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de que habia sociedades que trabajaban por derrocarlo, pero no su~ po en donde ni quienes las componian.

Al advenimiento de Cárlos IIf varios diputados á córtes protes · taron en un largo escrito de la jura hecha en el infante don Carlos como principe de Asturias, contra lo que mindaba Felipe V. en la ley de 173, determinando que para suceder en el trono se necesitaba como condicion indispensable el nacimiento y educacion en España; y como en vez de atenderles se les buscara para encarcelarlos de órden del estranjero marqués de Esquilache que habia sucedido en el mando al Conde de Valparaiso, se ausentaron y escondieron en sus provincias desde las que dieron un manifiesto estenso á la nacion, en el cual despues de reiterar la esposicion, pedian garantías é inmunidades para ellos, alivio de tributos é impuestos, y otras varias peticiones en sentido popular y liberal cuyo manifiesto aun cuando se mandó recojer con la mayor escrupulosidad, no fué tanta que dejase de ser leido y produjera su efecto; pues poco tiempo despues el pueblo de Madrid se alzaba en masa obligando al Monarca á separar de su lado á estrangeros y con especialidad al ministro que entre otras de sus desgobernadas órdenes dió una, prohibiendo el uso de capas largas y sombreros redondos, y à prometer gobernarla con mas interés y mas templanza. En la misma época se propagaron multitud de escritos en buen sentido y entre ellos merecen especial atencion los de un célebre teólogo llamado Varillas al cual tomó la Inquisicion por su cuenta y aun cuando defendió victoriosamente su causa, no pudo librarse de ser encerrado perpétuamente tanto que en Valladolid dende tuvo lugar su prision ha quedado como frase esclamar: Se paró como Varillas....

Enojoso seria desde esta época ir recapítulando la mudanza que se iba notando en los ànimos puesto que apenas transcurria un año sin que las autoridades denunciasen á alguna de las muchas sociedes secretas que através de la incesante persecucion que se las hacia se multiplicaban prodigiosamente abonando el fecundo terreno que diera luego tan ópimos frutos, y á medida que se fué preparando en Francia la revolucion; avanzaron las ideas en España, burlando las miradas inquisistoriales, y formando las instituciones que promulgaron las Córtes de Cadiz, constituidas durante la guerra de la independencia que vamos á reseñar; permítanos el lector antes de con

cluir esta investigacion le digamos lo poco que se ha adelantado desde entonces acá, debido á las pasiones y poca inteligencia de nuestros gobernantes, ó por mejor decír à su desmedida ambicion; pues ignoran ó pretenden ignorar, que la libertad no es mas que un medio para conseguir el fin, cuyo esencial objeto se reduce á nivelar la sociedad; á esas sociedades secretas que con tanto afan persiguieron, debemos quizà el progreso de luces que de medio siglo á esta parte se observa en el pueblo Español, y como este progreso y estas luces eran hetereogéneos á las miras de los Reyes, por eso procuraban destruirlas por su base y no puede casi haber duda en ello, puesto que, un ejemplo bien patente nos presenta la Alemania, La Inglaterra, la francia y por último la Escocia, donde existen Logias constituidas publicamente y amparadas por el gobierno, donde se trabaja por ilustrar al pueblo, donde se coopera con e corazon, no con el labio, al bien comun, y por último donde bajo el solo lema de libertad se abren calabozos al vicio y elevan templos á la virtud; y la razon porque con tan esclusiva preferencia establecen los poderosos deslumbradoras teorias, olvidando los bienes materiales que son los que predisponen las masas y proporcionan su apoyo tan necesario para sostener todo régimen político de cualquiera especie que sea; es porque desconocen su influencia embriagados con el multiplicado y sucesivo goce de esos bienes que solo ellos se juzgan con derecho de poseer. No se nos crea al leer este pàrrafo decididos parcialmente en pro de ningun partido; ya hemos dicho antes que solo nos guia el deseo del bien Nacional y que al relatar los hechos afuer de hombres equitativos, siempre nos hallarán circunscritos al círculo de la realidad. Como buenos Liberales solo anhelamos un buen gobierno que sepa cumplir y dar paz á lo interior, economia en los gastos públicos, justicia y equidad en los impuestos del pueblo; Libertad sin licencia y órden sin tiranía. Quien tal haga estamos seguros que merecerá el aprecio y la gratitud de todos los Españoles, importando poco que proclamen unos libertad, si nunca se llegan á tocar sus beneficios, y encarezcan otros la necesidad de restablecer el órden sinó aciertan á adoptar los medios adecuados para conseguirlo.

II.

Locarnos

oca:nos ya si queremos seguir la progresiva marcha de los acontecimientos tan dolorosos á la par que gratos para los que tuvieron la suerte de vengar con sus armas à la patria, la época en que gozaba el opreso de Europa con el bárbaro espectáculo de cien pueblos que lloraban la pérdida de su independencia. Mientras que España en noviembre de 1807 absorta con los sucesos del Escorial tan conocidos por todos, se dejaba oprimir por el sin igual déspota - favorito de Carlos IV. no osando ni siquiera respirar, temerosa de ofenderle; el falaz emperador Napoleon aprovechándose de la buena posicion que ocupaba respecto del gobierno, y encubriendo con aparente franqueza la mas vil alevosia, dió órdenes al general frances Junot que á la sazon se hallaba en Salamanca con motivo del permiso que tan estúpidamente otorgó, no el rey Cárlos IV, sinò au vano favorito coucediendo el paso á las numerosas huestes que aquel dirijia á Portugal, para que apresurase su entrada; á la que siguió la total ocupacion de la antigua Ulísipo sembrando por do quiera la consternación y el lu to. Undesacierto imperdonable mayor aun que el que cometió posteriormente á este el gobierno; mandando tropas Españolas solicitadas por Napoleon á guarnecer las islas del Baltico, le dió nueva luz para juzgar definitivamente lo que debia hacer en España: una carta que Cárlos IV escribió por consejo de su favorito Godoy, pidiendo para esposa de Fernando una princesa de su familia, fué el golpe de muerte; perpicaz cual era Napoleon comprendió al momento los temores que abrigaba aquella peticion, y resolvió llevar a cabo el pérfido designio que tanto tiempo hacia premeditaba; asi que, organizó en Bayona un ejército de 24,000 infantes y 3,000 caballos al mando de los generales Barbon, Vedel y Malher, siéndolo en gefe Dupont sal

