Imágenes de páginas
PDF
EPUB

por su laconismo y sublimidad merece un lugar preferente: Compañeros Zaragoza va á ser presa de la barbarie francesa, sino acudimos en su auxilio, muchos son ellos y pocos nosotros pero es præciso salvarla. ́

[ocr errors]

Soldados; en la union consiste la fuerza; en esta la victoria: si no hay union. no hay fuerza, por consiguiente no hay que esperar victoria: mañana d Zaragoza ó al cielo. Cuartel general de Cariñena ό &c. Al escuchar estas palabras los soldados prorrumpieron en acla maciones á la independencia, y apenas la aurora teñia con su blan* quecino resplandor los campos, se encaminaban en silencio à la invicla ciudad, en cuyo recinto lograron estar despues de un combate reñidísimo en la línea, peleando contra numerosas fuerzas que se le fueron presentando una en pos de otra, y por medio de las cuales a travesó con impávidez, no sin dejar trescientos hombres de menos. Aquel refuerzo entusias nó á los aragoneses sobre manera, y todos victorearon al osado capitan que habia logrado llevarlo a cabo: otros gefes habian obtenido éxitos desgraciados en sus intentos por mas rodeos que dieron para conseguirlo, y por mas estratajemas que inventaron, justo era elojiar al único que en fuerza de su intrepidez consiguiera llenar los claros que la lucha dejaba diariamente en las filas de los sitiados. Una vez en la ciudad, su comportamiento fué: heróico; en la hoja de servicios hay anotados uno por uno diez y nueve a taques generales á que asistió ademas del ataque diario al arrabal hasta que el sitio fue levantado y se enumera lo mucho que sdistinguió en varios de ellos mandados por él, y téngase presente que el consignar en aquella época el mérito relevante de un sujete era porque lo tendria bien demostrado, puesto que todos los espao ñoles se conducian como héroes, y era hacer distincion de uno menoscabar la gloria deotro á menos que su bizarria le colocase en escala mas elevada.

No es solamente en su oja donde estan conservados los triunfos adquiridos en el sitio entre su correspondencia existen cartas autógrafas del intrépido general Palafox y del valiente intendente Calvo de Rozas en que sobre el mismo teatro del combate le felicitaban por su heroismo, prometiéndole exijir de la junta suprema la suficiente recompensa, entre ellas hay una con fecha 18 de Julio de segundo que pudiera ser su panegirico mas cumplido; la motiva el

siguiente suceso. Cansados los zaragozanos del continuo ataque, de los cuidados del sitio, de proveerse de víveres, reparar los destrozo zos que diariamente se bacian y atender al sosten de sus familias, se habian entregado breves momentos al descanso, dejan lo muy pocos vijilantes que pudieran avisar de una sorpresa. El euemigo Hegó á traslucir este abandono, y pensando sacar de él un partido ventajoso, se acercó con callado paso á la puerta del Carmen la noche det 17 de Julio aguardando á que el silencio y la oscuridad protejiesen el asalto que disponian, mas el coronel Cucalon velaba en tanto y adivinó sus intenciones; era de hierro su naturaleza, y ni las vigilias hacian plegar sus párpados, ni los trabajos domeñaban su cuerpo, tan fuerte como una roca; desafiaba el uracan de las penalidades gozándose entre los sufrimientos así que aun cuando no le tocare por servicio ni fuerza la obligacion, acostumbraba romper por los puntos mas espuestos algunas horas de la noche, era un sacrificio voluntario é ignorado que ni demandaba recompensas, ni se hacia en álas de la vanagloria ó del amor propio. Esta abnegación es muy rara; todos quieren patentizar sus acciones si han de escitar la admiracion por cuando las cien trompetas de la fama pregonen `un rasgo de valor o de virtud practic idos para ser encomiados de otro“ modo qo se hubieran hecho, generalmente se acostumbra dar mosna á un pobre cuando nos rodea gran concurso de espectado res que ensalcén nuestra filantropía y buen corazon. En aquella noche rondaba como de costumbre, cuando al llegar à la dicha puerta del Cármen y tender la vista per el campo oyó un ruido confuso de muchos hombres, y entrando en recelo y adivinando lo que pudiera ser, hizo en secreto la, señal de alarmar, ansió con diligencia á todos, multiplico su energia y en brsve la sorpresa preguntada es 1 tuvoestuvo deshecha porque al precipitarse atropelladamente ló3 franceses sobre aquel punto fueron recibidos con una descargi á quema ropa que empapó la tierra con su singre creciendo con tan fértil riego los laureles que allí nacian, y como si no fuera bastan te triunfo defendar contra el tirano sus hogares, arrastrados por e ejemplo del denonedo coronel de los cazadores que sable en mano acuchillaba á los franceses; salieron á sus alcances y en la línea del Torrero. y en las orillas del Gallego mezclados con horrenda confusion entre sus filas, lucharon brazo á brazo con las temidas

