Imágenes de páginas
PDF
EPUB

puesto, dislocado, falseado (1). Un suceso inesperado, acaecido allá en remotas regiones, dió ocasión á que Europa saliese de esta ignorancia.

En la primera mitad del siglo XIII, se levanta en el centro del Asia el poder mogol, que, dividiéndose cual río inmenso en multitud de brazos, inun. da á la vez el Oriente y el Occidente. Ogoday, sucesor de Gengis-Khan, ordena á Batú conquistar las llanuras que se extienden al norte del Caspio y del mar Negro, al tiempo que Batchú marcha contra los reinos cristianos de Armenia y de Georgia y que otro cuerpo de ejército invade el Asia Menor. A la cabeza de 700,000 guerreros, Batú avanza hasta Hungría, amenazando convertir la Europa en vasto desierto. Los príncipes cristianos, viendo sus Estados invadidos ó próximos á serlo, imploran el so

(1) La tradición de los mapas romanos no se perdió por completo entre los clérigos y monjes de la Edad Media; antes bien, las escuelas episcopales y abaciales tuvieron durante mucho tiempo debajo de sus pórticos representaciones figuradas, donde se estudiaban los grandes lineamientos físicos y la situación de las diversas comarcas del mundo. Eginhardo (Vita Caroli, c. 33) cuenta que Carlomagno tenía tres tablas de plata, en una de las que estaba representada Constantinopla; en otra, Roma, y en la tercera, mayor y de trabajo más esmerado, las tres partes del mundo. Después de Carlomagno, se pierde entre los germanos todo rastro de mapas, tomando ahora á su cargo el continuar la tradición romana los árabes, desde Al-Istakri (primera mitad del siglo X) é Ibn-Hokal (segunda mitad del siglo X), cuyos mapas se caracterizan por la regularidad de los contornos, predominando la línea circular, hasta el afamado Edrisí, (mediados del siglo XII) español de alta alcurnia, que se fué á vivir en la corte de Roger,

corro de sus hermanos, y la Iglesia añade á la letanía la deprecación A furore barbarorum libera nos Dómine. De pronto, Batú retrocede camino del Volga, y Gayuk, sucesor de Ogoday, resuelve apoderarse de la Siria, que se repartían los seldyúcidas de Iconium y los Ayubitas de Egipto. Estos eran también enemigos de los Cruzados, y por esta circunstancia, aquella expedición, que al parecer había de consumar la ruina de los Cruzados de la Palestina, hizo, por lo contrario, que cristianos y mogoles, teniendo unos mismos enemigos, se convitieran de adversarios en aliados. Para fomentar esta alianza política y predicarles al mismo tiempo el cris tianismo, Inocencio IV resolvió enviar á los mogoles dos embajadas: una á Batú, que acampaba en

rey de Sicilia, para quien construyó una esfera armilar y un planisferio de plata, que recuerda las tablas de Carlomagno. Volviendo á la Europa Germana, hay que saltar desde Carlomagno hasta los siglos XII y XIII, para hallar las primeras noticias de mapas, no mereciendo el nombre de tales las pequeñas imagines mundi que ilustran algunos manuscritos, como los de Macrobio

y

de Mela. En los expresados siglos, nos encontramos con los mapas anglo-sajones, que Gough ha publicado en su British Topography, 1768. Indicaciones tomadas de Solino, de Orosio y de San Isidoro, tradiciones monásticas de la geografia cristiana y noticias de origen árabe, constituyen todo el material de estos mapas de la escuela inglesa. Su ejecución es por todo extremo tosca. Tal se hallaba la cartografia en los siglos XII y XIII. De este atraso iban á sacarla los viajes al Asia, que inspiraron los mapas generales de los siglos XIV y XV, y el desarrollo de la navegación por el Mediterráneo, que dió motivo á las exactas y minuciosas cartas de marear.

el Volga; otra á Batchú, que se hallaba al Noreste de Persia. Compusieron la primera tres franciscanos, y su cronista fué Juan de Plano Carpino; la segunda, cuatro dominicos, (1) y su cronista fué Nicolás Ascelino. (2) Las dos salieron á un mismo tiempo, el año de 1245, Los dominicos se fueron por mar hasta Palestina; luego, caminaron por Siria, Mesopotamia y Persia, hasta Kharizm, en donde hallaron á Batchú. Los franciscanos tomaron el camino de tierra: atravesaron la Germania, la Hungría y las llanuras sármatas, y después de entregar sus cartas á Batú en el Volga, tuvieron que proseguir su viaje hasta la residencia del Gran Khan, no lejos de Caracorum, gran campo tár. taro, al norte de la Mogolia, casi bajo la misma latitud de París y á los 100 grados de longitud Este. (3) Era la primera vez que el pie de un europeo hollaba aquellas regiones del Asia Central, y por esto la relación de Plano Carpino, que abrió á los pueblos del occidente de Europa aquel nuevo y dilatado horizonte, forma época notable en los fastos de la geografía asiática. Cierto que, en aquel tiempo, las noticias se difundían dentro de un círculo muy pequeño; pero las de que nos ocupa. mos tenían el privilegio de excitar el interés en su

