Imágenes de páginas
PDF
EPUB

BATALLA DE MENDIGORRIA.- -SITUACION DE AMBOS EJERCITOS.--ARENGA DE

CORDOVA.

1

VIII.

Los bien combinados movimientos de Córdova, le pusieron en situacion tan favorable, que ora presentase la batalla, ora la admitiese ó rehusase, podia obrar con libertad y desembarazo, ventaja inapreciable en aquella guerra, y á que debió las más de las victorias el ejército carlista. Brindóle su contrario con el combate, y no siendo Córdova de los que le esquivaban, pasó sin vacilar el Arga por el puente de Lárraga, y llevó su cuartel general á Artajona, resuelto á franquear el paso que le impedia el carlista. Esto no obstante, conoció que habia peligro, y no quiso echar solo sobre sí la responsabilidad de tamaña empresa. Reunió en su alojamiento á Oráa, Lopez y Gurrea, y á las observaciones de Córdova, contestaron acordes que «las tropas, indignadas de qué se las hubiese culpado tan gratuitamente de las desgracias ocurridas en la guerra, deseaban lavar su reputacion mancillada, y abatir con su com portamiento en la batalla, los fueros de la calumnia, y que no existia motivo alguno para dudar de su ardimiento y denuedo.» Satisfizo á Córdova esta esplicacion, y propuso luego si seria conveniente atacar al enemigo en las posiciones que ocupaba. En esto no hubo tanta armonía de pareceres; pero Córdova adoptó el de Oráa, que se fundaba en poderosas razones para no abandonar los campos de Mendigorría, donde, si los carlistas cometian la imprudencia de provocar el combate desde sus posiciones, teniendo el rio á la espalda, el triunfo era más que probable.

Córdova, más confiado entonces, obró.

Moreno habia colocado su cuartel general en Mendigorría, donde se alojó don Cárlos con el cuartel real, y sus tropas en las posiciones inmediatas que ocupaban unas á otras toda la estension desde la izquierda del Arga por el camino bajo de Lárraga y cerro de la Corona, hasta cerca de la confluencia del camino de Obanos con la carretera de Puente la Reina. A la derecha del rio estaba la division alavesa, que es la señalada en el croquis con el número 1, (1) á fin de observar y proteger en su caso la retirada de las demás fuerzas.

La línea de batalla carlista tenia defendida su derecha por el rio; su izquierda lo estaba por la misma escabrosidad del terreno.

(1) Véase el croquis de la batalla de Mendigorria.

El plan estaba bien concebido: el general, que quiso demostrar sus talentos militares dando una batalla con soldados que, si bien valientes, estaban más acostumbrados á escaramuzas y acciones de guerrillas, presentó una línea sostenida por otra de batallones en columna cerrada, y colocados de tal suerte, que, ya los unos prontos á avanzar por los huecos de los batallones en línea, ya los otros pudiendo servir de apoyo para la reaccion de un batallon disperso, todos se hallaban en disposicion de proteger con provecho y utilidad la línea de batalla. La caballería tenia tambien colocacion oportuna para acudir á donde la necesidad la reclamase.

Esta situación de las tropas, era, sin embargo, demasiado atrevida, porque caso de retirada, no podia tener lugar más que por el puente de Mendigorría y los vados del Arga; y para pelear con un rio á la espalda como hizo Napoleon en Essling y Wagram, era preciso su genio, aun cuando el rio no fuera tan caudaloso como el Danubio,

Se ha censurado con razon á Moreno el dejar el rio á su espalda con tanta confianza; y esta circunstancia, que sin duda es una falta, pues nunca debe un general, por más confiado que esté del éxito, dejar de asegurar su retirada, no dejó de tenerla en cuenta el jefe carlista, que se propuso sin duda obligar por este medio á que se batieran sus soldados con toda decision, mostrar al enemigo su seguridad, y dar en fin una batalla decisiva que le franquease el paso del Ebro y la entrada en Castilla con un ejército victorioso que llevase á don Carlos á Madrid.

Moreno lo disponia todo con entusiasmo inequívoco, con voluntad enérgica, con fé patriótica. Decia á un amigo suyo pocos dias antes de la accion. «Mi enemigo es Córdova, y esto no me importa, porque es general improvisado; y por cierto que si tiene ahora tanta fortuna como el 7 de julio en Madrid, pobre causa de los negros; está bien parada..... Por eso tengo deseos de una batalla, pero verdadera batalla, que asegure el triunfo de nuestro amado soberano; y si los que por envidia me hacen la guerra no me destruyen mis proyectos, yo enseñaré á Córdova que es tan torpe militar como diplomático.»>

No lo fué á pesar de este pronóstico. En la madrugada del 16, atronada por el toque general de diana, repetido por aquellas montañas, hizo un reconocimiento con la brigada de vanguardia al mando de Gurrea, que fué la primera que tomó posicion, y la primera tambien que cambió sus tiros con las guerrillas carlistas (1).

