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costas fueron los Rodios que fundaron Rodas, hoy Rosas, en las costas de Cataluña, poblando luego las hoy islas Baleares que llamaron Gymuesias, siendo denominada Ophiusa (nombre antiguo de Rodas) la de Ibiza, según el geógrafo Estrabón. Poco tiempo después los Focenses arriban á las costas de los Edetanos (Valencia) y fundan á Ampurias, con el nombre de Emporión que significa mercado, y á Denia, en donde, como antes digimos, habían edificado el templo de Diana. Por último, los Griegos de Zante inmigraron también á aquellos lugares y fundarou á Sagunto, hoy Murviedro, célebre por su heroismo en tiempos posteriores. Así como los Fenicios tuvieron en el Guadalquivir la principal arteria de su comercio, los Griegos la constituyeron en el Ebro por donde hicieron importantes exportaciones.

Si la ocupación de los Fenicios fué pacífica, no asi aparece la de los Griegos, teniendo que sostener guerras con aquellos, en alguna de las que se originó la entrada en España de los Cartagineses, y celebrar, según Estrabón y Tito Libio, los Focenses con los habitantes próximos á la Gália meridional un tratado en el que convinieron permanecer aislados los unos de los otros por una muralla que dividía el recinto ocupado por cada cual en las poblaciones en que se les admitía, cuyo tratado guardaron religiosamente. Sin embargo de esto se refiere haberse fusionado algunas colonias griegas con otras de los naturales del pais, debido sin duda alguna á la suavidad de sus costumbres.

Es en gran parte ignorada la constitución de muchas de las colonias griegas fundadas en España; procediendo los Focenses que inmigraron en este pais, de la colonia anteriormente establecida en Marsella con la que guardaron continuada relación y reconocieron cierta dependencia, tomando á esta por tipo se tiene se tiene por cierto la existencia de dos clases

sociales, la popular y la principal ó de la riqueza, democracia y aristocracia, tendiendo esta á la dominación de aquella por la apropiación de los altos cargos sociales y la propiedad territorial, apesar de haberse posesionado de los puntos que ocuparon en una época en que parecían dominar ideas. democráticas.

Del antecedente anotado se ha deducido, y tiene por cierto, que existía un Senado o Consejo supremo y una Asamblea popular que, á juzgar por lo que de Marsella se conoce, el primero de estos centros se componía de 600 indivíduos, ciudadanos nobles llamados Timucos que desempeñaban vitaliciamente el cargo y á los que estaba encomendada la justicia en los negocios públicos, para cuyo mejor desempeño nombraban una comisión de 15 magistrados que despachaba los asuntos ordinarios, y una subcomisión de 3 llamados Presidentes en la que se hallaba la representación del poder ejecutivo. La asamblea popular presidida por el Senador de más edad se reunía para la formación de las leyes, y en casos de guerra para la elección de caudillo ajuste de paz; su acción no era contínua, y de aquí que el Senado ó Consejo dirigiera constantemente los asuntos de ejecución y administración en el orden social.

En lo que respecta al orden religioso, los Griegos aumentaron con nuevos templos á los dioses la idolatría que ya los Fenicios importaron en España, si bien reconocían la existencia de un Ser Supremo. El Sacerdocio se formaba de la clase general, no de la aristocrática exclusivamente.

Los Griegos en sus relaciones que podemos decir internacionales, guardaban una subordinación de respeto, por razón de origen y de religión, con la metrópoli, gozando materialmente de independencia; y con los naturales del pais, y aún con los extranjeros relacionados con su comercio, procuraban siempre estar en paz y buena amistad.

De adelantada cultura el pueblo griego, tanto en la literatura como en las artes, conocía la moneda y leyes escritas informadas en los principios elementales de la libertad y más conformes, que las de otros pueblos, con la ciencia del Derecho. La familia constituida sobre la base del matrimonio (monogamia) reconocía la superioridad del jefe, pero concediendo toda la consideración posible á la esposa y á los hijos de cierta edad; á favor de aquella reconocen los bienes llamados parafernales, y los hijos se tienen por ciudadanos fuera de la familia, en la que se halla templado el poder del padre sobre ellos, como no lo estaba en Roma en tales tiempos ni en algunos posteriores.

En el orden de la propiedad vemos individualizada su adquisición, con independencia de la comunidad de la tribu y del patronato y clientela, siendo su transmisión por actos inter-cicos, y no reconociendo la mortis-causa sino por ministerio de la ley, que llamaba primero á los descendientes y, á falta de estos, á todos los demás parientes del finado.

