Podeis vos con vos misma persuadiros, Pues de las perfecciones las más puras Hasta llegar á vos fueron ensayos. Á servir aprendí para serviros: Derivanse de vos las hermosuras: Sol adoraba el que adoró sus rayos. Quereros para mí no es desamarme; Si usurpo algo de amaros por amarme. Cuanto más amo, menos de vos quiero; Y aunque excedo en razon los más quejosos, Mucho debo á mi misma desventura. Amor desconfiado es verdadero : Este largo martirio de la vida,. Una perpétua ausencia y despedida, De que el bien no halle entrada ni salida. De que me han de librar esos tus brazos, Resiste á mi contraria y ruin fortuna Sola la fe en vuestra gran tardanza, Y en aquestas tinieblas la esperanza Todo lo aclara, alumbra y asegura; Haciéndome pasar por tan obscura Region d'olvido y de desconfianza Con atrevida y firme confianza De lo que en ley de amor amor procura. Tengo el cuidado en centinela puesto, Porque con tiempo avise del contento, Sin que el desuso del matar me asombre; Y prometióme de guardar su puesto, Si no le hace traicion el pensamiento, Que solo puede, porque sabe el nombre, Estas lágrimas vivas, que corriendo Vos podeis descifrar algun suspiro Pero tendreis, señora, cuando os miro, Sin ser posible ya disimulallo, De esos ojos se quejan estos mios, Y los favores vueltos en desvíos, Obliga á mucho más que á murmurallo. Y vuestra voluntad no declarada, Juraré que os amé todos mis dias Antes de ser posible conoceros; Cuanto bien quise hasta llegar á veros, Sombras fueron de vos y profecías. Pasé buscándoos con las ánsias mias, Ídolos que á vos sirven de luceros; De fuego en fuego acrisolé el quereros, Y el fin hallé sin fin á mis porfias. Tornaos á deshacer, vano rodeo: Todo se entregue á la desconfianza; Que ya de inconvenientes y tardanza Rendir me siento y acabar me veo. Nunca á mí me engañó mi devaneo, Pues dije siempre en la mayor bonanza: Tiene muy cortos brazos la esperanza Para llegar á donde mi deseo. Ni puede apercebirme à la defensa De lo que ya me cuesta mi cuidado Por ir solo á saber del pensamiento. Sin ver el ofensor sentí la ofensa; Que amor me halló tan libre y descuidado, Como alguno lo está del mal que siento. Trae en absencia un bien la fantasía, Que Amor, segun sus leyes de aspereza, Muestra en el alma el bien que al cuerpo niega Para doblar la pena y el disgusto; Y á tal dolor el corazon entrega, Una, dos, tres estrellas, veinte, ciento, Mil, un millon, millares de millares... ¡Válgame Dios, que tienen mis pesares Un retrato en el alto firmamento! Tú, norte, siempre firme en un asiento, Á mi fe será bien que te compares; Tú, bocina, con vueltas circulares, Y todas á un nivel, á mi tormento. Las estrellas errantes son mis dichas; Las fijas son como los males mios; Los luceros, los ojos que yo adoro. Las nubes, en su efecto, mis desdichas; Pues crecen con sus aguas y hacen rios, Como yo con las lágrimas que lloro. Yo no sé qué más fuentes que los ojos, Que sin cesar están llorando entrañas, Ni por qué han de buscarse las extrañías, Y despreciar de proprios los despojos. Ni que baya ley sin ley que por antojos, Llena de fuerza y cautelosas mañas, Obligue, Amor, á que de tus marañas Diga yo con testigos mis enojos. A solas ha de ser; que compañía No quiero que me estorbe la alegría, Son saludable muerte, son la guerra Contra la libertad del albedrío; Son infierno de amor, cielo en la tierra, Un perpétuo llamar es un desvío; Son hermoso imposible en quien se encierra Y el vivir de