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recha, que estaban comprometidas: renovó el ataque el carlista con la caballería; pero la hizo frente y rechazó un escuadron de lanceros, y tenáz el enemigo volvió á la carga sobre el mismo punto con infantería y el grueso de su caballería; y aunque algunas compañías liberales de la altura no tenian cartuchos y habia algun desórden, estaba allí cerca la caballería mandada por el bravo Leon, que ni oia las balas ni conocia el peligro, estimuló con su ejemplo y su voz, cayeron, sobre el frente y flanco de los carlistas, les arrollaron y decidieron de la suerte de la batalla por aquella parte (1).

El fuego continuaba mientras tanto en todos los puntos de la línea, jugando la artillería rodada junto al camino real con buen acierto, hasta que los carlistas fueron cediendo poco á poco el valle, que fué el campo de batalla, abandonado totalmente á las cuatro de la tarde. Los liberales quedaron en posicion hasta las ocho de la noche.

Estos obtuvieron el triunfo á costa de 138 heridos y 19 muertos; siendo poco mayor la de los vencidos que contaron además 40 prisioneros, pérdidas de caballos, armas y efectos militares.

Los vencedores que habian estado todo el dia sin comer, recibieron media racion de vino y una de bacalao, sin pan, porque no le habia.

No pudiendo permanecer Aldama en aquel puesto, aun triunfante, porque sobre estar fatigada la tropa carecia de víveres y municiones, reunió los heridos y enfermos, como pudo, y á las doce de la noche tomó el camino de Lezagurría, siguiendo los heridos á Viana. Así se vió por las escaseces que se sufrian, y por la clase de guerra tan especial, tener que retirarse amparados por la oscuridad los que en pleno dia consiguieron una evidente victoria, y cuerda y entendida fué la marcha de noche por lo espuesta de dia, teniendo que atender á los heridos que siempre embarazaban, máxime conduciendo á algunos en escaleras.

Córdova, en vez de ir á saludar á los que acaban de vencer, envió un ayudante para que se trasladaran á Viana, como lo hicieron, alojándose en seguida.

Tarragual se presentó el 3 en el Puente de Ororbia, apoderándose del pueblo de este nombre, á una legua de Pamplona, á pesar de la resistencia que le opusieron, evacuándole despues de bregar porfiadamente con la guarnicion de aquella plaza. Ororbia no tuvo que lamentar la menor exaccion de los carlistas.

(1) Leon tuvo dos caballos muertos y uno herido, y su vida peligró más de una vez. Con solo 72 caballos, (*) contuvo en una de las diferentes cargas que dió, una columna enemiga de considerables fuerzas.

(*) VIDA DE DON D. LEON, por Sanguinetti.

Desde Vitoria se hizo una salida en esta misma tarde por el coronel de Málaga, sosteniendo una accion en Gamarra, con alguna pérdida por ambas partes.

Cuatro dias despues, sorprendió Manolin junto á Oñate un correo estraordinario de Madrid, apoderándose del oficial y 16 hombres que componian la escolta.

Los mismos paisanos del pueblo hicieron fuego á los liberales desde las paredes de un convento de monjas, por lo que fueron despues castigados severamente.

El general en jefe, que desde Viana marchó el 3 á Logroño, estableció el cuartel general en Haro, y el 7 se trasladó á Miranda, para sin separarse de la base del Ebro atender á la espedicion enviada á Bilbao.

Villarreal con Sopelana y la caballería alavesa, se hallaba en Mendivil y Ulivarri; don Cárlos en Arraiz el 8 y el 9 en Salvatierra, de donde salió para Berrueza, en cuyo valle y la Solana se reconcentraban todas las fuerzas navarras, á la vez que en Oñate se montaban algunas piezas. de artillería; emprendiendo luego un decidido movimiento para atacar á Ezpeleta á su salida de Bilbao.

Cuevillas en tanto permanecia en Arciniega.

El 5 en Vitoria y el 10 en Burgos tuvieron lugar actos de indisciplina, promovida por algunos sargentos y paisanos, pero fueron comprimidos y castigados con las severas penas de la ordenanza.

MAROTO AL FRENTE DE LA DIVISION VIZCAINA.

XIII.

Los carlistas trataron de recuperar lo perdido en Mendigorría y aprovecharse de la escision de los liberales que, consagrados á hacerse fuertes contra el gobierno, y desorganizando con la independencia de sus juntas la administracion pública, abandonaban el principal objeto olvidando la guerra, al comun enemigo. Los sediciosos gritos de las ciudades alzadas llegaron necesariamente al campamento de don Cárlos, que comprendió no podia ofrecérsele ocasion mejor para obtener ventajas positivas, y una reconocida preponderancia sobre sus contrarios. Pero tambien entre los carlistas-eran igualmente españoles,tomaron consistencia las escisiones, y se empezaron á romper ostensiblemente los vínculos que antes les unieran, y que habian, andando el tiempo, de causar su ruina.