huestes de Bonaparte, que acobardados con el inesperado reves no se atrevieron á castigar tan rara temeridad como era venírseles á su propio campo, y combatir entre sus grandes baterias y bien hechas fortificaciones.

Tan obstinada resistencia que nada podia vencer, infundió el desaliento à los sitiadores, y una division valenciana que se presentó al mando de D. Felipe Saint-March acabó de intimidar los resolviendo levantar el sitio como lo hicieron despues de dos meses de esfuerzos, desesperados y de haber dejado unos cinco mil hombres al pie de Jas murallas. Los sitiados perdieron tambien dos mil y la ciudad quedó en el mas lastimoso estado no existiendo apenas edifi cio alguno de ella que no estuviese en todo ó en parte destruido; pero se habia escarmentado Ja jactancia francesa, abatiendo ademas el magestuoso valor de sus àguilas imperiales en la derrota de bailen.

D. José Cucalon permaneció en Zaragoza despues del sitio interin se organizaba una espedicion para Cataluña á donde habia pedido ir voluntariamente ansioso de pelear siempre por la indepen dencia de su patria, y el gobierno provisional de la nacion, atento á premiar el mérito dople le hubiese, le nombraba Brigadier con iccha 25 de otubre de 1803, dándole el mando de la division aragonesa, con la que salió en busca del enemigo bajo las crdenes del marqués de Luzan hermano de Palafox. En el despacho que la suprema junta central de gobierno de España é Judías le trascribe en nombre del rey D. Fernando VII, se advertian estas notables palabras.-Por cuauto atendiendo al mérito y servi cio del coronel de cazadores de Palafox, infanteria ligera D. Jɔsé Eucalon que tan valientemente se ha portado en el sitio de la heróica Ziragoza he venido en conferirle el empleo de Brigadier; por tanto &c.

Se trataba de librar à Barcelona de la dominacion francesa.eustrayéndola de la esclavitud en que yacia, y el nuevo capitan general D. Manuel Vives había reunido con este objeto, tropas y somatenes en gran número, pero el general Saint-Cir con quince mil hombres y mil quinientos caballos, habiendose epoderado de la importantisima plaza de Rosas, despues de un sitio de los mas obstinados acudió veloz en su ausilio, y Vives en vez de haber dejado cuatro.ó cinco mil hombres ante la poblacion que la hosti izase

[ocr errors][merged small]
[ocr errors]

