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Podeis vos con vos misma persuadiros, Pues de las perfecciones las más puras Hasta llegar á vos fueron ensayos.

Á servir aprendí para serviros: Derivanse de vos las hermosuras: Sol adoraba el que adoró sus rayos.

Quereros para mí no es desamarme;
Quererme para vos todo es quererme:
Justamente daré en aborrecerme,

Si usurpo algo de amaros por amarme.
Vengan los imposibles á ayudarme,
Pues no han podido ní podrán vencerme:
Del amor proprio pueden defenderme,
Pero el que os tengo no podrán quitarme.

Cuanto más amo, menos de vos quiero; Y aunque excedo en razon los más quejosos, Mucho debo á mi misma desventura.

Amor desconfiado es verdadero :
Ser amado se deje á los dichosos,
Que para amar no es menester ventura.

Este largo martirio de la vida,.
La fe tan viva y la esperanza muerta,
El alma desvelada y tan despierta
Al dolor, y al consuelo tan dormida.

Una perpétua ausencia y despedida,
Entrar el mal, cerrar tras sí la puerta,
Con diligencia y gana descubierta

De que el bien no halle entrada ni salida.
Ser los alivios más sangrientos lazos
Y riendas libres de los desconciertos,
Efecto son, señor, de mis pecados,

De que me han de librar esos tus brazos,
Que para recibirme están abiertos,
Y por no castigarme están clavados.

Resiste á mi contraria y ruin fortuna Sola la fe en vuestra gran tardanza, Y en aquestas tinieblas la esperanza Todo lo aclara, alumbra y asegura; Haciéndome pasar por tan obscura Region d'olvido y de desconfianza Con atrevida y firme confianza De lo que en ley de amor amor procura. Tengo el cuidado en centinela puesto, Porque con tiempo avise del contento, Sin que el desuso del matar me asombre; Y prometióme de guardar su puesto,

Si no le hace traicion el pensamiento, Que solo puede, porque sabe el nombre,

Estas lágrimas vivas, que corriendo
Van publicando lo que el alma calla,
Es una diligencia sin pensalla,
Que en mi favor está el dolor haciendo.
Quien ama, está temiéndose y temiendo,
Vencido de su pena, y por no dalla,
Toma el llanto á su cargo el declaralla:
Nadie la dice, y él la está diciendo.

Vos podeis descifrar algun suspiro
Sin que yo pierda el nombre de callado;
Más palabra no oireis de mis enojos.

Pero tendreis, señora, cuando os miro,
Remitido el deciros mi cuidado
À la lengua del agua de mis ojos.

Sin ser posible ya disimulallo,

De esos ojos se quejan estos mios,
Su ser trocando en caudalosos rios,
Que murmurando van cuanto yo callo.
Pero el hallar los vuestros, sin pensallo,
De engaño llenos y de fe vacíos,

Y los favores vueltos en desvíos,

Obliga á mucho más que á murmurallo.
Áun si estuviera el disfavor en duda,

Y vuestra voluntad no declarada,
Esperar y asistir fuera muy justo;
Mas para competencias desayuda
Ver morir la esperanza malograda
De no osarla tener con vuestro gusto.

Juraré que os amé todos mis dias Antes de ser posible conoceros; Cuanto bien quise hasta llegar á veros, Sombras fueron de vos y profecías.

Pasé buscándoos con las ánsias mias, Ídolos que á vos sirven de luceros; De fuego en fuego acrisolé el quereros, Y el fin hallé sin fin á mis porfias.

Tornaos á deshacer, vano rodeo: Todo se entregue á la desconfianza; Que ya de inconvenientes y tardanza Rendir me siento y acabar me veo.

Nunca á mí me engañó mi devaneo, Pues dije siempre en la mayor bonanza: Tiene muy cortos brazos la esperanza Para llegar á donde mi deseo.

Ni puede apercebirme à la defensa De lo que ya me cuesta mi cuidado Por ir solo á saber del pensamiento.

