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en frecuentes casos el carácter nacional de los muslimes sometidos, por encima de las diferencias de culto y raza, reclamaba tambien alguna parte en los regocijos que celebraban las victorias de los cristianos, sin perjuicio de concurrir sus juglares á mantener la alegría y el solaz en las grandes fiestas de la córte 1.

Merced á esta solidaridad de sentimientos, que se realiza no pocas veces entre los españoles de diferentes creencias, se acrecen para los cristianos las invasiones de la educacion mudejar, recibiendo sus historietas, consejas y refranes 2, concluyendo por familiarizarse con el idioma

alcuzcúz, albóndiga, alboronia, almodrote, almibar, arrope, alhajú, alfeñique; los de frutos de tierra, sandias, limones, naranjas, alcachofas, garrofas, albaricoques, albérchigos, alcarabea, bellotas, azafran, aceite; los de flores, albahaca, alheli, azucena, gualda, etc.; los de medida de capacidad y peso, azumbre, arrelde, arroba, quintal, quilate, fanega, cahiz, celemin; los de armas, alfanje, adarga, yatagan, aljaba; los de equitacion y montura, acicate, jaez, albarda, jáquima; los de arriería y albeitería, recua, aciar; los de instrumentos mu. sicales, rabel, adufe, atabal, añafil; los de repartimientos de aguas, cauce, cauchil, acequia, anoria, atanor, tasquiva; algunos de guerra, algarada, zaga, alférez, almocadem, almogavar; de administracion, alguacil, alcaide, aduana, alamin, almoxarife, almotacen, mesta; y finalmente, los de establecimientos públicos, como tahona, alhóndiga, fonda, almacen, alfarería, etc., anuncian una sociedad que se desvia del patron de los pueblos neo-romanos. No tan abundantes las influencias gramaticales, han aportado, sin embargo, á nuestra lengua la terminacion en i de algunos sustantivos y adjetivos que hacen el plural en ies, como borcegui, berberi, carmesi, baladi, alheli, azucari, ataubi, zafari, zurumi, etc.; multitud de sustantivos, que empiezan con al, az, at, ar; las formas quién y qué del artículo interrogativo y conjuntivo, que corresponden en terminacion y usos á las men y mé de los árabes, los artículos indefinidos fulano y zutano; el tratamiento Cid y Mio

Cid, que se usó en Castilla en la edad media; las formas dobles de algunos verbos añadiendo una a no derivada de la preposicion ad latina, sino que ofrece la significacion de la cuarta forma de la conjugacion árabe, para expresar la accion indirecta ó el deseo inmediato de hacer, como asentar, abajar, de sentar y bajar, hacer que una cosa esté asentada ó baja; los adverbios adrede, quizá; la conjuncion hasta, las interjecciones ojalá, xó, arre, guay, etc.

1 La Historia de Alfonso XI en coplas redondillas, narrando su entrada en Sevilla despues de la batalla del Salado, dice:

Et los moros é las moras
Muy grandes juegos hacian,
Los judíos con las toras

Estos reys bien resçibian.

y las Cuentas del palacio del rey don Sancho mencionan una juglaresa, mujer de Zate, y á Yuzaf, Abdallah, Xatim, Hamet, Ma. homat el del Añafil y Rexis el del Ayabeba. La citada crónica MS. de los Reyes Católicos, que se guarda en la Biblioteca Nacional, G. 72, al describir el recibimiento que se hizo á los Reyes Católicos en 1499, se expresa en estos términos: «...y lo que más fué de ver, que en la Xarea del Albaicin y abaxo en todo lo llano hasta San Lázaro, auia treinta mill moros y más, todos con sus almorafas blancas, que era cosa de admiracion».

2 En la Coleccion de Refranes del Marqués de Santillana don Iñigo Hurtado de Mendoza, auténtico repertorio de costumbres del siglo XV, hallamos entre otros los

y cultura de los vencidos, de que hacen gala en los trabajos literarios, así el noble don Juan Manuel como el arcipreste de Hita, no olvidados tampoco en las religiosas y de controversia del santo obispo Pedro Pascual, y del sesudo historiador y político el canciller Pero Lopez de Ayala. Pasando por alto el exámen de la influencia mudejar en el Conde de Lucanor, materia que dejamos apuntada en otro capítulo, como igualmente en los libros de los Consejeros, de los Enxemplos y de los Gatos, cuya crítica ocupa en este momento á los eruditos, terminaremos nuestro exámen sobre la influencia recíproca de la cultura intelectual de muslimes y españoles, con la consideracion de dos hechos apenas apuntados antes de ahora, el cultivo de la poesía arábiga por los poetas castellanos, y las relaciones literarias del coloso de la erudicion y de la elocuencia arábigo-españolas Aben-Al-Jatib, con el rey don Pedro de Castilla.

Acerca del primer fenómeno, no embargante la poesía al gusto castellano de Mahomad Al-Xartosí, de que hemos hecho mérito en la exposicion precedente, y que parece demostrar la posibilidad del caso opuesto, habria lugar á la duda, si no existiese el testimonio del autor de tales composiciones expresado de un modo, que no sufre impugnacion valedera.