Maroto, levantado el sitio de Bilbao, siguió con Eraso, hasta que á pocos dias, y queriendo alejarle Moreno, le escribió diciéndole que don Cárlos habia preguntado por él. Ofendido aquel, decidióse á retirarse

á Francia, para no volverse á acordar de don Cárlos, de quien se creia desairado; pero cediendo a las instancias de algunos amigos, marchó á verle. El príncipe le recibió sin estrañeza, mas esquivó entrar en conversacion sobre la última entrevista en que le confirió el mando del ejército, y procurando Maroto inspirar confianza á don Cárlos, se desentendió de lo que en su interior sufria y se venció á sí mismo.

Continuó en la córte con Eguía, que se presentó por este tiempo en el campo carlista; reanudó con él antiguas amistades, y marcharon juntos, haciendo un papel bastante ridículo, segun manifiesta el mismo Maroto, pues hubo dia en que hasta los alojamientos les faltaron por rivalidades de Moreno, Villavicencio y el aposentador del cuartel general.

Cansado Maroto de formar parte de los muchos ociosos que acompañaban aquella córte errante, á los cuales daban con fundamento en los pueblos el epíteto de ojalateros (1), le manifestó un dia á don Cárlos su disgusto por esta inaccion y el deseo que tenia de serle útil trabajando en favor de su causa, ó retirándose sino de las Provincias. El resultado fué su nombramiento de comandante general de las fuerzas y señorío de Vizcaya, cuyo destino se hallaba vacante por la prision de Valde-espina y Zabala y la separacion de La Torre, que últimamente le desempeñó.

Visitó á Moreno, y marchó á su destino. Al frente de las fuerzas de Vizcaya vió que tenian todo el valor, disposicion y entusiasmo que se requiere para la fatiga, y en breve completó su organizacion y disciplina, ayudándole la diputacion foral, que se prestó á todos sus pedidos.

Sin detenerse avanzó contra Bilbao, cayó sobre la ria, cortó la comunicacion por un puente de madera construido en muy pocas horas, y procuró impedir las de la plaza por la parte de tierra, haciendo al efecto cortaduras y trincheras.

Desembarcaban al mismo tiempo en Portugalete las primeras fuerzas inglesas enviadas en apoyo de la reina y de los derechos de la nacion, y se estacionaron á la vista del 7.0 batallon vizcaino, que mandaba Andechaga, con el que sostuvieron sérias escaramuzas de dudoso éxito.

El bloque de Bilbao se iba estrechando y llegando á verse cortadas las comunicaciones de los cónsules inglés y francés con los buques de la ria y los que cruzaban por la costa, reclamaron seriamente, y apelaron por fin á la fuerza presentándose á vencer el paso del Nervion, consiguiendo únicamente perder algunos hombres, cayendo uno en poder

(1) Ya demostraremos más adelante el origen de esta palabra, que tanta importancia llegó a adquirir.

de los carlistas, devuelto por Maroto en vez de fusilarle en cumplimiento de las terminantes órdenes de don Cárlos.

No fué menos generoso este jefe con el cónsul de Francia, cuando sin tener en cuenta graves contestaciones, le facilitó los víveres que le pidió y de que carecia la ciudad.

PROYECTOS DE MAROTO.

RIVALIDAD ENTRE ÉL Y MORENO.

XIV.

El bloqueo de Bilbao iba ya haciéndose un sitio formal, llegando á colocarse un destacamento en el alto de Mira villa, que tiroteaba á las pobres verduleras de la plaza, é hirió á una niña y á un soldado que á la sazon pasaban. Maroto abrigaba lisonjeras esperanzas acerca de la villa. Estimulábanle además ciertos sentimientos de rivalidad: habia censurado los trabajos de Zumalacarregui, Eraso y Moreno, y se proponia demostrar mayor pericia que ellos en el sitio de una plaza.

Confiando en que Moreno detendria á Espartero en el caso probable de que acudiera éste en auxilio de la invicta capital de Vizcaya, resolvióse á obrar, y pidió á don Cárlos artillería y cuatro batallones más que se hallaban donde no creia hiciesen falta.

