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litares, y animado de la delicadeza y nobles sentimientos de pundonor que en todos sentis le caracterizan, no podrá menos de convenir conmigo, en que este aciago suceso no debe puede quedar así. Un movimiento en masa de un inmenso pueblo liberal, irritado por la inmanidad del enemigo y provocado á la venganza por su mismo general en jefe, produjo las mentables catástrofes que ninguna autoridad de Barcelona supo ó no halló medios de cortar solo á mi se me suspende, publicándose esta determinacion en la órden general del ejército los términos mas ofensivos ¿Tan poco aprecio merece esta faja, estas condecoraciones, is antiguos servicios, y sobre todo mi interino mando en aquel Principado en circunstancias en difíciles y espinosas, como vd. no ignora, que sin la debida consideracion à estas circunsncias, cargo, ni menor pregunta, se me suspende, se me priva de los emolumentos que constiian parte de mi sueldo, recacn sobre mí y mi familia perjuicios irreparables, y por último estiende la providencia y se publica en todos los periódicos, con el deseo al parecer de que rculara por todo el reino y toda España, previniendo su opinion contra mí, y tildando mi hoor y concepto militar con las espresiones de «ser útil y conveniente al mejor servicio de la ina y de la patria?» Sea usted franco, mi venerado general, ¿qué entenderá todo lector de tas palabras? ¿Soy yo acaso algun traidor, algun desleal, algun cobarde, algun inepto, alIn hombre vicioso ó sin honor que pueda inspirar sospechas ó desconfianzas á mi soberana à mi patria? Póngase vd. un momento un mi lugar y entonces sírvase vd. conocer que estaa impaciente como yo para obtener segun los trámites justos de la ley, la mas escrlupulosa y ública vindicacion de mi concepto, tan ligera y atrozmente atropellado. La prudencia de un pitan general pudiera todo haberlo previsto y evitado; aun en el caso de haber ya sucedido, ido haberse averiguado, juzgado y castigado en los términos que mejor al gobierno convi ese, sin atropellar inocentes ni ofender la reputacion de honradísimos acreditados militares. e reclamado la ley, y la ley fallará: ahora es cuando ha de acreditarse la inexorable é imparal justicia de un gobierno representativo, y mil veces clamaré sin cesar á los pies del trono 3 nuestra angusta y benéfica reina gobernadora; y yo no dudo que S. M. me oirá y adminisará justicia : á este fin reitero mi solicitud, como vd. verá en demanda de ser juzgado en conjo de guerra, como tambien llenos de razon y de honradez lo han solicitado los dos jefes, is Inmediatos subalternos, contra quienes, sin saber por qué, se cebaron tambien las proviencias adoptadas, suplicando unánimente la formacion tambien de una causa general que escubriese los verdaderos culpables de tan lamentables acontecimientos. He creido debia dar gar á este desahogo en el seno de las meditaciones de vd. y ojalá me fuesc posible verificarlo ronto de viva voz, en cuyo caso, suspendiendo toda cuestion, me sujetaria gustoso á su arecer de vd. y consejo que tuviese vd. à bien darme, bien persuadido que en ninguno podré allar mas interés que en el superior jefe de la honorifica carrera á que tengo el honor de perenecer con este motivo tengo igualmente el gusto de incluir á vd. una instancia en solicitud e real licencia para pasar á Madrid, por ser solo mi anhelo el verle y desahogar mi corazon. onozco que abuso de las bondades de vd. ; pero confio tambien que, convencido de mi apuda situacion, disimulará la molestia con que le importuna su mas atento y subordinado, seuro sevidor que con la mayor consideracion besa su mano.-Pedro María de Pastors.-Vaencia 3 de marzo de 1835.

NUN. 45.-Pág. 430 (1).

Comunicacion del general Córdoba al Gobierno.

Excmo. Sr. He manifestado á V. E. que el tiempo ha paralizado, y por consiguiente retarado mucho la construccion de trabajos en la nueva línea. En ella están ocupados todos los apadores que tengo, y lo estarán por algun tiempo, aunque auxiliados por las tropas.