vando en el mes de enero de 1808 descaradamente la frontera, y penetrando en el territorio Español sin contar antes con el beneplácito de nuestro gobierno, conforme a lo estipulado en el convenio de Fontainebleau. Bastaba esto para que un gobierno celoso por el bien de su pais hubiera pedido esplicaciones sobre proceder tan desmedido, pero alucinado el rey por su favorito y este con la soberania de los Algarves que juzgaba suya, creyeron que no traería resultados de ninguna especie ¡oh error funesto! si consultando su corazon como despotas, hubieran tratado de sondear los resultados que preconizaban determinacion tan inesperada y poco apropósito, de seguro no cayeran en la red que se les tendia, y hubieran pensado que en el alma de un tirano cabe toda vileza sea cual fuere, con tal que tienda al logro de sus designios; pero como no fueron bastante capaces de salvarse à si mismos, ya que no á los de más, dieron márgen al diestro emperador Frances para llevar á cabo la farsa que tan bien dirigia. No habia Dupont llegado á CastiHa cuando ya por el Pirineo entraba otro ejército de 25,000 infan tes y 2,700 caballos al mando del mariscal Moncey dirigién dose á Burgos y ocupando instantáneamente la Navarra. De seguro que no se necesitaba mas para alarmar totalmente á la nacion si el pueblo crédulo y sincero no estuviera en la conviccion que Napoleon protegia la causa de Fernando, y trataba de darle el trono. Sin embargo el gabinete Español comenzó ya á dudar de las sanas intenciones del opresor de la Francia, y vió convertida toda la política anterior en la emponzoñada trama que tan injusta y alevosamente urdió á la faz de Europa que no presenció otra igual; confirmaron estos temores las cartas que desde París nuestro embajador Maserano dirijia al gobierno manifestando la indiferencia y reserva con que se le trataba, y los desaires que le hacian y finalmente la proclama dada por Junot donde claramente manifestaba se hallaba autorizado por Napoleon para en su nombre gobernar á Portugal; desva necidas asi totalmente las esperanzas que sustentaba Godoy de poseer la provincia de los Algarves, no pudo menos que avergonzarse al ver con la autoridad que el emperador se apropiaba lo que él tenia ya por suyo, mostrando en ello el bajo concepto que le merecia y el desprecio con que le miraba; bien hubiera querido entonces el privado vengar semejante ultrage tomando serias medidas, pero era tarde,

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arrojada por Bonaparte la máscara con que hasta entonces habia ocultado su cobarde ardid, por órden suya y con la mas vil estrate jia se posesionaban de la ciudadela de Pamplona y toda la Navarra, las tropas que por Roncesvalles entraron al mando D'Armagnac mientras que Lecchi y Chabran con 12,000 infantes y 1,000 caballos se dirigian á Barcelona donde entraron como de pa so, y gracias á la generosa condescendencia de Ezpeleta Capitan General que era entonces, que permitió turnar el servicio de la plaza á los franceses, se apóderaron de la ciudadela el dia 28 de Febrero, so pretesto de pasar una revista para encaminarse á Cadiz, no haciéndolo de Monjuich en el acto, por la entereza de su gobernador D. Mariano Alvarez, quien tuvo que apagar sus patriotas sentimientos y obedecer la órden de entrega dictada por el mismo Ezpeleta que, aunque ciertamente emanó de las amenazas dirijidas por Lecchi y Duhesme General en Gefe, contra la ciudad; nunca puede reputarse mas que como cobardia, que hubiera sido justamente castigada á no acomodarse en un todo á las órdenes del gobierno; ei dia 5 de Marzo se perdio la plaza de S. Sebastian, y el 18 del mismo tomaron tambien sin la menor resistencia la ciudadela de S. Fernando. Tanta traicion y alevosia ¿podrá decirse que engrandeció las glorias de Bonaparte? imposible; los inmortales laureles que recogió en cien batallas, quedaron marchitos al ganar en España tan rastreramente sus plazas, pues jamás nacion ninguna ni aun de los pueblos bàrbaros atentó contra su amiga tan vilmente.

Sorprendente es en verdad para todo el que no presenció estos lamentables sucesos, que una nacion siempre fuente, altiva é invencible como la española, una nacion que antes de entregarse á los Romanos se arrojaba á las llamas; y por último, una nacion que sacudió el yugo de los àrabes haciéndose libre despues de siete siglos de esclava sufriese ahora paciente la deshonra y escarnio con que se la trataba, por mas que sus pérfidos enemigos se escudáran con la sola pada lisonja. Sin embargo, no se crea que todo fué humillacion; la sociedad de aquel tiempo ignorante en general carecia de elementos para poderse ilustrar hasta el grado de conocer la negra trama que le estaba urdiendo su opresor; el gobierno se oponia al desarrollo de las luces y procedia en sus disposiciones con un sígilo inquisistorial, las comunicaciones interiores eran lentas y siempre llegaban acomodadas sus noticias á las

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