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Es cierto que de un hombre chico (1) ó grande se hace un buen soldado; pero el tiempo, la fatiga, la instruccion y los combates son indispensables para formarle; y repito que no lo estaban los quintos todavia al dejar yo el mando. Por consiguiente, no los tuve sino como una carga presente, por más que ofreciesen esperanzas para un porvenir no muy remoto; y de ningun modo será justo, ni yo puedo consentirlo, que se me cuenten como refuerzo, aun cuando pudiera llamarse refuerzo, el corto número de ellos que recibí. ¿A qué, pues, se redujeron esos fantasmagóricos recursos que, segun mis acusadores, debia haber puesto á mi disposicion la retumbante quinta estraordinaria de cien mil hombres, para acabar de un golpe con la guerra del Norte? Ya ha visto el público á lo que las enfermedades y la desercion dejaron reducidos diez y siete mil muchachos, lenta y difícilmente vestidos, lenta y difícilmen te armados, lenta y difícilmente instruidos; y por último, inhábiles aun al combate en el tiempo que yo pude disponer de ellos. Y lo pregunto á todo hombre de buena fé, ¿es esto lo que entendió al condenarme sobre los dates erróneos que circulaban? ¿Eran iguales los hechos que se asentaban como ciertos para culpar mi pretendida inaccion? ¿Puedo yo ser responsable de los entorpecimientos políticos ó financieros que, jos del teatro de la guerra, paralizaron las grandes medidas que parecian prometer al pueblo como al gobierno, recursos proporcionados á la magnitud de la empresa apetecida? No es mi intencion, seguramente, descargar en otros esa responsabilidad que tan legítimamente rehuyo por mi parte. Ya me hago cargo de que fos males de que me duelo, tuvieron su origen en causas superiores al esfuerzo de la más celosa y más hábil administracion; pero no puedo menos de restablecer en su verdad hechos ocurridos con desdoro de mi crédito, y lo que es peor, con detrimento de los intereses nacionales, que no pueden menos de padecer cuando se adormecen los pueblos en siempre peligrosas ilu

siones.>>

SITUACION DEL GOBIERNO.

XIII.

En las crisis de los estados es precisa la audacia, y es salvadora, como lo fué para la Convencion nacional francesa en junio de 93. Y en verdad que, si combatida por estraños que amenazaban todas sus fronteras, por los vendeanos y los departamentos confederados y tambien por los girondinos, fué apurada su situacion, no lo era menos sin enemigos estranjeros la del gobierno de la reina, porque una guerra civil asolaba la Península, y los amigos se hacian más temibles aun por sus exigencias.

(1) Alude à que muchos de los soldados eran de corta talla, porque no se tuvo en cuenta la estatura, con el fin de hacer más llevadera la carga.

El ministerio Mendizabal no podia seguir las huellas de su antecesor in suicidarse y sumir al país en la más espantosa anarquía: hízose, ues, revolucionario, y en esto, además de obrar lógicamente, demosró conocer su situacion y la de la causa liberal, que comprendia su miion, y se colocó á la altura de las circunstancias. Verdadera ciencia de gobierno.

Si desconociéndola hubiese marchado contra el torrente de la opiaion, ¿qué hubiera sido de la causa liberal? Presa de unos y otros, los estraños nos habrian hecho pagar muy cara la salvacion del trono.

Estráñanse algunos escritores de la cooperacion que prestó al gabinete el partido liberal avanzado, y le formulan por ello apasionados cargos. Si se hubieran podido despojar del espíritu de partido, habrian visto estaba en el órden natural de los sucesos que las sociedades secretas -cuya existencia probaba la intolerancia del anterior ministerio, porque no hay clubs donde hay libertad,—se asociasen al poder y le dieran su fuerte apoyo, llegando á mostrarse algunos de sus indivíduos los apóstoles del regenerador. Unos en la prensa, otros en la tribuna, y todos en los cafés y corrillos, emprendieron una especie de propaganda, en que los artículos, los discursos, las manifestaciones de toda especie se sucedian sin interrupcion en pró del ministerio, revistiéndole del prestigio tan necesario para gobernar en tiempos agitados.

La Revista Española, periódico que se distinguia por sus ideas avanzadas, se presentaba como el órgano de las principales sociedades secretas, exhortando al pueblo á que tomase las armas y apoyase al gobierno: llovieron los donativos patrióticos y el país se prestó generalmente hasta con entusiamo á los inmensos sacrificios que su salvacion exigia.

