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Pero el atrevido aragonés carecia de todas las condiciones precisas para comprender y desplegar el carácter de Don Quijote, y hacerle hablar y discurrir como hidalgo y generoso; teniéndolas únicamente para reproducir la figura de Sancho Panza, y eso porque en ella retrataba la suya propia, segun confesion que se le escapa en el prólogo. Por lo demas, el cuadro tiene naturalidad y bulto, mas sin embargo, no interesa:

Y¿cómo habia de interesar? Allí no hay perspectivas seductoras, ni fenómenos naturales, ùi paisajes y marinas mostrando sitios de África, Italia y Francia; ni gentés, usos y costumbres de naciones diversas; ni africanos piratas y guerreros españoles; ni seres que de antiguo conozcamos y apreciemos, y á quien nos agrade encontrar á deshora; ni máximas de experiencia grande y de sublime filosofia; ni enseñanza y deleite. Y no lo podia haber: falto Aliaga del conocimiento de las artes liberales, que engrandecen é iluminan el ingenio; desconociendo las obras clásicas de griegos y latinos; sin más instruccion que la especialísima del claustro, ni más literatura que tradiciones y consejas; con las únicas dotes de un entendimiento mediano y descansado, ambición, maña, artificio y saber contemporizar con la ignorancia y soberbia de quien esperaba que tuviese mano en el gobierno; sin haber recorrido más anchos horizontes que los que se extienden desde Huesca á Madrid y desde Valladolid á Toledo, ¿ podia ser à propósito para la ardua empresa de continuar el Quijote? En buen hora se atreviese á ella veraneando en Tordesillas el año 1605, aguijoneado por la presuncion de ser escritor dramático. Pero ¿qué le cegó para continuarla despues que obtuvo el cargo de confesor del Rey en 50 de Octubre de 1608; y ya en tan grave puesto, para sacar á luz el libro año de 1614? ¿Qué tentacion irresistible hizo caer á este señor autor (observo que siempre le da Cervantes, para señalarlo con el dedo, tratamiento de señoría) en aquella flaqueza, «sin osar parecer á campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traicion de lesa majestud?» ¿ La malevolencia? ¿El resentimiento? ¿La envidia del aplauso ajeno? ¿La vanidad, que atosiga á los encumbrados desde principios humildes? ¿El intento de satisfacer al favorito y sus satélites injuriando públicamente y á mansalva å Cervantes, en desquite de sus encubiertas y sazonadas alusiones satíricas? Todo junto sin duda. ́ ́ Véase por qué califica las novelas de Cervantes de más satíricas que ejemplares, bien que ingeniosas; de agresivo el prólogo que precede á la Primera Parte del Ingenioso Hidalgo; de personalmente ofensivas à Lope y á él muchas alusiones de esta obra inmortal, asegurando que en ella se hace ostentacion de sinónomos voluntarios: Véase por qué insulta á Cervántes, echándole en cara no hallaria un título de Castilla que no se ofendiera de tomar su nombre en la boca; y en fin, por qué le moteja de deiractor, envidioso, impaciente, murmurador y colérico. ¿No es esto decir á las claras que está lleno todo el Quijote de alusiones graciosas; y publicarle viva alegoría', y que á ello debió, desde su aparicion, incomparable popularidad? « Es verdad, y no lo puedo negar (dice

en su despecho el fingido Avellaneda), por do quiera que he pasado no se trata ni se habla de otra cosa, en las plazas, templos, calles, hornos, tabernas y caballerizas, hoy, sino es de Don Quijote de la Mancha.» ¿No créeria tal vez Aliaga llevar á cabo una obra meritoria, aspirando á que resonasen mit víctores à su ingenio en sitios vedados á la plebe, en las casas de los consejeros, ministros y oficiales, en las celdas de los religiosos de campanillas, y en los palacios de los próceres; á distraer al vulgo con sucesos de un falso Don Quijote, para que fuese oividando la salpimienta del verdadero; á injuriar y desautorizar á Cervantes?

Su libro pone fuera de duda que en el del principe de todos los ingenios hay encubiertas más alusiones de las que se han advertido hasta el dia.

