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SITUACION DE LOS CARLISTAS EN EL MAESTRAZGO.

XXII

En el Oriente de España no podia menos de sentirse la influencia que ejercia el estado de la guerra en el Norte, de esperimentarse la confusion que empezaba á reinar entre los liberales.

Los triunfos de los carlistas en las Provincias Vascongadas, tenian eco en toda la Península, y le tenian las insurrecciones de las capitales, que en uno ú otro sentido entorpecian la accion, poco resuelta, de la autoridad, en lucha contínua con encontrados elementos.

A la sombra de las conspiraciones liberales se organizaban clubs carlistas, y ni el suplicio en Zaragoza del canónigo Ferrer, ni los fusilamientos de otros conjurados, servian de funesto ejemplo á los demás, á quienes estimulaban los mismos desórdenes de sus enemigos.

Así vemos desde estos acontecimientos y donde tuvieron lugar, adquirir nuevos prosélitos la causa carlista, y tomar la guerra en el Maestrazgo y en Cataluña un nuevo é imponente aspecto.

Los pronunciamientos de aquel verano iban á ser un manantial fecundo de desgracias, que pudo cegar y dejó correr el gobierno, que iluso y obstinado solo veia un motin donde habia una necesidad que satisfacer, un desórden en lo que no era sino una espresion mal manifestada del sentimiento público.

Pero no anticipemos los sucesos. Sigamos esponiendo la situacion de la guerra en el Maestrazgo, ahora que habremos de hacer punto para volver á reanudar el hilo de nuestra narracion, hallando, no los novecientos hombres que mandaba el caudillo tortosino, siro más que duplicada fuerza á pesar de las vicisitudes que esperimentó.

A la parte con que indirectamente contribuian los liberales en pro de sus enemigos, Cabrera con su valor y actividad, supo conquistarse un gran ascendiente que le dió infinitos partidarios. El sucesor de Carnicer reanimó sus abatidas huestes, aumentándolas con reclutas y algunos soldados que se le pasaban. Pronto no tuvo armas que darles, y ni racion á veces. Guardaba en lo mas áspero de las montañas algunos pelotones de presentados, dábales alguna instruccion, y á falta de fusiles, llevaban picas unos, lanzas otros, y palos los más. Formaban estos en la retaguardia, y cuando huian las tropas de la reina, se lanzaban como perros de presa á apoderarse de un fusil para ser soldados, y soldados valientes, porque no se podia menos de serlo con Cabrera.

Todos los resultados de sus esfuerzos estuvieron á punto de desvanecerse como el humo, paralizándose por algun tiempo.

Los cortesanos de don Cárlos, en su prurito de manejarlo todo, tambien se metieron á dirigir las fuerzas que tan penosamente habia creado Cabrera, y Villemur hizo firmar á don Cárlos en Iturmendi una órden facultando á los jefes que hasta entonces operaban bajo las órdenes de Cabrera, para que con sus fuerzas respectivas pudiera cada uno obrar independientemente en el terreno de su creacion; lo cual equivalia á inutilizar á Cabrera, que se quedó á consecuencia de tan desatentada órden sin un hombre y en una posicion triste.

Y no mandaba en efecto un hombre, porque agregaha todos los presentados á los cuerpos de sus paisanos mandados por jefes de sus respectivos paises; así estaba Quilez al frente de los aragoneses, Forcadell al de los valencianos, y por este órden los demás; pues hasta los tortosinos tenian un jefe especial.

Todos, sin embargo, cedian su puesto á Cabrera, y este se unió á Forcadell, que era su mayor amigo, y su partida la más numerosa, pues contaba unos ochocientos hombres.

Organizaron reunidos su gente; y tratando de probar fortuna, se dirigieron hacia los montes de Chert, para emprender de acuerdo con Torner, á quien esperaban hallar, operaciones de que se prometian favorables resultados.

Movíanse en el ínterin las demás partidas con varia fortuna, si bien engrosándose diariamente, y adquiriendo una osadía que hasta entonces no tuvieron.

CASTILLA LA NUEVA.

ESCURSIONES DE LOS CARLISTAS.-SUS GUARIDAS. ESCARAMUZAS.

XXIII.

Los mismos partidarios que al concluir el año de 1834 hacian inftiles esfuerzos por organizar la guerra en los montes de Toledo y sus inmediaciones, empezaron á ir consiguiendo su objeto en el año que nos

ocupa.