Sin ver el ofensor sentí la ofensa; Que amor me halló tan libre y descuidado, Como alguno lo está del mal que siento.

Trae en absencia un bien la fantasía,
Y en él tan gran placer me representa,
Que este contino mal que me atormenta
Le trueca aquel momento en alegría.
Mas la sombra del gusto en que vivia
En cuanto me duró, si se me absenta,
La tristeza renueva y acrecienta,
Y vuélveme á matar más que solía.

Que Amor, segun sus leyes de aspereza, Muestra en el alma el bien que al cuerpo niega Para doblar la pena y el disgusto;

Y á tal dolor el corazon entrega,
Que por librarme de mayor tristeza,
He por fuerza de huir del mayor gusto.

Una, dos, tres estrellas, veinte, ciento, Mil, un millon, millares de millares... ¡Válgame Dios, que tienen mis pesares Un retrato en el alto firmamento!

Tú, norte, siempre firme en un asiento, Á mi fe será bien que te compares; Tú, bocina, con vueltas circulares, Y todas á un nivel, á mi tormento.

Las estrellas errantes son mis dichas; Las fijas son como los males mios; Los luceros, los ojos que yo adoro.

Las nubes, en su efecto, mis desdichas; Pues crecen con sus aguas y hacen rios, Como yo con las lágrimas que lloro.

Yo no sé qué más fuentes que los ojos, Que sin cesar están llorando entrañas, Ni por qué han de buscarse las extrañías, Y despreciar de proprios los despojos. Ni que baya ley sin ley que por antojos, Llena de fuerza y cautelosas mañas, Obligue, Amor, á que de tus marañas Diga yo con testigos mis enojos.

A solas ha de ser; que compañía
No la puede admitir un pensamiento
Que aun de mí, que le tengo, se recela.
Y pues que no la tengo en el tormento,

No quiero que me estorbe la alegría,
Si acaso hubiere quíen de mí se duela.

Son saludable muerte, son la guerra

Contra la libertad del albedrío;

Son infierno de amor, cielo en la tierra,

Un perpétuo llamar es un desvío;

Son hermoso imposible en quien se encierra
Amor y desamor, modestia y brio;
Siempre ejecutan el mayor castigo
En el más obligado y más amigo.
Mi morir es testigo

Y el vivir de adorallos y querellos,-
Que todo vive y todo cabe en ellos.

Con despierta viveza son dormidos,
En solo hacer traiciones muy fieles,
Son martirios del alma apetecidos,
Y más piadosos, cuando más cruēles;
Amados son no menos que temidos;
Muy amigos de fe siendo infieles,
Son la cosa más llana y recatada
Y la más peligrosa y deseada;
No les levanto nada,

Ni hay más alto lugar donde ponellos,-
Que todo vive y todo cabe en ellos.

Huyen y vanse, cuando más se llegan
Es todo lo más con ellos ménos;
La vida dan con la que al alma niegan,
Son más airados cuando más serenos.
Con mejorar la vista más me ciegan;

Y son, cuando más propios, más ajenos;
Son constante y firmísima mudanza,
Ligereza y tardanza :

No hay vuelta sin revuelta al revolvellos,— Que todo vive y todo cabe en ellos.

Son amigos pesados que lastiman Y enemigos crueles que regalan; Diéronles libertad para que opriman ; Mejor penetran cuando más señalan. Con la desconfianza misma animan; Todo lo descomponen y lo igualan; Parece cuando muestran sentimiento, Rigor, pena, desden, sacudimiento; Y en fin, su fundamento

Es que yo me aborrezca por querellos,-
Que todo vive y todo cabe en ellos.

Áncoras son y velas del deseo,
Cubrense de agua para ser vagío,
Traen dado cabo al alma por trofeo,
Remolcada de un cuerdo desvario;
Calma, borrasca, perdicion y empleo
De obras muertas y á manos del desvío
Serenidad y tempestad divina,
Estrella que me fuerza, guia é inclina

De amor golfo y marina:

Que es la parte donde él quiso ponellos,Que todo vive y todo cabe en ellos.

