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la mas hermosa doncella que en todas las insulas del mar se hallaba y como quiera que de muchos altos príncipes demandada fuese, su padre con temor de unos no la osaba dar á ninguno dellos. Viendo ella á este Lisuarte, y sabiendo sus buenas maneras y grande esfuerzo, á todos desechando, con él se casó, que por amores la servia. Muerto este rey Falangriz, los altos hombres de la gran Bretaña, sabiendo las cosas que este Lisuarte en armas habia hecho, y por su alta proeza tan gran casamiento habia alcanzado, enviaron por él, para que el Reino tomase.

CAPITULO V.

Como el rey Lisuarte navegó por la mar, y aportó al reino de Escocia, donde con mucha honra fue recebido.

La embajada oida por el rey Lisuarte, ayudándole su suegro, entró con gran flota en la mar, por donde navegando, aportó en el reino de Escocia, donde con mucha honra del rey Languines fue recibido. Este Lisuarte traia consigo á Brisena su mujer, y una hija que en ella hubo cuando en Denamarca moraba, que Oriana habia nombre, de hasta diez años, la mas hermosa criatura que nunca se vió; tanto que esta fue la que sin par se llamó, porque en su tiempo ninguna hubo que igual le fuese: y porque de la mar enojada andaba, acordó de la dejar allí, rogando al rey Languines y á la Reina que se la guardasen. Ellos fueron muy alegres dello, y la Reina dijo: Creed que yo la guardaré, como su madre lo haria. Y entrando Lisuarte en sus naos con mucha priesa, en la gran Bretaña fue arrivado, y halló algunos que se lo estorbaron, como hacer se suele en semejantes casos: y por esta causa no se membró de su hija por algun tiempo, y fue rey con gran

trabajo que ahí tomó : y fue el mejor rey que ende hubo, ni que mejor mantuviese la caballería en su derecho, hasta que el rey Artur reinó, que pasó á todos los reyes de bondad que antes dél fueron ; aunque muchos reinaron entre el uno y el otro. El Autor deja reinando á Lisuarte con mucha paz y sosiego en la gran Bretaña, y torna al Doncel del mar, que en esa sazon era de doce años, y en su grandeza y miembros parecia bien de quince. Él servia ante la Reina y así della, como de todas las dueñas y doncellas era muy amado. Mas desde que allí fue Oriana la hija del rey Lisuarte, dióle la Reina al Doncel del mar que la sirviese, diciendo: Amiga, este es un doncel que os servirá. Ella dijo que le placia. El doncel tuvo esta palabra en su corazon; de tal guisa que despues nunca de la memoria la apartó, que sin falta, así como la historia lo dice, en dias de su vida no fue enojado de la servir, y en ella su corazon fue siempre otorgado, y este amor duró cuanto como ellos duraron que así como la él le amaba, así amaba ella á él: en tal guisa que una hora nunca de amar se dejaron;} mas el Doncel del mar que no conocia, ni sabia nada de como ella le amaba, teníase por muy osado en haber en ella puesto su pensamiento, segun la grandeza y hermosura suya; sin cuidar de ser osado á le decir una tan sola palabra, y ella que le amaba de corazon, guardábase de hablar con él mas que con otro, porque ninguna cosa sospechasen; mas con los ojos habia gran placer de mostrar al corazon la cosa del mundo que mas amaba. Así vivian encubierta- } mente, sin que de su hacienda ninguna cosa el uno al otro se dijesen. Pues pasando el tiempo, como digo, entendió el Doncel del mar en sí, que ya podia tomar armas, si hubiese quien le hiciese caballero; y esto deseaba él, considerando que él seria tal y haria tales cosas, por donde muriese, ó viviendo, su señora le preciaria: y con este deseo fue al Rey, que en una huerta estaba, y hincando los hinojos, le dijo: Señor, si á vos pluguiese, tiempo seria de ser yo caballero. El Rey dijo: ¿Cómo, Doncel del mar, ya os

esforzais, para mantener caballería? Sabed que es ligera de haber, y grave de mantener; é quien este nombre de caballería ganar quisiere y mantenerlo en su honra, tantas y tan grandes son las cosas que ha de hacer, que muchas veces se le enoja el corazon; y si tal caballero es que por miedo ó cobardía deja de hacer lo que conviene, mas le valdria la muerte que en vergüenza vivir, y por ende ternia por bien que por algun tiempo os sufrais.

El Doncel del mar le dijo: Ni por todo eso no dejaré yo de ser caballero; que si en mi pensamiento no tuviese de cumplir eso que habeis dicho, no esforzaria mi corazon 'para lo ser: y pues, á la vuestra merced soy criado,cumplid en esto conmigo lo que debeis: si no, buscaré otro que lo haga. El Rey temiendo que así lo haria, dijo: Doncel del mar, yo sé cuando os será menester que lo seais, y más á vuestra honra; y prométoos que lo haré, y en tanto ataviarse han vuestras armas y aparejos; pero ¿á quién cuidábades de vos ir? Al rey Perion, dijo él, que me dicen que es buen caballero y casado con la hermana de la Reina mi señora, y hacerle saber como era criado de ella ; y con esto pensaba yo que de grado me armaria caballero. Agora, dijo el rey, estad, que cuando sazon fuere, honradamente lo seréis. Y luego mandó que le aparejasen las cosas, á la órden de caballería necesarias, y hizo saber á Gandales todo cuanto con su criado le aconteciera, de que Gandales fue muy alegre, y envióle con una doncella la espada y el anillo, y la carta envuelta en la cera, como la hallara en el arca, donde á él halló: y estando un dia la hermosa Oriana con otras dueñas y doncellas en el palacio holgando, en tanto que la Reina dormia, era alli con ella el Doncel del mar, que solo mirar no osaba á su señora, y decia entre sí: ¡Ay Dios! ¿porqué vos plugo de poner tanta beldad en esta señora, y en mí tan gran cuita y dolor por causa della? En fuerte punto mis ojos la miraron, pues que perdiendo la su lumbre con la muerte, pagaran la gran locura en que al corazon han puesto. Y así estan

