Imágenes de páginas
PDF
EPUB

No menos contribuyó á la creacion de nuevos enemigos de Eguía, la oposicion que de público se decia manifestaba á la salida de la espedicion de Gomez, si bien formó—para desautorizar las pretensiones de aquella, una columna espedicionaria de doscientos hombres, cuyo mando fué encomendado al canónigo Batanero, diciendo en sus órdenes que pasaba á sitiar á la corte de doña Isabel II.

-

Córdova en tanto, se ve precisado á moverse velozmente sobre Alava y la Rioja; pero sabe á fines de noviembre que se reunen grandes fuerzas en Navarrra para facilitar el regreso de la espedicion de Guergué; y si no evitó la entrada del respetable cuerpo espedicionario, hizo se sorprendiera á unos doscientos hombres de la columna de la Ribera, que guiaba Cordeu, quien hallándose en Aoiz, el 30 de noviembre, se vió cercado por don Leon Iriarte, y perdida casi toda su gente, murien

Eguia mandó á los pocos dias se redujesen á prision todos los ingleses que se hallaban en el caso de este jóven, previniéndome tambien le entregase mi criado. Por un amigo que tenia en la secretaría, supe que se habia dado órden para fusilar inmediatamente à los prisioneros; y este inesperado acontecimiento à que se resentia la humanidad y me costaba violencia el creer, ví que habia sido obra de Eguía y Villavicencio.

«Natural era mi resistencia á una disposicion que iba à privar de la vida à seis infelices, incluso el muchacho que estaba á mi servicio, y despues de haber sido destinados los músicos à la banda de un cuerpo que todos los dias iba á tocar á el alojamiento de don Carlos, en tanto que comia; así que al llegar á mi noticia, no perdoné medio alguno de cuantos estaban à mi alcance para contrariarla y suspenderla. Valime de personas de influencia para que hablasen à don Carlos y á todos sus consejeros; procuré interesar al infante don Sebastian, y no contento con estos solos pasos, despaché inmediatamente á mi ayudante de campo, el capitan Elorriaga, para que verbalmente rogase à Sarasa, en cuya division servian fielmente los prisioneros, y a quien se habia dirigido la órden, la suspendiese interin se lograba su revocacion. Tomó igualmente parte en este incidente un personaje inglés que se habia presentado en el cuartel de don Carlos y era conocido por el baron de HHaver, el cual rogó personalmente al infante don Sebastian para que contribuyese al logro de la gracia solicitada por mi. El católico don Carlos, à pesar de tantos empeños, opuso tan tenaz resistencia, que no parecia sino que su corazon se habia cerrado à todo sentimiento humano y generoso en favor de aquellos desgraciados; pero las instancias siguieron, y al fin cedió, aunque con la precisa condicion de que inmediatamente se entregasen para el cange como prisioneros, privándome en virtud de esta determinacion de mi protegido.

>>Habia formado Eguía un decidido empeño en que se cumpliese la primera órden de don Carlos, y varias veces me reconvino para la entrega del jóven..... ¡Oh! ¿qué beneficio redundaba á este señor con derramar tan inocente sangre? Eguía anhelaba el aterrador espectáculo de suplicio; más yo estaba resnelto à salvar á toda costa á mi favorecido, y hasta habia mandado apostar cuatro caballos con la firme resolucion de fugarme con él de las Provincias si no hubiera conseguido la revocacion de la sentencia. Solo una simple y humana compasion me impulsó å salvar á mi infeliz criado, y en el momento en que lo crei un deber sagrado, me arriesgué à todo, y todo lo hubiera sacrificado con la fuga, si solo à tal costa hubiera podido ser conservada la vida del adolescente inglés, que residiendo actualmente en Londres, es testigo de cuanto va espuesto, diciendo ello más que lo que pudiera trazar la pluma más elocuente; porque así como hay dichas é infortunios inesplicables, hay hechos que les amenguarian los co

mentarios.

do en las calles unos, y quedando prisioneros los más, y entre ellos su valiente jefe, cuyos hechos nos son ya conocidos.

Esta pérdida fué lamentable para los carlistas, que perdieron además del Rojo de San Vicente, á Santocildes, que venia en la vanguardia de la espedicion. El mismo dia 30 fueron tambien apresados en Gallipienzo, los veintiocho que formaban la partida de Manolin.

TOMA DE LAS CASAS FUERTES DE ARAMBARRI Y DE SAN BARTOLOMÉ.-BLOQUEO Y BOMBARDEO DE SAN SEBASTIAN.

XXVII.

