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cion entera parecia no pensar más que en este fausto

suceso.

Una semana permanecieron en Cadiz (del 4 al 11 de setiembre 1816), recibiendo agasajos y obsequios de todo linaje, y tanto en aquella ciudad como en el viaje á la córte, en que invirtieron mas de quince dias, fué la reina acogida como un iris de paz y como un astro de benéfico influjo, á cuyo juicio ayudaba lo agraciado de su fisonomía. La entrada en Madrid (28 de setiembre 1816), acompañada del rey, de los infantes y de una espléndida comitiva, por en medio de arcos de triunfo, recargados de emblemas y de inscripciones laudatorias en verso, con prodigalidad estampadas ""), fué de lo mas esplendente y lucido que se habia visto en España en esta clase de fiestas, y el ueblo de Madrid excedió en demostraciones amorosas á todos los del tránsito. En aquel mismo dia se celebraron las dobles bodas, siendo padrino en ambas el infante don Antonio.

A pesar de la penuria pública, de los ahogos del tesoro y de la ruina completa del crédito, prodigáronse con motivo de las reales nupcias mercedes y gracias sin cuento, tanto a las clases eclesiástica y civil como á las del ejército y armada, títulos de Castilla, ascensos, empleos, honores, grandes y pequeñas cruces, bandas y grandezas de España. Dos Gacetas ex

(1) Todas ellas eran obra del entonces oficial de la Secretaría poeta don Juan Bautista Arriaza, de Estado,

traordinarias se publicaron en un solo dia (13 de octubre 1816), cuyas columnas llenaban exclusivamente los nombres de los agraciados por la real munificencia. Baste decir que se dieron nueve collares del Toison de oro, trece grandes cruces de Cárlos III., se nombraron cuatro capitanes generales de ejército, diez y siete tenientes generales, cuarenta y dos mariscales de campo, setenta brigadieres; en igual proporcion se otorgaron ascensos á las demás clases del ejército de mar y tierra: bandas de María Luisa, encomiendas, cruces, pensionadas y supernumerarias, llaves de gentiles hombres, etc., etc. (4).

Entre las distinciones honoríficas que en aquel tiempo se otorgaron, ninguna tan señalada como la que el monarca dispensó á su primer ministro don Pedro Cevallos (15 de octubre, 1816); no tanto por el privilegio que le concedió de añadir á los blasones del escudo de armas de su familia el honroso lema ó mote: Pontifice ac Rege æqué defensis, cuanto por los relevantes elogios con que en el real decreto ensalzaba

encarecia sus servicios y merecimientos. Pocas veces un soberano habia adulado á un súbdito en un documento oficial, público y solemne, con alabanzas tan lisonjeras y exquisitas (2). Y sin embargo, á los quin

(1) A Fr. Cirilo Alameda se le dieron los honores del tribunal de la suprema Inquisicion, y una pension eclesiástica de 15.000 reales.

(2) «Atendiendo (decia) á los

»importantes y distinguidos ser»vicios que por espacio de mu»chos años me habeis hecho á mí y á mi augusto padre, tanto en el »desempeño de los graves negocios puestos à vuestro cuidado,

ce dias justos (30 de octubre, 1816) á este mismo ministro le admitió la dimision que hizo de las dos secretarías que desempeñaba, en propiedad la de Estado, la de Gracia y Justicia interinamente, confiriéndolas en los propios términos á don José García de Leon y Pizarro. Y aquel mismo ministro partia luego á Santander, y de allí á la embajada de Viena, dorando con este cargo su honroso destierro.