No pondré fin à mi tarea, sin juntar y completar aquí várias noticias acerca de Fr. Luis de Aliaga y sobre la opinion fundadísima que le estima verdadero autor del Quijote de Avellaneda.

De baja estirpe, 'nació Aliaga en Zaragoza, parroquia de San Gil, por Junio de 1565. Muchacho, entró de mozo en una tienda de paños y lienzos, juntamente con Isidoro, su hermano menor, mientras se afanaban sus padres por disponerlos á los estudios, y les negociaban facilidad para tomar el hábito en el convento de Predicadores. No por vocacion, dicen, sino por necesidad de sustento, profesó Luis, á 3 de Noviembre de 1582, y fué colegial de San Vicente, sin conseguir reputacion ni de docto ni áun de bueno. Era de estatura crecida, turbia color y robustas facciones, listo y despierto, pronto á servir y ser lo que le mandasen. Atento siempre à su interes y á ganarse la voluntad de los que podian favorecer su ambicion desenfrenada, con facilidad cambiaba de amigos y opiniones; la envidia y la ingratitud desvanecian muy luego en él la memoria de los beneficios; y tuvo maña para sacudirse de los miserables y acercarse a los dichosos.

Contábase entre los discipulos del padre maestro Fr. Jerónimo Javierre, varon de muchas letras y partes, y grande experiencia del mundo y de los negocios. El cual, gustando de la sagacidad y propósitos del mancebo, le cobró aficion y trató de hacerle suyo, puesta la mira en irle empeñando con muy moderados y oportunos beneficios, que le hiciesen esperar otros mayores. Comenzó por darle (siendo visitador de las abadias y monasterios del Real patronato de Aragon, en 1599), un oficio de unas monjas, embarazándole siempre con destreza los de la religion, para que así jamas se le igualase..

Hasta los treinta y cinco años de edad, Fr. Luis no consiguió leer teología en su convento de Santo Domingo, ni hasta 16 de Octubre de 1602 honrarse con el título de maestro, ú si quier doctor, en aquella universidad literaria. Pero como enseñando la Suma del Doctor Angélico se mostrase licencioso en alguna proposicion, fué reprendido del Arzobispo, echado de la ciudad, y tuvo que buscar nuevamente el amparo del padre Javierre, ya desde el año anterior generalísimo de la órden. Siguióle pues à Madrid, Toledo y Valladolid, en calidad de famulo decente suyo, con el nombre de compañero, cierto de que sus bermanos de hábito no dejarian de favorecerle y ampararle,

Cultivaban por entonces las musas, especialmente las del teatro, muchos religiosos, al parecer del más grave aspecto, de luengas tocas, limpias y pompo. sas; bien que recatándose, y esquivando el título de poetas, por guardar el decoro al alto estado que tenian. En el Viaje del Parnaso divisó Cervantes más de seis de aquellos togados de muceta y bonete, y hubo de exclamar con poética indignacion :

¿Para qué se embobecen y se anecian, escondiendo el talento que da el cielo á los que más de ser suyos se precian?.... Hace monseñor versos, y rehusa que no se sepan, y él los comunica

con muchos, y á la lengua ajena acusa!

Este monseñor de 1614 podia muy bien tener la mayor semejanza con el padre maestro de bonete y muceta de 1603, que vino à Madrid, echado de Zaragoza, cuando pretendian la amistad de Lope de Vega todos aquellos que, reconociéndole superior en ingenio, soñaban, hombrearse con él. Y en verdad que eran bien recibidos, porque el dramático de profesion, tanto como el ambicioso, busca la popularidad en el aplauso y apoyo de las medianías.