Córdova vió que el enemigo le esperaba, y el jóven caudillo liberal aceptó sin vacilar el reto. Forma sobre la marcha el plan de batalla y

(1) La línea de las guerrillas carlistas está anotada con el núm. 13.

manda que Espartero, que se hallaba en Lárraga, se situe en la izquierda del rio (1), cubriendo el camino del dicho punto, formando así la izquierda de la línea que debia acometer las posiciones del cerro de la Corona, y facilitándole la conduccion de la artillería.

La brigada de don Santiago Mendez Vigo, ocupó el centro de la línea con el cuartel general (2), dominando, merced á dos favorables posiciones, el camino de Artajona.

Gurrea formó el ala derecha (3), y tanto por la colocacion de sus columnas, como por su posicion en la cresta de una altura inmediata al estremo de la izquierda de la línea carlista, parecia dispuesto á envolverla ó á apoderarse de la carretera de Puente la Reina y acometer por la espalda.

Don Froilan Mendez Vigo (4) observaba con su brigada para atacar á la de Eraso, situada en Obanos, y un batallon en Artajona custodiaba los bagajes del ejército, el hospital de sangre y los caballos de los oficiales de infantería.

Lopez, con su caballería (5), ocupaba un camino ventajoso entre los caminos de Lárraga y Artajona.

La batería rodada ocupó el sitio marcado con el núm. 11 al principio de la accion, y al fin de ella pasó al 12.

En tal posicion ambos ejércitos, la mitad del dia fué la señal del combate.

A las doce avanzó toda la línea de Córdova, que desanimada antes, se ostentaba ahora ávida de gloria y de pelear. El carlista entusiasmado en alto grado no se mostraba menos ardiente; así que la resistencia fué tan decidida como el ataque; pero por culpa del jefe no se obró, y cansados de resistir los soldados, cedian. Espartero, al frente de sus tropas embistió el cerro de la Corona, del que se apoderó Tello con la mayor serenidad y valentía, y no el baron del Solar, como se ha supuesto (6).

(1) Véanse los números 3 y 4.

(2) Números 5 y 6.

(3) Números 7 y 8.

(4) Número 9.

(5) Número 10.

(6) Este jefe que entonces era brigadier, mandaba la 2. division de Espartero y en el ataque que dió este general no se hallaba á su cabeza: no correspondia tampoco á la division de Tello; y cuando éste se apoderó de la altura se le presentó á pié diciéndo le habian muerto el caballo á lo que le contestó que lo sentia mucho y le ofreció uno suyo que no aceptó. Cuando Tello, se posesionó del pueblo sc le presentó otra vez con la misma arenga, y recibió la misma contestacion. «Aquella noche, añade el general Tello, se fué á Puente la Reina, donde halló al general en jefe, y le forjó una historia en provecho suyo, que creida por éste y en la precipitacion del parte que daba al gobierno le recomendó á éste, diciendo que el baron del Solar tomando la altura de la Corona se habia cubierto de laureles. El gobierno bien informado de

Se hace resonar el nombre de Isabel en lo más alto de aquella formidable posicion, y Gurrea atacó el ala izquierda con tanta bravura y bizarría, que bien pronto brillaron las bayonetas de los soldados de la reina en la eminencia de los cerros, ocupados antes por los de don Cárlos.

Las divisiones del centro, dirigidas por Córdova, acometieron no menos impetuosamente, y si bien hallaron más obstinada resistencia, y necesitaron emplear mayores esfuerzos, el éxito fué el mismo: los carlistas fueron sucesivamente arrojados de unos puestos en que poco antes se ostentaban ufanos.

Obtenida esta ventaja, prosiguen los soldados de Córdova avanzando, y los mismos carlistas que tantas veces habian hecho frente á sus contrarios, tan valientes sin disputa, ceden ahora con el mayor desórden. Dando unos jefes la órden de replegarse, ocupan unos el puente, agólpase á él la multitud, corren todos á guarecerse en la reserva, y huyendo despavoridos de las bayonetas de los defensores de la reina, atraviesan el rio por diferentes puntos. los que hallan obstruido el puente, y hallan no pocos la muerte donde buscaron su salvacion. Este desastre fué consecuencia de dejar el rio á la espalda. Un momento antes, Moreno, conociendo la crítica situacion de don Cárlos, acudió con los batallones 2.o y 3.o de Alava, que estaban en observacion, como dijimos, y tomó una altura que se halla al frente de dicho pueblo, en la cual pudo contener al enemigo por espacio de una media hora, que don Carlos aprovechó para pasar el puente con gran riesgo.