adorallos y querellos,- Con despierta viveza son dormidos, Ni hay más alto lugar donde ponellos,- Huyen y vanse, cuando más se llegan Y son, cuando más propios, más ajenos; No hay vuelta sin revuelta al revolvellos,— Que todo vive y todo cabe en ellos. Son amigos pesados que lastiman Y enemigos crueles que regalan; Diéronles libertad para que opriman ; Mejor penetran cuando más señalan. Con la desconfianza misma animan; Todo lo descomponen y lo igualan; Parece cuando muestran sentimiento, Rigor, pena, desden, sacudimiento; Y en fin, su fundamento Es que yo me aborrezca por querellos,- Áncoras son y velas del deseo, De amor golfo y marina: Que es la parte donde él quiso ponellos,Que todo vive y todo cabe en ellos. CANCIONES. Miedo y seguridad del pensamiento, En esos tus divinos ojos bellos,- Pues el alma has llevado, Tu semblante esculpió con mi cuidado. Yo mismo acá en mí mismo, Hecho centro de amor y de fe abismo, Que en el absente corazon contemplo El idolatra, el ídolo y el templo. Si le tienes, te tiene. ¡Triste del que sin él, sin tí y consigo, En todo halla castigo, Y no puede excusar lo que previene! Si quien hace penar, es ley que pene, Rompió tus aguas, de cristal ceñidas, Amor, la nave de mi pensamiento, Como la dura tierra el corvo arado, Cuando, surcando el cristalino asiento Entre las claras ondas divididas Del céfiro sutil y regalado, Sopla el viento las velas De las hinchadas telas; Mas cuando el lienzo por volar tremola Sibilando con tácita parola, Deja la nave el rastro Que la serpiente en piedra de alabastro. Y en el cristal retrata De las pintadas olas Moriscas banderolas Entre los gallardetes discolores Que al agua le prestaron mil colores; Ronca zaloma y temerosa salva. En popa el viento favorable aspira Puesta en el árbol la encumbrada gabia; Y al norte de sus ojos siempre mira La astronómica aguja diestra y sábia, De aquel rostro divino De velámes y flámulas compuesta; La nave puso insignias en tal fiesta, Y á trechos espaciosos Encendió mil faroles luminosos. Mas despues que el tridente y la potencia Del furioso Neptuno en el mar solo Los caballos indómitos espanta, Suelta los vientos el ligero Eolo Y en el golfo importuno de la ausencia Y mientras furia tanta El pecho le gobierna, Por la obscura caverna Del ceruleo Triton la concha grita, El Orfon airado el Austro azota, Confuso y temeroso, se alborota, Viendo el timon quebrado, el mástil roto; No sirve de piloto, Que la aguja y la carta Sin brújula descarta, Y aunque del viento la furiosa hebra El lastre, zarpa, amura, á orza y banda. Con lágrimas cubierto y con suspiros El vientre llena y los estrechos senos; Que de una y otra llama Por mil partes se inflama; Mas cuando el Euro rompe el gallardete, Bauprés, briol, mesana, árbol, trinquete, El aquilon destroza Escola, triza, cuerda, vela y troza. Quebrado el espolon, rota la bomba, Y subiendo ligera hasta la cumbre Del monte de agua ó cristalina comba, Con resonantes ecos En los profundos huecos, Y al triste amaina y funeral fåena, Brama el mar, llueve el cielo, el aire truena, Y el espantoso abismo La confusion arroja de sí mismo. La nave entre los vientos combatida, Y al fin cercano de la triste vida De la espantosa Cila Se pierde y aniquila, Que en la voraz garganta se abalanza Y en una tabla corva Mi vida escapa y perdicion estorba. Sereno el cielo, el mar templado y liso, Ribera, márgen, flores, yerba y campo. De aquella imágen pura Que el muro y la ciudad insigne