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denas á un pueblo tan valiente y esforzado. Deudores eran á la peninsula tos soberanos europeos de que se conservarau ahora sus fueros salvos de la densa borrasca que al nuestro habia acongojado y, puesto en poder de estraños, y asi lo predecia el emperador de Ru-, sia Alejandro en estas palabras de una proclama que dió en Varso via: España recobrará la libertad que defiende con tanto heroismo en un siglo de cobardia y franqueza. Si el norte imita el ejemplo. şublime que ofrecen los castellanos, se acabó ya la desolacion del mundo. » La junta acordó conjurar la tormenta real, valiéndose de toda clase de medios á fiu de conservar puras y sin tacha al pais las instituciones liberales que se habian dado con tranquilidad y aplauso general, y no en motines y escisiones como malamente ha dicho un escritor aristocrata de nuestros dias que llamado á figurar en la escena política por ese mismo partido liberal, lo ha deprimido en re compensa. y al tratar de la constitucion del año 1812 se espresa asi en sus manifiestos; callamos su nombre porque no resalte mas su apostasía: Las turbulencias de las galerías y de los cafés empleadas, en las cortes estraordinarias y ordinarias para obtener las ventajas de las votaciones: la indiscreta ostentacion de un vano triunfo despues de abolida la inquisicion, los discursos que sin objeto ofendieron la clase militar siempre militar. y mas apenas acabada una guerra en que habia vencido y de la que no creía haber obtenido todas, las ventajas de consideracion é influencia que se creia con derecho. á esperar; una contribucion directa imprudentemente establecida en momentos en que agotados todos los manantiales de la riqueza pública, debian hacerla ruinosa; tales fuaron los elementos que deter minaron la caida del mal sistema político liberal, que concluyó á la llegada del rey á Madrid en Mayo de 1814.

El general Cucalon quedò encargado de atraerse las tropas del ejército á fin de que no pudiera valerse Elio de ellas, para el logro de sus planes; pero éste con espías en todas partes supo de lo que se trataba, y llamó a aquel a su presencia y á la del rey, ofrecièn-, dole cuantos honores era dable si se pasaba à su partido y favorecia los intereses del monarca. Resistióse à todo el honrado aragonés, no tenia mas que su espada, le ofrecian riquezas, cruces, el grado de teniente general. un vireinato y sin embargo renunció á todo antes quc ser traidor á su pátria; si hubiera alguno que le tachase de

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ambio, he aqui desimatida su presuncion. ¿Y què tha sacar en contrario? muy poca cosa; la Rejencia habia economizado siempre los premios, y no era de presumir que variase en su marcha. Alarmados por su negativa los corifeos realistas, y temerosos del resuitado que pudiera teuer para ellos, acordaron anticiparse à las medidas del opuesto bando y obrar inmediata y resueltamente. A este fin fué publica lo el famoso manifiesto de 4 de mayo que debiéramos trasladar literalmente como el documento mas histórico de la perfidia de nn rey, su mucha estension nos lofimpide, mas no queriendo pasarle tampoco en silencio, pues él dice en contra del bando ápostólico cuanto nosotros pudiéramos espresar, he aqui un fraginento. Estas córtes convocadas de un modo jamás usado en España, lo pusieron todo à su disposicion y en el mismo dia de instalarse, y por principio de sus actas me despojaron de la soberanía atribuyendola nominalmente á la nacion para aprovecharla asi ellos mismos, y dar á esta lespnes, sobre tal usurpacion las leyes que quisieron, imponiéndole el yngo de que forzosamente las recibiese en una nueva constitucion que sin poder de provincia, pueblo ni junta, y sin noticia de las que se decian representadas por los suplentes de España é Indias, establecieron los diputados, y ellos mismos sanciona ron y publicaron en 1812. Este primer atentado contra las prerogativas del trono abusando del nombre de la nacion, fué como la base de los muchos que á esto siguieron, fueron adoptados y elevados a leyes que llamaron fundamentales por medio de la gritersa, amenazas y violencia de los que asistian à las galerias de las córtes con que se imponia y aterraba, y à lo que era verdaderamente obra de una faccion, se le revestia del espresivo colorido de voluntad general, por tal se hizo pasar la de unos pocos sedlciosos que en Cadiz y despues en Madrid, ocasionaron á los buenos, cuidados y pesadumbres. Un modo de hacer leyes tan ajeno de la nacion española, diò lugar á la alteracion de las buenas, leyes con que en otro tiempo fué respetada y feliz. A la verdad casi toda la forma de la antigua constitucion se innovó, y copiando los principios democráticos y revolucionarios de la constitucion francesa de 1791, y faltando á lo mismo que se anuncia al principio de la que se formó en Cadiz, se sancionaron no leyes fundamentales de una monarquía moderada, sino las de un gobierno popular con un gefe ò magistrado, mero eje.

