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saliendo la madre y la hermana á saber del hijo 6 del hermano, y á prodigarle sus socorros sin esperar el término del combate, penetraron entre las filas prestando á todos con caridad evangélica sus importantes servicios. Al ver algunas en tierra sus enemigos, olvidaron que lo eran, y las ofensas que de ellos habian recibido, y les levantaron amorosas restañando la sangre de sus heridas. No atendieron menos solícitas las liberales de San Sebastian á los ingleses, practicando así el sublime principio de que la caridad no tiene patria. Empleadas en obsequio de los heridos, su oportuna y amorosa asistencia dió la vida á muchos, y el consuelo á todos. Lacy Evans se conmovió prefundamente, y se conmovieron todos á la vista del cuadro que presentaban las mujeres de San Sebastian, que adquirieron aquel dia una gloria inmarcesible.

La pérdida de los carlistas fué de 58 muertos, 198 heridos y unos 50 contusos; siendo escesivamente superior la de los defensores de la reina pesar de su victoria, pues solo entre jefes y oficiales quedaron fuera de combate unos cincuenta.

á

Los habitantes de San Sebastian y de los caseríos de sus inmediaciones, no pudieron olvidar en mucho tiempo el terrible dia 5 de mayo. Aquellos vistosos campos, que se estienden frente de la majestuosa Concha, ofrecieron por tres dias un espectáculo deplorable y horroroso. Sangre y cadáveres por do quier, escombros humeantes aun y cenizas, ruinas y estrago era lo que se veia en todas partes.

Las líneas quedaron destruidas, y la plaza que se vió durante cuatro meses asediada, respiró al fin, y hubiera celebrado con doble entusiasmo su triunfo á no haberse adquirido á tanta costa.

Lord Jhon Hay, Wilde, Chichester, Henderson y otros ingleses, que habian de conquistar una justa reputacion en esta guerra, distinguiéronse entre tantos valientes en la memorable y reñida accion de las líneas, de las más porfiadas y sangrientas de tan porfiada y sangrienta lucha, que reflejaba por desgracia las cualidades distintivas del carácteespañol, el valor y la constancia.

El ayuntamiento y la milicia de San Sebastian felicitaron dignamente á los auxiliares.

PRELIMINARES DE LAS ACCIONES DE ARLABAN.

XXVI.

Mal efecto causó en el real carlista la derrota sufrida en la línea de San Sebastian, y empezó á murmurarse de Eguía, quien para acallar hablillas, voló á Hernani á vengar en los mismos campos á sus compañeros.

Córdova, que habia revistado en Villalba á su guarnicion y se preparaba á bajar por Orduña al hondo de Vizcaya, creyendo poder atacar á los carlistas, despues de haber instruido á Ezpeleta de sus intentos, para que aprovechase la ocasion de introducir con seguridad la artillería Ꭹ víveres en Valmaseda, y proteger el valle de Mena, al saber el movi. miento de Eguía, presume su objeto, y contramarcha á dobles jornadas sobre Vitoria, participando aviso al gobierno que iba á atacar las líneas de Villarreal y Arlaban, esperando-son sus palabras-no solo temarlas y destruirlas, sino hacer volver sobre él á Eguía para que dejase desahogado á Evans, cuyo triunfo sabe despues, así como los ataques que monsieur Bernelle sostuvo hácia Zubiri.

Habia hecho ya Eguía los necesarios reconocimientos de las inmediaciones de San Sebastian y dictado las disposiciones convenientes pa ra obrar el 11, cuando recibe un parte del ministro de la Guerra noticiándole la marcha de Córdova á su cuartel general, en el cual corrian voces de invasion, previniéndole se presentase sin demora al frente de su adversario. Confiado Eguía en el buen resultado de las operaciones que iba á emprender, siente verse precisado á renunciar á ellas por entonces, y ejecuta luego el movimiento que de real órden se le prescribe.

Córdova se prepara á avanzar el 13 hácia Villarreal y Arlaban, y al efecto circula las órdenes oportunas y hace aprestos, pero la falta de subsistencias le hace diferir la marcha, y esta se hace cada dia más difícil, porque sabida de todos, permite á los carlistas hacer los preparativos necesarios para rechazarle; y la concentracion de sus fuerzas en los puntos amenazados, hace ya temerario el ataque de Córdova. No desiste de él á pesar de todo, y mejorado el tiempo, y remediadas algun tanto las necesidades del ejército, forma nuevamente el plan de ataque al centro de la línea enemiga, y circula el 20 sus órdenes á Evans, DasAntas y Meer (1).