A la guarnicion y proteccion de esta línea y de los valles é intereses que debe abrigar es reciso destinar una fuerza por lo menos de seis mil hombres, aunque la mitad quedando móil, bien situada y dirigida, puede ligarse a las operaciones generales por su izquierda con amplona, y al estremo opuesto con el Baztan. De la prosecucion ú oportuno desarrollo del

(1) Esta página tiene la foliacion de 380 en vez de 430.

plan de campaña que tengo espuesto, forma parte la ocupacion de este último valle, y siendo progresivamente posible el ligarla con una línea de fuertes sobre el Bidasoa hasta Irun, ó hasta su desembocadura en Fuenterrabía. Que este plan es en mil conceptos ventajoso, no nees cesita demostraciones; basta considerar que cerrando, ó dificultando muchísimo su ejecuciou. las comunicaciones del enemigo con Francia, que han sido el vehículo de su alimento, y førman todavía ahora más la condicion de su vida, se logran tambien mil ventajas militares de que mi correspondencia oficial y confidencial y mis conversaciones con V. E. han dado suficiente esplicacion. Resta ocuparnos de la posibilidad de su ejecucion y de los grandes medios ú obstáculos que hay que emplear ó que vencer para lograrla, sin lo cual todo plan buene malo es un concepto abstracto, ó una sombra sin cuerpo.

Permitame V. E. que en favor de la importancia y gravedad del asunto, haga algunas re flexiones preliminares para llegar al término con mas instruccion, y que recomiende aquellas i su mas séria meditacion.

Cuando los agentes y diputados de los valles N. E. al Arga en la montaña de Navarra, me espusieron que estaban prontos á alzarse, les exhorté y alimenté sus felices disposiciones si verificar no obstante su pronunciamiento hasta que yo diera la señal, para no verse com otras veces, ellos abandonados y yo en grandes embarazos y conflictos: asi recuerdo que e dije tambien al gobierno. Pero otros consejos mas impacientes, aunque tal vez menos esper mentados en esta guerra que los mios prevalecieron, y se agitó por Francia y España el esp ritu público de aquellos habitantes, los cuales dando el grito de libertad me hicieron à mi esclavo de la nueva, distinta y sagrada atencion que se me creaba al estremo derecho de mi nea, prolongada repentinamente por este hecho de nueve leguas más, cuando no alcanzalar mis medios físicos á cubrir la que en el órden defensivo guardaba ya este ejército con tart. pena y dificultad. Así, pues, este acontecimiento, feliz en su esencia, no me pareció a mí des graciado y peligroso por estemporáneo, pues en guerra como en politica entiendo que todo és relativo, y una misma cosa puede ser ventajosa ó perjudicial, segun su oportunidad, ó falta ti ella. Concentrado yo entonces con el mayor grueso del ejército en Alava, amenazando el corezon y córte de la rebelion, el primer efecto de aquel alzamiento fué paralizar completament la accion ofensiva del cuerpo de diez y seis batallones que tenia sobre mi derecha en la Rib ra, con jaque à Estella, de los cuales unos entraron en la montaña levantada, y el resto tuv que escalonarse en la misma direccion para sostenerlos. Yo mismo tuve que renunciar à toda empresa en la parte opuesta, por la simple razon de que si el enemigo, que afortunadamen calculó mal entonces sus intereses, volvia por el diámetro sobre mi derecha con su mayor grueso, nuestras tropas y valles quedaban comprometidos ó perdidos por la muy tardia asi tencia con que podia llegar á su socorro, yo, precisado á retrogradar seis leguas hasta Mirada para correr luego por el grande arco ó círculo que forma el curso del Ebro, y por camio que prácticamente nos acaban de demostrar que si no del todo intransitables, son penibles! lentísimos en la presente estacion.

Los rebeldes no supieron aprovechar tampoco el tiempo que duró mi marcha de la izquier da á la derecha de nuestra linea, y recordará V. E. que le indiqué mis temores cuando ya lo hacia, si bien un poco despues han logrado sorprender la vigilancia de nuestros jefes en la iz quierda, los que faltos de buenas noticias acudieron tarde al auxilio de dos puntos debiles. que si debieron sucumbir ante los grandes medios con que han sido atacados, pudieron col mayor defensa, dar tiempo á ser socorridos.

