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MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA (1)

1547-1616

Nació en Alcalá de Henares, y después de una vida llena de trabajos, que sobrellevó siempre con gran magnanimidad, gracias a su profunda fe religiosa y al sano y benévolo optimismo de su noble corazón, murió muy cristianamente en Madrid, dejando en lugar de bienes de fortuna, que nunca tuvo, un nombre ilustre, que empezó a ser desde entonces timbre de gloria muy principal en el blasón de España.

Fué soldado en su juventud y vivió algún tiempo en Italia; peleó en Lepanto, у allí fué herido en el pecho y en la mano izquierda, cuyo uso perdió para gloria de la diestra, como dice él mismo con legítima satisfacción.

En 1575 fué apresada la galera Sol por los berberiscos, y Cervantes, que en ella volvía de Nápoles, llevado cautivo a Argel. A los cinco años fué rescatado.

Vuelto a la patria, empezó de nuevo para él la prosáica lucha por la existencia, que hubiera bastado a extinguir definitivamente la llama del genio en otra alma peor templada que la suya.

Los primeros escritos de Cervantes, como suele suceder, fueron versos, que si bien no son en general tan malos como a veces se ha dicho, tampoco son tan buenos que sirvan para acrecentar en un punto la gloria literaria de su autor. Otro tanto cabe decir de sus comedias. De unos y otras dice Menéndez Pelayo que son «obras que sólo interesan a la arqueología literaria, que los mismos Cervantistas apenas leen, y que parecen peores de lo que son, porque el gran nombre de su autor las abruma desde la portada».

Cervantes debe la inmortalidad a sus novelas y principalmente al Quijote.

Las novelas son de cuatro géneros. Una pastoril, la Galatea, al modo de la Arcadia de Sannazzaro. Otra, Persiles y Segismunda, de aventuras. Un grupo de ellas, que pudiéramos llamar sentimentales, escritas en estilo pomposo y algo convencional conforme al gusto de los novelieri italianos: tales son, además de las intercaladas en el Quijote, La fuerza de la sangre, Las dos doncellas, La española inglesa y La señora Cornelia. Otro grupo de carácter genuinamente español,

(1) Atendiendo al rigor cronológico, Cervantes hubiera debido ir en el fin del tomo segundo; pero se ha dejado para éste por razón de proporciones.

403316

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