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de confianza y otras afectuosas demostraciones, segun de costumbre tenia. Las honras y los cargos habian vuelto otra vez á manos de los hombres perseguidores, sanguinarios y terribles, como don Cárlos España en Cataluña, y como Elío en Valencia, donde entre otras pruebas de su habitual dulzura dió la de restablecer el tormento, obteniendo por ello una gran cruz.

Puede calcularse cuán falsa seria la posicion del ministro don Martin de Garay entre tales compañeros de gabinete, y envuelto en una atmósfera de tan contrarios y fatales elementos. En vano se esforzaba por llenar su mision, que era la de levantar el postrado y arruinado crédito público. Algunas medidas aisladas planteó con este buen propósito: mas sobre la dificultad de resucitar lo que podia llamarse un cadáver, no solo le contrariaban cuanto podian, que era mucho,. los cortesanos y los realistas, sino que empleaban el sarcasmo y el ridículo para desvirtuar sus providencias ó hacerlas odiosas al monarca y al pueblo, si bien no le faltaban tampoco algunos amigos que las defendieran por los mismos medios y con las mismas. armas que las combatian sus contrarios ""). Añádase

(1) Entre otros ejemplos citarémos la siguiente décima que se hizo circular contra el:

Señor don Martin Garay,
Usted nos está engañando,
Usted nos está sacando
El poco dinero que hay;
Ni Smith Bautista Say
Enseñaron tal doctrina;

Y desde que usted domina
La racion con su maniobra,
El que ba de cobrar no cobra,
Y el que paga se arruiua.

Los liberales á su vez parodiaban la décima anterior de este modo:

No es el honrado Garay

á esto que uno de los elementos con que Garay contaba para la alza de los vales reales, una vez restablecida la Inquisicion, cuyos bienes habian destinado á su extincion las Córtes, eran las rentas del clero, para lo cual, aunque con repugnancia del rey, abrió negociaciones con la córte de Roma. Bastaba este intento, que no era sino como un recurso preliminar en tanto que preparaba un plan gencral de hacienda, para atraerse la enemiga de una clase poderosa y temible, que habia de crearle invencibles embarazos.

Síntoma triste era tambien, así de la miseria que al pueblo aquejaba, como de la mala administracion de estos tiempos, sin que desconozcamos tampoco las fatales reliquias que tras sí dejan las guerras largas, la inseguridad de los caminos y de las poblaciones, aquellos y éstas plagados de salteadores, ladrones y malhechores, que traian en contínua inquietud, alarma y peligro á los ciudadanos pacíficos y honrados. Para acudir al remedio de tan grave mal vióse el rey obligado á espedir á consulta del Consejo una real cédula (10 de julio, 1817), en que se mandaba, que todos los capitanes ó comandantes generales de las provincias pusieran en movimiento ordenado y contínuo cuantas tropas tuviesen disponibles para la persecucion y aprehen

El que nos está engañando,
Ni quien nos está s cando
El poco dinero que hay;
De Smith y Bautista Say
Sabe muy bien la doctrina,

Pero..

El Rey solo es el que cobra,
Y el Estado se arruina.

sion de los facinerosos y bandidos; que éstos fueran inmediatamente entregados á las salas del Crímen de las respectivas audiencias; que estando las causas en plenario se estrecháran todo lo posible los términos para su conclusion y sentencia; que por lo menos una vez á la semana indefectiblemente se diera parte de los reos aprehendidos, dia, paraje y modo, estado de la causa, etc.; que se restablecieran las escuadras, rondas y compañías de escopeteros y otras semejantes en Cataluña, Aragon, Valencia y Andalucía; que se diese á la tropa ó paisanaje por cada malhechor que aprehendiese en despoblado una gratificacion de 300 reales, y de 500 si fuese hecha en cuadrilla ó con resistencia; que todos los que viajáran á cinco leguas del pueblo de su residencia lleváran pasaporte de las respectivas justicias, con término fijo para la presentacion de ellos á la del lugar de su destino, expresando señas y armas, etc. (4)

No habria llegado, ni con mucho, á tál estremo la penuria pública en un país tan fértil como España sin las trabas que la mala administracion ponia al desarrollo de la riqueza. Base de ella la agricultura, y habiendo la próvida naturaleza regalado en aquellos años abundantes cosechas, debiera haberse experimentado un bienestar general, ó remediádose al ménos las necesidades principales de la vida. Pero las absurdas leyes

(1) Gaceta del 7 de agosto, 1817.

prohibitivas y restrictivas de aquel tiempo hacian que los pueblos de Castilla y otros centros productores, teniendo repletos y atestados de frutos sus graneros, y no pudiendo darles salida por falta de caminos y medios de trasporte y por estar prohibida la extraccion, careciesen absolutamente de numerario y de todo otro recurso hasta para la mejora de sus fincas y el cultivo de sus campos. Con frecuencia elevaban sus sentidos clamores al rey, que solia consultar al Consejo, el cual pocas veces dejaba de detenerse ante consideraciones políticas mal entendidas para dictar las medidas que el buen sentido, cuanto más los buenos principios económicos, aconsejaban (").

Algo mejoró este año (1817) la situacion de España en su política esterior respecto á las demás potencias, al menos en lo relativo al tratado de Viena; puesto que el nuevo embajador en París, duque de Fernan-Nuñez, logró llenar, aunque tarde y en parte, el vacío que en los tratados de aquella asamblea habia dejado el plenipotenciario don Pedro Gomez Labrador, adhiriéndose por fin España á la célebre acta de aquel Congreso, y quedando así incorporada á la gran confederacion europea. Tambien consiguió sancionar la reversion de los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla en favor del infante don Cárlos Luis, y la de los Estados de Luca en el de la infanta reina de

(1) De estos contínuos clamo- de 30 de setiembre, 1817. res se hacia mérito en la Gaceta

Etruria, como tambien entrar en la participacion de las ventajas de los tratados concluidos con Francia en los años 1814 y 1815; que, táles como fuesen, era ignominioso para España haber quedado aislada y sin la debida intervencion en el derecho público europeo en ellos establecido.

Fero la amistad particular de Fernando con el emperador de Rusia, su correspondencia autógrafa, y el influjo y privanza que con él ejercia el embajador ruso Tattischeff, constituido en una especie de centro de la camarilla, envolvíale en compromisos políticos y económicos' que él no conocia y la nacion lamentaba. Fué uno de ellos la des dichada compra de una escuadrilla rusa, compuesta de cinco navíos de línea de setenta y cuatro cañones, y tres fragatas de cuarenta y cuatro. Al decir de la Gaceta (") venia en completo estado de armamento, y pronta para poder emprender largas navegaciones. Mas cuando arribó con ella á Cádiz el almirante Moller (21 de febrero, 1818), é hizo su entrega al gobierno español, advirtióse pronto que de todos los buques solo un navío y una fragata se hallaban en estado de servir, estando los demás apoliIlados y podridos. El suceso llamó la atencion, pensóse en el sacrificio hecho por la nacion para su compra en circunstancias de lamentable penuria, calificóse el negocio de escándalo, y nadie queria aparecer ni

(4) Gaceta del 28 de febrero, 1818.

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