De todos modos, mi situacion se hizo embarazosa y difícil por las exigencias del mencion do suceso político, pues no era posible sustraerse à la dura alternativa de dejarlos siempre es puestos, ellos y las tropas, á los riesgos probables, por no decir inevitables, de que llevo be cha mencion, ó de paralizarme con el grueso del ejército en perpétuo centinela y protecte de dichos valles. No sé cual de los términos era peor; pero ambos eran muy malos. Para sabr del apuro resolvi anticipar la operacion que tenia meditada para cuando llegasen los refuerzs que se preparan á este ejército, operacion que formaba parte del plan general de campaña, sistema de guerra con que, á mis cortos alcances, puede, no digo mejor, sino únicamente 12cerse y conducirse esta guerra; y aunque este sistema sea vivamente censurado por peregrinos y aun por inteligentes del arte, que lo califican de lento y largo, siempre me quedarà el derecho de sostenerlo como único, y mientras militan, sol radas razones para calificar todo otro de funesto é imposible. He aquí la cuestion verdadera que habrá de examinarse siempre, pero ¿

cuyo examen confieso me prestaré con mas confianza de convencer á los demás que de ser convencido, ni suficiente docilidad para servir de instrumento à ideas contrarias, cuando estoy penetrado que de un ensayo condescendiente y ya hecho, pende la suerte del país y del trono, el triunfo de los dos principios rivales y la reputacion y responsabilidad del general que, al frente de la empresa y de la censura nacional, ha de responder à la Europa y á la historia de su conducta. Digo esto porque he elegido y prefiero ser víctima de la impaciencia é ignorancia pública, que tímido, dócil ó ciego agente de su ruina, ya que las pasiones generales no pueden someterse á lo que la inteligencia y la esperiencia dictan y aconsejan. Culpable y aun despreciable seria yo á mis propios ojos si por contemporizarlas consumase las calamidades de la patria. Vuelvo a pedir á V. E. perdone una digresion que hace, cuando menos, escusable los disgustos de mi alma, y las tan injustas como ingratas y poco merecidas acusaciones de que soy públicamente objeto hace tiempo, como lo es un médico del enfermo irascible y poco docto que le acusa de la lentitud de una cura grave y difícil, porque el cielo que le envió la enfermedad está demasiado alto para oir sus imprecaciones. Aunque yo reconozca mas que nadie y haya espuesto desde el primer momento en que me vi precisado à aceptar este mando, que el médico que se encargue de curar los males que hoy afligen al país, debe poseer toda su confianza aun cuando tenga menos crédito y ciencia.

Pero volviendo por fin á tomar el hilo de mi esposicion, emprendí (decia á V. E.) la árdua empresa de establecer una línea de doce à trece puntos fortificados, que uniendo al bajo con el alto Arga hasta la frontera de Francia, y teniendo por centro general à Pamplona, conquistase y dominase todo el país al Este de ella, es decir, desde la desembocadura del Ega hasta los Alduides, He hablado ya de sus ventajas y utildades pero no será demás reproducir las primcipales. 1. Incomunicacion militar entre las facciones de estas provincias con las del Noroeste de la monarquía y las consecuencias que esto encierra para la pacificacion general. 2. Disminucion de recursos de todo género para la rebelion, por la adquisicion de este vasto, nuevo y para ellos muy productivo territorio, lo que equivale à cortar su vida material más que diez batallas. 3. Establecimientos de aduanas y comunicaciones con Francia, de cuyos efectos y resultados no haré mérito sino recordando la parte en que disminuye el principal producto que ha alimentado el tesoro de don Carlos. 4.° Condicion indispensable que encierra esta línea para el establecimiento de nuestras armas en el valle del Baztan, pues los dignos é ilustres generales que me han precedido, y aquellos que hoy opinando por su ocupacion ilustran al gobieno, me permitirán observarles aquí, pasando alguna vez á crítico quien tantas es como actor objeto de sus censuras, que ocupar y no asegurar la conservacion de lo que se ocupa, es reprobada y perniciosa máxima en guerra como la política, abrazar mas de lo que se alcanza tan espuesto como gastar mas caudal del que se posee. Seria esto incurrir en los errores y consecuencias de las precedentes ocupaciones, las cuales........................... .... dieron márgen à que para asistir á socorrer al Baztan tuviese el ejército que emplear todo su tiempo, fuerza y atencion, para luego tener que abandonarlo, reconocida que fué por costosa y pesada carga la ocupacion, y cuando ya habia producido grandes derrotas y desastres que espusieron mucho la causa pública á un naufragio, ocasionaron la pérdida, ó sitio de tantos puntos fuertes á que no era humanamente posible acudir al mismo tiempo. Deplorable é irreparable pérdida fué la de estos fuertes, pues ella alteró todo el carácter de esta ya entonces muy difícil guerra, que aquellos sirven de imprescindible apoyo á las operaciones. Sin ellos no hay almacenes para alimentar å las tropas, ni hospitales en que dejar nuestros enfermos y heridos, que no pueden abandonarse al enemigo; ni se puede reponer de municiones la cartuchera del soldado ni hay abrigo alguno en el desierto de casas que en todo el territorio dominado por los rebeldes ofrece este país al ejército............... en todo reducido á sí solo.