(1) Por el camino se les juntaron Guichard de Cremona y Andrés de Lonjumel.

(2) D'Avezac, Notices sur les anciens voyages de Tartarie (Mem. de la Soc. de Geog. de París, t. IV, págs. 464 y sig.)

(3) Abel Remusat, Memoires sur les relations polit. des princes chret. avec les empereurs mongols, p. 5. 1822.

mo grado, y así, las copias de los relatos se propa. gaban de claustro en claustro; los monjes en sus pláticas hablaban gustosos á los fieles de hechos tan honrosos para su Orden; el pueblo, entonces como hoy, prestaba oido atento á aquellas leyendas maravillosas de pueblos desconocidos, y de es ta suerte, no sólo los clérigos, es decir, los literatos del tiempo, sino también las masas se familiariza

ban poco á poco con las novedades que se contaban del lejano Oriente.

Otras dos embajadas se enviaron, y esta vez por el santo rey Luis IX de Francia, al Gran Khan: la de Fray Andrea, 1247, cuya relación se ha perdido, y la del franciscano Ruysbroek, el cual nombre fué latinizado al uso del tiempo en Rubruquis, 1253, que siguió desde el Volga el mismo camino que Plano Carpino, sin que diera, de las comarcas que recorrió, detalles más extensos.

De esta suerte, á impulsos del proselitismo religioso, se inicia la era de las exploraciones geo. gráficas. Mas lo que el proselitismo religioso comenzó, lo continuó en mayor escala el interés mercantil. Su principal representante es Marco Polo.

Satisfechos Nicolao y Mateo Conti, nobles venecianos, de las ganancias que habían obtenido en un viaje á los dominios de los mogoles, desde el Volga á Karakorum, (1) é impuestos en su lengua y costumbres, decidieron emprender un segundo

(1) Hacia el año 1250, Nicolao y Mateo Conti pasaron á Constantinopla, cuyo comercio monopolizaba Venecia desde la

viaje, en el que les acompañó el hijo de Nicolao, Marco Polo, cuya imaginación inflamaban las relaciones de su padre y de su tío. Partieron nuestros viajeros en 1271, y recorrieron el Asia Occidental muy despacio, lo que permitió al joven Marco estudiar á su sabor el país que atravesaban, los habitantes y las producciones. Estuvieron en Badakchan; de aquí pasaron á Kothan; atravesaron luego el dilatado desierto de Cobi, hasta Tangut, desde donde se dirigieron ya á la residencia del Gran Khan. Así que Cubilay tuvo noticia de la llegada de los viajeros envió oficiales á esperarlos, y los recibió con gran distinción, en particular al joven Marco, á quien quiso atraerse confiándole uno de los más altos empleos de su corte.

Marco Polo correspondió á la munificencia de

fundación del Imperio Latino, en la cuarta cruzada. Después que hubieron colocado sus mercancías, compraron un rico surtido de joyas, y por Tana, establecimiento veneciano, cerca de las bocas del Don, se encaminaron á Bolgari, sobre el Volga, residencia habitual de Barkah, jefe de los tártaros occidentales, apasionados por los productos de la orfebrería griega. Antes de que los dos hermanos, que realizaron cuantiosas ganancias, dejasen á Bolgari, estalló entre Barkah y su pariente Hulagú enconada guerra, que les cerró el camino de Tana y les hizo dar al regreso un gran rodeo hacia el Éste, yéndose por el norte del mar Caspio y del lago Aral á la gran ciudad de Bocara. Tres años les detuvo aquí el comercio, y transcurridos que fueron, les picó la curiosidad por visitar á Cubilay, Gran Khan de los mogoles, que los recibió con mucho agrado y, cuando determinaron volverse, les hizo acompañar por uno de sus oficiales, que murió en el camino, entrando los dos venecianos en su pátria el año de 1269.

« AnteriorContinuar »