diariamente, continuando el desaliento que se habia ido apoderando de la guarnición; salió con todo su ejército al encuentro del enemigo. Llevaria unos doce mit hombres sin contar los somatènes, El marquès de Lazan tuvo el encargo de colecarse á retaguardia de los franceses no empeñando accion alguna hasta que ellos le aconetieron por el frente. Saint-Cir llegó el 16 à las vistas de los espa ñoles que ocupaban unas buenas posiciones, entre Villalar y Llinas, reflexionó por un momento como salir de la embarazosa situacion eu que podrian ponerle, y decidió el ataque ordenando que abanzasen formados en una sola columns, yah! si todos se hubieran pors tado con igual valor que la division aragonesa, la victoria fuese nuestra; porque notando el Brigadier Cucalon que una columna francesa se separaba de su ejército en el momento mas crítico, se arrojó como el rayo sobre ella, y ayudado de los húsares mandados por Ibarrola hizo prisioneros dos gefes, quince oficiales y doscientos soldados, llegando hasta à introducir la confusion; mas el resto de la tropa 'resistió poco tiempo, la linea fué rota, y Vives circumbalado y batido, el mismo tuvo que retirarse á pie por sendas poco trilladas: cada cual imitó su ejemplo en diversas direcciones, y solo los aragoneses con los húsares hicieron en órden uua retirada admirable sin descomponerse ni perder un soldado, resistiendo todo el choque de las fuerzas enemigas, y embarazados muchas veces por grupos de fugitivos que en el atolondramiento de la huida se interponian en el camino. En el parte dado de esta desgraciada accion, aparece en la gaceta del gobierno que se publicaba en Sevilla recomendado en primer lugar el nombre del segundo gefe de la division aragonesa como el único que pudo salvar las reliquias del ejército, y esta récomendacion no ambicionó esplotarla. y en su caballerosidad calló el que mas tarde el gefe granadino D. Tomas Reding hiciere mérito de ella, y proclamara haber sido el campeon de aquella jornada que ayudó á perder.

Otra derrota sufrida en la orilla derecha del Llobregat dejó en inhabilidad de continuar ya cualquier movimiento en grande, y por lo tanto la division aragonesa regresó al territorio de su patria parà alcanzar en él los laureles que ora victoriosa, ora vencida, siempre ganaba siendo destinado al ejército que con el títuto de la derecha se creaba llamado de Aragon y Valencia al mando de D. Joaquin

[ocr errors]

Blake, el cual reunidos anos doce mil hombres, y reforzado con el de Cataluña, salió el 7 de Mayo de Tortosa para Alcañiz, en donde se hallaba con sus fuerzas el general Laval y lo ahuyentó de aquella ciudad, pero ausiliado por Suchet que vino en su socorro, presentó la batalla á la vista de Alcañiz. Blake dispuso acertadamente la, gente delante del rio Guadalupe una division á sus órdenes, en la altura de los Pueyos de Fórnoles el ála derecha al man lo de D. Juan, Carlos de Areizaga, y el centro cou Lazan y Gucalon en capuchinos, Contra Areizaga dirijió su primera intencion el enemigo, pero denodadamente rechazado hubo de volver à otra parte sus esfuerzos. Fabré delante de una fuerte colum na echó por el camino de Zaragoza y al impetu de su embestida dejaron los nuestros al abrigo de sus baterías del centro hasta que llegaron asimismo los franceses. La victoria se declaraba por estos si el valiente Cucalon estimulando al oficial de artillería Loigorri, y dirigiendo el mismo once piezas con intelijencia, no los hubiera contenido con terribles disparos protejidos por los de la fusilería de los cazadores de Palafox que se habian rehecho al rededor de las piezas á la atronadora voz de su gefe. Un fuego tan sostenido introdujo el espanto y la muerte entre los ene migos que al fin buscaron su salvacion en la huida, dejando tendidos en ef campo ochocientos hombres La pérdida de los españoles se aproximo a trescientos, y Suchet no atreviéndose á probar de nuevo su fortuna, entró avergonzado en Zaragoza el 6 de Junio. Esta batalla costó al denodado brigadier aragonés una herida aunque no de consideracion, que recibió en el campo, sin que pudieran obligarle à guardar cama ni mucho menos a darse de baja, y su levita fué acribillada á balazos haciendo sus compañeros que la guardase como un trofeo que atestiguaba su valentía y lo lejano que habia estado de las balas. Entre sus papeles, hay una carta del difunto duque de Zaragoza, escrita al finar la guerra, en que enumerándole los traba jos que habiau pasado, le hace diferentes preguntas en tono de broma. y entre ellas le dice: ¿Y qué os han dado por la levita de Aleat ñiz? Presumo que nada, acaso dirán que sus muchos ahujeros hap sido hechos de intento, como estais lejos de la adulacion, poco medrareis, buen Cucalon, con esas ideas de pundonor y cumplimiento de mi deber. » Palafox le decia la verdad; estaba tan aferrado en los principios de que en todo cuanto ejecutaba, no hacia mas que

[ocr errors]

!

« AnteriorContinuar »