CANCIONES.

Miedo y seguridad del pensamiento,
Viva pena de gloria guarnecida,
Donde serán mil siglos un momento,
Y donde el bien y el mal es sin medida;
Arcos de amor y flechas de tormento,
Guerra llena de paz, y paz fingida,
Principio, medio y fin de mi deseo,
El mesmo atajo d'él y su rodeo:
Todo junto lo veo

En esos tus divinos ojos bellos,-
Que todo vive y todo cabe en ellos.

Pues el alma has llevado,
El triste corazon deja siquiera,
Donde Amor, como en cera,

Tu semblante esculpió con mi cuidado.
Adoraré el traslado

Yo mismo acá en mí mismo,

Hecho centro de amor y de fe abismo, Que en el absente corazon contemplo

El idolatra, el ídolo y el templo.

Si le tienes, te tiene.

¡Triste del que sin él, sin tí y consigo, En todo halla castigo,

Y no puede excusar lo que previene! Si quien hace penar, es ley que pene,

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Rompió tus aguas, de cristal ceñidas, Amor, la nave de mi pensamiento, Como la dura tierra el corvo arado, Cuando, surcando el cristalino asiento Entre las claras ondas divididas

Del céfiro sutil y regalado,
En tan sublime estado

Sopla el viento las velas

De las hinchadas telas;

Mas cuando el lienzo por volar tremola Sibilando con tácita parola,

Deja la nave el rastro

Que la serpiente en piedra de alabastro.
Con salado jabon de blanca espuma
En el cerúleo campo de Nereo
Hace la nave círculos de plata;
La gloria del amor y del deseo
Con banda verde y con dorada pluma
En plazas y jaretas se dilata,

Y en el cristal retrata

De las pintadas olas

Moriscas banderolas

Entre los gallardetes discolores

Que al agua le prestaron mil colores;
Y á la salida el alba

Ronca zaloma y temerosa salva.

En popa el viento favorable aspira
Y con fortuna próspera navega,

Puesta en el árbol la encumbrada gabia;
Aquí la piedra iman de Cintia llega,

Y al norte de sus ojos siempre mira

La astronómica aguja diestra y sábia,
Que á la felice Arabia

De aquel rostro divino
Enderezó el camino

De velámes y flámulas compuesta;

La nave puso insignias en tal fiesta,

Y á trechos espaciosos

Encendió mil faroles luminosos.

Mas despues que el tridente y la potencia

Del furioso Neptuno en el mar solo

Los caballos indómitos espanta,

Suelta los vientos el ligero Eolo

Y en el golfo importuno de la ausencia
Celosas olas de temor levanta.

Y mientras furia tanta

El pecho le gobierna,

Por la obscura caverna

Del ceruleo Triton la concha grita,
Que de los vientos el furor incita,
Cuando de un bravo encuentro
Baja la nave de la mar al centro.

El Orfon airado el Austro azota,
Con Aquilon el Áfrico se embiste,
Mueve á las olas el furioso Noto;
Cuando el piloto de la nave triste,

Confuso y temeroso, se alborota,

Viendo el timon quebrado, el mástil roto;

No sirve de piloto,

Que la aguja y la carta

Sin brújula descarta,

Y aunque del viento la furiosa hebra
Gúmenas, jarcia, entena y penol quiebra,
No grita, suena y manda

El lastre, zarpa, amura, á orza y banda.
Por nubes negras y espantosos truenos
El pálido temor al cielo sube,

Con lágrimas cubierto y con suspiros
De los vapores que la parda nube

El vientre llena y los estrechos senos;
Rompen mil rayos en ardientes tiros
El manto de zafiros

Que de una y otra llama

Por mil partes se inflama;

Mas cuando el Euro rompe el gallardete, Bauprés, briol, mesana, árbol, trinquete, El aquilon destroza

Escola, triza, cuerda, vela y troza.