Tal vez la solicitud é inexperiencia de recien llegado; tal vez el ánsia de ceñir dramáticos laureles y de intimar para ello con el gran poeta, lisonjeando sus pasiones todas, llevó al fraile dominico á tomar parte en los desabrimientos y contiendas literarias que por aquel tiempo dividian á Cervantes y á Lope, Quizá en alguna ocasion fué su corre-ve-y-dile; quizá su confidente ó consejero en lance ó aventura de las que al Fénix de los ingenios ocasionaban su misma popularidad y corazon, enamorado. En los primeros dias de 1604 Lope echó á volar su libro del Peregrino, haciendo públicos, desde la misma portada, quejas y resentimientos. Cervantes á la sazon aprestábase para dar á la estampa el Quijote, faltándole bosquejar el prólogo y disponer los principios; y como se creyese aludido y censurado en aquella obra, trató de pagar con igual moneda, en el prólogo y principios de la suya, á Lope y sus secuaces.

Muy mal parado víno á salir el dominico desfacedor de entuertos. De repente quizá el simple escudero del ingenioso hidalgo trueca su nombre y hace ostentacion del mismo apodo ú sinónomo voluntario de Sancho Panza (Sancho valia tanto como cerdo ó cochino), con que desde chicuelo motejaban al fraile en su barrio de San Gil y convento de Zaragoza. Gandalin, escudero de Amadis de Gaula, indirecta é ingeniosamente le echa en cara sus humildes prin cipios de mozo y acarreador de lienzos y paños, la cuerda, el jumento y las alforjas; se admira de que un hombre bajo halle lugar entre magnates y palaciegos: le llama fraile, jugando del vocablo con la doble significacion de las palabras cuerda y providencia; le felicita por ser el único y solo à quien trataba con extraordinario mimo y cariñosa familiaridad Lope de Vega, Ovidio español en lo muy enamorado y en las transformaciones de su vida; y por último, le señala plebeyo aragonés con no declinar el pronombre personal tu, barbarismo comun todavía entre la gente baja y rústica de aquellas cuatro provincias:

Salve otra vez joh Sancho! tan buen hombre, que á solo tu nuestro español Ovidio con buzcorona te hace reverencia (1)...

El donoso poeta entreverado (Cervantes) le recuerda la innoble fuga y destierro de Zaragoza, y cómo librando su razon de estado en aquella retirada supo vivir á gusto, sin que de nada se le importase un ardite, y sacar provecho de todo. Cervantes, por último, le arma caballero con el seudónimo de Solisdán (S. D. Alois, Aloisio, Luis), para que entable conversacion, en apariencia con Don Quijote, y en realidad. con Lope de Vega, se confiese mal alcahuete suyo, y' le mortifique publicando los desprecios y desvíos que recibia de cierta dama antojadiza.

Poco, pues, tienen que ver con la fábula de Don' Quijote los principios del libro rasgo crítico-literario y piedra á tejado conocido, el prólogo; personales alusiones y dardos satíricos bien disfrazados, los versos. Razon pues tuvo el fingido Avellaneda para decir que en ellos no se trataba sino de ofenderle á él y al inmortal dramaturgo, habiendo sido muy cacareados y agresores desde antes que apareciesen.

Para desquitarse el dominico, y llenar de insultos é improperios al manco sano, al 'escritor alegre y a regocijo de las musas, se puso á bosquejar una tercera salida y quinta parte de las aventuras de Don Quijote, empezando por asestar prólogo á prólogo, y otro soneto contra el de Solisdán, en que hubo Cervántes de sacar á la colada flaquezas de Lope de Vega. Comenzaba el de Solisdán:

Magüer, señor Quijote, que sandeces.....;

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Resuelto á que saliese á luz expósito aquel hijo de su ingenio, desde luego cuidó Aliaga de ponerle tales marcas y señales, que pudiera la filiacion averiguarse en cualquiera tiempo. Mostrándose muy instruido en la liturgia el autor anónimo, se descubria sacerdote. Su celo por extender la devocion del santo rosario, y su mucha noticia de las tradiciones, anécdotas, prácticas, ceremonias y costumbres de la órden de Predicadores, le denunciahan religioso dominico. Haciendo alarde ostentoso de escriturario y versado en la Suma de Santo Tomas de Aquino, recordaba su cátedra de Zaragoza. En el seudónimo de licenciado Alonso Fernandez de Auellaneda, natural de Tordesillas, que puso en la portada del libro, incluia las principales letras de su propio nombre (Fr. Lu.s de Alia.a); y finalmente, le confirmaba con el del sabio historiador aragonés Alisolán (S. Alois Al....., zaragozano), cronista rival de Benengeli en los invencibles hechos del valeroso hidalgo de la Mancha. No sé cómo no ha saltado á los ojos que el nombre Alisolán se compone casi de las mismas letras que el de Solisdán, inventado para Aliaga por Cervantes,