En Guipúzcoa tenian lugar al mismo tiempo hechos parciales, que no carecian de importancia, pues la tenia el empeño de los carlistas de apoderarse de San Sebastian, no siendo menor el de los liberales de alejar de la plaza tan incómodos huéspedes. No lo consiguieron en la salida del 27 de Agosto (1), que fué solo un amago, y lo repitieron el 30 al mando de Evans. Llegan á las inmediaciones de Hernani, quieren avanzar dando un ataque brioso, resisten tenaces los carlistas guipuzcoanos guiados por Gomez, aumenta esta resistencia el valor y empuje de las embestidas, y tienen al fin que emprender la retirada á San Sebastian, perseguidos muy de cerca por los carlistas, cuya bravura crecia á la vista de los ingleses. Tuvieron los liberales mas de cien bajas y poco mas de la mitad los contrarios.

El 25 de noviembre llegó á Hernani don Joaquin Montenegro, director de la artillería carlista, con tres piezas de grueso calibre, y la tercera division, que le servia de escolta, Al siguiente dia, preparado ya todo al efecto, batió la casa fuerte de Arambarri, inmediata á San Sebastian, sin que los fuegos de la plaza pudieran evitar cayese en poder de los sitiadores. Guarnecia aquel punto un destacamento del provincial de Oviedo, cuyos soldados, á pesar de ver ceder á impulsos de la artillería enemiga las débiles tapias de su recinto, hicieron muro con sus pechos. El jefe don Pedro Argote redobló sus esfuerzos, y cuando vió la imposibilidad de seguir resistiendo, pues aunque habia imposibilitado su heroismo el asalto por la brecha que abrieron los sitiadores, no tenian artillería que oponer á la suya ni gente, y no siendo auxiliado, trataron de escaparse por una puerta falsa, pero fueron cortados y batidos, pereciendo cincuenta y dos de aquellos valientes incluso su jefe, quedando nueve prisioneros y solo otros nueve lograron salvarse.

(1) Véase pág. 200.

Ufano el carlista con este triunfo á la vista de una plaza importante, avanzó en sus pretensiones, y á los dos dias ya tenia emplazada su batería para batir otros fuertes que le hacian dueño de las comunicaciones con Francia. Iba á romperse el fuego cuando se presentó un ayudante del general francés Arispe, amenazando invadir el territorio español al primer disparo de la artillería carlista, lo cual hizo desistir de la empresa, por evitar que el ejército de Francia, aprovechando aquel pequeño incidente, se pronunciase decidido en favor de la causa de la reina.

Lo sucedido en Arambarri, hace que el ayuntamiento de San Sebastian, en los dian 25 y 26, eleve dos esposiciones al general en jefe del ejército, notificándole en la primera la pérdida de este punto, y en la segunda, los trabajos que hacian los carlistas á la vista de la plaza; y en la mañana del mismo dia 26, llama á las armas á todos los comprendidos en la edad de diez y ocho á cincuenta años que no eran nacionales, y á los que además quisieran presentarse voluntariamente: se tienen algunas reuniones y se adoptan otras medidas. Se nombra el 27 una junta de defensa y seguridad, y se invierten los últimos dias del mes y los dos primeros de diciembre en organizar la defensa de la plaza.

Los carlistas en tanto continúan sus trabajos de sitio en distintos puntos, y procuran corromper la fidelidad de los liberales, y al tratarse de represalias y de la estraccion de efectos del almacen de Zabaleta, procesado por desafecto, escribe Sagastibelza desde Hernani el 1.o de diciembre, una carta reservada al gobernador Tena, proponiéndole: que si se prestase á hacer algun servicio, lo elevaré al conocimiento de mi soberano para que asegure las premios á que lo juzgue acreeedor. Ya por ser el dador de esta carta el platero Azpiazu, ó por otras causas á la vez, fué juzgado y fusilado inmediatamente aquel infeliz en el paseo de Santa Catalina. Tena publicó la carta y todo lo ocurrido.

Exasperados los carlistas, se arrojaron á un hecho audaz. La caserna que tenian los liberales en el convento de San Bartolomé bajo el fuego de los muros de la plaza de San Sebastian, fue batida y tomada el 5 de diciembre despues de cuatro horas de un certero fuego con un cañon de á treinta y seis, y dos de á veinte y cuatro. La guarnicion pudo salvarse abandonando el punto, merced á una salida ejecutada por la fuerza del provincial de Oviedo, franca de servicio, al mando de su jefe superior Belloso. Demolieron los carlistas aquellas fortificaciones y quemaron el puente de madera.

El 6, sin perjuicio de las medidas tomadas por la municipalidad, manifiesta ésta al ministro de la Guerra sus sentimientos, sin ocultar nada de lo que contemplaba conducente al honor de las armas liberales, y á que no aumentaran los carlistas su influencia, convenciendo á los pueblos de que tenian sitiada la única plaza de armas de las tres Provin

cias Vascongadas, y estaban próximos á entrar en ella. Y con respecto á los habitantes, se espresaba en estos términos:

«El principal y primer objeto se reduce á suplicar á V. E. tenga la bondad do asegurar á S. M., que este vecindario sostendrá la denodada resolucion que al primer grito impío de los rebeldes en octubre de 1833, tomó de sacrificarse para mantener el trono legítimo y la santa causa que defendemos. Los rebeldes nos circundan, pero no nos arredran: la vista de sus batallones ha aumentado nuestra energía y afirmado nuestra resolucion: armados y unidos para honor nuestro á la corta guarnicion de la plaza, cuyo valor y decision son bien conocidos, mantendremos sobre estos muros el pendon de Isabel II, redoblando nuestros sacrificios en proporcion de las dificultades que se nos susciten.>>

Al concluirse de redactar esta esposicion recibió el ayuntamiento un oficio de Montenegro, en que le manifestaba estar resuelto á bombardear la plaza; que viera si tenia que esponer algun medio que evitara las fatalidades que amenazaban al pueblo, en cuyo caso recibiria en audiencia á un oficial de la guarnicion, un indivíduo del ayuntamiento y otro del comercio; pero en el preciso término de dos horas, que pasadas sin contestacion, seria la señal para dar principio activamente á las hostilidades.

El ayuntamiento despreció esta intimacion, que dió á conocer al vecindario entusiasmado, que recorrió por la noche las calles entonando himnos patrióticos.

A las diez comenzaron las bombas á iluminar el oscuro espacio, sosteniendo pausadamente el fuego hasta cerca de la madrugada.

El bombardeo se limitaba más á intimar que á combatir, pues en vez de dirigirle á las murallas, lo hacian á las casas indefensas, lo cual no honraba mucho al sitiador, que ocasionó víctimas inocentes. Tambien esperaban los carlistas un pronunciamiento á su favor dentro de la ciudad, pero fué vana esperanza.

Estas ventajas hicieron se formalizase desde entonces el bloqueo de San Sebastian, ya que no podian los carlistas emprender el sitio de la plaza, bien murada, para que pudiese ser obra de pocos dias su toma. Y aunque no se prometian apoderarse de ella, aun cuando no esperaban un gran resultado material, se propusieron demostrar su aliento, y ya fuese por obligar á la guarnicion á una salida y combatirla en campo raso, ya por atemorizar, efectuaron el bombardeo, ejecutando esta operacion con doble empeño, por cuanto se les habia impedido atacar á Behovia. Pero al punto se interpuso el cónsul francés, pidiendo se suspendiesen las hostilidades en tanto que evacuaban la plaza sus conciudadanos, y accedió á ello el general carlista, no sabemos si por deferencia ó temor, ó por haberse inutilizado los morteros.

Es digna de mencion la conducta de la Guardia Nacional de Bilbao, que solicitó ir á compartir las fatigas y peligros de sus hermanos de San Sebastian.

ULTIMOS MOVIMIENTOS DE LOS EJERCITOS DE OPERACIONES LIBERAL Y CARLISTA EN EL NORTE, EN ESTE AÑO.

XXVIII.

Era el plan de campaña que habia concebido Eguía ofensivo defensivo, y segun él, se dispuso á atacar la plaza de Guetaria, despues de haber mandado ejecutar con la debida reserva los necesarios reconocimientos, presentándose á mediados de diciembre al frente de dicha poblacion para batirla, á cuyo fin llevaba tres piezas de artillería, de hierro, únicas que por entonces tenian los carlistas para esta clase de empresas.

Presentóse efectivamente en la villa de Azpeitia el 18 de diciembre, y al siguiente dia ya se hallaba en campo de Guetaria, rompiendo el fuego contra esta plaza á las once de la mañana. Formalizó completamente el sitio empeñando con obstinacion el ataque, del que en nada desmerecia lo porfiado de la resistencia, para la que contaban los sitiados con trece piezas de artillería, suficiente número de defensores, y de gobernador el valiente don Juan Otalora. Dejó Eguía encomendados los trabajos del sitio al director general de artillería don Joaquin Montenegro, y se dirigió á los confines de Alava y Guipúzcoa, para hacer frente á los movimientos que el general de la reina preparaba. Queria estar á la espectativa de ellos, é ir poco á poco tomando cuantos puntos fortificados tenian los liberales en las Provincias del Norte.

Córdova, al ver que se dirigia el enemigo á la costa, consideró este movimiento como favorable á su causa, por cuanto supuso que obraba así por no poder intentar nada sobre el grueso del ejército. Suposicion gratuita por cierto, y algun tanto jactanciosa, porque Eguía, lejos de variar su plan, le amplió más bien, si cabe, pues ya hemos visto que era ofensivo-defensivo. Los pueblos de la costa tenian además reconocida importancia, porque servian para el embarque y desembarque de tropas liberales y efectos militares, y la marina prestaba un auxilio contínuo y efectivo. En poder de los carlistas los principales puntos, quedarian privados sus contrarios de socorros tan eficaces.

A pesar de lo que dice Córdova en cuanto al juicio que formó de las anteriores operaciones de su adversario, se apresuró á oponerse á sus designios por todos los medios que estaban al alcance de sus elementos y recursos, no muy sobrados en comparacion de las necesidades que

« AnteriorContinuar »