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bia marchado, comprendió su gran peligro, y efectuó una escelente retirada defendiéndose de las fuerzas que le perseguian y abrumaban, esperimentando algunas pérdidas una y otra parte.

Los carlistas pasaban de cuatrocientos: los liberales no llegaban á trescientos.

Este hecho fué de suma importancia, porque ganándole, salvaron los liberales una cadena de trescientos rematados, á quienes pretendian los carlistas dar libertad; porque se libraron el Viso y otros pueblos inmediatos al camino real, amenazados por todo el grueso de los carlistas; pcrque la feria de Almagro no tuvo que temer una invasion, y porque tranquilizó los ánimos de les pueblos y de las capitales inmediatas, alarmados justamente con el progreso de los carlistas, y la considerable reunion de sus fuerzas.

Todo lo varió de aspecto la accion del 25. A poco siguió otro suceso notable. Mir murió el 30 en la escaramuza habida en los cortijos de la Fuente del Fresno, sin prestarle los suyos el socorro que debieron. Conducido su cadáver á Ciudad Real, fué escarnecido y colgado en la reja de una casa, con un puro en la boca, hasta ser sepultado. A don Isidoro Mir, no puede confundírsele con muchos de los partidarios de la Mancha, como tampoco á los hermanos Bermudez, personas de carrera, que defendian la causa carlista por conviccion.

ANDALUCIA.-ESTREMADURA.

INÚTILES ESFUERZOS DE LOS CARLISTAS EN ANDALUCIA.

XXV.

Lo hemos dicho ya: no era Andalucía país á propósito para los carlistas.

En el Mediodía de España, las poblaciones son más grandes, más ricas, más industriosas, más civilizadas, y siempre se han distinguido por su amor á la libertad. Los carlistas no hallaban allí guaridas ni partidarios.

En vano aparece Buceta en la campiña de Tarifa el 4 de enero, y reune penosamente secuaces. Perseguido, es destrozado, y al huir Buceta y vadear el Gener, se ahoga. Hasta la naturaleza podia decirse que se les oponia.

Más al centro, aunque en la costa, en las inmediaciones de Motril se presenta Garmendia con una partida, y es al momento destruida, y preso su jefe y catorce compañeros.

Luis Moreno, desertor de presidio, levanta en el distrito de Jaen otra

partida, que no tarda en ser desecha, fusilado Moreno, y presos veinticinco por cómplices y sospechosos.

Y por último, en agosto se pronuncia el Morito con unos cuantos hombres, en la inmediacion del cortijo de las Ventanas, provincia de Málaga, y son acuchillados por el destacamento de Lopez.

¿Quién habia de tentar fortuna con tan funestos precedentes? Solo algun insensato. Los partidarios de don Carlos no hallaban allí simpatías, sino una persecucion activa.

ESCARAMUZAS. - ACCION DE LA TRAPERA. VARIOS PARTIDARIOS.

XXVI.

Casi otro tanto sucedia en Estremadura, á pesar de tener en ella más partidarios el carlismo.

Fray Lorenzo Pi is, que se presentó á la cabeza de una part da de españoles y portugueses, fué aprehendido por los urbanos de Cilleros y Zarza la Mayor.

El brigadier don Isidoro Mir, de escelente educacion y cuna, sobresaliente en su doble carrera de medicina y leyes, hasta que emprendió la militar, en la guerra de la independencia, siendo comandante de guerrillas, prestando importantes servicios, y no pocos al partido absolutista, al que se afilió desde luego, siendo preso el 1821, procesado y condenado á muerte en Jerez, en union de su compañero Dato, hallando medios de demorar la causa hasta el restablecimiento del absolutismo, en que fué ascendido á brigadier, quedó de cuartel en Madrid. frecuentaba la tertulia de don Cárlos, fué envuelto en el proceso de Estéfani, y ya en libertad en 1835 le nombró don Cárlos comandante general de la Mancha y Toledo, y en comision para Andalucía $ Estremadura. Se presentó inmediatamente á desempeñar su destino, reunió todas las partidas, y con 800 infantes y 300 á 400 caballos, marchó á Herrera del Duque donde era considerado, y no fué mal recibido; pero Avecia comandante de la columna móvil de la línea de la Mancha, se dirigió á Herrera, salióle Mir al encuentro, le esperó en el puerto de las Navillas donde tuvo lugar un reñido choque en el que hasta se dieron cargas á la bayoneta, y á más de las nueve de la noche los liberales entraron en el pueblo, y los carlistas quedaron en el lugar de combate.