Alvana Alegra con su vista soberana, Y el monte Olimpo sacro, Que es de grandeza altivo simulacro. LETRA. Mal que mientras es mayor El alma más le procura, Mucho tiene de locura, Quizá podrá ser amor. GLOSA. Es ingrato y es cruel, Ninguno se recatara, Que mata cuando asegura:- Anden tras lo que se alcanza Ya me atrevo y acobardo, Ya sin dicha me aventuro; Lo que me mata procuro, Tiemblo del fuego en que ardo. Y aventurar sin ventura,- Probé lágrimas vertidas Y enjutos ojos serenos, Y sé que no cuestan menos Lloradas que detenidas. ROMANCE. Libreme Dios del Amor, Que no guarda ley á nadie, Lisonjero y falso amigo, Sujeto á mil novedades. El que asegura y promete Glorias muchas, siendo fácil En él no cumplir ninguna, Se ve que es amor mudable. No quiero amor encogido, Que no hay amor ignorante, Y el que teme sin razon No es justo que amor se llame. El mirar obligaciones, De pechos honrados nasce; Pero no hay gusto por fuerza, Ni ley segura con arte. La verdadera aficion Nasce de seguridades ; Y Amor que no está seguro Será dicha de ignorantes. No está la dicha en tenella, Que dichosos hay sin partes: Ser solo en el bien ó el mal, Esa sí que es dicha grande. CANCION. En la fuente está Leonor, Lava el cántaro llorando, Sus amigas preguntando: ¿Vistes por allá mi Amor? No le hemos visto, Leonor. GLOSA. Leonor por acá viniendo No se apartára de allí Que, sin poder de otra suerte,- Si el llanto lo permitiera, La fuente no se enturbiára, Y Leonor no se absentára, Si tan hermosa se viera. Dónde estais y está, deci, Fué el verle y perderme junto; Por hallarme os lo pregunto,¿Vistes por allá mi amor? ¿Por cuál Amor preguntais? Conviene que os declareis: Bien vemos el que teneis, Aunque no él que buscais. Sospiros, ansias, dolor, Lágrimas, pesar y extremos, Si no es amor el que vemos,No le hemos visto, Leonor. Arded, corazon, arded; Que yo no os puedo valer. Este fuego desigual La gloria de vuestro mal ¿Cómo podrá ya la fuerza Considerad la ocasion No hay que esperar más merced.- Y que no les cause enojos La imperfeccion de los léjos, Que aunque se les dan por ojos -- Y espejos donde no vive LETRA. Pensamiento, ¿dónde has estado, Que tan mala noche me has dado? Todo ha sido imaginar En mil glorias ya pasadas, Cuando sólo imaginadas No las mereci gozar. Y si por ver malograr Mis pasados pensamientos Quieres borrar mis intentos, Es en vano tu cuidado.— ¿Dónde has estado, Que tan mala noche me has dado? Todo ha sido atormentarme Y apartarme de mi cielo, Y entender que trae consuelo Que tan mala noche me has dado! CANCION. Ojos que se quieren bien, Cuando se miran de léjos, No son ojos, sino espejos Donde las almas se ven. GLOSA. Los ojos apasionados Son puertas del corazon, Cerradas á la razon Y abiertas á los cuidados. Por cuyo milagro ven En absencia y se conocen, Y no es mucho que se gocenOjos que se quieren bien. Causa una vista el cuidado Á las almas que se entregan, De que nunca jamás ciegan De puro haber ya cegado. Dales de Amor los antojos, Y otros secretos consejos Que hacen presentes los ojos Cuando se miran de lėjos. Mándales que noche y dia Con firmísima atencion Velen la imaginacion Y acechen la fantasía, CANCION. Ven, muerte, lan escondida, Que no te sienta venir, No me torne á dar la vida. GLOSA. Bien te puedes disculpar Conmigo de detenida. No hay cosa en mí que sea vida: ¿Qué vida me has de quitar? Mátame con el vivir, Si quieres ser homicida; Es la priesa de tal suerte, Y la entrada de la muerte. |