Ahora bien, excelentisimo señor, à los doce puntos indispensables en la nueva linea hay que consagrar, segun llevo dicho, una fuerza pasiva y otra móvil que no puede absolutamente bajar de seis á siete mil hombres. Simultáneamente à aquellas se están construyendo otras bras en los puntos de San Vicente de la Sonsierra, Peñacerrada, Treviño y varias ventas con os objetos que tengo anteriormente espuestos.-La venta de Tamarites, en el Ebro.-El Perlon y Cáceda en Navarra.-Se acaban de construir tres sobre la línea del Zadorra.-Dos sobre el valle de Losa, todo para los objetos y por las razones que tambien tengo manifestadas. Y cuando todas las tropas están en accion y protegiendo estos trabajos, todos los brazos útiles emleados en ellos, todas las guarniciones en campaña y tan reducidas que sus jefes piden de to

das partes con clamores fuerza, fuerza y fuerza (y ojalá no pidieran mas que fuerza), mi sitnacion es tanto mas apurada y difícil, cuanto que sin bastar con lo que tengo á guardar lo que poseo es preciso y urgente ocupar el Baztan y formar otra linea de comunicacion con él para emprender desde allí otra larga y dificilisima linea militar que es indispensable para llegar à a desembocadura del Bidasoa.-Llego precisamente aquí à la gran cuestion general que me Propongo someter á la ilustracion del gobierno. Multiplicado à tanto grado el divisor de las atenciones ¿como ha quedado el dividendo de la fuerza que ha de cubrirlas y protegerlas, y la que ha de operar en campaña? Balmaseda y Mercadillo anticipan la solucion del problema. Ni las tropas, los hombres tienen la prerogativa de hallarse en estremos distintos. La línea que guarda el ejercito tiene su centro en Miranda, y desde este punto, al estremo dicho, hay 36 leguas. El camin militar practicable al apoyo de los fuertes existentes hasta la estrema izquierda, va por Oña segun acaba de verse, y por cierto que no es mas corto que el anterior.

