Lecciones preliminares al estudio del Derecho español, ya publicadas.

hoy estrecho de Gibraltar, se extendieron por toda la costa meridional y regiones próximas á los pirineos orientales, corriéndose hasta los bajos pirineos y costas del cantábrico. Muy luego otra raza indo-germánica, los Celtas, atraviesa el pirineo, y ya por la violencia ó ya por medios pacíficos se establece al lado de los Iberos y llega á poblar los territorios de Galicia y Portugal y acercándose á estos en el interior, en la Andalucía y en las costas del Norte, se forman á poco tiempo los pueblos Celtiberos.

Nada realmente encuentra el historiador del Derecho en estos primeros pueblos que sea digno de mención: rigiérouse en el territorio que ocuparon, por sus antiguas costumbres de raza, de las que, con algún detalle, nos dan noticia escritores griegos y romanos; y habitando los Iberos la parte llana ribereña, los Celtas la montañosa y los Celtiberos el interior, vivieron en regiones independientes que solo aliaban el comercio ó para la guerra.

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La riqueza del territorio de España no era desconocida de los Fenicios, pueblos que tenían su asiento en las costas del Asia occidental y que en sus excursiones marítimas se dirigían con frecuencia á el pais de la Bética, en el que cargaron sus barcos y llegaron á establecer una factoría fundando el importante puerto de Gaddir (Cadiz) y luego las ciudades de Málaga, Córdoba, Sevilla y otras que ya han desaparecido; no se tiene noticia de que tuvieran que emplear estos pueblos la guerra con los Iberos, Celtas ni Celtiberos para su establecimiento en la región que ocuparon, y es de creer que les facilitaron su posesión su cultura y hábitos comerciales, 'pues á contar de su llegada á España se puede decir que empieza la ilustración de los que habitaron este pais, á quienes dieron las primeras lecciones en la navegación, el comercio, la industria y las artes, como años antes las habian dado al pueblo griego que los

seguía imitando hasta en sus conquistas territoriales. Efecto de esto la inmigración en esta península, de los Rodios, de los Focenses y de los Griegos de Zante que fundaron á Rosas, Ampurias y Sagunto estableciendo en el segundo un centro de importante vida mercantil que fué el primero de su época, no sin que tuvieran que guerrear con los Fenicios, y aun los Focenses con los Rodios, perdiendo, estos, importantes territorios.

Ya en esta época de la ocupación de España por los Griegos hallamos algunas leyes que, aceptadas por los que les sucedieron, han llegado hasta nuestros días, como son las dos mercantiles marítimas de jactu y de pecunia trajectitia, y algunas de Derecho civil y del penal.

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A motivo de excisiones entre los Fenicios y los Iberos de la rica región de la Turdetania, mueven guerra entre sí estos dos pueblos, viéndose precisados aquellos á reclamar el apoyo de Cartago, colonia también fenicia, de independeny riqueza en el Africa, émula de Roma; consiguenle sin grande esfuerzo ante el propósito de los Cartagineses de ensanchar sus dominios, y guerreando á favor de los Fenicios entran en España y ocupan sucesivamente algunos puntos de la Bética capitaneados por Amilcar, Asdrubal y Anibal después de haber sostenido la primera de las guerras púnicas con los Romanos: aseguradas sus conquistas, edificaron á Cartagena y no impusieron sus leyes ni sus costumbres á los Fenicios sus protejidos, ya dominados por ellos como las demás razas habitantes de aquella parte del territorio; bástales que les ayuden con elementos para las guerras que sostenían con Roma, con quien estipulan que sea el límite de sus conquistas en España el rio Ebro, pero cuyo tratado olvida Anibal que, en la serie de sus victorias, llega á Sagunto en donde puede decirse que se inicia la decadencia de los Cartagineses dando lugar á que

Roma extreme su poder bélico contra ellos en la segunda guerra púnica, en la que perdieron, aquellos, Cartagena, sus dominios en la Bética y por último á Cadiz después de tenaz lucha por espacio de catorce años.

En esta época, año 205 antes de Jesucristo, empieza la dominación romana en España, que introduce un elemento nuevo en las costumbres y nos permite ver otros horizontes en el Derecho hasta entonces vario y reducido en extremo. A las costumbres de los Iberos, Celtas y Celtiberos, hemos visto sucederse las costumbres y escasas leyes de los Fenicios, Griegos y Cartagineses, y el pueblo romano, une á este elemento primitivo ó autóctono dos nuevos, que son el constituido por su Derecho en las leyes de las XII tablas, el edicto perpétuo y los códigos, ó mejor dicho compilaciones, Gregoriana, Hermogeniana y Teodosiana, y el poderoso elemento cristiano, al que dieron la merecida importancia los emperadores Teodosio y Honorio.

Seis siglos fué España bajo el dominio de Roma, llegando en el último á constituir una parte (diócesis) del Imperio de Occidente y teniendo el honor de haber dado á Roma emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio el Grande, filósofos como Marco Aurelio, y prelados insignes á la Iglesia, como Ossio, obispo de Córdoba, á quien se debe la protección que la dispensó Constantino: mas el poder romano, como todo en la vida, entra en el periodo de decadencia, y dividido en Imperio de Oriente y de Occidente, tócale á este último concluir á manos de los pueblos bárbaros, no sin haber triunfado el cristianismo sobre el paganismo en la memorable batalla de los campos catalaúnicos en el año 451 de nuestra era. El despotismo de los emperadores, la pérdida de sus hábitos guerreros y la corrupción de las costumbres hubieron de precipitar al entonces coloso del mundo en una completa adyección y ruina.

En los primeros años del siglo V invaden el territorio de España los Vándalos, Alanos, Suevos, Catos y Silingos, pueblos oriundos de las montañas de la Escitia y de los bosques de la Germanía, que, atravesando la Italia y derrotando á los romanos cerca de los Alpes, sitian á Roma en el año 408 consiguiendo enseñorearse dentro de sus muros dos años después, como se enseñoreaban de todo el territorio de España, excepción hecha de algunas comarcas de la Celtiberia. Breve fué su estancia en estos lugares, pues en el año 414 Ataulfo acaudillando á los Godos, raza asiática como los Alanos, entra en España y fija su corte en Barcelona, inaugurando un nuevo periodo de nuestra historia, en el que á la opresión de Roma se sucede una política de tolerancia que respeta las costumbres, leyes, religión y hasta los tribunales que se hallaban constituidos en el pueblo vencido, llegando á establecer una dualidad que origina el periodo que en nuestra historia conocemos con el nombre de legislación doble ó de castas, de duración hasta la primera mitad del siglo VII, en que se trabajó el primer Código general de la monarquía española, llamado á resistir los tiempos de los Arabes y aún á ser aplicado, en alguna de sus disposiciones, en el último tercio del siglo XVIII.

El periodo de nuestra historia que abre la invasión goda, completada con la dispersión de los Suevos en el reinado de Leovigildo, podemos decir es el primero de la de consumación del Derecho, y el que nos ofrece, al lado de monumentos legales de importancia, el triunfo definitivo. de la religión cristiana en nuestra nación. Los Suevos importaron la idolatría, los godos el arrianismo y, aunque en su sistema de tolerancia con los pueblos vencidos no impusieron á estos sus creencias religiosas, la falsa doctrina duró en España de una manera pública, 154 años, hasta el

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