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En tanto que don Cárlos resolvia sobre la esposicion de Maroto, obedeciendo éste las órdenes de Moreno, se situó aquella noche en puntos en que podia ser derrotado por Espartero á su regreso de Bilbao, operacion que previó Córdova.

Sabíase en el campo carlista la salida del jefe liberal de la plaza, y Maroto pudo suponer entonces que Moreno trataba de desacreditarle, dejándole comprometido en aquella posicion solo con las fuerzas vizcainas. No esperando auxilio, procuró apoderarse de sitios ventajosos, segun la direccion que creyó llevaria Espartero.

Realizado por éste y Ezpeleta el fin que les prescribiera el general en jefe, no podian permanecer inactivos en un estremo de la línea, habiendo quedado algunos puntos mal protegidos, y como con la entrada en Bilbao de la legion inglesa se aseguraba más la defensa de la plaza, dispuso Ezpeleta que las tropas de su inmediato mando y las de Espartero, regresaran á los puntos que antes habian ocupado.

Escelentísimo señor, yo estimo como injuriosa la áspera reconvencion del general Moreno. No es el rey, mi señor, quien la ha dictado, no; es la emulacion y personales resentimientos. El general Moreno no podrá olvidar que en Portugal pude contrariar sus miras de conducir al monarca á una muerte cierta, ó cuando menos á que cayese en poder de sus enemigos; y en las presentes circunstancias, apoyado en el mando para que S. R. M. le ha preferido, procura hacerle formar conceptos contrarios á la razon y á la justicia; y yo, Excmo. señor, no puedo sucumbir à tal maquinacion con fria indiferencia. Seria altamente delincuente si sofocase mis justos sentimientos. No puedo continuar sirviendo á las ódenes del general Moreno sin comprometer mi honor, y éste, Excmo. señor, me es mucho más apreciable que la vida.

El general Maroto, despues de cuarenta años de nobles y leales servicios, se decidió por la justa causa del señor don Carlos V, ya por principios como por convencimiento, despreciando los destinos y ofrecimientos particulares hechos por el gobierno contrario: cuando últimamente el general Moreno se fugó de Sevilla, fué temeroso de la persecucion indispensable á que habia dado lugar su comportamiento en la época de su mando como gobernador en Málaga, siendo detestado por todos en general. Españoles liberales y realistas lo miran con horror, y la causa del rey nuestro señor ganará muy poco con el mando de dicho general; y esta verdad la demostrará el tiempo, si al presente no se siente ya. Vuelvo de nuevo à manifestar á V. E. no puedo continuar en el servicio à las órdenes de dicho jefe, y por lo tanto ruego á V. E. manifieste al rey, mi señor, esta mi decision para que se digne exonerarme del encargo de comandante general interino de Vizcaya, y para que se me conceda su real permiso para retirarme á Francia, á donde siempre estaré sujeto ȧ su soberana voluntad como un vasallo fiel y agradecido á las bondades de su rey; pero que no pudiendo serle útil à pesar de sus nobles deseos, procure escusarse de nuevos compromisos que le hagan incurrir en su real desagrado.

Dios guarde á V. E. muchos años. Cuartel general en el camino real de Durango, 10 de setiembre de 1835.-Excmo. Sr.- Rafael Maroto.-Excmo. Sr. secretario de Estado y del despacho de la Guerra.

Томо м.

26

ACCION DE ARRIGORRIAGA Y PASO DEL PUENTE DE BOLUETA.

XV.

A los cuatro mil seiscientos ocho hombres de fuerza útil para operar que contaba la division de Vizcaya (1), se agregaron al fin algunos batallones para poder impedir con todos el regreso de Espartero á Bilbao. Desde el primer movimiento de éste cambió Maroto de posiciones, y pidió á Moreno auxilios y órdenes: dió aquellos, y en cuanto á estas, repitióle lo que antes le dijera, que no las daba sino al frente del enemigo.