Se atribuye á los griegos la posesión de la mayor parte de las formas de contratar conocidas, si bien sin hacer separación alguna entre la contratación civil y la mercantil, siendo importados por ellos á España los dos contratos de sociedad y de mandato que tan solo se habían empezado á ver, en lo que respecta á su principal base, en el pueblo fenicio, y los que de carácter comercial conocemos con el nombre de fletamento y préstamo á la gruesa, atribuidos á los Rodios, de quienes se cita, además de la ley de pecuniæ trayestitia que introdujo este, la de jactu que impone la obligación de contribuir todos los dueños de mercancías que se transporten por mar, á la indemnización de las que, para librarse de un accidente que amenace, son arrojadas á las

aguas.

En lo que respecta al Derecho penal no aparece que

sus disposiciones obedezcan á un sistema determinado; se sabe únicamente que se dá más importancia á los delitos privados que á los públicos, quedando encomendado el castigo de aquellos á las indicaciones de la venganza del particular perjudicado, si bien se observa en las penas alguna lenidad, por consistir principalmente en multas, cuyo importe cede en beneficio del damnificado como á título de indemnización; solo en los delitos graves se aplican las de pérdida de la libertad y aun la de muerte.

En materia de Derecho procesal no han llegado á nosotros datos suficientes para afirmar su existencia; sin embargo, se cree que ante la cultura del pueblo griego no se sentenciaba sin forma de juicio, que en él se estaba al resultado de las más racionales pruebas, y que habría discusión pública sobre el hecho y su justificación: de otro modo no se explicaría esa cultura y adelanto en que, con respecto á otros pueblos de entonces, se nos presenta el pueblo griego.

Relativamente á disposiciones de carácter internacional, solo vemos que los Griegos guardan respeto y alta consideración á su metrópoli y procuran estar en pacíficas y amistosas relaciones con todas las colonias, sin embargo de dominar en su carácter la idea de la independencia y considerarse autónomas muchas de dichas colonias, reconociendo siempre lazo de unión por su origen común y por sus creencias y hábitos religiosos que no abandonan al emigrar á otras regiones; su carácter independiente no les embarga de modo tal que no procuren la alianza entre sí, y aun con los pueblos á ellos cercanos, cuando se trata de la defensa de sus territorios y derechos.

Según refiere el Sr. La Fuente (1) la colonia fenicia de Cádiz se había engrandecido más que ninguna otra y su

(1 Historia de España. Cap. 11.—España primitiva.

opulencia era envidiada por los antiguos moradores de España; llegando los Gaditanos á abusar de estas condiciones, tratando mal á los indígenas, de estos los Turdetanos les movieron guerra con intención de arrojarlos de su suelo, y se mostraron con tal bravura que, puestos en aprieto los Fenicios inmigrantes, acordaron dirigirse á los que habitaban Cartago en la costa de Africa y demandarles protección y auxilio.

Era Cartago, fundada por los Fenicios, capital de la República de este nombre, que significa ciudad nueva, emancipada de Tiro y cabeza de varias colonias militares que luchaba con valor y ardimiento por engrandecerse y aumentar su importancia marítima y comercial; en más de una ocasión había mirado con envidia la prosperidad de los Fenicios de España, y desde luego se prestó á apoyar á los de Cádiz, á donde mandó una flota con la que llegó á posesionarse de algunos puntos de la costa de la Bética. Muy luego su empresa se manifestó no solo contra los indígenas sino también contra los mismos en cuyo auxilio vinieron; y tras de costosa lucha, sitiaron y tomaron á Cádiz arrojando de su suelo á los Fenicios 252 años después de la fundación de Roma y 501 antes de Jesucristo, extendiéndose posteriormente á otros puntos de la Bética y no emprendiendo la total conquista de España por atenciones de guerra que sostenían en otras comarcas. El tener que ocuparse de estas. aplazó para mejor ocasión aquella empresa, y una vez fortificados los puntos de la Bética que habían tomado, hicieron paz y amistad con los españoles, de quienes recibieron, en más de una ocasión, riquezas y soldados para sus continuadas luchas, como lo prueba la parte activa que tomaron y los hechos de heroismo que realizaron con los españoles en el asalto de Selinonte, en el sitio de Agrigento y en otros hechos de armas que mo

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