cutor delegado y no rey, aunque alli se le dé este nombre para alucinar y seducir á los incautos y á la nacion. Paro preparar los animos à recibir tamañas novedades especialmente las respectivas á mi real persona y prerogativa del trono se procuró por medio de los papeles públicos en alguno de los cuales se ocupaban diputados á córte y abusan lo de la libertal de imprenta establecida por esta, hacer odioso el poderio real, dando á todos los derechos de la majestad el nombre de despotis no baciendo sinónimos los de rey y déspɔta, y llamando tiranos á los reyes, quitando del ejército y armada y de todos los establecimientos que de largo tiempɔ habian llevado el título de reales este nombre, y sustituyéndole el de nacionales; con que se lisonjeaba al pueblo. De to lo esto lungo que entre dichosamente en el reino (1) fui adquiriendo fiet noticia y conocimiento, parto por mis propias observaciones, parto por los papeles públicos donde hasta estos dias con imprudencia se derramaron especies tan groseras é infames acerca de mi venida y de mi caracter que aun respecto de cualquier otro decian muy graves ofensas dignas de severa demostracion y castigo, todo esto ha llenado de amargura mi corazon, y por tanto habiendo oido lo que unánimemente me han informado personas respetables por su celo y conocimientos, y lo que acerca de cuanto aqui se contiene se me ha espuesto en representaciones que de varias partes del reino s. me han dirijido en las cuales se espresa la repugnacia y disgusto con que asi la constitucion formada en las córtes yenerales y estraordinarias como los demas establecimientos políticos introducidos son mirados en las provincias, los perjuicios y males que han venido de ellos y se aumentarian si yo autorizase con mi consentimiento y jurase aquella constitucion, Conforme con sus ideas deefaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder á dicha coustitucion ni à decreto alguno de las córtes generales y estraordinarias y de las ordinarias actualmente abiertas á saber: las que sean depresivas de los dere chos y prerogativas de mi soberanía, declarándolos nulos y de ningun valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno como si no hubiesen

(4) Por esfuerzo de los mismos é quienes acaso debió añadir, si no aun estaria padesie ndo.

pasado ja mis tales actos y se quitasen de enmedio del tiempo y sin obligacion en mis pueblos y sùbditos de cualquiera clase y condicion á cumplirlos ni guardarlos. Y como el que quisiere sostenerlos y contradijese esta mi real voluntil atentara contra las prerrogativas de mi soberanía y la felicidad de la nacion, y cansaria turbacion y desasosiego en m's reinos, declaro reo de lesa magestadá quien ta! osase è intentare, y que comɔ á tal se le impouga la pent de la vida, ora lo ejecute de hecho, ora por escrito ó de palabra, mo viendo ó incitando, ó de cualquier modo exhortando y persuadiendo á que se guarden y observen dicha constitucion y decretos; y à cualquiera que tratase de impedir la ejecucion de esta parte de mi readecreto de cualquier modo que lo haga, le declaro reo de lesa magestad, y como á tal, mando que se le imponga pena de la vida.Dado en Valencia á 4 de mayo de 181.-Yo el rey-Como secretarío del rey con ejercicios de decreto y habilitado especialmente para este.-Pedro de Macanaz.

