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cuanto á esto de sus caciques; he proveido que esto se les declare y diga á todos, y que tengan órden en juntar en una casa todo lo que han de dar de tributo, y que lo que sobrare lo tengan en una caxa, que se llame del comun, y que de allí se sacarán para lo uno y para lo otro. A esto procuro inviar buenas personas; y tengo que ha de ser muy provechoso y que con ello comenzarán á entrar en alguna policía, que ninguna tienen. He proveido que á ningunos indios no se les lleven derechos de las cosas que vinieren á pedir, y que cesen los pleitos en que los traen y que se avirigüen de plano, sabida la verdad, y no haya plazos ni términos ordinarios, y en lo que les toca, les hago avisar que ocurran á mí. He dado facultad á algunos principales para que en sus pueblos puedan traer vara de justicia para el amparo de los demás naturales y para que no se les hagan fuerzas ni robos, y que puedan prender á los que los hicieren, y que presos, me los traigan ó lleven al corregidor más cercano para que haga justicia. He hecho que en los tambos (1) tengan aranceles de los precios á que han de dar los mantenimientos, y he mandado que ningun español no pueda estar en un tambo más de un dia, no teniendo justo impedimento. Ansimismo he proveido que los indios de las tierras frias, ques en la sierra, no baxen á la caliente, ni los de la tierra caliente suban á la fria, por evitar que no se mueran. Las copias desto invio á V. M.; siendo servido, las puede mandar ver.

De la Real Hacienda de V. M. doy cuenta, para que

(1) Tambos, ventas ó posadas que los peruanos tenian en los caminos, generalmente de cuatro en cuatro leguas. Ya en tiempo de los incas era responsable de lo que en un tambo pasaba y de lo hurtado en el mismo, el cacique de la tierra.

se vea en el Consejo; suplico á V. M. que les mande que con brevedad den órden de inviar negros y herramientas, porque si hay minas, yo daré órden en las tierras calientes, donde los negros hagan buena labor. De dos meses á esta parte se tiene noticia que en los Chachapoyas hay minas de oro, y me han traido el metal: yo lo he hecho fundir, y sale de 13 quilates y medio, ques gran riqueza. Dícenme ques en una sierra donde están, y que por haber pocos indios no se podrá hacer labor; yo tengo entendido que la mejor cosa para los indios es no sacallos de sus naturalezas y que en sus tierras trabajen donde hobiese minas, por la órden que he dado, que para ello junté los religiosos, y con muchos dias de consejo dimos el medio y órden que en ello se podia tener, la cual invio á V. M. para que en todo mande lo que mas sea servido.

A D. Francisco de Mendoza se le dió el repartimiento de Pocona quél señaló: fuése á tasar como V. M. manda, y al menor precio que vino tasada la coca se le contó, ques á ocho pesos el cesto (1): monta la tasacion diez У siete mill pesos, que pagaba veinte y cuatro á Gomez de Albarado que los solia tener en encomienda, y estaba muy quejoso de que se lo habian tasado en poco. Los tres mill pesos, á cumplimiento á los veinte mill, se le señalarán en tributos vacos: diéron

(1) Coca, arbusto del Perú, semejante al arrayan, muy estimado de los indios, que la usaban en sus ceremonias religiosas, tambien como moneda, y para llevarla en la boca, teniéndola por muy fortificante y salutífera. Segun Herrera, muchos españoles se enriquecieron vendiéndola por cestos á los indios; asi que se hicieron grandes plantaciones de ella y bajó su precio despues de la conquista, aunque conservándose siempre en estimacion.

sele los veinte mill pesos del año rezagado, como V. M. lo mandó.-N. S. la S. C. C. R. persona de V. M. guarde, con abmento de más reinos y señorios, como los verdaderos criados y vasallos de V. M. deseamos.-De los Reyes, 15 de Setiembre de 1556.-De V. S. C. C. M. criado y vasallo, que sus muy Reales piés y manos besa.-El Marqués de Cañete.

CARTA DEL MISMO VIREY, MARQUÉS DE CAÑETE, al EmperaDOR, SOBRE EL PROPIO ASUNTO QUE la anterior (1).