Bien porque no sea para improvisada la historia de Don Quijote, ó porque engolfándose el aragonés en pretensiones y negocios, resultase alcanzado de tiempo, casi desesperó de dar en ninguno cima y remate á su tarea. De ella le distrajo completamente el lograrse á deshora sus mayores deseos y congojosas ánsias, contemplando á su amo Javierre, en Noviembre de 1606, confesor de Felipe III, y viéndose él nada ménos que llamado á dirigir la conciencia del duque de Lerma, favorito del Monarca. ¿Ya qué le importaba Cervantes, arrinconado y euhambrecido en Sevilla? Lo urgente era obtener el título, sin las cargas, de primer prior del convento de San Ildefonso de la capital de Aragon, de provincial de la Tierra Santa de Jerusalén y de visitador de la provincia de Portugal (20 de Enero de 1607). Lo urgente era llevar á Roma á su hermano Isidoro, para que leyendo teología y regentando en la Minerva, fuese electo provincial de su religion en Zaragoza, y obispo de Albarracin por Setiembre de 1608. El 2 de este propio mes y año muere el padre Javierre en el recibimiento de su dignidad cardenalicia: lo urgente era para Aliaga reemplazarle, como le reemplazó, en el confesonario del Rey; y poner la mira en plaza del Consejo de Estado, y luego en el de la Suprema Inquisicion; y luégo en el arzobispado de Toledo, y luego en la púrpura, y luego..... Por poco de un solo golpe cura la muerte aquella hidrópica sed de honores y riquezas: un accidente apoplético, á 17 de Julio de 1611, repetido al mes siguiente, le trajo en Atocha al borde del sepulcro, y le forzó á dar de mano un poco á los negocios, ya que no á la ambicion. Repuesto apénas trató de suplantar al valido de quien fué absolucion y era penitencia ahora. Pero el Duque, por Agosto de 1612, hizo que el Presidente de Castilla diese lugar à que, sin licencia del Rey, se escribiera por justicia contra el confesor Aliaga, en averiguacion de su vida y costumbres, y se denunciasen cosas que llenaron de escándalo á la córte. El Monarca reprendió al Presidente y puso á todos silencio. ¡Qué poco mereció Fr Luis tener por escudo y amparo á prín

cipe tan bueno! ¡Qué poco haber contado á San Vicente de Paul entre sus discípulos en la universidad de Zaragoza!

Para divertir sinsabores y disgustos-desempolvó Aliaga su olvidado y no concluido Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, en el invierno de 1613, noticioso de que el verdadero se calzaba otra vez las espuelas en busca de aventuras. Es posible que le facilitase comodidad y secreto para la impresion y publicacion del libro en Tarragona, por el estío de 1614, su hermano Fr. Isidoro de Aliaga, ya arzobispo de Valencia. De uno y otro se vengó Cervántes, discurriendo que al entrar el ingenioso caballero en Barcelona, preocupado con la falsa historia del falso, ficticio y apócrifo Don Quijote, dos mucha- : chos traviesos y atrevidos, alzando el uno la cola del Rucio, y el otro la de Rocinante, llegasen á ponerles y encajarles sendos manojos de Aliagas.