Es imposible describir el asombro que causó este largo minifiesto, lo que eran sospechas se convirtieron en realidades, ya nadie dudó de la falsía del rey; hasta entonces no habian tenido mas prceba del perjurio que la conducta del infante D. Carlos en la entrada del rey. Sucedió que al pisar la línea con aquel y el infante D. Antonio, el general Copons salió al encuentro del rey y le pidió que prestase juramento á la Constitucion que se habia dado al pais. Fer nando VII pronto siempre en acceder á las exijencias del momento, iba á som terse à aquel preceplo justo y sagrado cuando su herma· no D. Cárlos dirijiendo sa caballo hacia el general, echi pié à tierra ante tu soberano, le dijo, y esclama conmigo, ¡ viva el rey / Despues arrastró con su ejemplo á Fernando y su escolta, y ambos recorrieron la línea del ejército, eayos soldados asombrados no desplegaron sus lábios, pero escribieron lueg› cuanto habia pasado, y nació la desconfianza que con el manifiesto se convirtió en prueba. El que de tal modo faltaba á sus compromisos estando obligado, á guardarlos mas que otro alguno, debia ser impelido á entrar en la senda del deber por cualquier medio. El arzobispo de Toledo conyocó aquella misma noche una nueva junta para paralizar los desigDios de los realistas y arrebatarles el triunfo, se estaban disponiendo los medios cuando llega la noticia de que algunos miserables perdi.

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dos instrumentos del oro del general Elio se ocupaban en derribar la lápida de la constitucion en medio de gran zambra y no menor al gazara. Oir esta noticia y lanzarse Cucalon faera de la sala, todo fué obra de un minuto, nadie le sigió aturdilos y confusos, pero èl tira del sable, se encamina à la pliza, y sin ver cuántos eran en número ui la desigualdad de sus armas, comienza á blandir mandobles à todos lados que hicieron retroceder el grupo á tu estremo acobardado de tamaña accion; y si le hubiesen acompañado media docena de hombres de un temple como el suyo, los realistas no hubieran conumado su proyecto aquella noche; pero estaba solo y era ya viejo. Recobrados los paisanos del primer susto, y al ver que quien los ataba era un hombre na la mas, se arrojaron furiosos sobre él prontos á matarle, lo que hubieran ejecutado indudablemente por los muchos que eran y tenerle cercado en número, si uno de ellos no esclamara: ¡ dejarle, es un valiente de la independencia, está Iccò, daremos parte, continuemos la faena! y lo dejaron en el suelo magullado y levemente herido, lleno de enojo y rabioso al contemplar como la enseña de la libertad caia a impulsos de manos mercenarias incapaces de comprender el mal que hacian.

Aquel arranque liberal del valiente Cucalon no pasò desapercibido à los ojos de la Córte, sin duda debió haber diferentes pareceres, porque hasta la mitad del dia siguiente no tomaron disposicion alguna; y entonces en vez de arrojarse à perder le como era de presumir, recibió una invitacion del general Elío convidéndole á comer. Estraño en sumo grado era el mensaje; su mujer le aconsejo que no fuera, y se embarcara para el estranjero. Yo embarcarme, la dijo pues qué ¿soy algun criminal? puedo llevar erguida la frente por donde quiera, he hecho lo que dehia hacer un buen patricio, y sin admitir mas razones pasó a la capitanía general donde fue recibido del modo mas obsequioso, lisonjeado y hasta enchido de adulaciones; pero al regresar á casa donde le esperaba su mujer llena de ansiedad esclamó al verla arrojándose en un sofa: «Me han muerto. » No sé lo que tengo, y reusó obstinadamente el dar mas esplicaciones, pero desde entonces hasta su muerte veríficada un año despues, no tuvo día bueno: un mal estar desconocido le aquejaba, fuertes dolotes le oprimian, y una sed rabiosa le seguía donde quiera. En vano su muger y sus amigos le rogaban les esplicase aquella dolencia tan

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