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tivaron las guerras que Roma sostuvo con los Cartagineses. Perdidas por estos la Sicilia y la Cerdeña, tras de 24 años de lucha, en la primera guerra púnica con los Romanos, resuelven los Cartagineses posesionarse de España, y Amilcar Barca, en 238 antes de J. C. viene á esta penín– sula en la que hasta entonces solo habían establecido algunas colonias en el litoral y acordado algunas alianzas para sus empresas bélicas.

Amilcar llegó con sus tropas á posesionarse, en la Bética, de Málaga, Córdoba, y Sevilla en el primer año, y en el segundo de Almería, Murcia y Valencia; llegó á las orillas del Ebro, pasando luego hácia los pirineos, y en la región de los lacetanos fundó á Barcino (luego Barcelona). Después de sostener algunas guerras con los Tartesios y los Célticos del Cuneo, entró en tierras de los Lusitanos y Vettones á quienes también venció, volviendo á la costa oriental en la que construyó antes una fortaleza (Acra-Leuka, hoy Peñíscola) en donde tenía sus arsenales y útiles de guerra y contínua comunicación con Cartago y Marsella, y se educaba su hijo Anibal. Habiendo emprendido la conquista de Bellia (se cree hoy Belchite) allí encontró su derrota y muerte al cabo de nueve años de guerrear en España.

Sucédele su yerno Asdruval quien entró con sus huestes por Hélice (1) y tierras del interior; pero viendo la gran resistencia que se le hacía, entabló negociaciones de paz y se ocupó de asegurar lo conquistado, fundando luego á Cartago-nova (Cartagena) que hizo importante plaza militar y de comercio. Esto hizo temer á las colonias griegas del Mediterráneo probables ocupaciones por los Cartagineses, y motivó el que solicitaran alianza con Roma, que obtuvieron sin trabajo alguno, concertándose un convenio con Cartago, por

(1) Se ignora en donde estaba, pues destruida por Asdruval no se reedificó. -Dic. enciclopédico.

el que se fijó como límite de las conquistas de ésta el rio Ebro y se obligó á respetar Sagunto y las demás ciudades griegas. A los ocho años no cumplidos de su gobierno en España murió Asdruval á manos de un esclavo de un noble celtibero á quien él mató, sucediéndole Anibal que contaba 26 años de edad; éste, en su ardor bélico, antes de dirigirse contra Roma de la que era implacable enemigo, dirigió las huestes cartaginesas contra los Olcadas que ocupaban las orillas del Tajo y les subyago como á los Carpetanos y Vacceos llegando triunfante hasta Elmántica (Salamanca) que también hizo suya, retirándose luego á Cartagena; en su pensamiento de abatir á Roma se aprovechó de ciertas. disensiones habidas, sobre límites de territorio, entre los Saguntinos y los pueblos á ellos próximos, y con el pretesto de auxiliar á estos, que supuso eran injustamente tratados por aquellos, vino sobre Sagunto con 150.000 hombres y toda clase de pertrechos de guerra sitiándole y batiéndole con desprecio de las protestas y requerimientos que Roma le dirigió recordándole el respeto al tratado hecho con Asdruval, con lo cual, y la toma de aquella población (no favorecida por Roma como debió de serlo) después de ocho meses de sitio, en el año 219 antes de J. C., firmó la pérdida de España y la ruina de Cartago.

El desastre de Sagunto levantó los ánimos en Roma: la guerra á los Cartagineses se imponía y fué declarada la segunda de las llamadas púnicas que puso en manos de Roma la España, no sin antes alcanzar nuevos triunfos Anibal en Italia, en el Tesino, en Trebia, en Trasimeno y en Cannas y de tener que luchar los Escipiones en España con huestes cartaginesas y con los Ilergetes capitaneados por Indivil y Mandonio, que no creían en la amistad y alianza con que los romanos les brindaban y á la que se sometieron la mayor parte de las colonias de españoles, llegando á dominar Pu

blio Cornelio Escipion. Cartagena, la Betica y Cádiz, ultimo baluarte cartaginés, en el año 205 antes de J. C. despues de 14 años de porfiada lucha.