No hace á mi propósito amontonar citas de las personalidades y groseros denuestos del lascivo, sucio, colérico é impaciente Avellaneda, á que el príncipe de los ingenios contestó con dignidad, gracia y mesura; ni de las embozadas alusiones malignas, que despreció, aventuradas por el discurso de la novela. Tampoco ponderaré cómo el severo y justísimo fallo de Cervantes sobre el mérito literario de aquella espúrea é insulsa historia fué para los contemporáneos, y ha sido para la posteridad, inapelable. Sólo me toca dejar sentado aquí no haber sido entónces un secreto de Inquisicion para nadie el verdadero nombre del autor del libro. Ya se le señalaba con el dedo tres meses despues de publicada su obra, como lo patentizan las sentencias de sendos certámenes poéticos, celebrados en Zaragoza, para la interpretacion de dos enigmas que se esparcieron por aquella ciudad, y en caya ingeniosa lid tomó parte Aliaga, encubriéndose con el seudónimo de Alfonso Lamberto (Fr. L.' Al...). } A pesar del disfraz, los jueces le desembozaron autor del Quijote de Tordesillas. Pero ¿qué más prueba? En buen hora, ingrato y pérfido con el duque de Lerma, trate de apoderarse de la voluntad del Rey; en buen hora logre derribarle de la privanza, y consiga que un hijo, el duque de Uceda, se levante contra su padre y le suceda en el favor; en buen hora, suponiéndose victima del antiguo valido por persecuciones y venenos, turbe la conciencia del Monarea, le saque de Castilla, le lleve à Portugal sin crédito, y le traiga a morir á Madrid sin remedio. Cuando, aborrecido de todos, caiga del valimiento y sea desterrado á Huete, en 23 de Abril de 1621, le echará en cara sus vicios y malas acciones el satírico y maldiciente conde de ViHamediana; y la primera de todas, su conducta con Cervantes :

.

Sancho Panza, el Confesor del ya difunto Monarca, que de la vena del arca fué de Osuna sangrador, el cuchillo de doctor (1) lleva á Huete atravesado; y en tan miserable estado, que será (segun he oido)

(1) Doctor, mal médico del alma, suponiendo que le aceleró la muerte á Felipe III.

de Inquisidor, inquirido,

de Confesor, confesado.

Al Confesor, que en privanza

fué con todos descortés,

le envian á Huete, que es

Jugar do enseñan crianza (1).
Acabóse la bonanza,

si la dignidad se ve.
Fraile simple dicen que
le dejan para acertar.--
Fraile le pueden dejar;
que simple siempre lo fué.

Murió Felipe Tercero; mas un consuelo nos queda, que murió Pablos de Uceda, el Confesor y el Baldero.

El Confesor,

si mártir muriera, fuera mejor.

La clerecía remata

la procesion, revestida (2);
que hay elérigo de tal vida,

que á unos roba y á otros mata.
Dicen que librarse trata,
pero ya es mala ocasion:
que la determinacion
del Rey es salgan primero
el de Lerma y el Buldero,
los Trejos y el Confesor.

Hallábase por Marzo de 1622 en Barajas de Melo, donde se le hizo renunciar el cargo de inquisidor general, que habia obtenido á 5 de Enero de 1619; pasó Juégo à Hortaleza, y se le sacó para Talavera de la Reina el 13 de Julio de 1623, con expresa órden de no salir de allí mientras S. M. no dispusiera otra cosa: permitiósele, por último, retirarse á su patria Zaragoza; y alle murió á 3 de Diciembre de 1626.

Quevedo le habia juzgado y retratado de mano maestra en los Anales de quince dias, en el Cabildo de los gatos, y en el vicario de monjas del Cuento de Cuentos, impreso en Huesca por Marzo de 1626 (3). Hallábase entonces Aliaga en Zaragoza: sin detenerse, borrajeó y publicó, en Huesca tambien, otro librillo con título de Venganza de la lengva española, contra el Autor del Cuento de Cuentos. Por Don luan Alonso Laureles, Cauallero de habito, y peon de costumbre, Aragones liso, y Castellano rebuelto. En este nuevo seu

(1) Crianza de cerdos, aludiendo al significado de Sancho. (2) La procesión de desterrados por el gobierno del nuevo rey Felipe IV.