do casi sin ningun sentido, entró un doncel y dijole : Doncel del már, allí fuera está una doncella extraña, que os trae donas y os quiere ver. Él quiso salir á ella; mas aquella que le amaba, cuando lo oyó, estremeciósele el corazon: de manera que si alguno en ello mirara, pudiera bien ver su gran alteracion; mas tal cosa no la pensaban; y ella dijo: Doncel det mar, quedad y entre la doncella, y verémos las donas. El estuvo quedo y la doncella entró, y esta era la que enviaba Gandales y dijo: Señor Doncel del mar, vuestro amo Gandales vos saluda mucho, así como aquel que os ama, y envíaos esta espada y este anillo y esta cera, y ruégaos que trayais esta espada, en cuanto os durare, por su amor. El tomó las donas, y puso el anillo y la cera en su regazo, y comenzó á desenvolver la espada de un paño de lino que la cubria, maravillándose como no traia vaina, y en tanto Oriana tomó la cera que no creia que en ella otra cosa hobiese, y díjole: Esto quiero yo de estas donas. A él pluguiera mas que tomara el anillo, que era uno de los hermosos del mundo: y mirando la espada, entró el Rey y dijo: Doncel del mar, ¿qué os parece de esta espada? Señor, paréceme muy hermosa; mas no sé, porque está sin vaina. Bien ha quince años, dijo el Rey, que no la tuvo, y tomándole por la mano, se apartó con él y díjole: Vos quereis ser caballero, y no sabeis si de derecho os conviene, y quiero que sepais vuestra hacienda, como yo la sé; y contóle como fuera en la mar ballado con aquella espada y anillo en el arca metido, así como lo oistes. Dijo él: yo creo lo que me decís, porque aquella doncella me dijo que mi amo Gandales me enviaba esta espada, y yo pensé que errara en su palabra en me no decir que mi padre; mas á mi no pesa de cuanto me decís, sino por no conocer mi linaje, ni ellos á mí; pero yo me tengo por hidalgo: que mi corazon á ello me esfuerza, y agora, Señor, me conviene mas que ante caballería, y ser tal que gane honra y prez, como aquel que no sabe parte donde viene, y como si todos los de mi linaje muertos fue

na,

:

sen, que por tales los cuento, pues no me conocen, ni yo á ellos. El Rey creyó que seria hombre bueno y esforzado para todo bien y estando en estas palabras, vino un caballero que le dijo: Señor, el rey Perion de Gaula ha venido á vuestra casa. ¿Cómo en mi casa? dijo el Rey. En vuestro palacio está, dijo el caballero. El fue allá muy aicomo aquel que sabia honrar á todos; y como se vieron, saludáronse ambos, y Languines le dijo: Señor, ¿á qué venistes á esta tierra tan sin sospecha? Vine á buscar amigos, dijo el rey Perion, ca los he menester agora mas que nunca, que el rey Abies de Irlanda me guerrea, y es con todo su poder en mi tierra, y acogese en la desierta, y viene con él Daganel su cormano, y ambos traen tan gran gente ayuntada contra mí, que mucho me son menester parientes y amigos; an por haber en la guerra mucha gente de la mia perdido, como por me fallecer otros muchos, en que me fiaba. Languines le dijo: Hermamucho me pesa de vuestro mal, y yo vos haré ayuda, como mejor pudiere. Agrajes era ya caballero, y hincando los hinojos ante su padre, dijo: Señor, yo os pido un don, y él que lo amaba como á sí, dijo: Hijo, demanda lo que quisieres. Demando os, Señor, que me otorgueis que yo vaya á defender á la reina mi tia. Yo te lo otorgo, dijo él; y te enviaré lo mas honradamente y mas apuesto que yo pudiere. El rey Perion fue ende muy alegre. El Doncel del mar que ahí estaba, miraba mucho al rey Perion, no por padre, que no lo sabia, mas por la gran bondad de armas que dél oyera decir, y mas deseaba ser caballero de su mano que de otro ninguno que en el mundo fuese: é creyó que el ruego de la Reina valdria mucho para ello; mas hallándola muy triste por la pérdida de su hermana, no la quiso hablar, y fuese donde su señora Oriana estaba, y hincados los hinojos ante ella, dijo: señora Oriana, ¿podria yo por vos saber la causa de la tristeza que la Reina tiene? Oriana que así vió ante sí aquel que mas que á sí amaba, sin que él, ni otro alguno lo supiese, al corazon

no,

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