Moreno colocó en Arrigorriaga dos escuadrones al mando del coronel Real, y dos batallones navarros. Los jefes de estas fuerzas se presentaron el 10 á Maroto, pidiendo órdenes que no habian recibido de Moreno, sabiendo positivamente que Espartero saldria de Bilbao al amanecer del siguiente dia. Dióles Maroto colocacion oportuna y aguardó al jefe liberal, que no se hizo esperar mucho tiempo, marchando tan rápidamente sus tropas, que obligó á Maroto á pasar al otro lado del rio, poniéndole en tal aprieto á pesar de sus anticipadas prevenciones, que una de las compañías de tiradores que sostenian la retirada, tuvo que seguir á paso doble por el camino real, no pudiendo atravesar el puente, teniendo el mismo Maroto que arrojarse al vado por no quedar en poder de la guerrilla de caballería, mandada por Zabala. La caballería carlista se retiró, cruzó la montaña, y haciendo un largo rodeo fu á unirse á Moreno, é hizo luego suma falta.

Pronunciado el movimiento liberal en la mañana del 11, guia Espartero la vanguardia, dirige Ezpeleta el centro, y cubre Evans la retaguardia con sus ingleses, los cuales habian de regresar á Bilbao desde San Miguel de Basauri. El intrépido Espartero arrolla al enemigo en los diferentes choques que empeña, y persiguiendo con tanto ardor como firmeza, penetra con grandes dificultades en el pueblo de Arrigorriaga, y se apodera del fuerte que domina allí las agitadas corrientes del Nervion, haciendo algunos prisioneros. Supo por estos que don Cárlos con grandes fuerzas marchaba desde Durango hácia Bilbao, ignorando el movimiento operado por las tropas de la reina; y el carlista, al decir de los prisioneros, debia hallarse en aquellos momentos sobre el camino de Durango, al otro lado de las alturas de Arrigorriaga. Esta noticia fué un rayo de luz que hizo concebir á Espartero la posibilidad

(1) Véase documento número 20.

de oprimir á los carlistas con un ataque de frente y flanco. El podia, en efecto, ocupar con su division las mencionadas alturas de Arrigorriaga, y marchando las fuerzas de Ezpeleta y Evans por el camino real de San Miguel de Basauri, colocarian á don Cárlos en una situacion más crítica. Participó esta idea al general Ezpeleta, quien á su vez la consultó con Evans y Alava; pero la opinion de estos fué contraria á la de Espartero, fundándose para combatirla en que las fuerzas inglesas no tenian aun aquel grado de organizacion, disciplina y esperiencia que se necesitaban para llevar á feliz cima un combate porfiado y peligroso. Adoptóse, por consiguiente, una determinacion opuesta, y se mandó emprender un movimiento retrógrado sobre Bilbao.

Se ejecutó casi á presencia del enemigo esta operacion arriesgada; los cuerpos de Ezpeleta y Evans siguieron la carretera de San Miguel de Basauri y llegaron á Bilbao, habiendo empeñado un ataque con varios destacamentos carlistas que introdujeron no poco desórden en las filas liberales. Pero Espartero ocupaba en aquellos instantes el punto de mayor peligro; cubria ahora la retaguardia, y esperaba recibir sobre sí todo el ejército carlista, que avanzó rápidamente desde el camino de Durango y pretendió envolver la retaguardia liberal; asi que efectuó la retirada por escalones con mucho órden y firmeza.