Esto, no obstante, la mayor parte de aquella gente carecia de subordinacion y disciplina, lo que ocasionó muchas amarguras á Mir, y queriendo poner órden la dió para que todo carlista que se presentase sin pasaporte suyo, en algun pueblo, lo prendiese y entregase la justicia á las tropas más inmediatas, fuesen liberales ó carlistas. Esto evitó la

desercion, pero le atrajo la enemistad de muchos jefes de partidas; y á pesar de tantas contrariedades y rodeado de peligros por todas partes, continuó sereno sobrellevándolas y operando con éxito; si bien la insubordinacion que mostró doa José Jara, que de paisano que era, le sucedió á su muerte en la comandancia general, le obligó autorizar á los jefes descontentos para obrar separadamente hasta que llegasen las instrucciones pedidas á don Cárlos, y Mir con las fuerzas de la Diosa, Chaleco, Perfecto y otros se dirigió á la Mancha.

Entraron los carlistas en Alia y en Guadalupe, donde hicieron buena presa de cuanto les pareció útil. Marcharon luego á la casa de la Granja y de aquí á Castilblanco. Noticioso Avecia de tal movimiento, corrió á este punto por un atajo, y alcanzó á los carlistas en los valles y cuesta de la Trapera, cargándoles la caballería con valerosa resolucion y ensangrentándose á su placer. La infantería acometió al mismo tiempo por la derecha superando grandes obstáculos; más resisten bizarros los carlistas y hacen nella sus tiros en la caballería liberal, retirándose despues ordenadamente, defendiendo las posiciones que.iban ocupando, y que tenian que conquistar los de la reina. Guarécense, por fin, en un terreno sumamente escabroso, y donde ya no fué posible el ataque.

La accion fué sin cuartel: perdieron los carlistas cien hombres, y pocos menos sus contrarios, rescatando muchos efectos de Alia y Guadalupe. Los urbanos que acompañaron á la fuerza de Avecia, sellaron con su sangre su juramento.

El 18 de julio fué atacada la partida de Leon en la sierra de Portilla, contando algunos muertos y heridos, entre estos el jefe

En el mes siguiente, vuelven á invadir el territorio los partidarios de la Mancha; y Mir y otros reunen fuerzas en el valle de las Hoces; pero Avecia, siempre infatigable, marcha á atacarlos y se encuentra en el camino á Perfecto y á Peco, que huyeron con sus cuarenta caballos al ver la columna liberal, tan temible para ellos. Sanchez, que habia pertenecido á la partida de Cuesta en 1823, y en 1834, apareció el 17 con algunos compañeros en las inmediaciones de Torrecillas, entró en el pueblo, se proveyó de cuanto necesitaba, y se dirigió á Rotura y Navezuela, titulando á su gente urbanos de Trujillo, a fin de no alarmar á los pueblos. Pero les descubrieron los escesos que cometian, y fueron alcanzados el 19 cerca de la Nava por los verdaderos urbanos de Guadalupe, que les hicieron refugiarse en las asperezas de la sierra con pérdida de hombres y caballos. Dispersados, huyeron unos á Castilla, y otros se presentaron, siendo esta casi la historia de todas las partidas de Estremadura.

ACERTADAS DISPOSICIONES DE CARRATALÁ.

XXVII.

Era á la sazon capitan general de aquel distrito José Carratalá, que mandó en la provincia desde abril á setiembre de este año, en que fué trasladado á Valencia.

