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Da cuenta á Bonaparte.

destronado monarca tenia para temblar por las resultas de su resistencia, la calma restablecida no bien soltó el cetro, rompia el velo del misterio y descubria en su desnudez el intento de la sedicion. Algunos dias despues escribió á Napoleon la carta que acompañada de una protesta fija la opinion de aquellos acontecimientos de un modo auténtico é irrecusable, y pone de manifiesto las gradas por donde su hijo subió al trono.

"Señor mi hermano: V. M. sabrá sin duda con pena los sucesos de Aranjuez y sus resultas; y no verá con indiferencia á un rey que forzado á renunciar la corona acude á ponerse en los brazos de un grande monarca aliado suyo, subordinándose totalmente á la disposicion del único que puede darle su felicidad, la de toda su familia, y la de sus fieles vasallos.

"Yo no he renunciado en favor de mi hijo sino por la fuerza de las circunstancias, cuando el estruendo de las armas y los clamores de una guardia sublevada me hacian conocer bastante la necesidad de escoger la vida ó la muerte, pues ésta última hubiera sido seguida de la de la reina.

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Yo fuí forzado á renunciar; pero asegurado ahora con plena confianza en la magnanimidad y el genio del grande hombre que siempre ha mostrado ser amigo mio, he tomado la resolucion de conformarme con todo lo que este mismo grande hombre quiera disponer de nosotros, y de mi suerte, la de la reina y la del príncipe de la Paz.

"Dirijo á V. M. I. y R. una protesta contrą los sucesos de Aranjuez y contra mi abdicacion. Me entrego y enteramente confio en el corazon y amistad de V. M., con lo cual ruego á Dios que os conserve en su santa y digna guarda.

» De V. M. I. y R. su mas afecto hermano y amigo-Carlos.-Aranjuez 23 de Marzo de 1808."

PROTESTA.

"Protesto y declaro que mi decreto de 19 de Marzo, en el que he abdicado la corona en favor de mi hijo, es un acto á que me he visto obligado para evitar mayores infortunios, y la efusion de sangre de mis amados vasallos; y por consiguiente debe ser considerado como nulo. - Carlos. - Aranjuez 21 de Marzo de 1808."

Protesta.

Escesos en

Al punto que llegó á Madrid la noticia de la prision del príncipe de la Paz, alborotóse la plebe Madrid. al anochecer del dia 19 en la plazuela del Almirante, donde aquel tenia su casa contigua al palacio de los duques de Alba. Alli se repitió la escena de Aranjuez, saqueando los muebles y preciosos adornos que enriquecian el alcázar, los cuales arrojaban por las ventanas, sin ocultar nada, á la hoguera que junto á la puerta habian encendido en medio de la mas espantosa gritería. Dirigiéndose despues dividido en grupos el populacho y con hachas encendidas, acometió á un mismo tiempo diferentes casas, entre ellas la de la madre del príncipe Godoy, de su hermano don Diego, del marques de Branciforte su cuñado, de los ex-ministros Alvarez y Soler, de don Manuel Sixto Espinosa, y de Amorós. Prendieron á este último, y entre sus papeles encontraron los sublevados un legajo que contenia la correspondencia de Godoy con Badía en su célebre espedicion á Marruecos, el diseño de una propiedad regalada por Muley al fingido árabe, un firman y otros documentos interesantes. Formada causa á Amorós sobre este incidente, esparcióse por el vulgo que se habia descubierto una conspiracion de Godoy para vender la España al bey de Argel segun unos, y al emperador de Marruecos segun otros. Aquella misma noche se supo la abdicacion de Carlos IV, y al dia si

Ridículos ru

mores.

guiente 20 confirmóse por carteles la exaltacion de su hijo Fernando VII, cuyo retrato buscaron ébrios de contento, colocándolo en la fachada de la casa de la Villa. Mancharon los regocijos del entusiasmado vulgo nuevos y multiplicados escesos que se cometieron aquella noche con los amigos ó empleados del caido ministro.

Y receloso el fanatismo sino sacaba la cabeza de que se ignorase el impulso oculto que habia dado á la sublevacion, dispuso que el picadero del príncipe de la Paz en Aranjuez se convirtiese en altar á San José en celebridad de haber sido ensalzado al solio Fernando el dia 19, que lo era del Alborotos en Santo. En las provincias repitiéronse las fiestas y las provincias, motines con que habia comenzado en la corte el nuevo reinado, y saliendo los frailes alborozados de sus conventos en numerosas cohortes se unian al ignorante vulgo, lo acaloraban y prendian fuego al retrato de Godoy. Apenas hubo un pueblo sin asonada. En San Lucas de Barrameda, en el reino de Sevilla, destruyó la plebe por ser obra del ministerio de Godoy un jardin de aclimatacion donde se habian arraigado, y prosperaban los árboles de la quina, la canela, el cacao, la cochinilla, el coco, el añil y otras producciones de América, Africa y Asia, que con el tiempo se hubieran propagado y estendido á toda la costa del mediodia.