Desigual el combate, la serena intrepidez del general isabelino conuvo los progresos del carlista, y disputó el terreno palmo á palmo. Defendíase con esta tenacidad en la creencia de que Ezpeleta y Evans protegerian su espalda; más cuando llegó á la altura de Ollargan ocupada por el último escalon, observó que aquellas divisiones no ocupaban los puestos donde las suponia; y no pudiendo persuadirse de que le hubieran dejado en una situacion tan crítica, juzgó que estarian ocultas por una revuelta ó recodo que forma el camino real cerca del puente de Bolueta. Pronto, se desvaneció, sin embargo, esta lisonjera esperanza. Las fuerzas de Ezpeleta y Evans se hallaban ya en las inmediaciones de Bilbao, peleando con los carlistas que habian cruzado el rio, y Espartero se vió frente al enemigo con un solo batallon, pues los demás, faltos de municiones, habian recibido órden suya para dirigirse á la plaza y proveerse del suficiente número de cartuchos. Espartero defendió la altura de Ollargan desesperadamente hasta que sus soldados quemaron el último cebo. Entonces ordenó que el batallon verificara un movimiento sobre el flanco izquierdo, y formado en batalla cayera con rapidez sobre el camino cubierto en las márgenes del Nervion. Aquí alteró la formacion de este cuerpo, prescribiendo la de cuatro en fondo como la más á propósito para practicar el paso del puente. ¿Pero cuál fué la sorpresa y la indignacion de Espartero al observar que en este punto, llave única de la comunicacion

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con Bilbao, no habia un solo soldado de la reina que pudiera proteger y amparar el paso de sus compañeros? Entonces demostró ese denuedo estraordinario que forma el rasgo más sobresaliente de su carácter militar, y se lanzó al puente acompañado de cinco ordenanzas; pero al punto se ve asaltado y envuelto por cuarenta caballos carlistas que habia en la márgen opuesta del rio. El batallon que seguia no pudo prestarle auxilio alguno, exhausto como estaba completamente de municiones. Pero no ceja en este inaudito empeño, y sigue peleando con una constancia admirable.

Los habitantes de Bilbao, asomados á las ventanas y balcones, presenciaban este combate heróico, y sus leales pechos palpitaban bajo el sentimiento de la desgracia que amenazaba al general Espartero, sin que les fuera dable venir en su socorro, hallándose interpuestos entre la plaza y el rio algunos batallones carlistas. En lucha tan desigual y terrible, recibe Espartero dos golpes de lanza; pero disparando una de sus pistolas hiere mortalmente en la cabeza al jefe que mandaba los caballos carlistas, lo que debilitó algo la impetuosa acometida de estos: algunos infantes que militaban bajo la misma bandera, tendidos sobre la márgen del Nervion, dirigieron sus balas al puente, y una de ellas atravesó el brazo izquierdo de Espartero; mas este intrépido general, ocultando su herida para no desalentar la tropa, envainó su sable, tomó las bridas del caballo con la mano derecha, y permaneció en aquel sitio peligroso hasta que hubo pasado el último soldado. Los demás batallones que formaban la retaguardia y que habian marchado á Bilbao para municionarse, no se atrevieron á cruzar el puente, y se dirigieron á un vado difícil y profundo, donde perecieron ahogados muchos hombres.

Los defensores de don Cárlos se batieron con órden, y los cuerpos de la línea se relevaban por otros cuando concluian las municiones. Todo el dia duró esta terrible jornada (1), en la que perdió cerca de mil hombres la division de Espartero, entre muertos, heridos y prisioneros, contando los carlistas más de doscientos heridos.

Los liberales entraron en Bilbao, y los carlistas se enseñorearon en sus posiciones.

CRÍTICA SITUACION DE EZPELETA.

XVI.

TORPEZA DE MORENO.

Al saber Córdova la costosa retirada de Arrigorriaga y sus consecuencias, ocupó con una division la llanada de Alava, por llamar hácia sí la atencion de los carlistas.

(1) Por ella se le concedió á Espartero, en 27 de abril de 1836 la gran cruz de Cárlos III.

Ezpeleta no podia permanecer en Bilbao, y se arrojó á salir en direccion á Balmaseda, única salida posible, amenazándole Moreno de cerca. Córdova, que habia previsto esta salida é indicádola, se trasladó para auxiliar á su compañero á la peña de Orduña, atrayendo á Moreno y llevándole entretenido hasta Puente Larrá, por no considerarse con fuerzas bastantes para batirle (1). Al fin se apercibió Moreno del intento de su entendido contrario, y volvió sobre Ezpeleta. Consigue engañarle

(1) La apurada situacion en que se hallaba Córdova, se prueba en este notable parte que poseemos.