La situacion desdichada en que habian puesto á la hacienda los desaciertos del reinado anterior, la pasada guerra, la ignorancia económica y las prodigalidades de éste, obligaron á Fernando á prescindir por un momento de las opiniones absolutistas que exigia como primera condicion en todos sus servidores, y á

> cuanto en la conducta sábia, leal »y circunspecta que habeis observado en las delicadas cir»cunstancias de quererse atrope»llar calumniosamente mi inocen»cia, en las de mi exaltacion al »trono por la renuncia de mi ama»do padre, en las de mi viaje á »Bayona, y en las que en esta »ciudad ofreció al mundo con es»cándalo el mayor de los tiranos >>Bonaparte, á quien hicisteis frenste, y contra quien sostuvísteis »con energía y firmeza de carácter mis derechos y los de la naacion española: en atencion tam»bien á la gloria universal de que Dos hicieron digno los dos manifiestos que en diferentes épocas »publicasteis con tanta oportunidad, que corrísteis á la faz de »la Europa el velo que cubria las "perniciosas y desmoralizadas »máximas del mismo tirano, es

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»critos que sin duda influyeron »á que fuese conocido, y a que » se tratase seriamente de su rui

na; y en consideracion por últi»mo á los servicios que en la ac»tualidad me estais haciendo co»mo mi primer secretario de Es»tado y mi despacho, y á vuestra »>constante lealtad y amor à mi »persona, siendo mi real ánimo »que méritos de esta naturaleza >> no se oscurezcan ni expongan al »olvido, antes sí que se perpetue >>su memoria bonoríficamente en vuestra ilustre casa, he venido »en concederos privilegio, etc.>

No conocia el buen Fernando que aplaudir y encomiar á Cevalios por su conducta en los sucesos de Bayona y en la defensa de sus derechos contra Napoleon, era deprimirse y condenarse á sí mismo, que habia seguido una conducta diametralmente opuesta.

encomendar la gestion de la hacienda pública, en reemplazo de don Manuel Lopez Araujo, al célebre don Martin de Garay (23 de diciembre, 1816), como al único que podia remediar el deplorable estado de la administracion y levantar de la postracion el crédito, por su fama de buen rentista, no obstante ser conocido por afecto al sistema constitucional y á la monarquía representativa con dos estamentos, como perteneciente á la escuela de Jovellanos.

Con este nombramiento, y con las esperanzas que se habian fundado en la influencia y suave ascendiente que se suponia habia de ejercer en el ánimo del rey la bella alma y el natural atractivo de su agraciada esposa, sustituyendo al maléfico influjo de vulgares y corrompidos palaciegos, alentáronse los hombres ilustrados y de ideas templadas, creyendo y como presagiando un cambio feliz en la marcha del rey y del gobierno en direccion opuesta á la que hasta entonces habian llevado. Pronto veremos cómo en el año entrante salieron fallidos los cálculos de los que así pensaban y táles mudanzas manifestaban preveer.

CAPITULO III.

FUNESTO SISTEMA DE GOBIERNO.

NUEVAS CONSPIRACIONES.

De 1817 1820.

Laudable conducta de la reina.-Mala correspondencia del rey.Escenas deplorables.-Lozano de Torres ministro de Gracia y Justicia. Elevacion escandalosa.-Sigue el sistema de opresion.Conspiracion de Lacy en Cataluña.-Trágico fin que tuvo.-Censurables manejos en el proceso y en la ejecucion de la sentencia. -Muere Lacy arcabuceado en Mallorca.-Fallecimiento del infante don Antonio.-Eguía segunda vez ministro de la Guerra.-Infructuosos esfuerzos de Garay para la mejora del crédito y el arreglo de la hacienda, y sus causas.-Lastimoso estado del reino.-Miseria pública. Plaga de malhechores y bandidos.--Medidas para su persecucion.-Estancamiento de los elementos de riqueza por efecto de las absurdas leyes prohibitivas.-Lamentos de los pueblos. -Política esterior.--Remédiase en algo, aunque tarde, el derecho de España lastimado en el Congreso de Viena.-Malhadada compra y adquisicion de una escuadrilla rusa.-Interior: clasificacion de la deuda del Estado.-Bula pontificia para aplicar á su extincion ciertas rentas eclesiásticas.--Disgusto y enemiga del clero y del partido absolutista contra Garay.-Su caida y destierro.-Salida y reemplazo de otros ministros.-Dolorosa y sentida muerte de la reina Isabel de Braganza.-Triste situacion en que otra vez se encuentran los liberales. -Tiranías y atropellos de Elío en Valencia,

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