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nistraciones fronterizas, se habian visto obligados á abandonar sus puestos y á internarse en Francia para libertarse de los atropellamientos de la faccion, cuyo carácter era el de ferocidad. Para mí esto no podia ser nuevo, yo que tenia bien estudiada y aprendida la índole de aquellos intratables montañeses, más propensos al mal que al bien, por el embrutecimiento en que viven, sin idea ninguna de educacion, y porque se habian apoderado de su espíritu hombres malignos, de entrañas tan de tigre como el jefe que influia en ellos, el conde de España, de quien fueron viles satélites cuando mandaba en Cataluña.»

Estando Mina en Perpignan, entró éste preso, frustrada su tentativa de penetrar en el Principado.

Mina consiguió le fuesen entregadas las armas recogidas á los carlistas en distintas ocasiones, y recibió del general de la division de los Pirineos Orientales, conde de Castellane, la oferta de prestarle cuantos auxilios y servicios le reclamase y estuviesen en la esfera de sus facultades.

Anunciando Mina su marcha por mar, la emprendió con grave peligro por tierra, sin más precauciones que apostar algunos nacionales de observacion. Llegó en posta á Figueras, con sorpresa de su gobernador, y siguió al dia inmediato su viaje á Barcelona, donde entró sin aviso, y se alojó en una casa particular, hasta que á su costa se habilitó el palacio destinado al capitan general. Ni sus dolencias, ni sus años le detuvieron ante el peligro, y sin gloria que conquistar ni posicion, arrojóse á tan aventurada empresa, sin atender más que á la voz de su patria, que de nuevo reclamaba sus servicios.

DISOLUCION DE LA JUNTA DE BARCELONA.-PRIMERAS PROVIDENCIAS DE

MINA.

XLIX.

La junta de gobierno de Barcelona anunció la llegada de Mina en un manifiesto notable (1), lisonjero al jefe militar del Principado, y al gobierno, porque volvian á la clase privada los vocales de la misma, satisfechos de uno y otro.

Correspondiendo Mina á la confianza de la junta, publicó en Barcelona el 25 de octubre, una proclama en la que mostrándose admirador de las virtudes de los catalanes, y deseoso de acreditarles su reconocimiento por las distinciones que le dispensaran, les decia que se entregaba es

(1) Véase el documento número 30.

TOMO II.

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clusivamente á mejorar el triste estado del país como lo habia hecho en otra época; y siendo los mismos los enemigos, los venceria nuevamente habiendo union, constancia y resignacion en los sacrificios, que no debian importar tratándose de asegurar la paz, el órden y la libertad bajo el cetro de una reina que recordaba los tiempos de mayor prosperidad y grandeza. Llamaba á todos á las armas, pedia constancia al ejército y á la guardia nacional, declaraba guerra á muerte á los carlistas que no se sometieran, y proteccion á los que lo hiciesen, lo cual recomendaba procurasen los pueblos; que en nada auxiliaran á aquellos, si no querian arruinarse, recordándoles lo acaecido en otra época; que no debian dar lugar á que se renovara, y esperando que los liberales no esquivarian ni aun arrostrar la muerte en aquellos momentos «<en que la representacion nacional, de acuerdo con el gobierno de S. M., iba á ocuparse de acordar y determinar las bases sobre las cuales habia de restablecerse la ley fundamental de la monarquía, donde quedarian consignados desde entonces, esplícita y terminantemente, sin que dejasen lugar á tergiversaciones, las verdaderas libertades patrias y las regalías que competian á la corona,» terminaba alentando á correr todos contra los enemigos, hasta abismarlos, decidido él mismo á exhalar su último aliento en tan patriótica empresa.

En seguida procedió Mina á crear una junta de armamento y recursos, cuyo nombre demostraba su objeto, y cuyas funciones cesaron con el establecimiento de la diputacion provincial.

Para plantear el general su marcha de gobierno, oyó á todos y los halló solícitos y bien animados. Algunos elementos contrarios oponian obstáculos á su marcha para impedir el término de la guerra, en cuya continuacion estaban interesados por espíritu de partido unos, y por interés particular otros.

Decidióse, pues, á salir á campaña, encomendando á la fuerza ciudadana la guardia y custodia de los fuertes y la tranquilidad de los pueblos, servicio penoso en muchos puntos. Antes habia conferenciado con los jefes de la de Barcelona; y acordando cierta organizacion, que no llegó á realizarse por abandono quizá, envió á don Pascual Madoz al valle de Aran, para que armando toda la gente del país, cuyo espíritu liberal se manifestaba resueltamente, cerrase el paso á los auxilios que por aquella parte recibian los carlistas. Los servicios que prestó Madoz, justificaron lo acertado de su eleccion.