»De todo lo que pasa, nada más digno de sorpresa que el silencio perjudicial de todos los generales conmigo: no he recibido más que la comunicacion de V. S. de 11, y ahora una del señor Uhagon del 14. ¿Qué hacer cuando à mi falta de fuerzas se une la de todos los datos y noticias necesarias pues ignoro hasta qué puntos ocupan nuestras tropas, el general Ezpeleta, etc.? No veo más que tres partidos: 1.° Si Ezpeleta está en Balmaseda, como dicen, que tome el desfiladero de Sopuerta, en cuyo caso las tropas de Bilbao pueden salir por Somorrostro sin dificultad, y yo avanzaré hácia Balmaseda para apoyar esta operacion.-2.° Si esto no es posible, y Ezpeleta está con la division, Espartero entre Portugalete y Bilbao, y no pueden juntas ganar anies que el enemigo los pasos dificiles del camino de Balmaseda, es preciso esperar á que yo junte quince batallones, artillería y caballeria para bajar por Orduña á atacar por esta parte á los enemigos sobre el camino real, mientras que esas tropas, todas, lo hacen con todo vigor por el lado opuesto: más para esto tengo que dejar una parte de mi fuerza guardando las salidas de la Peña; y que Gurrea que estaba en Aragon, y á quien he mandado venir con premura, llegue y no sé cuando lo podrá hacer. No oculto que esta operacion tiene muchos riesgos y dificultades por todos estilos, pero particularmente por lo dificilísimo de concertarla á tanta distancia, con tardanza y peligro en las comunicaciones; pero en fin, lo intentariamos á todo riesgo y con todo vigor en su último estremo. 3.° ¡Qué yo preferiria si las cosas están tan mal como debo inferir! Que reuniéndose en Portugalete el número de trasportes necesarios, se embarquen allí las tropas para un puerto como Laredo, Santoña ó el mismo Santander, pues antes que todo es la conservacion del ejército.-Venga mi ayudante de campo Córdova por mar á Santander y de allí en posta á darme cuenta de todo.-Los enemigos tenian su artillería en Elorrio.—Esa plaza queda bien con su guarnicion, y si vienen las demás tropas luego se la puede socorrer, si la sitian, por Durango.-No hay otra combinacion ni refuerzo posible, y se ve que estamos pagando las locuras é imprevisiones de todos. -Del jefe supremo de la espedicion, el señor general Ezpeleta, no tengo noticia alguna; y las dos que he recibido me hacen temer que no hemos solo perdido una accion, sino las cabezas!!-No conozco el terreno, pero pregunto ¿no podrian venir las tropas por la costa flanqueando las alturas y protegidas por los fuegos de la mar de nuestros buques?-Cada dia de tiempo que se pierde aumenta las dificultades, pues si el enemigo, que dicen está cortando y fortificando el camino Real de Orduña, lo puede dejar defendido por poca fuerza y trasladarse con el resto sobre las posiciones y bosques de Orduña, no queda más salida que la del mar, å la que tambien se debe dar preferencia si esas tropas han quedado desmoralizadas por la pérdida de la accion y del bravo general Espartero; pues yo, aun abandonándolo todo, no puedo hacer que cinco mil hombres sean veinte mil, ni llevar la pena de ligerezas é imprevisiones agenas, consumando la ruina de la causa que han puesto aquellas á este estremo. En todo caso los generales pueden hacer tambien venir á Jáuregui con sus fuerzas y acordar lo mejor en consejo de guerra, teniendo presentes todos los datos y consideraciones, Dios, etc. Cuartel general de Puente La Raa.-17 de setiembre de 1835.-Luis Fernandez de Córdova.-P. D. A toda costa es preciso comunicar por Santander con vapores y notas.-Señor mariscal de Campo conde de Mirasol.

NOTA. Al final de este parte escrito con letra microscópica en una tira de papel escribió el mismo Córdova.-Con lente se puede leer bien.

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