S. C. C. M.

A 15 de Setiembre di cuenta á V. M. del estado en que habia hallado esta tierra, y de lo que habia hecho y proveido en ella, largamente; y por esto no la volveré á dar aquí, sino remitirme á las que digo. A 20 del dicho rescebí una carta de V. M., hecha en Bruselas á 24 de Diciembre del año pasado de 55, en que en ella me manda V. M. que no reparta los repartimientos que hallé vacos y vacaren, porque se trata en despachar á D. Antonio de Ribera, que traerá la resolucion desto. Y cierto yo me holgué con la carta, porque me parescia que venia á propósito para detener el repartimiento y dar esperanza á los vecinos, con quien yo he tenido siempre fin de contemplar, de que D. Antonio de Ribera traeria el despacho quellos deseaban. Y con esto parescióme que no iba

(1) Coleccion de Muñoz, tomo LXXXVIII.

mucho en el secreto; junté los Oidores y amostréles la carta, y otro dia casi lo sabian todos. Fue tan grande alteracion en los capitanes que pretendian repartimientos, y en soldados que llaman Guzmanes, que luego se me empezaron á alterar, y ir á los frailes y á otras personas, á decir que si no les daban de comer, que se perderia la tierra, y otras cosas, que mandará V. M. ver por la informacion que invio. Los vecinos todos pretendian acrecentamiento; los Oidores decian que pues no se habian de dar indios, que sobre ello se les podia dar á ellos renta; y júntanse sin mí y acuerdan de hacerme el razonamiento que invio. Visto como esto se me ponia, y que no habia criado ni hombre que no sintiesc alteracion de ver que la tierra no se repartia, ques por donde suele haber las guerras pasadas y la venida dellos á este reino, y questo me habia de crecer cada dia, y que la aucturidad de V. M., en que yo me habia puesto de representalla, se me habia de enflaquecer, y que un soldado que se llama Palomares vino á mí una mañana, y delante de mucha gente y con palabras récias me dixo: «Señor, oidme cuatro palabras.» Yo le respondí: «Y ocho.» Y fueron quél habia servido tan bien, que los Oidores le habian dado de renta dos mill pesos cada año en un repartimiento, y quél no los quiso. Yo le dixe que habia hecho mal, que mejor fuera tomallos y despues pleitear por los demás. Llamé en mi cámara á Diego Lopez de Zúñiga, que era uno de los capitanes más validos y de más amigos, porque era de mejor casta que los otros, y le dixe la voluntad que tenia de hacelle merced en nombre de V. M.; y que por tener tan poco paño como via y tantos con quien cumplir, que lo queria casar con doña Beatriz de Santillan, ques de buena casta, sobrina del licenciado Santillan,

que aunque viuda, moza y de buen parecer y sin hijos; que tenia un repartimiento que vale siete mill pesos, y más de veinte é cinco mill en esclavos y otras haciendas. Y respondióme que no era su honra que por su mujer paresciese que se le daba de comer, sino por sus servicios; que despues que yo le diese de comer, trataria de aquello. El capitan Rodrigo Niño habia dicho muchas veces que los Oidores le daban un repartimiento que le rentaba más de seis mill pesos, que se llama Achacachi, que era de Joan de Illanes, y que no lo habia querido. Visto esto, y que les daba el aire de Tomás Vazquez y Piedra-hita, questaban en el Cuzco con gente, y las cosas pasadas, acordé de bebella ó vertella (1); y puestos en órden cuatrocientos arcabuces que ya tenia У mi guarda y criados, de inviar á llamallos uno á uno, con que habia entendido el repartir el dia antes, porque habia dado á Joan Velazquez Vela Nuñez un repartimiento, porque era muy pariente del visorey Blasco Nuñez, y le habian cortado una mano en servicio de V. M., y nunca habia deservido, y tambien se casó con una hija del factor Romani. Con esto, ellos habian asegurado y tenian por cierto que salia el repartimiento; y como entraban uno á uno, los metian en una pieza questá junto á mi aposento cabe una huerta, y allí los desarmaban. Y vinieron Diego Lopez de Zúñiga, capitan, y Rodrigo Niño, y Joan Maldonado, ansimismo capitanes, y Lope de Zuazo, alférez general que fue en lo de Francisco Hernandez, y los dos Palomeques, Ꭹ Palomares, y Gonzalo Silvestre, y Blas de Merlo, y el capitan Joan Porcel, y Villafuerte; y recogidos, la guarda de pié y de caballo estaban apercibidas, y dentro de una

(1) Es decir, de componer el asunto ó de romper por todo. TOMO IV.

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