Antes de dejar Mina la capital, le rogaron los liberales, que temian la repeticion de anteriores escesos, declarase en estado de sitio la ciudad y el distrito: repugnábale esta medida, y consultó al gobierno; pero fueron tales las instancias y protestas que se le hicieron, y tales, segun manifiesta él mismo, las seguridades que se le ofrecian de que no

habia otro medio de que en su ausencia no peligrase el sosiego de la ciudad, y aun para acabar con los carlistas, y tranquilizar los ánimos recelosos de la mayor y más sana parte de sus moradores, que la víspera, ó antevíspera de su marcha, publicó un bando que nada dejaba que desear en cuanto á medidas de terror (1).

(1) Decia así:

Don Francisco Espoz y Mina, Ilundain, Ardaiz y Aleman, leniente general de los reales ejércilos y capitan general del ejército y Principado de Cataluña.

Cuando los enemigos de nuestra reina y de las libertades de la nacion, lejos de ceder á los repetidos llamamientos que se les han hecho, persisten en su criminal intento de rebelion y esterminio, asesinando à cuantos españoles leales caen en su poder, como se ha verificado más singularmente en estos últimos dias, es ya indispensable por parte del gobierno de S. M., que la más inflexible severidad suceda à ruinosas consideraciones. Por tanto, en virtud de la autorizacion que S. M. la reina Gobernadora me tiene acordada, ordeno y mando:

1.° Declaro en estado de sitio todo el distrito de la capitanía general del Principado de Cataluña.

2. Por consecuencia, la autoridad militar absorbe toda la administracion del distrito.

3.o Seguirán, no obstante, las autoridades actualmente establecidas, despachando los negocios de sus respectivas atribuciones locales, en todo lo que no diga relacion á nuevas disposiciones generales, las cuales someterán á mi aprobacion.

4.* Me reservo, durante el país subsista en estado de sitio, alterar esta disposicion en dependencias y personas, variando el curso de los negocios segun conviniere al servicio.

5. A los facciosos se les concede el término preciso de quince dias desde la publicacion de este bando, para que depongan las armas y se sometan al gobierno de S. M. la reina.

6.

Pasado este tiempo sin haberlo verificado, todo rebelde sufrirá la pena establecida por las leyes.

7. Serán pasados por las armas todos los que presten å los facciosos en cualquier forma ó manera auxilios de armas, municiones, víveres, dinero ú otros efectos. Quedan sujetos á la misma pena los conductores de estos artículos, y los que promuevan la rebelion y estravien la opinion de los pueblos y de los hombres, sea por el medio que fuere.

8. Igualmente serán fusilados los que tuviesen correspondencia con la faccion y los conductores de ella, sea esta de la clase que fuere.

9. Sufrirán la misma suerte el baile ó alcalde, y el cura párroco de los pueblos, y la persona principal de las familias que habiten las ventas ó casas solares donde se refugien y abriguen facciosos, á menos que en el acto de hacerles cargo no justifiquen haberse hallado sin fuerzas para rechazarlos, y haber dado parte de la estancia de aquellos con toda brevedad á las tropas de la reina más inmediatas, ó á los comandantes de los fuertes más próximos al pueblo, ó casa invadida por los rebeldes.

10. Los padres, tutores ó cabezas de familia de éstos, son responsables con sus personas y bienes de los males que causaren los rebeldes á los leales. Las personas serán confinadas á otros puntos, y los bienes de la familia servirán para resarcir á los patriotas los daños que se les causaren.

11. Para ejecutar este resarcimiento, no se usarán más formalidades que la de presentar los perjudicados una simple instancia al baile ó alcalde del pueblo y territorio de las casas solares; y este funcionario y el síndico del propio lugar, pondrán su V. B.° à la reclamacion,si la hallan en forma y justificada, y à la presentacion de este documento, indiferentemente al comandante de armas más inmediato, ó al alcalde mayor del partido, pondrán á los reclamantes en posesion de los bienes de las familias castigadas, sean muebles ó inmuebles.

12. Si estos bienes no fueren suficientes à resarcir el daño causado, se hará un reparto

Mal recibido por sus amigos en Madrid, no le ocultaron la impresion que les habia causado algunos de los artículos por su escesiva dureza. Mina, que apreciaba en sumo grado á sus amigos, respetaba sus consejos y procuraba seguirlos, se afectó por su desaprobacion.