Ocupado Mendigorría por las tropas de la reina, intentaron éstas varias veces forzar el puente, defendido por Villarreal con bizarría, hasta que tuvo que retirarse por habérsele acabado las municiones.

Entonces fué cuando Espartero, á la cabeza de un batallon, acomete á la bayoneta á los bravos defensores de aquella comunicacion, y los derrota y persigue una media legua hasta Cirauqui, recibiendo su caballo dos balazos (1).

El centro de la línea aclamaba al mismo tiempo á Isabel II en las calles de Mendigorría, y Gurrea hizo más completa con su ala derecha la dispersion de los carlistas, obligando á muchos á lanzarse al Arga.

Ardiendo en ira Moreno, y corriendo de un lado para otro, procura

todo, dijo al general en jese que propusiese para mariscales á mí, en primer lugar, y å los brigadieres Meer y Oraȧ, y más adelante se ascenderia al baron del Solar. El general en jefe creyó recibir un desaire, originándose un conflicto entre él y el ministro de Guerra, hasta que por fin, habiendo sido este reemplazado, se hicieron las cuatro promociones quedando todos contentos. Todo lo dicho pueden atestiguarlo cuantos jefes y oficiales existan en el dia de los que se hallaron en aquella batalla.»

(1) Por esta accion obtuvo Espartero la gran cruz de Isabel la Católica.

rehacer sus dispersas huestes y dar la cara al abrigo de la reserva. Ocupa con ellas las elevadas posiciones de Cirauqui, Mañeru y Lorca; pero las fuerzan sin detenerse los liberales, y de nuevo triunfan, desordenanya completamente á los carlistas, perseguidos sin encono.

do

Sin embargo de este resultado, las tropas de Moreno, particularmente las de su centro, mandadas por el siempre intrépido Villarreal, se defendieron con brio; pero fué mayor el empuje del 1.o y 4.o regimiento de granaderos de la Guardia, mandados por don Evaristo San Miguel, que tuvieron la gloria de vencer tanta resistencia y la aspereza del terreno, triunfando á costa de mucha sangre. Solo esta brigada perdió la mitad de la gente que costó al ejército aquella victoria. Este ataque tan distinguido fué sostenido por dos batallones del Príncipe.

Un piquete de lanceros carlistas, mandado salir oportunamente entre las viñas, detuvo valerosamente el combate por algun tiempo, hasta que Córdova les mandó cargar por sus ayudantes de campo y otros oficiales, en número de diez á doce.

El baron de Meer, Tello, Bernuy, Rivero, Mendez Vigo, Correa, ayudante de Tello, Montenegro, Buerens, Oráa, Barreiros y otros, fueron mencionados por Córdova en su parte al gobierno, además de los jefes de brigadas y divisiones, de la manera más honrosa (1).

Los carlistas tuvieron cerca de dos mil bajas entre muertos, heridos, prisioneros y pasados, y costó unas mil al ejército liberal el vencimiento. La lucha fué reñida y porfiada. Se ganaron á la bayoneta las posiciones más importantes, y jefes y soldados solo pensaron en vencer sin reparar en el peligro, que tanto despreciaba su jefe.

Despues de esta batalla memorable, arengó así Córdova á sus tropas.

Compañeros: mi corazon, entregado al júbilo más puro, se congratula en tributaros á nombre de S. M. y de la patria, los sentimientos de admiracion y gratitud que merece vuestra conducta y últimas hazañas.

El 16 de julio será el más glorioso recuerdo de esta terrible y penosa guerra: con él se han afianzado el trono de nuestra inocente reina y las instituciones de un pueblo digno de la libertad que ellas le aseguran: él ha restablecido el lustre de nuestras armas y el antiguo crédito del ejér cito español: él ha confundido, finalmente, la jactancia y el orgullo de los enemigos de la patria, que, confiados en tantas ventajas locales, han probado que la fuga era el solo medio de sustraerse á vuestro noble ardimiento. Yo contaba con él, y os lo aseguro, compañeros, vuestra conducta no me ha sorprendido.

(1) Narvaez fué gravemente herido en la cabeza marchando à la de su regimiento, el de la Princesa, arrollando á sus contrarios: y creyéndole muerto sus soldados, ya no hay bola, dijeron algunos, aludiendo al empeño que siempre tenia porque diesen bola á la cartuchera, bola, y más bola, contestó Narvaez.

TOMO II.

24

« AnteriorContinuar »