(5) Ofrecen tambien noticias de Aliaga las Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614, que a raíz de los sucesos escribia Luis Cabrera de Córdoba; las Пistorias ecclesiasticas, y seevlares de Aragon, por Blasco de Lanuza, Zaragoza, 1622; la Historia del Santo Cristo de San Salvador de Valencia, publicada por Juan Bautista Ballester, en 1672; las Memorias literárias de Zaragoza, recogidas por D. Inocencio Camón, é impresas en 1768; el departamento de manuscritos de la Biblioteca Nacional; y el archivo de la universidad de Zaragoza.

dónimo, que adoptó quien nunca tuvo uno constante, como ni una opinion ni un amigo, embébese el nombre Luis Alia.a; se hace alarde magnífico de los laureles que suponia ceñir como escritor y ministro, de la nobleza por ellos adquirida, del hábito que vestia, de su costumbre de andar á pié, de su patria Aragon, y de llevar larguísimo tiempo de morar en Castilla; si no es que fuese oriundo de ella por parte de madre. Ya es de suponer que tan mal librado como Cervantes saldria Quevedo, y que no le perdonaria, ni el famoso gaticidio, ni las fazañas del guardian, abadesa y vicario de monjas del Cuento.

Con la muerte de Aliaga murió la poca y no envidiable fama de sus escritos anónimos. Y cuando en el siglo pasado la inmortal obra de Cervantes mereció a la crítica un estudio preferente, haciéndola entrar en codicia de saber el nombré de quien tuvo arrojo para continuar la historia de Don Quijote, fué necesaria toda la atencion estudiosa de D. Juan Antonio Pellicer, para desembrozar el camino y acercar el momento en que los estudiosos pudieran resolver definitivamente el enigma. Áun estaba sin desatar por los años de 1834, como lo prueba el testimonio de Don Bartolomé José Gallardo en interesante MS. que intitula — Qijote : Apuntes hechos al vuelo,` releyendo esta obra incomp.e para aburrir el tedio de la soledad durante mi persec." por el folleto Las' Letras letras de cambio: «Tampoco se me ha logrado (ni creo que á ninguno de los que boy viven se haya logrado tampoco) el saber quién sea verdadero autor del ficticio Don Quijote, Cervantes se empeña en que era aragonés. Fuese quién y de dónde quisiere, él no tiene duda que escribió ofendido de Cervantes por no sé qué pique literario, de que se da claramente por entendido en el prólogo.>>

De repente sabe ó sospecha Gallardo que Aliaga pudiera ser el encubierto Avellaneda; junta las poesías de Villamediana que se referian al último confesor de Felipe III, y pica el amor propio de los eruditos para que den con la prueba decisiva. En 1846, y desde Cádiz, el Sr. D. Adolfo de Castro hizo del dominio de la prensa lo que era ya moneda corriente para los curiosos; y cuatro años despues atribuyó el descubrimiento á D. José de Cavaleri y Pazos, no sin que GaIlardo inmediatamente protestase.

Muchos somos los que en amistosas conferencias literarias hemos señalado con noble franqueza, en estos últimos años, los pasajes de Aliaga y Cervantes que explican, robustecen y comprueban tan feliz y fundadísima conjetura, deseosos de que se vulgarizase la observacion, sin cuidarnos de quién la hubiese hecho.

Y en efecto, ¿qué importaba lo demas? Para la critica moderna habia quedado resuelto el problema literario en el punto mismo que se pronunció el nombre de Aliaga.

Madrid, 3 de Mayo de 1863.

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AURELIANO Fernandez-GueRRA Y ORBE.

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ALGUNOS OPÚSCULOS DEL CÓDICE COLOMBINO CITADO.

I.

VEJÁMEN QUE DIÓ EL DOTOR SALCEDO AL DOTOR DON ALONSO DE SALAZAR EN LA UNIVERSIDAD DE GRANADA EL AÑO DE 1398 AÑOS (1).

Para inteligencia deste vejámen se ha de presuponer que cuando el dotor Salcedo se graduó, el dotor Faría que le dió el vejámen, entre las cosas que le dijo una dellas fué que tenia la cabeza llena de aire (2).