Encargado del mando el segundo cabo don Antonio María Alvarez, partió Mina á campaña, resuelto á no volver á Barcelona hasta haber castigado bien á los carlistas.

MINA EN CAMPAÑA.

L.

Al emprender Mina las primeras operaciones militares, comprendió que aquella lucha presentaba inmensas dificultades, y destruia por consiguiente muchos de sus proyectos, más ilusorios que bien calculados.

Lleno de fé y ardimiento, y con laudable actividad, se le ve persiguiendo á los carlistas en todas direcciones sin alcanzarles nunca; porque se dispersaban cuando se veian hostigados, haciendo de esta manera imposible su destruccion. En vano perseguia constante á Tristany; se le escapaba de las manos, y lo mismo que hacia este partidario, el principal entonces de los de Cataluña, hacian los demás.

Pero aun sin batir á los rebeldes, fugitivos siempre, alcanzó un triunfo moral, que se hizo sentir desde luego. Animado el partido liberal, se congratuló más y más de su eleccion, porque supo poner á raya las demasías de los cabecillas, y logró tranquilizar muchos pueblos, espuestos antes á los escesos de las facciones.

Era su primordial propósito atacar á los carlistas que tenian como centro de sus operaciones el fuerte de Santa María del Hort, é iba ya consiguiendo ventajas evidentes, cuando los mismos liberales distrajeron su atencion. Barcelona era nuevamente teatro de punibles escesos, favorables solo á la causa de don Cárlos.

proporcional segun sus haberes, entre los notoriamente desafectos al gobierno de S. M. la reina, hasta completar la cantidad determinada, cuya calificacion de desafectos se hará por los ayuntamientos respectivos. Si ocurriesen dificultades en la ejecucion de esta providencia, me reservo allanarlas à la vista del sencillo parte que deberá dárseme de ellas.

13. Las autoridades todas del distrito de Cataluña, quedan encargadas, cada una en lo que la concierne, de la puntual ejecucion de lo contenido en este bando; bien entendido, que a todas y á cada una les exigiré la más severa responsabilidad por cualquiera contravencion que cometieren.

14. Se publicará, comunicará y circulará este bando con todas las formalidades. Dado en Barcelona á 29 de noviembre de 1835.-Francisco Espoz y Mina.-P. D. D. E. S. C. G.-El brigadier jefe de la plana mayor, Laureano Sanz.

Pero dejemos por ahora á Cataluña, y reseñemos la guerra del Maestrazgo, nuncio ya de su importancia no lejana, y ya peligrosa para la causa de las libertades públicas.

MAESTRAZGO.

ARAGON, VALENCIA, Y MURCIA.

LI.

Reparada del mejor modo posible la mal aconsejada disposicion de don Cárlos en Iturmendi (1), el propio interés dió alguna unidad á las operaciones de las partidas carlistas, que vagaban sin concierto por el Maestrazgo.

Conformes en la conveniencia de que una mano dirigiese y emplease sus esfuerzos, no era dudosa la eleccion. El ascendiente que Cabrera habia adquirido sobre todos sus compañeros, ascendiente legítimo, porque era debido á su arrojo é inteligencia, á su perseverancia y celo, hizo que los demás jefes de partidas, más o menos numerosas, reconociesen su superioridad, y acordes, emprendiesen movimientos y diesen acciones de importancia en que no llevaron la peor parte. Estos sucesos les dieron nuevos partidarios y mayor osadía, siendo al mismo tiempo menos eficaz la persecucion por la multitud de causas que embarazaban la accion de las tropas de la reina. Este abandono en que se les tuvo, les dió tiempo para instruir sus reclutas y organizarlos, y cuando tenian necesidad de batirse, lo hacian ya con menos temor.

El gobierno prevenia sin cesar á los jefes militares que persiguieran con tenacidad á los carlistas; pero que no se empeñaran en atacarles en sus posiciones inaccesibles, que á más de la inutilidad de ocuparlas, tenia la desventaja de fatigar y desalentar las tropas, objeto especial de los carlistas, para conseguir por este medio resultados favorables; dejaba á la prudencia de los jefes lo que debieran hacer en tales casos, que era en último resultado lo que siempre podia hacer el ministerio, pues era difícil, si no imposible, dirigiera las operaciones militares desde el despacho, cuando ni aun los mismos que estaban en campaña podian formar acertados planes.

Y era en verdad difícil formarlos contra Cabrera y sus compañeros, que invisibles unas veces, sorprendiendo otras, y siempre en un contí

(1) Véase la pág. 63.

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