Simboliza en la literatura castellana este consorcio intelectual el arcipreste de Hita, poeta para mucho, á alcanzar sociedad más adelantada, especie de Espronceda del siglo XIV, que caminando incansable en busca de nuevas impresiones poéticas, abandónase á la experiencia de sus pasiones y de sus extravagancias, Dante profano que escribe la

lino», cuya forma es idéntica en arábigo:

y el asimismo لا تدور الرحا بماء قد مضا

vulgar: «Quien lava al asno pierde el agua y el jabon», que se dice en árabe: J

siguientes, que parecen mudejares: «De don-
de á donde Haxa con albanega», «Abrit,
Jamila, que con mal vos vengo», «Fácelo
Haxa é açotan á Maçote», «Horro Mahoma
cien años por servir», «Haxa non tiene que
comer y convida huéspedes», «Haxa la en-
lodada, ni viuda ni casada», «Non esté la,
tienda sin alheña», «Quien fadas malas tie-
ne en cuna, ó las pierde tarde ó nunca..
Demás de esto, entre los usuales en el dia
de hoy en Castilla y Andalucía, hay algu-
nos que parecen traduccion literal de cor-
respondientes árabes. Tal sucede con el vul-
garísimo: «Agua pasada no muele mo-

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من

la, mostrándo

dose la transicion aun más visiblemente en la locucion proverbial «Guajate por Guajate», que en la significacion: tanto monta, lo uno por lo otro, á buen trueco, etc., con que se usa todavia, conserva la forma y colorido

وحاد الوحا arabigo de su original

Comedia del Mundo, aspirando á reunir todas las variedades en su musa, soñando como Fausto un ideal de amor y de galantería en el cariño de las Helenas de todas las razas, juntando al mérito de autor facilísimo de composiciones al gusto limosin, el de poeta en idioma arábigo 1.

Nada inverosímiles, por otra parte, las relaciones del monarca vencido en Montiel con el insigne literato Lisano-d-Din, compruébanse suficientemente por el testimonio de graves historiadores, fortalecido por el carácter de los documentos conservados.

Refiere Pero Lopez de Ayala, que restituido el rey don Pedro en sus estados con el auxilio del príncipe de Gales, escribia á un moro de Granada, el cual habia por nombre Benahatin, dándole noticias de su vuelta. No se ha menester por cierto excesiva penetracion, para afirmar que dicho moro, llamado corruptamente Benahatin, no podia ser otro que Lisano-d-Din Aben-Al-Jatib, guazir entonces del monarca Muhammad ben Yusuf, y sin disputa el muslim más ilustrado que haya producido su siglo. Mas si algun género de duda pudiera abrigarse sobre el particular, bastaria á destruirla cumplidamente la lectura de la primera carta que le atribuye Ayala sobre la templanza en el gobierno del estado, materia tratada con singular aficion por el consejero de Granada en algunos estimables opúsculos 2.

Pondremos remate á nuestras consideraciones, no sin manifestar préviamente que la oportuna alegacion verificada por el sesudo cronista del

1 No de otro modo puede entenderse el mucho cantar que hizo (copla 1482), para ablandar á una mora que no sabia castellano, y las experiencias verificadas por el mismo, al componer cantigas, para moras de las clases de instrumentos, que no convienen á arábigo (Coplas 1487, 1488 y 1489). Historia crítica de la Literatura española, tomo IV, pág. 531.

2 Tales son un poema sobre el régimen

un libro sobre el رجز السياسة politico yun tratado so كتاب الوزارة Guarirango

bre la necesidad de coartar la licencia de los reyes en el ejercicio de la soberanía

Tambien escribi una الرد على الاباحية

بستان الدول ,obra sobre la monarquia

y

Huerto del poder, dividida en treinta partes diez libros ó árboles, con alegoría semejante á la del Arbol de la Ciencia de Raimundo Lulio. Aunque es verosímil que haya recibido alteraciones en el texto de la crónica castellana, puede creerse que el fondo de dicha carta primera, incluida por Ayala en el capítulo veintidos del año quince del referido reinado, es de razonable autenticidad. No así la segunda, inserta en el capítulo tercero del año vigésimo, de la cual, con decir Ayala que era fama haberse encontrado en la cámara de aquel príncipe despues de su muerte, parece fortalecer los indicios, que la representan como apócrifa.

siglo XIV, para juzgar la conducta del rey don Pedro, al par que representa una manera de sancion otorgada por el más reputado estadista de Castilla, en aquellos tiempos, á los principios de gobierno que contiene, es el mejor homenage tributado á la fama de la sabiduría oriental por el severo juicio de un historiador cristiano.

CONCLUSION.

Relegado el mudejarismo al panteon de la Historia, graves son las cuestiones que pueden formularse bajo el concepto filosófico.

¿Fué necesaria la admision de los vasallos mudejares? ¿Pareció justa y conveniente? ¿Llevóse á cabo su conversion de una manera oportuna? ¿Existió, en fin, una política constante en los monarcas de Castilla con relacion á los muslimes sometidos?

Por lo tocante á las dos primeras cuestiones, ocioso es señalar despues de todo lo expuesto nuestra opinion afirmativa. En los momentos en que el drama de la reconquista caminaba á su desenlace, la necesidad de atender á la poblacion de lo conquistado, cuando no de impedir el aumento de sus enemigos, pudo forzar á los monarcas cristianos á inevitables transacciones; mas cuando tal necesidad dejó de existir, sometida toda la Península á su dominacion y ahuyentado el temor de que su conducta les pusiese al trance de merecidas, cuanto desagradables represalias, injusto seria el desconocer, que la supresion de aquel estado dentro del estado mantenido por el derecho de las capitulaciones, tuviese el carácter de consumada prevision política.

Si ciertamente pudiera discutirse la oportunidad de los medios empleados para su logro, ni tan medidos, ni por ventura tan cuerdos, cuanto demandaban en semejante caso las leyes del buen parecer y honesta prudencia, fuera, en mi sentir, ceguedad inconcebible considerar irreparable menoscabo en la sociedad castellana la extincion de una clase, que mostraba realmente tantos privilegios como diferencias particulares. Cuanto más que la política de los soberanos españoles en este punto, antes parecia atender á motivos tradicionales levantados y generosos

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