Moreno, con mal disimulada envidia, torció el ánimo de don Cárlos, y en vez de aumentar las fuerzas del jefe de Vizcaya, dispuso se disminuyesen, mandando un batallon á la línea de San Sebastian (1). Es verdad que la guarnicion de esta plaza, segun lo participaba a Maroto desde Urnieta el 28 de agosto el comandante general carlista don Miguel Gomez, hacia tres dias entonces que estaba amenazando una salida resuelta, para la cual estaba prevenida la legion inglesa. En la tarde

(1) El oficio comunicándole esta determinacion evidencia la ojeriza que le tenia Moreno. Dice así:

>>Su Magestad ha visto con desagrado la falta de cumplimiento á la soberana disposicion que comuniqué à V. E. en 24 del mes pasado para que la division de Guipúzcoa fuese reforzada con un batallon de su mando, habiendo V. E. padecido una equivocacion respecto á creer, que las fuerzas enemigas reunidas en San Sebastian no tratarian de hacer salidas contra las estacionadas sobre aquel punto en su observacion, pues segun V. E. habrá sabido ya, realizaron una en bastante número, la que felizmente fué rechazada vigorosamente por los valientes batallones guipuzcoanos.-El triunfo conseguido en esta accion, ha hecho que en parte no sea necesario por ahora poner en ejecucion la referida determinacion, que debió obedecerse y cumplimentarse inmediatamente, y por lo mismo suspenderá V. E., sin que esto obste para que, poniéndose de acuerdo con el comandante general de Guipúzcoa, pueda éste recibir la cooperacion de sus fuerzas en los casos y circunstancias que le tengo prevenido.-Dios etc. Cuartel general de Piedramillera, 4 de setiembre de 1835.-Vicente Gonzalez Moreno.-Escelentísimo señor comandante general de Vizcaya.»-(Es copia del original).

del 27 salieron dos columnas, dirigiéndose una por la parte de Alza á Astigarraga, quedando la otra á corta distancia del campo de San Francisco, protegiendo á la primera que no pasó de los montes de Amezagaña, desde cuyo punto volvió á la plaza sin haber hecho fuego. Aquella noche se embarcaron algunas compañías inglesas con la mayor reserva, sin que Gomez supiera su direccion fijamente.

Ezpeleta, desde Miranda, avisa en tanto á Córdova el peligro en que se hallaba Bilbao, y le pidió el refuerzo de una brigada para marchar á su socorro. Envia Córdova á Espartero con su division, y ofrece ir él mismo á sostenerle y á mandar una espedicion que consideraba difícil y arriesgada. A poco partió á Miranda, y ya habian marchado aquellos generales; saliendo tambien á su escitacion de San Sebastian LacyEvans á dar el mismo socorro.

Las fuerzas auxiliares de Bilbao no encontraron el obstáculo que se aguardaba en las de Moreno. Maroto no podia contrarestarlas, pues tenia que atender además á las de la plaza y á las de Portugalete, y se retiró sobre Villaro y otros pueblos á un flanco de la direccion de Espartero.

Moreno llegó á Durango, á donde convocó á los batallones vizcainos. Obedeció su jefe y mediaron sérias contestaciones, oponiéndose Maroto á continuar á las órdenes de su rival. Comunicado así á don Cárlos, mandó se manifestase por escrito, y lo hizo así Maroto en la notable esposicion que ponemos por nota, ahorrándonos reproducir las contestaciones de que hemos hecho mérito, y cuyos originales obran en nuestro poder (1).

(1) Comandancia general del ejército de Vizcaya.-Excmo. Sr.: Consecuente siempre con los impulsos de mi corazon, nunca he deseado otra cosa que lo mejor en obsequio de mi soberano, todo por él y solo para él.

Tengo la dulce satisfaccion de haber sido uno de los primeros que se decidieron á sostener sus sagrados derechos al trono de las Españas, y nada ha podido afligir mi espíritu hasta el presente. Rigorosa prision, amenazado á sufrir una muerte afrentosa; el abandono de mis tiernos cuatro hijos, y la pérdida de considerables intereses, todo, todo me ha parecido poco para contribuir al sosten de la justa causa que los buenos españoles están comprometidos; más Excmo. señor, el desaire, la indiferencia ó el desprecio de tan marcadas circunstancias es lo que no puede superar mi corazon. La reconvencion que estampa el papel que en copia número 1.° incluyo á V. E., me demuestra que no sirvo á gusto del monarca. La falta de cumplimiento à la órden que comprende, fué por su mejor servicio, como demostraré. El dia 24 me puse sobre la línea de Bilbao con solo seis batallones, y dicha órd n para remitir uno de estos á las del comandante general de Guipúzcoa se estendió en la misma fecha. Cuando yo la recibí estaban comprometidas las de S. M. sobre Bilbao, al mismo tiempo que no dudaba ni podia dudar una cabeza bien organizada, que con oprimir dicha plaza se llamaba más oportunamente la atencion que pudiera haber en San Sebastian, como así sucedió, y por consiguiente que las atenciones que aquel comandante general la pudieron haber motivado, desaparecieron. Sírvase V. E. leer y meditar con la imparcialidad y recto juicio que le caracteriza, la adjunta copia número 2.° y se convencerà del fundamento legal de mis reflexiones. Por consiguiente,

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