Constantes en su sistema de movilidad, se les ve en continuas correrías haciendo sorpresas, é invadiendo pueblos. Unos entran en Ballesteros, provincia de Ciudad Real, otros en Villar del Pozo, y si bien son rechazados en algunas partes con pérdidas de consideracion, se enseñorean en otras, sacan abundante botin, y ocasionan numerosas víctimas.

En todas sus escursiones aumentaban su gente, estimulando el ardor de los mas osados que salian al campo á la cabeza de alguna docena de aventureros para emprender una vida que, aunque llena de peli

gros, ofrecia aliciente á la codicia, daba pábulo á las venganzas, y no carecia de porvenir.

Romo se presenta hácia Talavera al principio de febrero, y La Diosa, con su pequeña partida, sorprende en la noche del 13 á Puerto Lápiche. El comandante de los cincuenta urbanos que guarnecian este punto, les reune, y bate á 1 s invasores, haciéndoles retirar con alguna pérdida de una y otra parte

Si una activa y constante persecucion pone en aprieto á los carlistas en los valles, se guarecen en las sierras y bajan al llano á efectuar una sorpresa calculada de antemano. Por esto era preciso perseguirlos en sus guaridas, con bien escaso resultado.

En marzo es batida por Perceval la partida de Galan en las Peñas del Roble; pero al mismo tiempo La Diosa, Perfecto y Gerónimo con unos doscientos hombres sorprenden los pueblos de Navalmorales y Navalucillos. Al saberlo el comandante de la columna Solano de Zabala, se dirige contra los carlistas, les alcanza en la Vega de la Vecea, y se traba una reñida escaramuza en que lleva Zabala la mejor parte, y cuyo éxito habria sido completo, á no haber comenzado á la una de la noche la pelea.

De las pérdidas que esperimentaban en estos encuentros, se reponian volviendo á los montes, donde se contaban seguros; siendo los de Alamin su más predilecto asilo, porque se le ofrecian seguro su frondosidad, sus naturales cuevas, y las quebraduras del terreno, sirviéndoles además muchos árboles de atalaya, para observar sin ser vistos, la marcha de un solo hombre por cualquier camino.

Una partida se corrió á Robledo la Chavela, á proveerse de lo necesario; pero fué batida con ayuda de los urbanos de San Martin de Valdeiglesias, y con pérdida de veinte y siete muertos.

Esta correría alcanzó á algunos pueblos inmediatos á Madrid, que veian que, ni aun la proximidad á la córte, centro del gobierno, intimidaba á aquellas partidas, que habrian consternado á la capital, á ser tan numerosas como osadas.

En los primeros dias del siguiente mes de mayo la columna de Benitez bate á unos doscientos carlistas reunidos en las Majadas y Solana de San Anton, y les dispersa matando veinte, y al cabecilla Checa, aunque á costa de alguna pérdida, y la sensible del subteniente Pernia.

El dia 6, el comandante general de la provincia de Toledo deshace en los valles de Galves á otra partida de doscientos, matándoles diez y siete, incluso el jefe, cogiéndoles treinta y un caballos y otros efectos. Como pendia de su persecucion su aniquilamiento, destinó á ella en seguida algunas columnas.

En cambio de este encuentro desfavorable á los carlistas, invade

Orejita, el 15, la villa de Puerto Llano. El alcalde y algunos urbanos se refugian en la torre de la iglesia; tocan las campanas para alarmar al pueblo; pero no toma éste parte, y solo los de la torre se foguearon con los invasores, que se proveyeron de cuanto necesitaban.

á

El esquilador de Miguel-Turra, se presentó por entonces en el Corral con una docena de hombres que fué sucesivamente aumentando. Por estos dias el comandante de Ciudad Real salió con una columna poner nuevamente coto á las escursiones de los carlistas, alcanzandoles á los once dias de su salida en el Bonal de Pedro Murillo, situado en la sierra, en una fuerte posicion, donde les atacó causándoles alguna pérdida, y rescatando á varios urbanos de Pozoblanco, sin poder conseguir lo mismo respecto del alcalde mayor que se llevaban herido.

A principios de junio, despues de haber recorrido don Calisto Vargas el escabroso terreno que separa la Atalaya de Sierra Morena, supo la direccion que llevaba Orejita, y le alcanzó en el puerto de Calatrava, apoderado de una fuerte posicion, de la que se replegó, sin embargo, al atacarle Vargas, atrincherándose detrás de las peñas y castillo de Salvatierra. Pero cargado impetuosamente por Vargas, fué desalojado, y la noche puso fin á la pelea, ocultando algunos muertos. En esta jornada perdió Orejita veinte y un caballos.