Y á pesar de todo, la situacion del tesoro era crítica, y los gastos le abrumaban. Unos 8.000,000 importaban mensualmente las legiones auxiliares, el presupuesto anual del ejército español pasaba de 400, y el estraordinario de cuerpos francos, nacionales movilizados y otras fuerzas, ascendia á cerca de 80, cuyas atenciones, con otras indispensables de guerra, hacian necesarios unos 600.000,000 de rs.

Esta penuria hacia preciso un empréstito que facilitaria la desamortizacion eclesiástica, destinando los bienes de las comunidades á la estincion de la deuda, cuyos intereses ascendian á 232.000,000.

Los donativos patrióticos correspondieron, es verdad, á las esperanzas del gobierno; pero ¿de qué servian en aquellas circunstancias unos 21.000,000 (1) y multitud de objetos, cuando se consumian aquellos en diez dias, y las prendas en pocos meses?

(1) Véase documento núm. 37.

La Inglaterra se prestaba á todo; pero era á costa de la ruina de nuestra naciente industria; y aunque Mendizabal escuchó en su estrechez las proposiciones que se hicieron, no las admitió. El tratado de comercio que se dijo iba á ajustarse, de nadie conocido oficialmente, B podia consagrar en el patriotismo y legalidad de Mendizabal la suerte de la industria algodonera. No era tan insensato que fuese á sublevar toda la Cataluña; y el país ha visto despues con qué juicio pensaba Mendizabal acerca de esta grave y difícil cuestion. Lejos de ser abolicionista, ostentóse partidario de una proteccion racional, cuando ningun compromiso le impedia manifestar francamente sus opiniones. Por tanto. nosotros creemos, y con algun fundamento, que Mendizabal pretendia liberalizar lss aranceles; pero no admitir libremente y sin condiciones las manufacturas inglesas de algodon.

El gobierno fué conllevando, lleno de fé en el porvenir, la escasez de recursos, situacion tan congojosa hasta la apertura de los estamentos, en cuyo apoyo confiaba. Era fundada su esperanza: habia, en efecto, tranquilizado las provincias y dirigido la exaltacion contra los rebeldes: habia sabido sacar provecho del entusiasmo que habia inspirado dando soldados al ejército, dinero al tesoro, prestigio al trono, confianza al desaliento, y arraigando en todos la esperanza del término de la guerra más o menos pronto, y todo en poco tiempo. Demostró prácticamente que la España podia mucho todavía, porque eran grandes sus recursos, y que las ideas liberales se habian difundido más de lo que muchos creyeran.

¿Y merecia Mendizabal verse tratado despues como lo fué? ¿Carece de genio el hombre que, sin otro auxilio que el de su palabra, enfrena una revolucion y lleva á las montañas de Navarra no pocos voluntarios?

LEGISLATURA DE 1835.

XIV.

El 16 de noviembre se abrió en Madrid la segunda legislatura de las Córtes convocadas con sujecion al Estatuto Real. Mendizabal puso en boca de la reina Gobernadora un discurso (1) que satisfizo, como era de absoluta necesidad, las exigencias de la opinion dominante. Se ofreció todo lo que era prudente, y lo que no, se recataba.

«Tres proyectos, decia, de los más importantes se presentarán á

(1) Véase documento número 38.

vuestra deliberacion: el de elecciones, base del gobierno representativo; el de libertad de imprenta, que es su alma, y el de la responsabilidad ministerial, que es su complemento, asegurando, y al mismo tiempo haciendo compatibles la inviolabilidad del monarca y los derechos de la nacion.»>

El país, lo mismo que las Córtes, le recibió con aplauso, y en tanto que en uno y otro estamento se nombraba la comision que habia de contestarle, se procedió á la eleccion de la mesa, obteniendo mayor número de votos, y siendo por consiguiente elegidos por la corona, Isturiz y don Antonio Gonzalez para presidente y vice del Estamento de procuradores, pues el de próceres, de nombramiento del gobierno. recayó en don Pedro Gonzalez Vallejo, obispo ejemplar de Mallorca. Los secretarios fueron elegidos sin oposicion, y el ministerio vió en estos primeros actos que no la tendria á cuanto propusiera.