Resistencia del Consejo.

Cuando el Consejo recibió la noche del 19 la orden de proclamar al nuevo monarca, la pasó siguiendo el antiguo formulario al informe de sus fiscales; pero reprendiéronle severamente los ministros, y mezclando las amenazas le mandaron publicar el decreto sin aguardar el parecer que habia pedido. Los magistrados creyeron cubierta su responsabilidad, y obedecieron el mandato con tanto mas placer, cuanto mas general era el entusiasmo que dominaba en todos los ángulos del reino.

La aparicion de otro sol en el cielo, la paz despues de larga guerra, no hubiera sido saludada con la ebriedad con que todas las clases á porfia aclamaron á Fernando, á quien apellidaban el deseado.

Cerremos el cuadro de tan famosos sucesos con la enérgica pintura que de ellos hace la pluma de María Luisa, describiéndolos á su hija la reina de Etruria. Documento tan precioso dice mas en los labios de una madre que un tomo de reflexiones; nosotros queremos que el lector juzgue, y nunca arrastrarle á nuestra opinion, sea cual fuere. La revolucion de Aranjuez fue el origen de todos los acontecimientos posteriores: sépase de una vez si España debe estarle agradecida, ó llorar con lágrimas de sangre su inocente confianza.

Carta de María Luisa á su

"Querida hija mia: decid al gran duque de Berg la situacion del rey mi esposo, la mia, y la hija. del pobre príncipe de la Paz.

"Mi hijo Fernando era el gefe de la conjuracion; las tropas estaban ganadas por él; él hizo poner una de las luces de su cuarto en una ventana para señal de que comenzaba la esplosion. En el instante mismo los guardias y las personas que estaban á la cabeza de la revolucion, hicieron tirar dos fusilazos. Se ha querido persuadir que fueron tirados por la guardia del príncipe de la Paz, pero no es verdad. Al momento los guardias de corps, los de infantería española y los de la volona, se pusieron sobre las armas, y sin recibir órdenes de sus primeros gefes convocaron á todas las gentes del pueblo, y las condujeron á donde les acomodaba.

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"El rey y yo llamamos á mi hijo para decirle que su padre sufria grandes dolores, por lo que no podia asomarse á la ventana, y que lo hiciese por sí mismo á nombre del rey para tranquilizar al

pueblo; me respondió con mucha firmeza que no lo haria, porque lo mismo sería asomarse á la ventana que comenzar el fuego, y asi no lo quiso hacer.

Despues á la mañana siguiente le preguntamos si podria hacer cesar el tumulto y tranquilizar los amotinados, y respondió que lo haria, pues mandaria á buscar á los segundos gefes de los cuerpos de la casa real, enviando tambien algunos de sus criados con encargo de decir en su nombre al pueblo y á las tropas que se tranquilizasen; que tambien haria se volviesen á Madrid muchas personas que habian concurrido de alli para aumentar la revolucion, y encargaria que no viniesen mas,

"Cuando mi hijo habia dado estas órdenes fue descubierto el príncipe de la Paz. El rey envió á buscar á su hijo, y le mandó salir adonde estaba el desgraciado príncipe, que ha sido víctima por ser amigo nuestro y de los franceses, y principalmente del gran duque. Mi hijo fue y mandó que no se tocase mas al príncipe de la Paz, y se le condujese al cuartel de guardias de corps. Lo mandó en nombre propio, aunque lo hacia por encargo de su padre; y como si él mismo fuese ya rey, dijo al príncipe de la Paz: "Yo te perdono, la vida."

» El príncipe, á pesar de sus grandes heridas, le dió gracias, preguntándole si era ya rey. Esto aludia á que ya se pensaba en ello, pues el rey, el príncipe de la Paz y yo, teniamos la intencion de hacer la abdicacion en favor de Fernando, cuando hubieramos visto al emperador y compuesto todos los asuntos, entre los cuales el principal era el inatrimonio. Mi hijo respondió al príncipe: "No, hasta ahora no soy rey, pero lo seré bien pronto. Lo cierto es que mi hijo lo mandaba todo como si fuese rey, sin serlo, y sin saber si lo sería. Las órdenes que el rey mi esposo daba no eran obedecidas.

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