¿Cómo remediar estos inconvenientes orgánicos é inherentes à la guerra que hacemos par disminuir las ventajas que en ella tiene un enemigo, centralmente encastillado en una fortale za inespugnable, inespugnable aunque no la guarden sus armas, pues que forma todo el terreno en él comprendido un páramo y desierto ingrato en que el ejército no encuentra auxi lios ni subsistencia, ni las puede llevar para el número de tropas con que es preciso marchar por él? ¿Cómo? Aumentando las fuerzas y estrechando las líneas, pero es el caso, primero que estas fuerzas no han aumentado y si disminuido; segundo, que para estrechar las lineas es menester concluir las nuevas sin abandonar las viejas y que las primeras tienen todavi que ser muchas, y de lenta y difícil ejecucion; tercero, como el enemigo no se deja tranquilamente encerrar por la paleta del albañil, ni los fuertes nacen all donde se siembran, nieste se pueden hacer sin brazos y tiempo y bayonetas para guardar los trabajos contra todas las que el enemigo puede concentrar para destruirlos, y como mientras esto se hace, no se hac ni se puede hacer otra cosa, ni se está en otra parte: ó como el enmigo no ha estipulado estars: quieto entretanto, ó se va este sobre la menor fuerza, ó ataca puntos débiles no protegidos por la fueza que está cubriendo los nuevos trabajos; y porque los ejércitos de Xerxes y Gengis-Kar no bastarian à cubrir y proteger todos los puntos vulnerables, y mas cuando se trata de m enemigo que, repito, no los tiene en ninguna parte, y si se le puede, como Aquiles encontrar un tendon vulnerable, no puede ser sino el hambre, y el hambre no se le da sino por el cam no que con muchos menos medios que los necesarios, y padeciendo nosotros de la misma enfermedad, se la he ido y voy procurando por este mi lento sistema que me hace culpable apatía, molicie, charlatanería, etc.

Sin entrar aquí á hacer un paralelo de la guerra de hoy á lo que era hace un año, pues est trabajo exigiria dos volúmenes, recordaré tan solo que el enemigo tenia entonces la mitad de la fuerza actual; que ésta estaba dividida en todas las atenciones que para él formaban veinte ! tres puntos fortificados, por los cuales era circulable el interior del país, puntos que fueron abandonados ó perdidos, y cuya falta hace hoy imposible la comunicacion facil ó posible ertonces. Que el ejército nuestro tenia además de sus guarniciones cincuenta y cinco batallons movibles en campaña, sin contar con los del ejército de reserva. Que la victoria, el tiempo y lis grandes auxilios y adquisiciones no habian constituido como hoy à la rebelion en un ejército be cho y formal, con las grandes simpatías, esperanzas y esfuerzos que hace en Europa el partido principio cuyos intereses defiende. Que le faltaba el grueso parque de artillería que ha reunide y no estaba sostenido por la grande y justa confianza que para su triunfo le ofrecen nuestras di sensiones pasadas, agitaciones presentes y las perturbaciones que se divisan en el horizonte pelitico de nuestro país.-La guerra entonces era puramente ofensiva de nuestra parte. Hoy no solo se exige esta condicion, sino que la misma fuerza que ha de hacerla, ha de proveer á la parte defensiva en una linea tan estensa y dificil como la que cubre el ejército; y cuando los rebeldes, desesperados de poder progresar en su país, quieren estender y propagar la rebelo por espediciones á las otras provincias descubiertas, atencion para nuestras armas contradictoria é imposible, pues que no pueden ocupar todos lo puntos de entrada, proteger todos los vulnerables en este territorio, avanzar las líneas y operar en campaña al mismo tiempo; y mientras no se logre demostrar que estas atenciones no forman mas que una misma, y que siendo com son distintas y lejanas, se puede estar ú obrar sobre todas ellas al mismo tiempo.-Por últim?, en la guerra anterior los cuerpos tenian sus cajas particulares llenas, y el Estado dinero abun dante para cubrir todas sus necesidades con puntualidad. Aquellas están hoy vacías; el mate

rial de las tropas destruido; las bajas no reemplazadsa, y el erario, si bien hace esfuerzos y sacrificios prodigiosos para atendernos, estos por laudables no dejarán de ser inferiores al objeto y grandes necesidades á que se destinan. Y las subsistencias que hace un año eran abun. dantes, buenas y seguras, hoy son dificilísimas y raras en nuestras mismas líneas, completamente imposibles desde que las abandonamos y no trasportables (aun cuando las tuviéramos) al país enemigo, porque ni la naturaleza del terreno, ni la grande escala numérica en que se obra ya sobre él, ni la escasez de los trasportes, ni la obstruccion y lentitud y peligro que de tener y llevar muchos resultaria en las marchas por desfiladeros, barrancos y montañas de este país no las puede procurar; y es claro qne a pesar de lo poco en que estiman los calculistas y proyectistas estos inconvenientes, es el mayor de todos, pues sin comer no se vive, sin vivir no se conbate ni se marcha..... Mas ¡cuándo acabaria yo de enumerar las razones que se oponen á esa palabra vaga, insensata, indeterminada, que anda hoy en todas las bocas y entra en tan pocas cabezas, operaciones! ¿Y cuáles son estas? ¿Su objeto? ¿Sus medios? ¿Sus resultados?--Las operaciones son batallas inútiles y costosas, que luego critican, victorias y triunfo completo que menos desean los que paseando y delirando lo piden á gritos, que aquellos que, muriendo, trabajando, sufriendo y llenos de criticas necias é improperios, ejercemos un mando inejercible á gusto de esa tiránica y alucinada opinion que recompensa con insultos á los que mueren ó se sacrifican vanamente por salvar á los agitadores. Ojalá no tengan estos que deplorar el terrible efecto de sus ingratos, injustos y escandalosos denuestos.