Aunque Rodil preparó el espíritu público en favor de Isabel, procuraron minarle de contínuo los partidarios de don Cárlos, por el grande interés que tenian en que les sirviese de apoyo una provincia limítrofe á Portugal. Así amenazaban é invadian á cada instante la Estremadura las partidas de la Mancha. Era preciso poner coto á estas correrías peligrosas; pero no habia disponible en la provincia otra fuerza del ejército que unos ochenta reclutas del regimiento de caballería de la Reina, y para atender á lo más preciso levantó Carratalá en pocos dias un batallon y un escuadron de francos. Aprovechando al inismo tiempo el espíritu liberal de los estremeños, fomentó la milicia urbana, y mejoró su organizacion, formando de ella algunos batallones de tiradores.

Aquellos honrados paisanos, aquellos sencillos labriegos, acudian dóciles á la voz del general, cuya llaneza les encantaba, y alegres y animados poblaban aquellos campos de instruccion, deseando llegara el dia en que poder ser útiles á la causa que defendian.

Merced á la decision de Carratalá, vióse organizada como por encanto la fuerza que necesitaba, y echando mano de la mejor preparada, acudió con ella á los confines de la provincia, rechazando á los carlistas que pretendian llevar la guerra á Estremadura. Unas veces en union con la tropa, y otras solos, batieron allí los urbanos á sus enemigos, y les vencieron.

No parecia sino que querian demostrar los estremeños, que si fué en su suelo donde primero se levantaron pendones por don Carlos, en él era donde menos partidarios tenia, y donde más y más decididos enemigos del carlismo se abrigaban.

Los estremeños defendieron con hidalga bizarría su país, saliendo siempre con entusiasmo á campaña. Carratalá, que vió así justificada su prevision, conoció lo que vale infundir confianza en el pueblo, estimular su ardimiento y contar con su apoyo, sosten de las naciones y de los tronos.

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En Galicia encontraba más elementos el carlismo; pero era muy decidido el entusiasmo de los liberales.

Al principio de este año comenzaron á levantarse partidas, más en breve fueron derrotadas ó dispersas.

Tal sucedió á la de Villaverde, hermano del arcediano de Mellid, que se presentó en los primeros dias de enero con unos cincuenta hombres, y á la de Sanchez y Balmaseda, compuesta de treinta y cinco hombres, batida el 13 cerca de la villa de Navalpino, y cogido y fusilado su jefe.

Lopez, por la parte de Santiago, no tenia un cuerpo organizado: su partida se componia por lo regular de ciento cincuenta hombres; no daba frente á fuerzas con las que no pudiera competir, y se echaba sobre las partidas sueltas, y correos. Cuando se veia muy perseguido dispersaba su gente. que se ocultaba en los pueblos, hasta que pasado el peligro, se volvia á reunir para alguna sorpresa.

El arcediano de Mellid, de la catedral de Mondoñedo, conocido vulgarmente por el cura de Freijó hacia en la parte de Lugo el mismo género de guerra que Lopez. Llevaba unos doscientos hombres.

En febrero aparecen en la provincia de Santiago varias partidas con objeto de impedir se llevase á efecto la quinta decretada por el gobierno, y llevarse los mozos; más todas tienen un éxito desgraciado. Don Pedro José Quiroga, sujeto de los más influyentes, fué capturado, y tambien lo fué el ya conocido Torreyro, coronel y ex-comandante de los realistas de Leon, que regresaba de Portugal. Latorre y otros jefes fueron perseguidos y espulsados del territorio gallego, refugiándose la ma.. yor parte al reino lusitano. Así se malograron todos los planes del carlismo; el país no les secundaba, bien avenido con la paz que disfrutaha. En marzo merodeaban Sarmiento y el cura Jul; pero con tan poco suceso que nada se supo de ellos.

Posteriormente el párroco de Paradela, en union con don José Martinez, ex-capitan de realistas, y otros, fraguan una conspiracion. Descub:erta, es preso Martinez, destinado á jefe de la partida que se organizaba, y prévia formacion de causa, es fusilado en Pontevedra en el mes de mayo.

El 13, el ex-canónigo de Santiago, don Francisco María Goros

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