Dice el Sr. La Fuente (1) que los Cartagineses no dejaron en España ni una institución ni un monumento artistico, su dominación pasó como un meteoro: solo edificaron castillos y plazas fuertes, y los españoles aprendieron de aquellos á guerrear con más arte, conservando los primeros habitantes en la parte occidental y septentrional su independencia, su libertad, su fiereza primitiva y costumbres rústicas y groseras, siendo únicamente en las costas meridional y oriental en donde permaneció viva la influencia de la cultura y civilización del pueblo fenicio y del griego.

Dicese establecida por los Cartagineses en España la idea de nacionalidad, con subordinación á Cartago; pero en su efímera dominación no puede sostenerse esta idea y menos dar por cierto que fuera aceptada por los españoles; el periodo de su dominio fué de incesante lucha, y solo cuando ya se erige á Cartago-nova por metrópoli se nota la importación del régimen seguido en sus posesiones africanas, en las que vemos al frente de la República dos Suffetes, cuyos cargos, que de vitalicios pasaron á ser anuales, se asemejan á el de los Consules en Roma, y un Senado de 300 indivíduos que elegia el Jefe militar y se dividía en dos secciones una de 100 y otra de 15 que bajo la presidencia de los Suffetes tenían la dirección de los asuntos públicos; aunque nó de la importancia que entre los griegos, existía la Asamblea del pueblo, que tenía la elección de los Sufletes y de los Senadores, y dirimía las discordias entre aquellos.

Preponderaba entre los Cartagineses el elemento militar, y se observa un bien organizado y obligatorio servicio para

1 Lugar citado,

la guerra de conquista que fué su principal y casi puede decirse única ocupación, la que les privó de implantar derecho nuevo, no llegando á conseguir, ni aún á intentar decididamente, la fusión con los que sujetaban á su poder; existía, pues, un dualismo legislativo tan solo turbado algunas veces por el Derecho llamado de conquista en los puntos que tomaban y que sujetaban á Dictadores dependientes de Cartago; solo se observa alguna suavidad en los pueblos que se sometían á su poder; con los no sometidos era constante su proceder hostil.

Hasta aquí podemos decir, con el Sr. Don Pedro José Pidal (1), que España carecía de unidad, se gobernaba principalmente cada raza según sus costumbres antiguas; era distinta la constitución y modo de ser de las que habitaban el interior y la parte norte, de las que ocupaban el mediodia y el oriente; todas formaban pueblos libres si bien se notaba ya la preponderancia é influencia de los principales de los optimates. A continuar España en este estado nunca hubiera llegado á constituir uación; era preciso acabar con el predominio del sentimiento de raza y de localidad, uniéndose todos en una aspiración común.

(1) Lecciones sobre la Historia del Gobierno y legislación de España.

CAPÍTULO III.

ÉPOCA TERCERA.

ESPAÑA BAJO LA DOMINACIÓN ROMANA.-PRIMER PERIODO.CONQUISTA DE ESPAÑA; SU DIVISIÓN, CONSTITUCIÓN POLÍTICA Y ADMINISTRATIVA, COSTUMBRES Y DERECHO HASTA LOS TIEMPOS DE Augusto.

En la dominación romana empieza la época tercera y última de las en que hemos dividido el periodo de preparación del Derecho español: en ella observaremos como van desapareciendo las diferencias de carácter y la variedad de organización de los pueblos que de distintas razas y costumbres poblaban la España en la breve dominación cartaginesa.

Una lucha de catorce años con los Cartagineses, y otra de dos siglos con los anteriores habitantes de España, aseguraron á los Romanos la posesión de este territorio. por seis siglos, durante los que implantaron en él disposiciones de Derecho que no han podido borrar los tiempos posteriores.

No creemos oportuno detenernos en la exposición de cómo Roma se formó y llegó á ser la señora del mundo: creemos que tales sucesos históricos son conocidos de los que han estudiado el nacimiento y desarrollo del Derecho romano. Solo recordaremos que Roma fué dirigida primero por Reyes; después por Cónsules. y bajo régimen republi

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