Lo segundo se ha de presuponer que, dando un vejámen el dolor Lobo á un dotor, el dotor Lobo picó á todos los de la universidad, de manera que á cada uno le apuntó en aquello que era notado. Entre los cuales dijo al dotor Salcedo que hablaba mucho; el cual dijo al fin del vejámen que habia hablado en un cuarto de hora el dotor Lobo más que él habia hablado en toda su vida. Con ocasion desto á cabo de seis meses que el dotor Salcedo dijo este vejámen, al principio dél le dieron una cédula que ¿por qué habia dicho que hablaba más el dotor Lobo en un cuarto de hora que el mismo dotor Salcedo en toda su vida, pues sabia lo contrario? Á lo cual respondió: «No estoy obligado agora que estoy desapasionado á dar razon del dicho que dije con pasion ahora seis meses; mas para que se entienda que no lo dije sin fundamento, es menester traer à la memoria un cuento de un desposado. El cual habiendose desposado de partes de noche, y dormido con la novia, levantóse otro dia triste y melancólico; gastando la mayor parte dél sentado junto à ella sin hablarle palabra. Preguntando la novia: «Señor¿qué teneis, que en todo el dia no habeis hablado palabra? » Respóndió: «Qué diablos quereis que hable? que no os hallé doncella.» - Dijo la novia : « Ofrezco al diablo marido que tanto habla. » Así señores, que yo hablo toda mi vida sin descubrir faltas de nadie; el dotor Lobo, en un cuarto de hora que se subió aquí, descubrió todas las de la universidad. No es mucho que yo dijese: « Ofrezco al diablo señor que tanto habla.» Y viene á quedar probado que habló más en un cuarto de hora, que yo en toda mi vida.

Lo tercero se ha de presuponer que el dotor don Alonso de Salazar que fué el que se graduó, tenia en Ja universidad á los señores, D. Miguel de Salazar su padre y padrino y dean de la facultad, dotor Pedro de

(1) Desde el fólio 15 al 21, ambos inclusive. A. F.-GUERRA. (2) El doctor D. Francisco de Faría, traductor de Claudiano. A. F.-G.

Salazar su tio, dotor Alonso de Salazar su primo, que fueron concomitantes, licenciado D. Luis de Salazar su hermano que fué uno de los que arguyeron. Echósele al vejador una cédula que decía así:

¿Qué sal hay para salar que esté con azar mezclada? ¿Cuál es la sala pintada con letras que dicen zar? ¿Qué azar hay para jugar que venga con sal primero? Y¿cuál es el salinero

qué es sal y sala y azar?

Respondió el vejador: « Toda esta enigma quiere decir el nombre y apellido del que se gradua y de su familia; en cuyo nombre hay sal que da sabor á lo que tratan, hay salas de recreacion para los que los tratan, hay azares para los que no siguen la virtud. Y en efecto hay muchas cosas que, porque no vengo de propósito á loar este nombre de Salazar, lo dejaré para mejor ocasion. De esta enigma ó que-es-y-que-es se levantan dos dificultades que pudieran malograr mi acto.

La primera es que toda esta baraja está llena de azares, porque hay azar en el padre, azar en los tios, azar en los hermanos, azar en el graduando: parece que tantos azares amenazan una cierta pérdida.

La segunda es que aunque es verdad que por falta de sal los guisados suelen ser desabridos, tambien por sobra de sal suelen ser salobres y amargos. Y en el caso en que estamos, parece que se nos ha de hacer todo salitre: porque hallamos sal en el padre, sal en los tios, sal en los hermanos, sal en el vejado, sal en el vejador; porque en efecto Salcedo y Salazar todos entramos con sal, no querria que se nos hiciese todo una salina. Para remedio dello, primero pretendo hacer lo que hacen los fulleros cuando juegan à la carteta: que barajando muchas veces, vienen con maña á poner los azares en lo alto de la baraja, para poder con seguridad otorgar á lo parado y hacer alguna ganancia con algun encuentro. Asi, señores, que, barajando, pienso pouer los azares que tenemos entre manos en lo alto de la baraja, para poder gozar en este juego de algun encuentro con que se gane algo.

Tras esto pretendo poner lo que dijere debajo de la proteccion y amparo de tan grave y generoso auditorio, para que continuando la merced que en todas mis cosas me suele hacer, ni por falta de sal sea desabrido, ni por sobra della sea amargo; si no que dándole con su mucha discrecion su punto á lo que dijere, pueda ser de algun gusto á los circunstantes. Y confiado en esta comienzo.

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