(1) Decia al primero que se moveria en la direccion de Salvatierra; maniobrando con el objeto de llevar al enemigo á otra direccion, å fin de interponerse entre sus fuerzas de Alava y Navarra, amenazar á Estella y Oñate, y ver si podia así obligarle à combatir, ó si por un ripido movimiento, consiguiente à alguno falso de su parte, podia flanquear, atacar y destruir sus líneas de Arlaban al improviso. Estas operaciones empezarian, si el tiempo lo consentia, dentro de dos ó tres dias. Le recomendaba siguiera y avanzara sus operaciones á Hernani y le fortificase, destruyendo las obras que hacian los carlistas en Oriamendi, para hacer del primer punto el de partida, y de contacto con las operaciones de la parte de Navarra por Vera a Oyarzun, pudiendo así con más facilidad ser dueño de Fuenterrabia, Irun y Pasages.

Prevenia al jefe portugués que saldria el 21 para la Burunda á impedir los movimientos del enemigo, y obligarle à combatir fuera de sus obras y guaridas, ó destruir estas à favor de un falso movimiento ó descuido; y que se alejaba del centro de las subsistencias, confiando en su

El ejército liberal marcha á la pelea, y las cumbres de Arlaban van í ser de nuevo ensangrentadas, y con tan poco fruto como antes para a decision de la lucha. Se habia lavado apenas la sangre que tanto las enrojeció los dias 16 y 17 de enero.

El tiempo era hermoso, y los rayos del sol de mayo se reproducian en as lucientes armas de los soldados que llenaban la pequeña llanura que nedia entre Vitoria y el pié de la sierra que pone límites á las provincias le Alava, Guipúzcoa y Navarra por aquella parte.

ACCIONES EN LOS PUERTOS DE ARLABAN.

XXVII.

Procurando cada caudillo aumentar su hueste, dirigió una alocucion í la contraria, estimulando á los soldados á desertar de sus filas con halagos y promesas (2).

Sabe Villarreal que Córdova se preparaba para emprender movimiento el 20, y lo avisa á Eguía, quien sube á la madrugada del mismo dia con algunas fuerzas hasta la venta de Arlaban, donde manda formar pabellones, y que se le una Villarreal con la fuerza de su mando, lo cual ejecutó al instante el jefe alavés.

A este tiempo notan los carlistas que las tropas liberales se dirigen hácia Salvatierra, y Eguía dispone entonces que Villarreal marche con siete batallones y el escuadron de Alava por el flanco izquierdo del enemigo, á observarle de cerca, y sigue la cañada de Gamboa y Barundia en direccion á Arriola, que se halla en la altura de Salvatierra. Córdova hace alto en Mendijur, y temiendo los fuegos del cercano castillo de Guevara, si marchaba por el camino real á Salvatierra, varió de direccion, tomando la de Argomaniz, y llegó al punto que era objeto de su movimiento.

El 21 era el dia destinado para las operaciones: en él movió Córdova sus tropas de Salvatierra, y Villareal formó las suyas entre Galarreta y Arriola, dando frente á sus contrarios con ánimo de impedir su mar

buena y franca cooperacion para lo cual le dejaba una respetable fuerza de caballería. Lo misno manifestaba á Meer respecto á su salida, prescribiéndole que sus tropas se concentrasen y obraran de concierto, para evitar que los carlistas que estaban en Navarra fuesen á molestarle por su derecha ó por la sierra de Andia cuando el grueso llamase su atencion por el estremo opuesto, recomendándole por último, se estableciera entre ambos jefes la comunicacion por el canal de la Burunda, para lo cual podria valerse del brigadier Iribarren.

Con la misma fecha trasladaba estas comunicaciones al ministro de la Guerra, encareciendo la importancia de la operacion que iba á ejecutar.

(2) Véanse los números 48 y 49.

TOMO II.

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cha. Al llegar los liberales á Galarreta, se rompió el fuego, defendiendo los carlistas el terreno con bizarría.

No se habia escapado á Córdova este movimiento de concentracion en los campos de Galarreta y Arriola, y por esto ataca denodado. Villarreal con sus valientes contiene la impetuosa acometida de los defensores de la reina, trabando una reñida accion al acudir Goñy con tres batallones en auxilio del tercero alavés, que era el que más se batia; perɔ se apoderó casi al mismo tiempo Espartero de Galarreta, trepa por aquellas cumbres erizadas de árboles seculares, y corona las elevadas cúspides de Aranzazu y San Adrian. Los carlistas ceden y se retiran á Cegama. Al nutrido fuego de fusilería reemplazan las cargas á la bayoneta, y tan obstinada pelea agravada por la lluvia y el granizo, termina por hacerse dueños los liberales de aquella formidable posicion al cerrar la noche. Villarreal que cubria el camino de Oñate con tres batallones, sostuvo toda la tarde la acometida de Córdova, viéndose por último en la precision de batirse en retirada hasta Sur Cruz, donde se renovó el ataque sosteniendo aquella altura, merced al auxilio que recibió. Este jefe distinguido sacó su caballo herido y recibió tres balazos en la ropa, y uno La Torre en una pantorrilla.

