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por un error inconcebible en la posibilidad de que se consolidase, de que ofreciese al fin garantías de estabilidad y de órden, de que fuesen susceptibles de direccion y medios términos las pasiones de españoles una vez desencadenadas. Ved hoy los resultados; ved á mi ejército; ved la suerte de los habitantes de estas provincias al cabo de tres años de una guerra asoladora; ved el reposo y seguridad de esos pueblos, que á poca distancia del enemigo se dedican tranquilos á sus labores, viven cual en una paz imperturbable, y en donde ni se cometen los delitos ordinarios más frecuentes en todas las sociedades, ni el calor de las pasiones agitadas, ni la contínua escitacion por un enemigo implacable á sangrientas represalias, producen un solo esceso. Cotejad tal estado con el de la usurpacion; obsérvese imparcialmente, y juzgue la Europa.

Si españoles: vuestra decision no puede estar más pronunciada: todas las provincias, los pueblos todos con muy rara escepcion, han manifestado de un modo inequívoco su fidelidad, y aunque esclavizados por el yugo de hierro del despotismo revolucionario, en todas partes habeis hecho resonar acentos de lealtad, contestando denonadamente á las bárbaras ejecuciones de vuestros tiranos, con esponer impávidos á la muerte vuestras personas, vuestras familias á todo el furor del vandalism de la revolucion. Veo vuestros sacrificios: conozco la lamentable suerte de millones de españoles que gimen inermes, horrorizados de tantay tanta atrocidad; compadezco vuestros infortunios: mi paternal corazon no puede soportar la idea de tantos males. En medio de ellos, en tan espantosa crísis, sea mi voz de algun consuelo. Os lo repito: el dia de vuestra libertad se aproxima: confad en el Señor, que se ha dignado conceder á España una áncora de esperanza, una tabla de salvacion en la horrible tempestad que amagaba sepultaría en sus ruinas. Implorad el auxilio del cielo: redobiad vuestros esfuerzos, si de más es posible vuestra lealtad sin límites, como yo redoblaré los mios, y vereis renacer la paz y el órden, convertido un gérmen de perturbacion universal en una nueva garantía del reposo de toda Europa.

Conoceis á fondo mis principios y sabeis mis sentimientos; vuestros deseos son los mios, mis intereses los vuestros. Un reinado paternal cicatrizará las l'agas de medio siglo de errores y de desastres: sentado en el trono de San Fernando, tendreis un padre comun que enjugue vuestras lágrimas, que recompense vuestros sacrificios, que solo aspire à labrar la felicidad de pueblos tan dignos, y de cuya paz y ventura he de dar estrecha cuenta al dispensador de los solios. La divina religion de nuestros mayores, nuestras venerables y sabias leyes fundamentales. costumbres españolas, la administracion de justicia con los intereses morales todos de la sociedad, una rigorosa economía y tantos elementos como aun restan para vuestro bienestar material, restablecerán en pocos años la gloria y lustre de esta gran nacion, tan ajena de querer dictar la ley á otras, como de someterse á recibirla. Mi corazon se conmue ve á la dulce esperanza de que ningun español que conserve restos de probidad y de honor, se asociará ya á un sistema de horrores y de ig nominia, y de que, terminada en breve la anarquía, en el seno de la paz, rodeado de mis queridos vasallos cual padre de tiernos hijos, tributaremos reconocidas acciones de gracias al Todopoderoso, é imploraremos las bendiciones que el cielo en su bondad nos prepara.-Yo el rey.

RESIDENCIA DE LA CORTE.

XLIX.

Don Carlos, que escogió á fines de 1835 á Oñate para su residencia, rmaneció en esta poblacion hasta el 12 de febrero de 1836, en cuyo a salió para Durango. A mediados de marzo se trasladó á Elorrio, aquí el 11 de mayo á Villarreal de Guipúzcoa y despues á Villaanca, donde permaneció hasta el 29 de julio', en que, por Goyaz, é á Azpeitia. El 10 de setiembre marchó á Tolosa, y el 12 salió á rerrer la línea de San Sebastian y del Vidasoa, acompañado del infante n Sebastian. Y como sea la descripcion de esta visita una reseña al ismo tiempo de las principales obras que constituian la línea, la transibimos del periódico oficial carlista.

Despues de dar cuenta de la salida de don Cárlos de Tolosa, dice:

«Pasando por los pueblos de Irura, Villabona, Andoain, y Urnieta en edio de aclamaciones generales, llegó á las cinco á Hernani, á cuya enada se hallaban el comandante general de la provincia con todo su esdo mayor, el jefe de la segunda brigada, el 5.o batallon guipuzcoano, s autoridades y un inmenso gentío que victoreaba á su soberano con s mas sinceras muestras de entusiasmo. S. M. continuó su marcha, enándose exactamente de la posicion de la plaza de San Sebastian Ꭹ siacion de nuestra línea y de la de los enemigos, llegando á las seis y edia á Oyarzun, donde igualmente fué recibido con la mayor ansiedad r una numerosa concurrencia, el ayuntamiento y el cabildo, cuyas corraciones, así como las de Hernani, tuvieron la honra de ser recibidas or S. M.con la benevolencia que le caracteriza; y pernoctando en esta lla, asistió á la misa en su iglesia parroquial á las ocho de la mañana el martes 13, partiendo acto contínuo en medio de repetidos vítores y lamaciones, y con el mismo acompañamiento, á Irun, á cuya vista lle5 á las nueve y media de la mañana, siendo recibido por ambos cabils, el comandante de las fuerzas del Vidasoa, la compañía de cazados de este batallon y una de paisanos armados. S. M. se dirigió desde ego al reducto denominado del Parque, donde existen cuatro piezas grueso calibre, y examinó todo minuciosamente, llamando con escialidad su soberana atencion el nuevo método de muñones. Desde el ducto bajó S. M. á la villa, cuyas calles estaban intransitables por el imeroso gentío que habia concurrido de todas partes á disfrutar del gocijo y satisfaccion de aquel vecindario. Visitó la maestranza, el hostal militar y la caserna; y montando á caballo, siguió la marcha á la udad de Fuenterrabía á las once. La salva de artillería de la plaza, el pique general de campanas y las no interrumpidas aclamaciones con e esplicaban su amor y decision, no solamente los habitantes de la udad, sino la de todos los caseríos y hasta los labradores, que abandoindo sus tareas, corrian en tropel al camino á victorear á su rey, atrajo

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una multitud de espectadores al puente de Behobia y á las márgenes del ! Vidasoa, en el territorio de Francia; no faltaria algun español estraviado, que contemplando desde allí este grandioso espectáculo, fijase sus reflexiones sobre el que presenta el interior del reino y de la patria que le dió el ser. Entre los estranjeros mismos que allí estuviesen, no faltarian muchos absortos á la vista de un rey que aparecia tan grande en tan poco terreno. S. M. echó pié á tierra en la puerta del castillo, lo recorrió detenidamente y examinó en seguida todas las fortificaciones de la plaza: los cabildos acompañaron á S. M. durante su permanencia: la compañía de granaderos del sesto batallon y otra de paisanos armados estaban cubriendo la carrera. S. M. continuó despues à la casa fortificada de Torrealta; examinó la posicion donde se dió la gloriosa accion del 11 de julio; en que fué batida la legion anglo-cristina; y volviendo ai camino real, regresó á Oyarzun á las dos de la tarde, en donde comió. despues de haberse enterado de las fortificaciones del pueblo. A las cuatro emprendió de nuevo la marcha al monte de San Marcos, y desde este punto fortificado y dominante, examinó S. M. las líneas formadas desde el punto de San Francisco hasta el alto de Pasages, y en seguida se dirigiỏ á Hernani, donde fué saludado por la artillería del reducto del Cementerio y convento de monjas: hubo ilumincion general,y reinaba la mayor alegría en los habitantes, que á porfia victoreaban á su rey. El miércoles 14 á las siete y media de la mañana, pasó S. M. á la iglesia parro quial por medio de un numeroso concurso; asistió á la misa, y concluida, montó á caballo y se dirigió, acompañado siempre de S. A. R., altura de Oriamendi á examinar la batería que se ha construido en su coronamiento y las demás defensas hechas en toda la línea. S. M. se detuvo por mas de una hora, enterándose de los puestos avanzados del enemigo, los puntos que este ocupa y los en que se halla nuestra línea establecida desde el monte de Igueldo, Lasarte, Oriamendi, Loyola Amezagaña, San Marcos, Rentería, Lezo y alturas de Aizquibel, y en seguida bajó á Hernani, se apeó en el convento de madres agustinas, en cuya! puerta se halla colocada una batería con tres piezas; y despues de habe la examinado y recorrido el círculo de la ciudad, se detuvo en la batería del Cementerio, examinando las tres piezas de batir de á diez y ocho y treinta y dos, la posicion y demás circunstancias con que se hallaban es tablecidas, regresando despues á palacio, donde admitió á besar su real mano al comandante general, estado mayor, jefes y oficiales de los cuerpos que se hallaban en aquel punto. A las tres y media emprendié S. M. su marcha con S. A. R. de regreso á Tolosa, dejando encantados con su nunca interrumpida afabilidad á las tropas y habitantes de aque llos contornos, aunque con el sentimiento de no gozar por mas tiempo de su real presencia. Ha seguido á S. M. el señor ministro universal con los secretarios del despacho de la Guerra y de Estado.»

á la

El 16 salió nuevamente don Cárlos de Tolosa, acompañado del infante don Sebastian, y por Segura fué á Iturmendi: comió el 17 en Abarzuza y siguió á Estella, donde asentó sus reales. El dia 29 marchó á revis tar las tropas que defendian la línea del Arga y las fortificaciones que se construian en la ermita y monte de Santa Bárbara, inmediato á Puente

eina, y el 30 visitó las fortificaciones de la basílica de San Gregorio, nió despues en Sorlada, y pernoctó en Zúñiga. Pasó al dia siguiente por estu, visitó tambien el hospital, comió en Guereño y durmió en Narja, desde donde salió el 3 de octubre á reconocer detenidamente el stillo de Guevara y sus fortificaciones, comiendo en Marieta, y revisdo la division de Goñi que se hallaba en la venta de Arlaban. Despues trasladó á Escoriaza.