Otras pequeñas columnas batian la sierra del Soto Viejo, y las Ventas de la Serrana y de la Zarzuela, matando á algunos fugitivos.

Pero nada impedia el progreso de los carlistas, y así vemos á fines del mes formar una partida á Monzon (a) el Valenciano, y al coronel don Francisco Javier de la Lastra, y entrar con ella en Almaden. Mas no tuvieron la fortuna que otros, porque se presentó allí al instante el capitan de caballería Fitor, y les batió y destrozó, muriendo á manos del valiente soldado Casimiro Tor.es el cabecilla Monzon, quedando gravemente herido Lastra, que falleció á poco. Dejaron en la villa y en el campo veinte y cinco muertos.

Estas ventajas alentaban el espíritu de los soldados y urbanos, que perseguian tenaces á los carlistas y lograban dispersar algunas partidas. Siendo tan contínua la persecucion, casi todas fueron alcanzadas y y batidas, muriendo en uno de estos encuentros el cura Huerta, pitaneaba á varios rebeldes.

que ca

PROGRESO DE LOS CARLISTAS. ACCION DE CAMBRON.MUERTE DE MIR.

XXIV.

Estos triunfos aislados eran, sin embargo, inútiles. Para los carlistas de Castilla empezaba tambien su época de prosperidad, y así se les

TOMO II.

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ve aumentar su gente y sus jefes, hacer estériles los sacrificios de las columnas en su persecucion, y cuantas medidas fuertes se empezaban ya á tomar contra ellos.

En el mes de julio ya estaba Peco en campaña. Desconocido entonces, adquirió su parte de celebridad despues. Jóven, lleno de emulacion y valiente, queria medrar y nada le importaban los peligros; nada el sacrificio de su existencia. Se bate en Alcudia por primera vez, y desde entonces su vida es una contínua serie de azares

Orejita es batido el 17 de julio cerca de Hortezuela por la columna inóvil de la Calzada de Calatrava, y va aprendiendo á ser astuto, y enseñando á ser militares á sus bisoños soldados.

Hernandez, con menos fortuna, es derrotado el 8 de agosto por Ipola en el barranco Quegical ó de las Víboras, quedando tendido en el campo con seis compañeros más. Pero nuevos partidarios le reemplazan, y los ya conocidos acometen empresas sobrado atrevidas.

Orejita entra en Andújar, y tienen que salir de Jaen la tropa y urbanos para arrojar álos invasores del terreno andaluz.

El 15 se presentó Mir con su gente en Ciudad Real, donde entraron algunos caballos: hiciéronles frente los soldados y urbanos, retirándose Mir ordenadamente por escalones El 23 salió de la Alameda don Luis Tenorio, llegó con su columna á Hortezuela, donde habia tenido Mir su cuartel general, y no hallándole, sin descansar un momento, continuó su marcha para el Viso del Marqués; á poco, un parte del alcalde de este pueblo, le enteró de que los carlistas estaban saqueando á Almuradiel, ó el Visillo; forzóse el paso, á pesar de que no habian comido los soldados en todo el dia, más no pudo llegar al Viso hasta las ocho de la noche. Acampó su tropa en las inmediaciones del pueblo, y al amanecer emprendió la marcha hácia las ventas de Cárdenas, en las que supo que el enemigo se hallaba en las de las Correderas. Siguió el movimiento sin más que el preciso descanso para behe, y al llegar á ellas, observó que por la cumbre marchaban algunos carlistas con direccion á Aldea Quemada. hizo un alto de cinco minutos para darles á entender que se retiraba, y lo verificó muy despacio hécia las Ventas, con objeto de seguir por una vereda escusada á Aldea Quemada, á cuya inmediacion llegó cuando ya no estaban los carlistas, que se habian retirado á las doce de la noche.

Al dia siguiente les siguió: alcanzó su vanguardia, y la pasó á cuchillo; ganando el grueso de los carlistas la escarpada ltura llamada Sierra de Cambron, donde dieron la cara en buenas posiciones; y no viéndose Mir atacado ordenó á los señores García y Perez de Olmedo, que mandasen al jefe de la cabaliería que destacase cuarenta caballos por cada flanco del enemigo, y al saber á poco que aquella arma se ha

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