El discurso de apertura prometia mucho como se ve, y en esto fué censurado por algunos que no creian fácil se cumpliera, como sucedió. Pero no culpemos por ello al gobierno, sino á los que debiendo ayudarle. se opusieron por el pronto á su marcha.

Cuando en el poder se reconocen sanas intenciones, cuando se ve una decidida voluntad á llevar á cabo sus compromisos, cuando en su cumplimiento está interesada su existencia, las oposiciones deben deponer todo resentimiento por cuestiones secundarias, y mostrar con su desinterés su patriotismo, con su abnegacion el deseo de la felicidad pública, elevándose tambien á la altura de aquel.

Cierto es que el gobierno se hacia muchas ilusiones, porque con dificultad ha ocupado el poder hombre que las alimente tanto como Mendizabal, ni que tanto haya hecho por realizarlas. Engañábale su buen corazon, y se engañaba á sí mismo creyendo en imposibles juzgando á los demás por sí propio. Tuvo la desgracia de que no le comprendieran lós hombres que le rodeaban, de que no hicieran justicia á sus sentimientos, y aun tratasen de precipitarle en un abismo los que debieron haberle prestado su apoyo en la senda recta que emprendió. Algunos llegaron á mostrarse inconsecuentes, combatiendo lo mismo que habian aprobado en la contestacion al discuso régio.

En su respuesta estuvieron ambos cuerpos colegisladores de acuerdo con el gobierno, encontrando apenas oposicion el proyecto, siendo más unánime la voluntad de los próceres, á pesar de su mision conservadora, que la de los procuradores, hombres más de revolucion que los indivíduos de la alta cámara. Pero se sentaba en la otra el desgraciado orador constante Perpiñá, opositor sistemático, cuyos débiles argumentos fueron destruidos por Argüelles y Galiano, que no necesitaron emplear para ello su convincente elocuencia.

El gobierno no podia menos de estar satisfecho del país. Se obedecieron sus mandatos, y se aplaudieron sus promesas. Esto le obligaba más, y se opresuró á presentar los proyectos de ley que ofreciera.

Pero á fin de aprovechar la buena disposicion de las Córtes, y de poder obrar con el necesario desembarazo consagrándose á la guerra, dió con oportunidad un voto de confianza, una dictadura de que no abusó, á la verdad, y que sujetó á ciertas reglas.

VOTO DE CONFIANZA.

XV.

El 21 de diciembre leyó Mendizabal en el Estamento de procuradores un decreto, en el que la reina Gobernadora, con el fin de que al espirar el año pudieran recaudarse legalmente las contribuciones públicas sin menoscabo ni entorpecimiento en las graves atenciones del servicio personal, y tomando en consideracion que las circunstancias estraordinarias en que se hallaba el país, no habian permitido al gobierno la formacion detenida de los presupuestos de ingresos y gastos, ni ocuparse de los arreglos convenientes en la administracion de la hacienda pública para proponer á las Córtes los medios de cubrir todos los gastos ordinarios y estraordinarios del Estado, autorizaba, en nombre de su augusta hija al ministerio, para que propusiese á las Córtes un proyecto de ley pidiendo un voto de confianza del modo y en los términos que hallase más convenientes.

El gabinete, á consecuencia de esta autorizacion, presentó á las Córtes un proyecto de ley para que se le autorizara para recaudar en 1836 las rentas, contribuciones é impuestos señalados en la ley de 26 de mayo último, y pudiera hacer por via de ensayo las variaciones que estimara convenientes en el sistema de administrarlas y exigirlas, con el objeto de aumentar sus valores y disminuir las trabas y los perjuicios que causahan á los contribuyentes y al tráfico, aplicando sus productos á los gastos del Estado, pudiendo disminuirlos pero no aumentarlos; autorizándole igualmente para que pudiera proporcionarse recursos y medios para la más completa asistencia de la fuerza armada y terminara la guerra; pero sin poder buscar ni tomar estos medios en nuevos empréstitos, ni en la distraccion de los bienes del Estado, destinados, ó por destinar, á la consolidacion y amortizacion de la deuda pública; antes bien procurando asegurar y mejorar la suerte de todos los acreedores de la nacion; comprometiéndose el gobierno á presentar los presupuestos del año de 1836 y dar cuenta á los Córtes en la primera legislatura

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