Quebrado el espolon, rota la bomba,
Con la celosa y grave pesadumbre
La nave por las quillas se taladra,

Y subiendo ligera hasta la cumbre

Del monte de agua ó cristalina comba,
Baja del mar á la profunda cuadra,
Donde Caribdis ladra

Con resonantes ecos

En los profundos huecos,

Y al triste amaina y funeral fåena,

Brama el mar, llueve el cielo, el aire truena,

Y el espantoso abismo

La confusion arroja de sí mismo.

La nave entre los vientos combatida,
Ya á las más altas nubes se encarama,
Ya sumergida en el profundo toca,
Y el mar hinchado con sus olas brama,

Y al fin cercano de la triste vida
Los hermanos Tindáridos invoca,
Y en la tartárea boca

De la espantosa Cila

Se pierde y aniquila,

Que en la voraz garganta se abalanza
Cuando llegó el favor de la esperanza,

Y en una tabla corva

Mi vida escapa y perdicion estorba.

Sereno el cielo, el mar templado y liso,
Sutil el aire y el favonio cierto,
Mojadas plantas en la arena estampo;
Y viendo ahora el venturoso puerto,
Beso la tierra y las arenas piso,

Ribera, márgen, flores, yerba y campo.
Más que de nieve el ampo
Descubro la blancura

De aquella imágen pura

Que el muro y la ciudad insigne Alvana

Alegra con su vista soberana,

Y el monte Olimpo sacro,

Que es de grandeza altivo simulacro.

LETRA.

Mal que mientras es mayor El alma más le procura, Mucho tiene de locura, Quizá podrá ser amor.

GLOSA.

Es ingrato y es cruel,
No me mata por matarme,
Y mátame por dejarme,
Muriéndome yo por él.
No es mi propio desamor
Quien ama á mi desventura.-
Mucho parece locura,
Quizá podrá ser amor.

Ninguno se recatara,
Teniendo uso de razon;
Es la primera traicion
Que se hace cara á cara
Adorar un mal traidor

Que mata cuando asegura:-
Mucho parece locura,
Quizá podrá ser amor.

Anden tras lo que se alcanza
Los que tratan de vivir,
Que á mi ni para morir
Se me concede esperanza.
Muero y vivo de un dolor
Que se halla por ventura:-
Mucho parece locura,
Quizá podrá ser amor.

Ya me atrevo y acobardo, Ya sin dicha me aventuro; Lo que me mata procuro,

Tiemblo del fuego en que ardo.
Temeridad y temor

Y aventurar sin ventura,-
Mucho tiene de locura,
Quizá podrá ser amor.

Probé lágrimas vertidas Y enjutos ojos serenos, Y sé que no cuestan menos Lloradas que detenidas.

ROMANCE.

Libreme Dios del Amor, Que no guarda ley á nadie, Lisonjero y falso amigo, Sujeto á mil novedades.

El que asegura y promete Glorias muchas, siendo fácil En él no cumplir ninguna, Se ve que es amor mudable. No quiero amor encogido, Que no hay amor ignorante, Y el que teme sin razon No es justo que amor se llame. El mirar obligaciones, De pechos honrados nasce; Pero no hay gusto por fuerza, Ni ley segura con arte. La verdadera aficion Nasce de seguridades ; Y Amor que no está seguro Será dicha de ignorantes.

No está la dicha en tenella, Que dichosos hay sin partes: Ser solo en el bien ó el mal, Esa sí que es dicha grande.

CANCION.

En la fuente está Leonor, Lava el cántaro llorando, Sus amigas preguntando: ¿Vistes por allá mi Amor? No le hemos visto, Leonor.

GLOSA.

Leonor por acá viniendo
Está en la fuente llorando,
De sus ojos derramando
Mil veces más que cogiendo.
Y llevada de un amor
Que de si la trae ausente,
Muy sin estar en la fuente-
En la fuente está Leonor.

No se apartára de allí
Si su dolor discurriera;
Que quien de sí la trae fuera
La hallará dentro de sí.
Trasportada imaginando,
En solo llorar advierte

Que, sin poder de otra suerte,-
Lava el cántaro llorando.