En compañía siempre del infante don Sebastian, lo iba tambien en la vista que acabamos de referir del general en jefe con su lucido estado yor, cuyos indivíduos,, si no se distinguian por el lujo y brillantez de s uniformes, llamaban la atencion por su bizarro aspecto militar.

E16 dejó la córte á Escoriaza, y por Elorrio marchó á Durango, traslandose al punto anterior el dia 25, y volviendo á Durango el 31 para dirir desde allí el sitio de Bilbao.

OPERACIONES EN LA LÍNEA DE SAN SEBASTIAN.

L.

Los carlistas que asediaban á San Sebastian, tenaces en su empeño molestar á la plaza y sitiarla formalmente, volvieron á emprender la tificacion de la altura de Amezagaña, abondonada desacertadamente r los liberales, que tuvieron que salir de nuevo á interrumpir las obras, bándose el 9 una pequeña accion, en la que jugó la artillería y sueron pérdidas de consideracion unos y otros combatientes.

El dia 13 descendió un batallon liberal desde la fortificacion de Puyo pintoresco valle de Loyola, y acometiendo á la avanzada carlista siada en Sorroaga, la obligó á retirarse á pesar de su vigorosa resisten■, más reforzada con oportunidad, hizo frente con alguna ventaja, si en no pudo impedir el incendio de dos caseríos que prendieron los desores de la plaza.

Volvieron los carlistas á proseguir sus obras, y el 26 concentraron = constitucionales sus fuerzas en la parte de San Francisco y calzada Pasages, y apoyadas por la artillería, se lanzaron otra vez á forzar el nto avanzado de Amezagaña. Pero vigorosamente defendido, á pesar fuego incesante de la artillería, resisten los carlistas y conservan sus

siciones.

Entre los heridos en esta jornada, lo fué levemente el brigadier e de estado mayor Vargas, de un casco de granada en la cabeza. Guibelalde, estimulado cada vez más con estas diversiones, y á fin de nar la ofensiva contra la línea liberal que defendia la plaza y parecia cerse además dueña de Pasages, mandó construir cuatro baterías en el

TOMO II.

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alto de Amazagaña y una en el de Choritoqui, dirigiéndola á Alza. Colocada convenientemente la tropa, comenzó el fuego al amanecer del 1.9 de octubre, enfilando el de toda la línea contra las casas que ocupaban los constitucionales y la poblacion de Alza, habiéndose apoderado de dos de aquellas. A las dos horas la accion era general y empeñada, y el fue go de una y otra parte sostenido y mortífero, durando hasta las seis de la tarde.

Evans, jefe de las fuerzas atacadas, se limitó á guardar su línea.

El coronel Belloso, á cuya columna se unieron algunos nacionales de San Sebastian y otros pueblos, rechazó el ataque de la derecha: peleóse despues bravamente en el centro y en toda la línea; avanzó Guibelalde hasta la calzada de Pasages, obteniendo algunas ventajas, perdió la colina de los caseríos de Argel, y al fin de tanto bregar, cada uno quedó en sus posiciones, contando grandes pérdidas (1), porque fué sostenido el cañoneo y sangriento el combate. Evans y Jáuregui recomendaron, justamente, el comportamiento de sus subordinados (2), y Guibelalde el de los suyos.

Tuvo lugar el 8 una pequeña escaramuza hácia las casas de Alza y Amlaz, que fueron incendiadas, y como ya por este tiempo empezaba a absorber la atencion de todos el sitio de Bilbao, puede decirse que casi quedaron desatendidos los demás puntos, pero éste más especialmente. teniendo que embarcarse para Santander algunas tropas de las que guarnecian á San Sebastian.

ACCION DE ARRONIZ.

LI.

Cuando Oráa se encargó del mando interino del ejército, quiso tomar la ofensiva, proponiéndose buen resultado, y á pesar de los cuidados que le rodeaban, se decidió á llevar las tropas á Navarra y penetrar en el interior del país dominado por los carlistas. Por esto decia al gobier no á principios de setiembre, que pensaba practicar el 13 un reconocimier ío sobre el fuerte de San Gregorio, y batir el 14 en el valle de la Solara los batallones rebeldes que habian de componer la espedicion que supenia pronta á lanzarse en Castilla, y á las demás fuerzas enemigas qu los apoyasen.

(1) A parte original de Jauregui, que tenemos a la vista, acompaña la relacion nomi de 19 muertos, 110 heridos y 26 contusos, de la fuerza española de la division de su mand (2) Se distinguieron Chichester, Le-marchant, Fitzgerad, Godfrey, Jockmus, Wylde, Bor Morales, Vicars, Parruc, Savage, Van-Halen, Zuazo, Lecumi, Tuñon, Gonzalez del Valle, L ran, Cañedo y otros.

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