Pero esta opinion dominante no puede satisfacerse, porque en su estravío no solo quiere lo malo sino que no sabe lo que quiere, pues hoy critica las batallas y repudia los triunfos, y reconviene contra las faltas de sus resultados y mañana las exige y aconseja; ayer recomienda la prudencia y hoy la temeridad y lo imposible. Cuando el general está en la izquerda, lo reconviene porque no está á la derecha, ó vice-versa, y entre tanto una verdadera operacion que conquista una provincia, que asegura un territorio, que disminuye la fuerza, recursos ó influjo del enemigo, pasa desapercibido ó indiferente à su vista.-En vano es hablar de razon: ni la estacion, ni el terreno, ni la subsistencia, ni el calzado, ni.... nada liberta al general, ni à las tropas ni al gobierno de esa turba de agitadores ó descontentos.

Así, pues, ve V. E. ó la urgente necesidad de aumentar los medios de ejecucion y proteccion, ó de someterse al alcance y esfuerzo material, y á las buenas ó malas condiciones de los que se poseen. 2.o La no menos reconocida de dar á esta, como à todas las empresas humanas el agente general de todas ellas, que es el tiempo que relativamente reclamen, su indole sus necesidades y su situacion. 3.o La de dar á la opinion é impaciencia pública mejor y mas justa y acertada direccion, porque su estravío irracional y apasionado, aun en las clases ilustradas tratando de suicidarse se irrita contra el que lo estorba; si bien entiendo en muchos conceptos, (y lo afirmo con la conciencia de un buen ciudadano y con la resolucion de un honrado militar) que el mejor y único medio de tranquilizarla, es someter á otras manos la direccion de esta guerra y confiarla à quien tenga mejores titulos y posicion que yo para revestirse de toda aquella consideracion, confianza y boga pública, que ni mis antecedentes ni mi carácter me hacen propio aceptar, y menos à solicitar.

En las guerras civiles hay necesidades absolutas y exigencias propias que es preciso atender, y el mando de la fuerza armada en persona de la época es la principal de ellas, tanto mas urgente hoy, cuanto que mi salud y mi vida sucumben, y cuanto las intrigas, críticas é imputaciones de que con poca justicia soy el blanco, han acabado de afectr mi ánimo, tal vez mas que debieran, embargando mi razon, acabando con mi paciencia que, nunca fué mucha, y debilitando todas mis facultades físicas y morales: y tanto menos peligrosa me parece tambien esta medida, cuanto cualquiera que me reemplace en el mando, no podrá ya hoy sino seguir bajo la imperiosa ley que le revelarà la necesidad, el camino que yo he trazado, por ser todo otro imposible.-Yo mismo, que no vine por tercera vez al ejército sino para pagar la deuda de un hombre de bien en las terribles circunstancias en que me llamó la patria, ayudaré con mis consejos y esperiencia á cualquiera que sea encargado de seguir construyeudo el edificio en que he sido harto feliz con colocar algunas piedras fundameniatales.-Lejos de mí la idea de hacer un monopolio de la razon, y ojalá que todos los españoles me igualasen en sacrificar al bien de su patria sus afectos é intereses particulares, pues es cierto que no se veria hoy aquella tan desgraciada y amenazada de las grandes y peligrosas convulsiones que se observan en un horizonte cercano y cargado.

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