Eguía, con su estado mayor, trató de unirse á Villarreal, pero no pudo conseguirlo, por ser triplicada la fuerza enemiga, y venir la noche lluviosa, y pernoctó en Oñate, haciéndolo Córdova en Galarreta (1). Las tropas de Espartero incendiaron entonces la fábrica que los carlistas tenian en Araya.

Reconcéntranse en las cercanías de este punto los tropas liberales: Eguía apiña las suyas al mismo tiempo en derredor de Oñate, para defender esta poblacion en caso de ser atacada, como temia.

Al amanecer del 22 emprendió el ejército liberal su marcha á Oñate, la cual trató de interrumpir un batallon navarro, bien posicionado, que formaba parte de la vanguardia, estando en ella, como de costumbre, los intrépidos Villarreal é Iturralde. El jefe liberal varió entonces de rumbo, y se dirigió por los puertos de Narvajas, Larrea, Ozaeta y Elguea, sorprendiendo á los carlistas con esta marcha inopinada y atrevida, á la cual no se opusieron, sin embargo de seguir las tropas de Eguía observando de cerca al ejército.

Gomez, situado en la venta de Ulibarri, se hallaba al frente de una division con el objeto de defender, si era necesario, á Villarreal, tener

(1) Entre las pérdidas de los liberales se encontraron la de un hijo de Oráa, de quien hablaremos luego, la del ayudante Malibran que murió á los pocos dias en Vitoria, quedando gravemente herido O'Donnell.

speditas las comunicaciones con el castillo de Guevara, y no perder de ista las avenidas de Vitoria.

Los carlistas creian segura la marcha á Oñate de Córdova, y se preararon á recibirle en un punto estrecho y de paso preciso, llamado La 'apata, que procuraron fortificar en cuanto les fué posible.

En Oñate, sin embargo, residencia del cuartel real, se introdujo tal ánico, que le abandonaron corriendo todos los cortesanos, no parando asta el interior de Guipúzcoa.

Eguía dando la vuelta por Mondragon, fué á pernoctar á Escoriaza. Villarreal lo hizo en Araoz, con intento de atacar el flanco enemigo

1 dia siguiente.

Las tropas liberales trepaban en tanto por las cumbres de Arlaban, se disponian á bajar á Guipúzcoa, pasando la noche en las eminencias ue tan poéticamente describió Córdova, diciendo eran menos altas que I vuelo de las águilas, y que se pisaban en ellas las nieves de mayo.

Espartero, atrevido siempre, y siempre delante, despues de recibir n el campamento las órdenes del general en jefe (1), atravesó á la luz e la aurora del 23 el camino real, posesionóse de una altura de a sierra, y descendió á Salinas de Leniz, desalojando á los carlistas y ersiguiéndoles, hasta que recibiendo nuevas órdenes de Córdova para o continuar el combate y ocupar la cordillera que de Arlaban conduce á Villarreal, emprendió por escalones un movimiento retrógrado, cargánLole entonces los contrarios con tanto empeño, que dispuso que los dos atallones del Príncipe situados en primera línea en el frente del camino eal y en el terreno más accesible por la parte de Salinas, donde todo on barrancos, estuviesen preparados para dar alternativamente y en nasa una carga á la bayoneta, apoyados por alguna fuerza de caballeía del 3.o de ligeros. Colocados oportunamente, ocultados con los tiraores que se replegaron, los carlistas treparon engañados á la eminenia, y sufrieron dos cargas impetuosas á la bayoneta, que les causaron érdidas de consideracion, pudiendo acampar seguro Espartero aquella oche.

El general en jefe carlista se halló en gran peligro en este dia, porue mientras Córdova le atacaba de frente, Espartero le envolvia por el anco izquierdo. Llegó Villareal á tiempo de notar este conflicto, y unque solo llevaba consigo el 5.o de Alava, rompió el fuego contra las herzas de Escalera, que ocupaban el alto de Anguta, y al sentir Córova y Espartero el fuego de su retaguardia, replegaron sus fuerzas al

(1) Tanto avanzó en este dia Espartero, que al saberlo Córdova, envió dos ayudantes para ue le detuviesen, agarrándole, es dijo, los faldones de la levita.

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