Si el llanto lo permitiera, La fuente no se enturbiára,

Y Leonor no se absentára,

Si tan hermosa se viera.
Deso se están lastimando,
Juntas la causa inquiriendo,
Leonor nada respondiendo,--
Sus amigas preguntando.

Dónde estais y está, deci,
Vos y el que quereis hallar;
Y dónde os podeis buscar
No estando ninguno en sí.-
Amigas, dijo Leonor,

Fué el verle y perderme junto; Por hallarme os lo pregunto,¿Vistes por allá mi amor?

¿Por cuál Amor preguntais? Conviene que os declareis: Bien vemos el que teneis, Aunque no él que buscais. Sospiros, ansias, dolor, Lágrimas, pesar y extremos, Si no es amor el que vemos,No le hemos visto, Leonor.

Arded, corazon, arded; Que yo no os puedo valer.

Este fuego desigual
Ningun remedio recibe,
Que como en el alma vive
Tiene dolor inmortal,

La gloria de vuestro mal
Consiste en el padecer.-
Arded, corazon, arded;
Que yo no os puedo valer.

¿Cómo podrá ya la fuerza
Y el vivo ardor que os ofende,
Si la hermosura le enciende
Y la honestidad le esfuerza?
Vuestro valor no se tuerza,
Pues que sufrís merecer.-
Arded, corazon, arded;
Que yo no os puedo valer.

Considerad la ocasion
De tan penoso cuidado,
Y vereis que estais pagado
Con sola vuestra pasion.
La pena es el galardon,

No hay que esperar más merced.-
Arded, corazon, arded;
Que yo no os puedo valer.

Y que no les cause enojos

La imperfeccion de los léjos,

Que aunque se les dan por ojos --
No son ojos, sino espejos.

Y espejos donde no vive
Sino como en fiel traslado
Lo que dibujó el cuidado
Y lo que el Amor escribe,
Tomando para este bien
Por instrumento los ojos
Que quieren tener despojos -
Donde las almas se ven.

LETRA.

Pensamiento, ¿dónde has estado,

Que tan mala noche me has dado?

Todo ha sido imaginar En mil glorias ya pasadas, Cuando sólo imaginadas No las mereci gozar.

Y si por ver malograr

Mis pasados pensamientos

Quieres borrar mis intentos,

Es en vano tu cuidado.—

¿Dónde has estado,

Que tan mala noche me has dado?

Todo ha sido atormentarme

Y apartarme de mi cielo,

Y entender que trae consuelo
Cuando solo es de matarme.
Nada puede consolarme
Fuera del bien que pretendo;
Que vivir aquí muriendo
Quiero más que allá pagado.-
¿Dónde has estado

Que tan mala noche me has dado!

CANCION.

Ojos que se quieren bien, Cuando se miran de léjos, No son ojos, sino espejos Donde las almas se ven.

GLOSA.

Los ojos apasionados Son puertas del corazon, Cerradas á la razon

Y abiertas á los cuidados.

Por cuyo milagro ven

En absencia y se conocen,

Y no es mucho que se gocenOjos que se quieren bien.

Causa una vista el cuidado Á las almas que se entregan, De que nunca jamás ciegan De puro haber ya cegado. Dales de Amor los antojos, Y otros secretos consejos Que hacen presentes los ojos Cuando se miran de lėjos. Mándales que noche y dia Con firmísima atencion Velen la imaginacion Y acechen la fantasía,

CANCION.

Ven, muerte, lan escondida,

Que no te sienta venir,
Porque el placer del morir

No me torne á dar la vida.

GLOSA.

Bien te puedes disculpar Conmigo de detenida.

No hay cosa en mí que sea vida: ¿Qué vida me has de quitar? Mátame con el vivir,

Si quieres ser homicida;
Porque el placer del morir
No me torne á dar la vida.

Es la priesa de tal suerte,
Que se estorba en la herida
La salida de la vida

Y la entrada de la muerte.
Mas será este competir
Treguas de salud fingida,—
Porque el placer del morir
No me lorne à dar la vida.

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